tag:blogger.com,1999:blog-141942832024-03-19T09:47:51.632+01:00El Rincón de Alvy SingerEl Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.comBlogger1244125tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-36263566110003225582022-09-20T18:09:00.004+02:002022-09-25T12:21:08.155+02:00El cine en dos veranos<p> 2021</p><p> Ya no hay pandemia porque le hemos añadido un post delante y una vacunación detrás (y en el sistema de obligaciones excepcionalistas y a las guerras culturales, omnipresentes). Así que el verano comienza con los dulces cantos de la regresión y termina con los marchitos sabores de la sumisión: ni la vacunación es tan rápida, ni las cosas mejoran tan fácilmente, pero el caso es que, en efecto, nos hemos vacunado y ahora parece que somos un poco menos cenizos.<br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKNROe_bm0rCiE0WEeH6B_eq9RIryhffSp76njKhiYBTW2UVKFFXeevuIqIPi87eDuJ53AdC_bJdzITic5RbQxkJqkl14VfvKnTeaAEdhO-TqEWJRbCsBqqi5AZfqLemNkl1_XnrcLlP4vllzmNCjJp5YMN5iTPfRK_JnyoxFjgIgQabDyLXk/s800/Quiet%20Place%20Part%20II.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="800" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKNROe_bm0rCiE0WEeH6B_eq9RIryhffSp76njKhiYBTW2UVKFFXeevuIqIPi87eDuJ53AdC_bJdzITic5RbQxkJqkl14VfvKnTeaAEdhO-TqEWJRbCsBqqi5AZfqLemNkl1_XnrcLlP4vllzmNCjJp5YMN5iTPfRK_JnyoxFjgIgQabDyLXk/s320/Quiet%20Place%20Part%20II.jpg" width="320" /></a></div><br /><p><br /></p><p><b><i> Un lugar tranquilo - Parte 2</i></b> (2021, John Krasinski) </p><p>A la gente le gusta el verano porque hay películas esperadas y el estudio que ha lanzado con mayor timidez su servicio de streaming, Paramount, ha lanzado la nueva película del chico de la oficina, John Krasinski, cuyas ambiciones de director parecen más laureadas que confirmadas. Para quien no se acuerde, la primera película trataba de una familia sobreviviendo a unos alienígenas que, en feliz rima con la hija con diversidad funcional (auditiva), se guían por el ruido mientras someten al planeta entero.<br /></p><p>Con un elegante y sencillo prólogo, esta segunda parte recuerda bastante a las películas del joven Spielberg, con un partido de béisbol sirviendo como algo tan arquetípicamente estadounidense que resulta extrañamente familiar. Enseguida volvemos adonde terminó la película anterior y en montajes paralelos, seguiremos una vía del tren y una presa. La hija sorda es esta vez heroína y se reencuentra con un viejo conocida para ella, pero que hábilmente nos han presentado en el prólogo. Y la madre descubre las ventajas de una escopeta. La película conforme avanza se convierte en una historia de pioneros, una suerte de western post-apocalíptico donde la vía del tren conduce a un campamento-esperanzador. Hay una concisión narrativa admirable, con pocas tramas psicologistas y más situaciones de peligro: una extraña sensación de serial y de cine. El clímax final es un sencillísimo montaje paralelo, más eficiente que el de la anterior, más logrado y emocionante por lo modesto de las amenazas. Esta es una película en más de un sentido primitiva y por eso mismo, agradecida a la sala: su delicioso montaje de sonido explica bien lo comunal de la experiencia.<br /></p><p><b><i>F9</i></b> (2021, Justin Lin)</p><p>Son rápidos, pero apenas están ya furiosos. Vin Diesel evoca a la familia que lo mismo le antagoniza (esta vez es John Cena) como le salva, ya sea la propia (Michelle Rodríguez) o la ajena (Helen Mirren). Hay cameos en los poscréditos. Y Ludacris dice "from the ghetto to the space". En el prólogo, hay otra película posible, más de cine negro de toda la vida, con dos hermanos y la pérdida de un padre delincuente que les persigue y define, pero apenas guarda relación con las chifladas epopeyas macarrito-bondianas que necesita el estudio para seguir adelante.<br /></p><p><b><i>The Tomorrow War</i></b> (2021, Chris McKay)</p><p>A última hora Paramount cambia de opinión y la vende a Amazon Prime, que la promociona en todas las televisiones, sabedoras de que la pandemia ha desincentivado al sudeuropeo medio a acudir a las salas con regularidad. Es contenido, no una película, hecho de otras películas, todas mejores. <br /></p><p><b><i>Fear Street </i></b>(2021, Leigh Janiak)<br /></p><p>Las lanza Netflix cada semana, como películas de televisión del viernes. No tienen la mayor importancia. Hay tres de ellas, en la primera suena Marco Beltrami autoplagiándose las melodías que empleó en <i>Scream</i>, en la segunda temas de los 70 que nunca sonaron ni definieron a <i>Viernes 13</i> y en la tercera hay brujas. Lo mejor que se puede decir de ellas es que semejan a leer libros de RL Stine en una biblioteca escolar; lo peor es que no hay ritmo siempre y son un poquito menos divertidas de lo que deberían.<br /></p><p><b><i>Old</i></b> (2021, M. Night Shyamalan)</p><p>Igual que el modelo de exhibición en salas, castigado ese año por Wall Street y sus infames predictores y cronistas, Universal es ahora un estudio viejo con una convicción rarísima en que las películas sean algo más que franquicias de propiedades intelectuales. Por eso mismo, se agarra a las que tiene - los dinosaurios, minions y coches rápidos son para el verano y los viejos monstruos del terror de los 70 para el otoño - pero estrena con semejantes medios publicitarios otras que no necesariamente lo serán (habrá quien argumente porque el director es una marca o algo así). El caso es que esta película de Shyamalan tiene el honor de ser la primera metáfora clara de la pandemia: una playa-resort de vacaciones que envejece a quienes acuden a ella rápida e inevitablemente....que quizás esconda un secreto aún más siniestro. La película es un fracaso hermoso, con sus reiteraciones estilísticas, una pareja protagonista en un registro camp y sus adustas preocupaciones hollywoodienses (como la frivolidad de las influencers), pero tiene también una pasión, en ocasiones chiflada, en su interior que no es otra cosa que el miedo del cineasta a morir solo sin los demás. Es una película francamente mala, pero honrada. La clase de error que ha desaparecido del cine de los grandes estudios, fruto de la falta de cálculo y no de su exceso.