sábado, marzo 28, 2015


LXV

Si ni la piedra, el bronce, el mar la tierra,
se libran de la triste destrucción,
¿cómo ha de hacerle frente la belleza
que apenas tiene el brío de una flor?
¿Y qué opondrá el aliento veraniego
al despiadado embate de los días,
si el Tiempo tumba pórticos de hierro
y ni la roca aguanta su embestida?
¡Cruel desazón! Pues ¿quien podrá evitar
que el Tiempo encofre su mejor alhaja?
¿Qué mano detendrá su piez fugaz,
librando a la belleza de su azada?
            No salvará mi amor sino un milagro:
            que impreso en tinta negra brille tanto.

O bien

LXV

Since brass, nor stone, nor earth, nor boundless sea,
But sad mortality o'ersways their power,
How with this rage shall beauty hold a plea,
Whose action is no stronger than a flower?
O how shall summer's honey breath hold out

Against the wrackful siege of batt'ring days,
When rocks impregnable are not so stout,
Nor gates of steel so strong, but time decays?
O fearful meditation; where, alack,
Shall Time's best jewel from Time's chest lie hid?
Or what strong hand cand hold his swift foot back,
Or who his spoil of beauty can forbid?
           O none, unless this miracle have might
           That in black ink my love may still shine bright.


William Shakespeare, Sonetos y Lamento de una amante. Traducción de Andrés Ehrenhaus.

lunes, marzo 16, 2015

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No debes arrepentirte de tus decisiones, Clara. Debes confiar en tu propio punto de vista. ¿Te fijaste en el camarero? Puedes escoger a otro cualquiera, el que más te guste. Debió de echarle una ojeada al mundo y se dejó intimidar por la mezcla de agresividad y confusión. Buscó un camino que ya estuviese pisado. ¿Qué hay de malo en un empleo? Se someten a una idea expresada con buenas palabras, razonable, y en veinte años la miseria del empleo les ha absorbido por completo. Ssus pensamientos, su gramo de visión crítica, incluso sus momentos de ira están plastificados pro el entorno, cuesta aceptar que ahí agita un resto de espíritu. No saben hacer nada más, el restaurante es su horizonte, dudo que si lo dejas en la calle pueda valerse por si mismo. Ojalá no tengas que aprender lo que un hombre así podría hacerte para conservar su puesto. Se entregan demasiado pronto, no llegan a tasarse. El mundo que ven no les gusta, pero no tienen alternativa; nacen y tenemos que meterlos en algún sitio. ¿Sabes lo único que reciben a cambio? Miedo. Están dominados por el miedo, se dejarían cortar la mano si les asegurases que el futuro no iba a desestabilizarles hasta bien entrada la setentena. No creen en dioses, ni en el destino, ni en otras fuerzas que las geodésicas, a lo que más temen es al tiempo, y el tiempo está siempre por delante de nosotros, irresuelto, inminente y fuera de nuestro alcance.

Gonzalo Torné, Hilos de sangre.