sábado, noviembre 17, 2007

Ira Levin y el misterio del personaje

α´. Ha muerto Ira Levin. La muerte del escritor norteamericano más conciso, en su carrera que bordeaba thriller, scifi y horror cotidiano, es una pérdida más dolorosa de lo que esperan. Pueden homenajearle de diversas maneras: hacerse con su olvidadísima utopía Este día perfecto, capaz de competir con 1984 y Un Mundo Feliz en subtextos más que sugerentes. Y si quieren pasar como perezosos alquílense la última versión cinematográfica de su maravillosa The Stepford Wives. El Gran Tema de Levin por excelencia es el desafío a la realidad: creó una serie de inviduos que sueñan con ser personajes, unos entornos que son capaces de generar (y robar) identidades y una fantasía que es la de un nuevo mundo. Usó muchos códigos para contar su historia secreta de la mentira como la verdadera naturaleza humana: la del noir, contemporánea a la Highsmith (Un beso antes de morir), la del terror a medio camino entre la historia alternativa y los supervillanos postmodernos (Los niños del Brasil) e incluso los edificios cargados de alta tecnología, en el que su villano quería convertir a su víctima directamente en fetish mitológico (Sliver).

β´.Vicente Verdú ha publicado un artículo en
el diario El País que va a dar mucho que hablar. Yo me preparé con tiempo eso que la gente fina llama essay para discutir los pormenores y las virtudes de su decálogo. Ustedes deberían leerlo. Si les suena, ni que sea de refilón, el nombre de un tocayo de su autor, creo que ya van por el buen camino.

γ´. El Gran Tema del Bloguero es el personaje. Es inequívoco: el hacer público textos, fotografías, videos, es un ejercicio de formalismo impostor que bien ha inspirado a Verdú para trazar su nueva idea de la realidad. Miguel Espigado, el creador del blog
Generación Nocilla, me ha convertido en protagonista de un relato llamado El semáforo Negro. La historia empieza cuando, un buen día, le robó el nombre al verdadero Singer. Y Espigado sigue con la leyenda: me da parte de que ha usado un nombre que considera mío. Puede que en 20 años lo único que perdure sea el semáforo negro, y a su personaje convertido en follador de gordas. Los personajes de Levin se sentirían muy cómodos en la blogoesfera (y en la babeliana e infinita Internet, quizá también): es el único lugar donde a través de sus foros, blogs y canales podrían suplantar cualquier otra utopía nazi al alcance de su mano. El fracaso a la hora de conseguir acólitos sería posiblemente lo que llevaría a los personajes de Levin (nunca me atrevería a llarmalos supervillanos) al suicido intelectual.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué se le ha dado tan poca relevancia a la muerte de Ira Levin? Todos tendríamos que hacer como usted y dedicarle un post (yo lo haré), porque es una injusticia que se le haya ninguneado tanto en los medios convencionales.

Juanma Sincriterio dijo...

Pensaba hacer un homenaje privado a Levin leyendo por fin el ejemplar de The Stepford Wives que lleva años acumulando polvo en mi estantería, pero me ha picado la curiosidad Este día perfecto, así que ahora me deja usted dudando...

Por cierto, la edad debe estar haciendo estragos con mis sentidos, pero no veo su mail por ninguna parte... Se lo he pedido a cierta Voz Autorizada, pero mientras se anima a pasármelo me ha comentado que tiene usted mi número... No se corte, hombre, deme un toque...