<br /></p><p><b><i>The Suicide Squad </i></b>(2021, James Gunn)</p><p>La sala en la que vi esta película está abarrotada pese a que será un fracaso en taquilla. No solo el tiempo es relativo también el espacio: España será el único país donde funcione bien este mamotreto, secuela y relanzamiento de una película anterior. Todo lo que está mal del cine de superhéroes aparece bien resumido aquí: el repugnante humor del Deadpool cinematográfico, la estupidez de mensaje/sátira donde solo hay cinismo para reproducir el peor corporativismo, la reproducción más o menos exacta de la película anterior con mínimas diferencias que los propios voceros de turnos se encargan de exagerar....y una secuencia donde Margot Robbie, que interpreta a Harley Quinn, ve pajaritos donde hay violencia descarnada. También me gusta ver a los tipos bailar ebrios antes de su misión...pero definitivamente, uno puede volver a John Ostrander para divertirse y prescindir de esto.<br /></p><p><i><b>Shang Chi</b></i> (2021, Dustin Daniel Cretton)</p><p>Al menos Tony Leung sigue siendo inmenso porque lo que empieza siendo una cosa y luego otra y luego otra es solo un presagio de lo que será el MCU en adelante: un tostón rutinario al que asistir impávido mientras las redes sociales simulan una guerra cultural con el lenguaje sensacionalista de Fox News. </p><p>El caso es que el prólogo tiene una cierta claridad expositiva y luego todo deviene en un pastiche de <i>Black Panther </i>(2018) con el anime de Dragon Ball. Podemos mirar estas páginas de Moench y Gulacy para disfrutar lo que hacía de los cómics, bueno, cómics.<br /></p><p>2022</p><p>Ya no hay pandemia pero el cine ha muerto, al menos en las salas. En Navidades todo el mundo fue a ver una reunión del arácnido pero nadie da por bueno el verano, todo el mundo está viajando porque hay inflación y una terrible guerra en Europa que aumentará los problemas ya existentes. La palabra FOMO (Fear Of Missing Out) que podríamos traducir como MAPA (Miedo A Perderse Algo) pone muchas post-adolescencias en el disparadero, pero el mundo está, sencillamente, cansado y quebrantado en ciertas zonas del sur de Europa.<br /></p><p><b><i>Dr Extraño y el multiverso de la locura</i></b> (2022, Sam Raimi)<br /></p><p>A estas alturas de las propiedades intelectuales, damos por buena una imitación briosa de <i>Indiana Jones y el templo perdido</i> con moraleja sobre elegir el mejor de los tiempos presentes: a nadie le cabe duda de que con un futuro tan pesimista y un verano que será caluroso e interminable, toca algo de optimismo, hasta para el narcisista hechicero Stephen Extraño, ahora enfrentado a la amenaza de una Bruja Malvada de Oz que interpreta Elizabeth Olsen. Todo está mal hasta que sorprendentemente está bien, en los últimos cuarenta minutos.<br /></p><p><i><b>Top Gun: Maverick </b></i>(2022, Joseph Kosinski)</p><p>A nadie se le escapa que la primera escena no trata de lo que muestra: un piloto intentando alcanzar el nivel más alto para que no sustituyan su programa por otro de drones. En realidad, esa escena trata de lo que está pasando en el cine (y a los cines): están siendo enterrados por el algoritmo casero, promocionado por cantamañanas y Tom Cruise es su última esperanza. ¿Y en qué consiste esa última esperanza? En la repetición de una pieza de propaganda ochentera, sin demasiado interés ni fervor ya, pero muy bien rodada y fantásticamente sencillita en su premisa, sin demasiados psicologismos. Val Kilmer aparece para una emotiva despedida, la misión se cumple con éxito pese a los imprevistos y la película arrasa en taquilla. </p><p>La función es emotiva porque además del tráiler de la enésima entrega de <i>Misión Imposible</i>, Cruise da la bienvenida a la gente a la sala del cine. Se sepa o se finja custodio hay algo increíblemente noble en su gesto y en su promesa de que "siempre hace películas para la pantalla más gigante". <br /></p><p><b><i>Jurassic Park: Dominion</i></b> (2022, Colin Trevorrow)</p><p>También yo me pregunté qué hacía viendo la película, pero fue divertido ver a Jeff Goldblum decir en voz alta lo que ya exhausta pensaba toda la sala.</p><p><b><i>Thor: Love and Thunde</i></b>r (2022, Taika Waititi)</p><p>Es contenido, no es cine, por eso es inane, está mal rodada, es estúpida y el menor de los problemas es lo que se vende como polémica: es inocua, mediocre, gris, una auténtica muerte de la imaginación.<br /></p><p><i><b>La isla de Bergman</b></i> (2021, Mia Hansen-Love)</p><p>Es la película del verano, por eso termina cuando se acaba el rodaje y quizás probablemente, el verano. Es una obra maestra llena de delicadeza y por eso la veo dos veces.