miércoles, enero 28, 2009

John Updike, 1932-2009

Me conecto al msn y Antonio me confirma que Updike ha muerto. Lo había visto en su nick, pero me gustaba pensar que había anunciado otra secuela. En esta bitácora he considerado a Updike un referente, sobre todo crítico. El último libro que releí de él fue Due Considerations, una gozosa colección de sus ensayos en la que su inteligencia desvela inspiradas y particularísimas observaciones en sus lecturas, sean recientes o no. Tampoco conviene olvidarse de sus crónicas o de su crítica de arte. Updike ha dejado, por suerte, un legado prolífico, rico y variado, capaz de obras maestras y de trabajos menores, incluso algo cansados y reiterativos.

Recuerdo la lectura de Corre Conejo como sorprendente. La sensualidad descriptiva de Updike contrastaba muchísimo con el detalle microscópico de Yates o la impresionante lírica de Cheever, dos de sus maestros y precedentes más claros. Tampoco su forma absolutamente radical y experimental de iniciar su novela, deteniendo su mirada en un partido de beísbol.

Aquí pueden leer La piscina huérfana, un cuento que demuestra su importancia en el relato corto y su legado, inmenso.

Los matrimonios, lo mismo que los compuestos químicos, sueltan, al disolverse, cantidades de energías encerradas en su unión.

Empieza el relato con una metáfora típicamente Updikeana y en la que se aprecia la influencia de Proust, en la construcción de la metáfora perfecta, la metáfora que condense su época, que la libere incluso, que la clarifique. Tal vez por eso el gran tema de Updike fue el desafío cotidiano.

Aquí tienen mi otra necrológica en Leergratis.

La librería del Crítico / Una última entrevista / Su memoir sobre el New Yorker / El obituario de Martin Amis / Updike haciendo la crónica de Ted Williams / El falso obituario de Cheever (cuando se enteró de la posible muerte de su discípulo en un accidente) / Ensayo de U. sobre los últimos trabajos de los artistas y escritores / Entrevista en Salon / Archivo en The Atlantic Monthly / Entrevista en El País /Acerca de Obama /Lorrie Moore reseña The Early Stories / U. sobre Arte Americano / Prólogo a Max Beerbohm /After Katrina / Obituario de Eduardo Lago / Updike on Warhol / Entrevista National Geographic / Rodrigo Fresán /

5 comentarios:

Miguel Ángel Muñoz dijo...

Nos has regalado una magnífica colección de enlaces para poder recordar al maestro. Coincido contigo: sus análisis literarios eran de primera categoría y apenas se han traducido aqui.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Pues yo, de entre sus muchas y magníficas novelas, me quedo con Rabbit Redux, la segunda de la saga protagonizada por Harry Amstrong. Nunca he leído una descripción más atmosférica de las convulsiones del 68 desde el punto de vista de un burgués desorientado.

Si se leyese más a tipos como Updike, luego se alabarían menos películas como Revolutionary Road.

Salanova dijo...

Lo único de Updike que he leído es el relato de La piscina huérfana hace año y medio en este mismo blog. Después de haber leído a Cheever, me parece que es un relato muy deudor suyo pero que, además, no tiene nada que envidiar en su crudeza y expresividad narrativa.

Una pena, oiga. Otro autor que leeré bien después de muerto.

PD: El segundo libro que usted me recomendó cuando nos conocimos fue Terrorista.

Anónimo dijo...

Al comentar sobre la muerte de DFW (por cierto, dije que probablemente yo no era el lector ideal de DFW: corrijo mi afirmación, estoy absolutamente asombrado por sus relatos, "Tri-Stan" de "Entrevistas breves" me pareció tan irritante a veces como fascinante su capacidad de doblar el idioma y darnos un cuento de varias capas), mencioné "El bañista", un cuento de "Plumas de paloma" que nunca se me ha desdibujado de la memoria, y eso que lo leí hace años. Ahora tengo la tentación fantástica de pensar que haber asociado el nombre de Updike a la muerte de DFW prefigura lo que ha sucedido.
Desaparece Updike y con él su eterna semisonrisa irónica, su aproximación erótica a la religión y al revés. Salanova, no digo que en algún punto no pueda aproximarse a Cheever, pero su rango de temas incluye algunos muy propios ("Terrorist" sin ir más lejos, "In the beauty of the lilies"...). Más que suficiente para que tengamos que lamentar su muerte también en lo literario.

Un saludo a todos,
Igor

Anónimo dijo...

Este salía en un capítulo de los Simpsons, ¿no?