jueves, agosto 10, 2006

SUPERMÁN RETURNS "ICONOS EN RELIEVE"

Supermán Returns: El regreso.
(Superman Returns, 2006).
D.: Bryan Singer.
G.: Dan Harris y Mike Dougherty, basado en una historia de Harris, Doughterty y Bryan Singer sobre los personajes de Joe Shuster y Jerry Siegel.
I.: Brandon Routh, Kate Bosworth, Kevin Spacey, Parker Posey, Frank Langella, Eva Marie Saint, Noel Neill, Sam Huntington, Kal Penn, Stephan Bender.
Duración.: 153 minutos. Color.

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Lo dijo T.S. Elliott: Sólo aquellos que se arriesgan a ir muy lejos pueden llegar a saber lo lejos que pueden llegar a ir. Y razón no le falta. La película que nos ocupa es modélica en este asunto.
A Bryan Singer la jugada le sale parcialmente bien hasta el arriesgado anticlímax: embriagarnos a todos de nostalgia donneriana. Los títulos de crédito, los gags ocasionales, breves brochazos de lo que podría ser un Supermán melancólico ante un mundo que se derrumba a golpe de gente que vuela. Pero no.

Esta era una película muy esperada por lo que pasemos a señalar sus grandiosas virtudes que la hacen imprescindible para verla en cine y no bajársela. Las secuencias de acción, sí, son con franqueza las más bonitas que vamos a ver en muchos años. ¿Por qué? Supermán yendo al sol, y sobretodo la justamente celebrada secuencia del avión: imaginativa, magnífica y con una resolución impecable. Los ánimos se levantan. Y Kevin Spacey-Parker Posey nos dicen con total descaro que no, que no está Valerie Perrine y su playboyesco scote, ni Gene Hackman, pero que tampoco hay que poner el grito en el cielo. Kevin Spacey es tan buen actor que hasta haciendo de Hackman lutheriano está brillante. Y por no faltar que no falte Marlon Brando, que en su necrocameo no logra tampoco ensombrecer el mítico de su colega Laurence Olivier en Sky Captain.

Sin embargo Bryan Singer no es tan buen director como para sobrevivir a 153 minutos de Superman. ¡El tercer acto! Llega el acentuado mesianismo new age que nos hace ver que necesitamos otro Jesús para salvarnos del horror. Filosóficamente esta idea es desesperante: significa que los humanos no podemos salvarnos de nuestros horrores por nosotros mismos. ¡Ah! Ya lo sabíamos, sí. Pero además significa que tenemos que creer, aunque sea en algo, y ver como llega nuestro Mesías. No, Donner, fue, tal y como han dicho más sutil.

Otras desventajas: No aceptamos ni queremos ni querremos a Kate Bosworth. ¿Por qué? A Brandon Routh se le perdona de entrada. Él nunca será Reeve. Nos conformamos con que lo parezca. Pero es que Bosworth es una actriz que directamente resulta inexpresiva e insípida.

Y sobretodo que en el tercer acto Singer borra retazos de inteligencia y savoir faire que sutilmente se van colando en la película. ¿El ejemplo? Cuando el primogénito Jason observa a Clark y a Superman, nos gasta la típica broma acerca de la ficción: sólo su hijo se puede dar cuenta de quién es. Y nosotros claro. El matón que encarna David Fabrizio parece tener a Lobo tatuado en su espalda. Parece Lobo aunque no sé del cierto si lo es, pero este apunte podría ser magnífico para la segunda/quinta parte en proceso.

En el tercer acto de refilón vemos manifestaciones con el icono de Superman en las pancartas. A todos se nos ocurren al ver estas imágenes, más o menos, varios gags o al menos esbozos para la condición del nativo de Krypton de icono indiscutiblemente pop. Singer no, se pone sermoneador, y eso alimenta más el tópico de la visión adulta del superhéroe. La visión adulta del superhéroe… pero siempre que el mismo se preste realmente a ello. Y para eso, si, ya tenemos la muy completa primera entrega de Donner que sabe no sobrecargarse y conservarse muy bien. Batman funciona magníficamente bajo la batuta de Nolan, pero tampoco podemos exigir a los Fantastic Four jugando al ajedrez con el Dr. Doom en blanco y negro; ni a Superman charlando de Mayo del 68 en una bañera con Lois Lane y Jimmy Olsen.
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Este tercer acto nos hace pensar de nuevo en que veremos la secuela: yo espero que cuando dicen villano extraterrestre sea decir BRAINIAC. Por fin. Y que ya de paso nos regalen a Superboy, porqué ver a un sideckick chico volando como que no. Y Lobo claro. La pregunta es… ¿esta vez sí o…. habrá que seguir rezando a la WB? Porqué aunque es entretenida y se ve con agrado, este Superman nostálgico no deja de ser eso: un ejercicio otoñal de repetir las mismas historias. Y es una pena habiendo tanto más por descubrir y reinventar. Lecturas de verano para Bryan Singer: Umberto Eco.


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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cago en tu padre, Alvy, ¿como no enlazas mi cacota sobre Superman?

Mil horas enclaustrado en mi blog para parirla, y luego me veo recompensado con latigazos de cinturón y coconuts a sueldo.

¿Así pagas lo que hice aquela noche? ¿Eh? ¿EH? MMMMMmmmmmmmssssSSSsss...

Anónimo dijo...

Como en la segunda no salgan Bizarro, Braniac, Krypto y Jessica Alba en el papel de Supergirl, yo paso de verla.

Y Kate Bosworth es un error de casting garrafal. ¿Qué será lo próximo? ¿Heath Ledger como el Joker? Espera un momento...

Francisco Ortiz dijo...

Que necesitemos siempre a un Superman/Jesuscristo en versión gringa y lo aclamemos dice mucho del producto y de nosotros mismos, sí.

Unknown dijo...

Esta película me gusta mucho, sobre todo por loe efectos especiales con los que cuenta, además se muestra una evolución en el personaje de Clark Kent, ya no es el típico súper héroe que conocíamos.