<br /></p><p><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPDFz4pXYHwtkiVcvh2LlCMmD7JdrtMggGKZx1KmeFiSQFBfXhrC-Jbdftrga78ld_Yg4undUAQZ08gvetiPb2pbUHZJs5j8JLkBN9_E4krXYvMPJP5GIXkIBXc5dvSbpPeJA7TuIg4Pn8iOY8213w1PRAKSpifiDD9KKgLFbC0x4Hl-0aPQ0/s1200/In_Front_of_Your_Face-960914316-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="632" data-original-width="1200" height="169" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPDFz4pXYHwtkiVcvh2LlCMmD7JdrtMggGKZx1KmeFiSQFBfXhrC-Jbdftrga78ld_Yg4undUAQZ08gvetiPb2pbUHZJs5j8JLkBN9_E4krXYvMPJP5GIXkIBXc5dvSbpPeJA7TuIg4Pn8iOY8213w1PRAKSpifiDD9KKgLFbC0x4Hl-0aPQ0/s320/In_Front_of_Your_Face-960914316-large.jpg" width="320" /></a></b></div><b><br /><i><br /></i></b><p></p><p><b><i>Delante de ti</i></b> (2022, Hong Sang-Soo)</p><p>Una obra maestra sin importancia. Una actriz vuelve para ver a su hermana y reunirse con un cineasta, con un presunto proyecto y oportunidad profesional para ella. Hong Sang-Soo, surcoreano neurótico que rueda cada vez más películas, con menos medios de producción y más deprisa, viene de presentar en el festival de Cannes la tercera de 2022, <i>The novelist's film</i>. Sus películas, como si de un juego wittgensteinano se tratara, tienen además unas reglas muy férreas que permiten a sus espectadores entenderlas (o jugar). Tenemos losmovimientos de cámara limitados (sobre el eje) y zooms como rasgos de estilo. Además, presentan algunos malabares temporales o narrativos y hay una serie de momentos ya típicos de su cine, sean flirteos o sean borracheras tras copiosas comidas, algo que también ha desaparecido. En gran medida, todo aquí aparece sin demasiado instinto juguetón, como si el cineasta quisiera que fijáramos la mirada, con el mismo empeño que su protagonista, que busca algo de fe por razones que ni siquiera ahora conviene desvelar. Ver el mundo recién pintado se oía en una canción, hace años, en la radio, y no parece nada fácil ahora rodar una película sobre una mujer con sueños, delante de nosotros.<br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhznvnHy629QSFlb3YTBoxXyY2VkPbjetuwNo7Pg_0wNjQJOpKvEtcOUN9S_KeRRUexkWZQ-gpcaSeu9E16ICIMRyVE8_-uXyycVc4-B7U5exrNLt8tj6CX-Ktiky-UzlxsWuH-kLGxrbpizt4rJQHBGRSQwjTtfWErLU43q9fhA0ohVWhoogs/s1920/bullet2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1920" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhznvnHy629QSFlb3YTBoxXyY2VkPbjetuwNo7Pg_0wNjQJOpKvEtcOUN9S_KeRRUexkWZQ-gpcaSeu9E16ICIMRyVE8_-uXyycVc4-B7U5exrNLt8tj6CX-Ktiky-UzlxsWuH-kLGxrbpizt4rJQHBGRSQwjTtfWErLU43q9fhA0ohVWhoogs/s320/bullet2.jpg" width="320" /></a></div><br /><p><br /></p><p><b><i>Bullet Train </i></b>(2022, David Leitch)</p><p>El ampuloso éxito de Top Gun inspira equívocos diagnósticos, siendo el más falaz que Tom Cruise es la última estrella de cine. Sin dudar de su taquillero e ingenioso regreso, y de que ha vuelto ya a hacer acrobacias de espía imposible, es Brad Pitt quien merece ese título, si descontamos a Leonardo DiCaprio. Interpretando a un criminal de poca monta, infeliz por su mala suerte, en un guión, obvia imitación de obras mejores de Guy Ritchie o Tarantino (que le sacaron un partido inédito), rellenaprogramas pero visualmente bien visible gracias a que su antiguo doble de acción y especialista, ahora cineasta, David Leitch al menos permite ver a los personajes en cámara, como bien dijo el sabio Yago París. Agatha Christie y el neonoir de los 90 se dan cita en un tren. No pasa nada relevante, excepto un buen rato, lejos del calor, y Pitt, bien acompañado por Sandra Bullock, que le devuelve el favor de <i>La Ciudad Perdida</i>, está luminoso, carismático y divertido. Hacen falta, quizás, más películas sin mucha importancia para que el cine viva algo más (en salas).</p><p><b><i>Nope</i></b> (2022, Jordan Peele)</p><p>Las distribuidoras españolas la estrenan con más de un mes de retraso, fieles a la tradición de los españoles de descargarse películas una vez han aparecido en el mercado del VOD americano y son ripeables, pero la tercera película de Jordan Peele, de Universal, es un deleite ambicioso, extrañísimo, repleto de texturas y con una ambición perturbadora. Todo está hecho de duplicidades - como en la última película de Tarantino - y de sobreentendidos y, al mismo tiempo, su argumento es sorprendentemente sencillo, sin las excesivas complicaciones de la moda. A fin de cuentas, estamos otra vez de vuelta al western, esta vez con un relato de pioneros y ganado mezclado con una historia de invasiones alienígenas de ciencia ficción. Naturalmente, es también una película sobre Hollywood, sobre la extinción y sobre aquello que escapa de nuestra voluntad o lo que puede (moderadamente) ser entendido y gobernado parcialmente por ella. Es una película extraña, visualmente apabullante y misteriosa. <br /></p>El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-40140793933285247072022-09-11T01:04:00.002+02:002022-09-11T01:08:31.237+02:00Sobre la importancia<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh92NUMaPsTB1PJ85Q0cVDEHA_rAG-dgTPCFQkXAKyKIk2sRgEnOpGMiQqnYw0z-a4DY0ThCmGfI2MaD_pWpdB8Gt9hPybQXd_jQ3d1CvbCqAY0t7TdiGelBjD7-xit9Zru9EvUhXbf4js4LpfBJJz5G28NekPvScPPG7LS0dMkPsTJ_AFDYdw/s660/roizman%203.jpg" style="display: block; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="" border="0" data-original-height="371" data-original-width="660" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh92NUMaPsTB1PJ85Q0cVDEHA_rAG-dgTPCFQkXAKyKIk2sRgEnOpGMiQqnYw0z-a4DY0ThCmGfI2MaD_pWpdB8Gt9hPybQXd_jQ3d1CvbCqAY0t7TdiGelBjD7-xit9Zru9EvUhXbf4js4LpfBJJz5G28NekPvScPPG7LS0dMkPsTJ_AFDYdw/s320/roizman%203.jpg" width="320" /></a></div><p>
La escena transcurre así: yo veo por vez primera una producción de Hollywood de los 90, basada en los superventas judiciales del especialista John Grisham, con fascinación en VHS en casa de una amiga de mi madre. Ahí estoy yo, admirando un repartazo que con las marchas forzadas del doblaje, no puedo reconocer y sin embargo, me parece ya puramente carismático y siguiendo una trama repleta de giros pero cuyo contexto social y racial ni siquiera empiezo a vislumbrar. Las películas median, pero, en ocasiones, mediar significa también oscurecer.
