lunes, diciembre 03, 2007

Resucitemos el discurso

El cine de terror inicia, esto es indiscutible y evidente pero la reiteración es obligatoria, su etapa moderna con La noche de los muertos vivientes, que además configura completamente el nuevo cine de zombies. Nadie parece rescatar la variante haitiana (Wes Craven, sí, pero ya conocemos al cineasta que lo mismo se te licencia en filosofía, te hace metaficción buena y mala y te dirige un melodrama con la Streep que, inexplicablemente, fracasa) pero de todas formas una cosa está clara: tras George A. Romero el cine de zombies ya no puede ser lo mismo.

Casi todas las grandes películas de resucitados tienen atrás un discurso. ¿Entonces por qué todavía la crítica más interesante parece interesada en un estancamiento intelectual bastante alarmante? La referencialidad no existe: es un abanico de posibilidades, en este caso las escogidas pero no estaría mal empezar a hablar de las excluidas, no una forma de descifrar la película per se. Los referentes son parte del discurso: ¿ustedes creen que Night of the Comet o Night of the Creeps molan porqué ambas tengan en cuenta determinadas tradiciones del horror moderno, determinadas iconografías? Para nada. Casi ningún análisis de las nuevas variantes zombie ha querido ahondar en este aspecto: ya está bien para todos que captemos los chistes, si de eso se trataba ¿no?

No.

Resucitemos el discurso.

Esto significa reabrir un debate por donde hace falta. La resurrección de los muertos o La tierra de los muertos vivientes proponen lo mismo, y curiosamente, contra todo pronóstico, la primera funciona mejor que la segunda, pero no vamos a restarle méritos a la segunda porque su discurso se cimenta en una honestidad preclara (Río Bravo y Carpenter: es casi un repaso).

La variante referencial del género no se limita a lanzar bombas para los conocedores, para que terminen diciendo un festival “para el conaisseur”. No hay festival alguno sin inteligencia ni dosificación. Río Bravo, la base de todas las batallas, contiene una emoción que no sería posible y quedaría bastante rídicula sino fuera por las dosis de comedia que Hawks introduce con las subtramas: no obstante nadie habla de desmitificación de un género, ni les parece que incluir la lucha entre un cojo, un borracho y un líder denasiado bondadoso como para matar sin pensárselo sea desmitificar el estereotipo de batalla entre unos y otros. ¿Es curioso, eh? A los nuevos críticos igual, no parece que les interese ir más allá de la referencia.

Rodríguez en Planet Terror tiene un discurso que triunfa por su honestidad, y Boyle/Garland tambien tienen un discurso (un combate dialéctico más bien) en 28 días después y también hacen un montón de referencias al cine clásico. ¿Alguien se apunta a la resurrección del análisis del discurso como piedra angular del cine de zombies o seguiremos con la variante festiva y esta cosa del ideario algo sólo propio de Romero?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Por mucho que parte de la crítica y el grueso del público esté empeñada en ello, el discurso es connatural al cine de terror. No se puede hacer una película de terror sin discurso, y si se hace, no es una película de terror, es otra cosa. En el cine de zombis la cuestión se multiplica, porque el discurso está, como quien dice, a flor de piel. Estoy harto de críticos que reivindican un cine de terror que "solo da miedo". Eso no existe. El mejor cine de terror es el que da miedo y te zampa el discurso sin que tú sepas que te lo está contando. La reciente Rec es una: que Balagueró y Plaza no sepan que su película tiene mensaje (un ignorancia muy atrevida de la que alardean en cada entrevista, los malditos) no quiere decir que no lo tenga y, de hecho, demuestra que hay géneros que andan solos, muy por delante de sus autores.

Roberto A. O. dijo...

El problema es cuando no te interesa el género y lo que que pretendes es soltar un grumoso discurso basándote en unas recetas probadas de éxito....y eso se nota...y molesta. O incluso peor, cuando pretendes quedar bien con todo el mundo y te sale una "cosa" que ni vale para uno ni para otro, como le ocurre a Fresnadillo.

Y a mi la película de Rodríguez me sigue pareciendo un trabajo muerto.

Saludos

Lindyhomer dijo...

"hay géneros que andan solos, muy por delante de sus autores". Como dice minchi, me lo voy a escribir en la carpeta

Estoy estos dias, jústamente, dándole vueltas a eso del discurso (y también el sentido). Creo (por motivos puramente antropológicos) que en general, el discurso, paupérrimo o generoso, cutre o sofisticado, intrascendente o incisivo, siempre está ahí.

Anónimo dijo...

Ayer vi The Descent que, podriamos argumentar, es una peli de Zombis subterraneos. Y evidentemente, tiene discurso por toditas partes. Y el tipo es consciente pero no se nota. Y es poderosisima. No estoy de acuerdo con el comentador que pone a caer de un burro a Fresnadillo. Su peli puede ser muchas cosas, pero no comoda.

Gran frase Tones, por cierto. Yo en general siento lo mismo hacia la gente que se precia de no llevar mensaje que hacia aquellos que se proclaman sin moral ni ideologias.