domingo, marzo 18, 2007

Down at dinghy

Al principio, y eso fue la primera impresión, Boo-Boo no parece la madre sino la hija. Parece que hablen, otra vez, de nuevo, de otro chico. Hablan de ella, dos chicas.

"I mean ya gotta weigh every word ya say around him," Sandra said. "It drives ya loony."
"I still can't drink this," Mrs. Snell said. ". . . That's terrible. When ya gotta weigh every word ya say and all."
"It drives ya loony! I mean it. Half the time I'm half loony." Sandra brushed some imaginary crumbs off her lap, and snorted. "A four-year-old kid!"
"He's kind of a good-lookin' kid," said Mrs. Snell. "Them big brown eyes and all."


Nadie habla nunca -nunca- de Mr. Tannenbaum, o al menos eso le parece a Boo-Boo. Harper's, 1949. Cuando se publica el cuento, que termina con una carrera en la playa, los que los leímos por primera vez de forma cronológica ya sabíamos muchas cosas. Sabíamos que iba a ser un día perfecto para Seymour Glass. La carrera en la playa tiene algo de heroico, que sé yo, de despedida, de juego. Mientras exista Boo-Boo todos parecerán niños prodigios. Pues ella es la madre



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3 comentarios:

Enrique Ortiz dijo...

Ese tipo de equívoco (un personaje que es uno y parece otro) es magnífico en Los adioses, de Onetti, una novela corta deliciosa. Qué bien que haya vuelto, Sr. Singer.

eda dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
eda dijo...
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