La película se llama <i>The Chamber </i>(1996) y el consenso crítico es bien sencillo. No es gran cosa, aunque tiene una media hora inicial llena de una inteligencia modesta que se ha perdido ya. Gene Hackman, que interpreta al reo a punto de ser ejecutado por un atentado terrorista que acabó también con la vida de unos niños, encuentra una oportunidad de salvarse en su sobrino (Chris O'Donnell) que además es un abogado brillante, de los que tanto le gustan a Grisham.
La película la dirigió otro de esos cineastas deglutidos por el temible Hollywood de los 90, James Foley, que venía de realizar competentemente la versión cinematográfica de Glengarry Glenn Ross. Rodada en widescreen, da gusto ver el trabajo de localizaciones y cómo el protagonista se adentra en los secretos del sur que son también, en la oportuna metonimia, los de su família y los que separaron a su padre, que se suicidó, de su tío, que jamás mostró arrepentimiento de los crímenes cometidos.
La película la escribió William Goldman y por lo que sabemos, lo cuenta en su segundo volumen de memorias, terminó a disgusto con el resultado. Es fácil verlo porque conforme avanza la trama, todo se hace muy forzado y ninguna caracterización es convincente. Ni siquiera el propio escritor de la novela superventas está demasiado contento pues admite que se apresuró.
Y sin embargo, hay algo maravilloso de ver en la película. Quizás es la memorable interpretación de Faye Dunaway como la reinventada hija del asesino, ahora respetada <i>socialité</i>. Quizás es porque esos mismos instintos trash son explorados por la película sin ambición pero con una rara (e inconsciente) pulsión de lucha de clases: todo el tiempo, el conflicto racial aparece enmarcado en antagonismos económicos y libidinales, hay algo tremebundo.
Eso no justifica la memoria o siquiera da razón de su importancia. Enfrentado a escenas fantásticas, como la del amanecer anhelado por el reo, Foley torpedea las escenas ¡y de qué manera! Enfrentado a un poderoso flashback, una suerte de trauma fundacional, Foley emplea los trucos más sensacionalistas y baratos del cine ¡y estamos hablando del subgénero fundado en cosas como <i>El Cliente</i> (1994) de Joel Schumacher!
Sin embargo, esta clase de películas, sin mayor importancia, forman parte no meramente de una memoria sentimental (todos tenemos una y en la mía hay muchas pelis además de esta) sino también de una forma de vivir el cine más cotidiana, y frecuentemente negada, que no debe desdeñarse. Esta película termina prontisimo pero Gene Hackman está fantástico en todas las escenas, generalmente entre malas y mediocres, que le tocan a partir del segundo acto. Su interpretación es tan magnífica que ni siquiera parece un esfuerzo concreto por dar al personaje del asesino-con-motivos una motivación grandilocuente o precisamente, dar a la película....importancia. Es un trabajo profesional. </p><p> ¿Adónde han ido las películas sin importancia?
Hablemos de donde van algunas de las importantes. </p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidTahpTZdqHH4Zw1InYV6YErFE2dU4yfOCbW6ti1u-4gxB6NJQuQ_eAYZvwsfZil-aVEDEMbUCkPyZpDsJ43uKXA9SQf3-GT6OWRlyYc4lq0YHph8eAd73QSu_IBMKwHuQ8mLfw0xpHRXB9VHJLuCoU2Y33FU7QwPgV-DDtmM4SKhmHLraPNo/s480/manhunter.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="337" data-original-width="480" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidTahpTZdqHH4Zw1InYV6YErFE2dU4yfOCbW6ti1u-4gxB6NJQuQ_eAYZvwsfZil-aVEDEMbUCkPyZpDsJ43uKXA9SQf3-GT6OWRlyYc4lq0YHph8eAd73QSu_IBMKwHuQ8mLfw0xpHRXB9VHJLuCoU2Y33FU7QwPgV-DDtmM4SKhmHLraPNo/s320/manhunter.webp" width="320" /></a></div><br /><p></p><p><i>Metrópolis</i> (1927) es una película de cuya importancia es imposible escapar. La película de Fritz Lang es tan importante que nos lo recuerda a cada plano. Mirad, así se inventó este cine hecho de dirección de arte y efectos especiales. Oh, sabéis esas historias que atribuistéis a Tim Burton, Terry Gilliam y compañía....empezó todo aquí. Es fácil enamorarse de la película porque da motivos para ello.
Pero verla en el contexto de la filmografía de Fritz Lang, disfrutada cronológicamente en la medida de lo posible, no la beneficia. La importancia de la película aparece para relativizarse en el poderío de Lang ¿a quien le interesa una película de sencillos duplicados y paralelismos? ¿por qué la película es tan ingenua y a ratos tan exaltada en contra de lo que sugieren sus ambiciones y representaciones? ¿y el segundo acto, tan deliciosamente revolucionario, qué hace con la dramaturgia? En fin, la importancia puede ser también un precio altísimo para las películas.
En concreto, la importancia aparece como algo tan valioso como cerrado para nosotros: es una garante de una continuidad que no alberga tantos secretos para nosotros. El Lang que descubre el mito de los Nibelungos es el Lang que trabaja con el escalado de los planos para alzar un universo de dioses: juegos con los decorados y el color dan paso a auténticas escenas-revelación de amor, lucha y muerte. El Lang de Metrópolis es apenas un maestro consagrado, totalmente importante para todo lo que vino después (y vendrá, sin lugar a dudas). Pero precisamente es la susodicha importancia la que crea un cine fuera de toda dudas que nos deja a ratos a una distancia incómoda, con poco que replantear como espectadores.<br /></p>El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-43399193731445186412021-02-24T22:21:00.002+01:002021-02-25T21:57:43.016+01:00El cine en verano<div><b><i><br /></i></b></div><div><i>Escribí este diario del cine que vi en salas en verano de 2019, y aunque no tenía ni la más ligera intuición de que en 2020 todo iba a ser tan hogareño y pandémico, ha envejecido mejor de lo que esperaba.</i></div><div style="font-style: italic; font-weight: bold;"><b><i><br /></i></b></div><div style="font-style: italic; font-weight: bold;"><b><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://www.denofgeek.com/wp-content/uploads/2019/07/endgame-recap-scaled.jpeg?resize=768%2C432" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="432" data-original-width="768" height="181" src="https://www.denofgeek.com/wp-content/uploads/2019/07/endgame-recap-scaled.jpeg?resize=768%2C432" width="320" /></a></div><br /><i><br /></i></b></div><div style="font-style: italic; font-weight: bold;"><b><i><br /></i></b></div><i style="font-weight: bold;">Avengers: Endgame</i><br />
<br />
En el universo cinemático de Marvel, hay cosas impensables: el sexo, la decadencia física y moral, la batalla definitivamente perdida. Esto último no parecía tan claro desde la anterior película, Infinity War, donde tras veintidós películas, los cineastas decidieron imitar los viejos tebeos crossover de los ochenta y noventa. Eran historias con doce arcos narrativos, muchos personajes de mundos distintos que lucharían juntos por un propósito (ganar a un villano equivalía a vender más tebeos y la transacción es ahora globalmente más importante). En el universo de 2019, un crossover es también marca comercial y de eso trata, sorprendentemente, <i>Endgame</i>: de convencernos de que se perdió una batalla pero de que estas veintidós películas estuvieron muy bien. Y, literalmente, los protagonistas saltan entre fragmentos de las películas, listos para despedirse (¿hasta que el siguiente contrato lo indique?). La película es y no es una película: es formalmente tres películas de verano, es temáticamente un resumen de lo anterior, y es un evento de emoción tan anticuado como el cine, con su querencia por las estrellas y las situaciones de peligro inminente. Pero no lo es porque depende tanto de la alusión y de una aceptación de una mitología que uno ya no va a la sala a juzgar, sino que ha comprado una entrada para el final de una temporada televisiva que dura años (una década) y comprime un siglo de viñetas.<br />
<br />
<b><i>Interestellar</i></b><br />
<br />
La escala lo es todo en el cine de Christopher Nolan, y cuanto mayor es el reto, mejor el truco final. En este caso, la escala, que implica el destino del planeta Tierra y el espacio exterior, solamente puede estar conectada con un sentimiento igual de grande: el amor por los descendientes. Y durante mucho tiempo, consigue esa convicción, con sus hermosos planos de maquetas, sus planetas hechos de horizontes perdidos.<br />
<br />
<b><i>En busca del Arca Perdida / Indiana Jones y el templo maldito</i></b><br />
<br />
Un bello regalo de cumpleaños ir a verlas al cine. Una imagen profética: hombres de cuarenta años esperan en el vestíbulo del cine especializado en proyecciones para ellos de Barcelona, circunspectos y van a la sesión con un aire litúrgico. La primera película de Indiana Jones no logra interesarme más allá de una persecución central larga, donde Spielberg parece juguetear, pues el director parece acudir a John Williams para suplir lo que las bromas de sombras y la vulnerabilidad perfecta de Harrison Ford no alcanza a diseñar (una historia coherente).<br />
<br />
La segunda, en cambio, parece una confesión. Desde Cole Porter a la emblemática imagen de mi infancia, donde vi la película en televisión, de una "serpiente con sorpresa", toda la película está sostenida en Kate Capshaw. Grita, se queja, y está a disgusto porque es una corista y no le parece un lugar adecuado el castillo encantado por unos indios. No son nazis los villanos sino hechiceros exóticos, y no son los hijos de Dios (americanos) los liberados sino niños del tercer mundo. De hecho, la película trata de una familia que se forma con esos tropiezos, sin ningún vínculo consanguíneo y es sincera y conmovedora porque cada payasada no es un repetitivo ejercicio para el asombro sino una frase llena de hondura. La hondura de un niño feliz por descubrir el cine y sus sentimientos en cada secuencia y coreografía, ya sea con el arqueólogo y la corista buscando un diamante y una pócima para terminar enredados, tiene tanta gracia que no sé si Spielberg ha alcanzado alguna otra vez este registro, en el que Gunga Din y Cyd Charisse conviven en una puesta en escena elástica y feliz.<br />
<br />
<b><i>Spider-Man: Far From Home</i></b><br />
<br />
Incluso después de un grandioso clímax, los chicos necesitan ir al instituto, terminar el curso y hacer sus maletas porque el viaje de fin de curso es, a fin de cuentas, una oportunidad única (bueno, en las clases altas es una oportunidad única que tiene lugar bianualmente). En vez de parecer adolescentes, que descubren la edad lírica y el país desconocido de la sexualidad, los chicos parecen niños: les da vergüenza besarse y viven en continuos y repetitivos equívocos. Por eso, en esta ocasión, el muchacho Peter Parker se enfrenta a un ilusionista y, como los críos, se defrauda por aquello que cantaba Mucho Muchacho: no es por cabrón, es por mentiroso.<br />
<br />
<b><i>Fuga de Alcatraz</i></b><br />
<br />
Clint Eastwood es una leyenda hasta el punto de que no sabremos si logró algo más después de lo que promete, con tanto rigor, el título.<br />
<br /><a href="https://www.malagahoy.es/2020/04/24/ocio/escena-emblematica-Stalker-Andrei-Tarkovski_1458465052_120383038_667x375.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="667" height="180" src="https://www.malagahoy.es/2020/04/24/ocio/escena-emblematica-Stalker-Andrei-Tarkovski_1458465052_120383038_667x375.jpg" width="320" /></a><br /><br />
<b><i>Stalker</i></b><br />
<br />
Andrei Tarkovski es especialista en rodar imágenes de lugares inhóspitos llenos de encantamiento, aunque hayan sido ensuciados o abandonados, que conservan el peso de una cierta y enigmática belleza, la promesa de una vida mejor. Por eso no es tan sorprendente que sus películas traten sobre la fe, o su ausencia. Un hombre guía a otros dos a un lugar llamado La Zona, donde se hacen realidad los deseos, y descubren cosas sobre ellos mismos y sobre un familiar que quedó allí atrapado previamente. Ir al cine a ver reposiciones implica querer hacer los deberes canónicos, y lo cierto es que es importante reconocerse en las películas que uno puede apreciar pero no le interesan demasiado: a fin y al cabo, esta película es una alegoría, y que uno de los visitantes sea un artista y el otro un científico es una invitación a considerar los pesares de Occidente. Pero hay una secuencia final, donde una niña mira fijamente un objeto, y sangra, que justifica lo anterior. En esa secuencia, Tarkovski consigue la trascendencia que busca con casi tanto ahínco como sus personajes y logra conmovernos. No requiere mayores juegos de correspondencia, consigue fijar la mirada.<br />
<br />
<b><i>Midsommar</i></b><br />
<br />
Ella ha perdido a sus padres en un extraño y aparatoso accidente, él quiere hacer una tesis, aunque no tiene tema, en un rincón de Suecia observando a una secta bizarra. Ella el acompaña y cede a los egoístas propósitos de él y su grupo de amigos, tan apáticos que hasta cuando la secta se revela un peligro evidente para los visitantes, se limitan a discutir quien se llevará el mérito académico. Si la película es una sátira sobre la falta de empatía, entonces es cínica porque es tan apática como sus protagonistas, si la película es una apología del martirio de ella ante los cretinos, entonces es condescendiente porque imagina bien poco de todo.<br />
<br />
<b><i>Fast & The Furious: Hobbs & Shaw</i></b><br />
<br />
En esta franquicia de películas, de las cuales esta es la novena, los protagonistas son rápidos y están furiosos. Esta película, sin embargo, está hecha demasiado rápidamente y no es demasiado furiosa, apenas una disputa familiar con el típico malentendido inocente (y el no menos clásico hombre musculado genéticamente alterado). Jason Statham y Dwayne "La Roca" Johnson se insultan para salvar al mundo, y Vanessa Kirby, la hermana del primero, sufre estoica las virilidades mientras tiene la oportunidad de realizar piruetas al mando de una motocicleta. Al final debe ser rescatada a su manera, y Kevin Hart y Ryan Reynolds recuerdan al público que son graciosos y que los cineastas no creen que su audiencia tenga buenos reflejos. Porque aparecen en dos ocasiones, por si acaso no quedaba claro que eran tan graciosos que no pintaban nada en esta película.<br />
<br />
<b><i>Toy Story 4.</i></b><br />
<br />
Definitivamente, es el verano Disney y por eso mismo, no apetecía demasiado ver los mazacotes que adaptaban películas previas. Ni Aladdin, ni el Rey León tenían una narrativa interesante. En esta cuarta entrega de Toy Story, los cineastas parecen prometerse no incurrir en el sentimentalismo amorfo de niños mayores de la tercera y se despiden, no sin recordarse que las juguetes tenían algo más que hacer que esperar y lamentarse. Después de todo, cualquier juego se basa en las reglas y las reglas pueden cambiarse.<br />
<br /><a href="https://fotografias.antena3.com/clipping/cmsimages02/2019/05/21/DB13FB02-A63B-442F-9DDD-A6B7163E4F13/14.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="281" data-original-width="800" height="113" src="https://fotografias.antena3.com/clipping/cmsimages02/2019/05/21/DB13FB02-A63B-442F-9DDD-A6B7163E4F13/14.jpg" width="320" /></a><br /><br />
<i><b>Érase una vez....en Hollywood.</b></i><br />
<br />
Las salas de cine ya no están en las ciudades, ahora el rollo son centros comerciales y en las salas hay desde <i>business meeting</i> a proyecciones en 3d, 4k o cualquier formato de moda. Las empresas hablan de las series y las películas como el contenido, algo que uno paga para ver en las pantallas (móviles, domésticas, qué importa). Todo es plural, y por eso Quentin Tarantino, con cincuenta y seis años, se siente mayor y nostálgico. En su guión, Sharon Tate, interpretada por Margot Robbie, no es un ser humano, es un halo de pizpiretas sonrisas y carantoñas, gestos enrollados y dionisíacos pasos de baile sesentero; es rica y famosa, pero guay y tierna, pues va a un cine, compra primeras ediciones, recoge a hippies y todo eso. Por supuesto, el año es 1969 y la familia Manson está al acecho. Pero ahí están un actor de serie B, encarnado por un prodigioso Leonardo DiCaprio (nadie debería dejarle competir en los Oscar porque el premio es ya suyo), y su doble, interpretado por Brad Pitt como un superhéroe más, para cambiar el rumbo de la Historia (¡nada menos!). La deliciosa fotografía de Robert Richardson es suave, natural, y Los Ángeles es solamente un sueño - de canciones, espots televisivos, y grandes marquesinas de películas - por eso mismo el cuento de hadas acaba con los héroes siendo, literalmente, machos de serie B y asesinando a los Manson.<br />
<br />
Hay muchos espectadores convencidos de que el final es un homenaje al cine, una oda al poder de la ficción, o una representación de nuestros más hondos deseos. El mérito es de Tarantino, que además de espectadores, tiene a una legión de sabihondillos de un cine de barrio al que veneran con más autoridad que cualquier catedrático de filología clásica a Plotino. Hay algo hermoso en esta película, especialmente con la idea de los dobles. De hecho, la secuencia más afortunada contrapone un día rodando un western de Rick Dalton, el actor de serie B, mientras su doble protagoniza uno en el rancho Saphn, rodeado de seguidores de Manson. Es una secuencia bellísima y puramente cinematográfica, basada en el juego con dos escalas, con el escenario, con los significados genéricos y en la capacidad de perdernos por el artificio del cine. Es redundante, por supuesto, del mismo modo que su final es trivial, con el anhelo infantil, y finalmente pueril, de que los males del mundo pueden deshacerse a la fuerza y con la rígida violencia del justiciero. El cine, tal y como lo vivieron generaciones de personas, como programa doble, como centro de la cultura de las ciudades y las masas, se acaba mientras llegan las plataformas, los hogares, y con él, ciertos monopolios. Esta película nostálgica ni siquiera puede llevarnos a ese momento, por eso han errado los críticos convencidos de su nostalgia; se trata de la impotencia y por eso su final tiene sentido así: es una gratificación a la audiencia, conforme con este tiempo, mientras pretende añorar otro. Es un espectáculo violento tras dos horas de paz y cine relajado, disoluto, es, en fin, otra película contemporánea.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br />El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-45439992176690451142021-02-24T22:06:00.006+01:002021-02-24T22:31:36.440+01:00Habitar un desconcierto<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuTU3-vwe4AuzvANi4SliWZBqKN05w7-oagj8y3XugJsOOYEbV8MQzaBZ7asQutrXajJlGPuqeXf_vqDdQO71NnyIO9AB-nBcGNqeWwOZPNRc9pFUryIQbMx903CsE-TT_ZQPtdg/s990/descarga.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="990" data-original-width="650" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuTU3-vwe4AuzvANi4SliWZBqKN05w7-oagj8y3XugJsOOYEbV8MQzaBZ7asQutrXajJlGPuqeXf_vqDdQO71NnyIO9AB-nBcGNqeWwOZPNRc9pFUryIQbMx903CsE-TT_ZQPtdg/s320/descarga.jpg" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">A veces, no solamente podemos ser permisivos con los lugares comunes sino que, contrariamente al deber manifiesto de contrariarlos, podemos aceptarlos un poquito. Por ejemplo, el lugar común asegura que, aunque ocasionalmente incisivo, la carrera tardía de David Cornwell, a quien recordamos por su exquisito nom de plume John Le Carré como se recuerda a cualquier otro buen amigo, es más bien fallida porque ha perdido el <a href="https://ctxt.es/es/20201201/Culturas/34501/Pablo-Munoz-obituario-John-Le-Carre-novelas-guerra-fria-espias.htm">escenario</a> que llevó a su imaginación a los lugares más artísticamente interesantes de sus esfuerzos.</p><p style="text-align: justify;">El consenso del Le Carré tardío está sostenido por una admiración, más o menos moderada pero perdurable, por <i>El jardinero fiel</i> y no es difícil comprender las razones. En sus novelas previas, LeCarré nos ofrecía un grupo (el Circus) y un héroe gries (Smiley), cuando no lo que Belén Gopegui<a href="http://culturaenguada.es/literatura/3126-una-biblioteca-es-el-lugar-perfecto-donde-cambiar-el-mundo-a-pequena-escala"> describe como</a> "la elección entre dos bienes y dos males".</p><p style="text-align: justify;">Pero no estoy del todo de acuerdo con el aprecio. En líneas generales, <i>El jardinero fiel</i> es una novela fácil para LeCarré y sus admiradores porque está escrita, como <i>El sastre de Panamá</i>, como un estudiado homenaje al maestro, Graham Greene, para un mundo más cansado y menos prevenido por sus ironías (precisamente porque son menos letales). Si <i>El sastre de Panamá </i>era <i>Nuestro hombre en La Habana</i>, <i>El jardinero fiel </i>es una variación del <i>Factor Humano </i>con África y un romance triste de fondo. Pero uno elige a sus maestro y sin embargo, parece que son los temperamentos los que le eligen: donde Greene es finalmente trágico, sin dejar de ser tierno y divertido, LeCarré es fríamente irónico, sin que sea fácilmente cínico. El jardinero fiel es una elegante comedia de desengaños matrimoniales bañada en sangre, pero su intrahistoria africana, de los <a href="https://www.independent.co.uk/news/science/true-story-how-multinational-drug-companies-took-liberties-african-lives-315125.html">abusos farmacéuticos</a> cometidos en Kibera, lo cierto es que resulta asombrosamente pedestre. LeCarré nos dice, al cabo, que hay gente - en concreto, empresarios capitalistas - que mata por dinero, codicia o para ocultar otros pecados.</p><p style="text-align: justify;">Es por esa razón por la que considero <i>Amigos Absolutos </i>su mejor novela posterior a la caída del Muro. No es una novela que me resultara obvia. De hecho, en una primera lectura consideré sus simetrías rígidas, casi obligatorias tras la maravillosa (y perfecta) <i>Un espía perfecto</i>. Pero lo que eludí en mi primera (y miope) lectura es que las simetrías de <i>Amigos Absolutos</i> no son obvias, simplemente accesibles en una (sorprendente) vulnerabilidad.</p><p style="text-align: justify;">Una de las grandes limitaciones del <i>Jardinero Fiel</i> estaba muy bien disimulada, sucede con los mejores artistas, y por lo tanto, presentada a modo de ingeniosa premisa y obligación narrativa: el marido y viudo protagonista desvelaba, en su misterio, a una mujer, la aguerrida, comprometida y nada veleidosa compañera que acaba de perder, joven y vigorosa. Pero LeCarré no está del todo cómodo con el registro de una persona crecida en los años felices del Reino Unido: el personaje es tan acartonado que solo sus secretos nos permiten imaginarlo como alguien que no sea el entrañable dechado de grandes sentimientos.</p><p style="text-align: justify;">En <i>Amigos Absolutos</i>, en cambio, LeCarré aborda literalmente su compleja situación artística en 2003, hasta el punto de crear al único personaje memorable desde que Smiley apagara la luz: Ted Mundy es alguien que no tiene ningún lugar en el mundo geopolítico depsués de la Guerra Fría. Ejerce de payaso en un museo de glorias añejas inglesas en Alemania, y aunque tiene una amante joven, LeCarré nos ahorra su habitual virilidad romántica para presentarla como una persona deliberadamente aséptica (y por lo tanto, creíble). </p><p style="text-align: justify;">La novela transcurre entre los 60 - la década en la que los esfuerzos novelísticos de LeCarré se consagraron - y los 80 - su canto de cisne artístico. En esas décadas, Mundy, infatuado por su amigo absoluto Sasha, ejerce las labores de espía triple: para la Stasi junto a su gran amor y enemigo íntimo Sasha, el British Council-MI6 y la CIA. Pero de esos engaños no sucede una revelación sobre la Guerra Fría (y el mundo, en general y su estado en la Historia, en particular) sino una elipsis (poderosísima) que habremos de reconstruir hacia el final, cuando reencontrado con Sasha, Mundy deba decidir si participa (o no) de un nuevo acto revolucionario mientras la geopolítica, porosa, se mueve entre el reciente triunfo liberal y relaciones entre débiles que desean ser fuertes y fuertes que se ceban con los débiles.</p><p style="text-align: justify;">A diferencia de sus novelas previas, el final de <i>Amigos Absolutos</i> no es la traición última, ni tampoco la tragedia que precede al colapso. El final de la obra es sencillamente patético: el protagonista muere porque su desconcierto le lleva a ser engañado (dos veces) por pardillo y porque no ha entendido, ni siquiera remotamente, los códigos de sus viejos traicionados ni de sus antiguos jefes. Como el propio LeCarré, Mundy muere porque ya no hay lugar para dobles ni duplicidades: solo para una estupidez líquida que va costando vidas, al tiempo que con retóricas (acaso el diálogo que más veces oye el viejo Mundy es "¿realmente te crees tu retórica"?) nunca se sabe bien quien habla o de qué. </p><p style="text-align: justify;">Es un final casi beckettiano y también la última gran novela de un artista que, forzado a dejar sus poderes cual Prospero, se propuso un encantamiento no para retener solamente sus glorias sino para enfrentarse a la bruma de la que no habría de huir, como el naufragio que trae el fin de sus días. Y por eso es, también, el más emocionante testamento artístico de un maestro. </p>El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-66372802245187351202019-11-24T14:50:00.000+01:002019-11-24T14:50:00.269+01:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0n41VqGos-o_Ef540QmUJG4YCjv06Bjokqx0UIrvNPd31HF8c39r_PT2PqGt7vXaZjAElxSF1OZATor6BlxI67KFygSUC3sOqJh01NvpncMfMWxZCKKdpZIzAvYUYL1qs_Q9fKg/s1600/cover1.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1021" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0n41VqGos-o_Ef540QmUJG4YCjv06Bjokqx0UIrvNPd31HF8c39r_PT2PqGt7vXaZjAElxSF1OZATor6BlxI67KFygSUC3sOqJh01NvpncMfMWxZCKKdpZIzAvYUYL1qs_Q9fKg/s320/cover1.jpeg" width="204" /></a></div>
<span style="font-family: "ubuntu" , sans-serif; font-size: 16px; letter-spacing: 0.16px;"><br /></span>
<span style="font-family: "ubuntu" , sans-serif; font-size: 16px; letter-spacing: 0.16px;">«Un día estuvimos entronizados en el centro del universo, y el sol y los planetas, y el mundo observable en su integridad, giraban en torno a nosotros en una danza intemporal de adoración. Luego, en desafío a los sacerdotes, la astronomía despiadada nos redujo a un planeta que orbitaba alrededor del sol, una más entre las rocas. Pero seguíamos aparte, espléndidamente únicos, designados por el creador para ser señores de todo lo viviente. Luego la biología confirmó que éramos parejos al resto de los seres, y que compartíamos unos ancestros comunes con las bacterias, las violetas, las truchas y las ovejas. A principios del siglo XX nos sumimos en un exilio aún más oscuro cuando la inmensidad del universo nos desveló su ser e incluso el sol pasó a ser uno más entre los billones de soles de nuestra galaxia, galaxia que a su vez no era sino una entre billones. Al final, recurriendo a la conciencia, nuestro último reducto, quizá no nos equivocábamos al creer que ocupábamos un lugar de preeminencia respecto del resto de las criaturas del planeta. Pero la mente que un día se había rebelado contras los dioses estaba a punto de destronarse a sí misma por obra y gracia de su fabuloso alcance»</span><br />
<span style="font-family: "ubuntu" , sans-serif; font-size: 16px; letter-spacing: 0.16px;"><br /></span>
<span style="font-family: "ubuntu" , sans-serif; font-size: 16px; letter-spacing: 0.16px;">Ian McEwan, <i><b>Máquinas como yo</b></i>. Traducción de Jesús Zulaika.</span>El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com26tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-9741959980270262272019-09-23T10:08:00.004+02:002019-09-23T10:08:56.668+02:00Como transformar un hogar roto en una Batcueva<div dir="ltr" style="line-height: 1.7999999999999998; margin-bottom: 16pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiI5qU3gXt_gdWlcsl7oXZnKJCb8V5CIIQoE23CanyiT76cebCecKxoBOfDipOoOreM8fppj_AKJYb18edFmR1TjpplhsMBft9_hfjjwSSCOaJxvOwXwctNYe7ZcxSMx89gDRUag/s1600/batfamily.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="816" data-original-width="668" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiI5qU3gXt_gdWlcsl7oXZnKJCb8V5CIIQoE23CanyiT76cebCecKxoBOfDipOoOreM8fppj_AKJYb18edFmR1TjpplhsMBft9_hfjjwSSCOaJxvOwXwctNYe7ZcxSMx89gDRUag/s320/batfamily.jpg" width="261" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.7999999999999998; margin-bottom: 16pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: x-small;"><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Crédito de la fotografía: <a href="https://www.deviantart.com/gabzillaz/art/Everybody-loves-Alfred-252958851">gabzillaz.</a></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.7999999999999998; margin-bottom: 16pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">(</span></span><span style="color: #555555; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; white-space: pre-wrap;">Publicado originalmente en hlage.wordpress.com) </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.7999999999999998; margin-bottom: 16pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b>Henrique Lage</b></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.7999999999999998; margin-bottom: 16pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Puede que hoy por hoy suene a licencia poética, pero esto que voy a relatar es estrictamente cierto. Hay que situarse en un pueblo de provincias, donde la distribución editorial es francamente nula y la capacidad para conseguir cómics dependía de la frecuencia con la que tú o tu familia viajaba fuera. Dentro de la poca oferta que uno podía encontrar en quioscos y librerías destacaban dos héroes: </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Batman </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">y </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Spiderman</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. No conozco ahora mismo el contexto de que aquellos cómics llegaran con más frecuencia a mi entorno que los de otros superhéroes, pero no me cuesta imaginar que el impulso de las películas de </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Tim Burton</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> y las series de Spiderman de 1994 y el trabajo de </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Bruce Timm</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> en </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Batman: the animated series</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> tuvieran bastante que ver. El asunto es que, aunque la oferta escasease, tampoco había muchos coleccionistas de cómics en el pueblo; de ahí que llegara a un acuerdo con un amigo: yo coleccionaría todos los de Batman que llegase a mis manos y él haría lo mismo con los de Spiderman. A lo largo de los años nos íbamos intercambiando números hasta que esta práctica cayó en el olvido.</span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.7999999999999998; margin-bottom: 16pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por supuesto, los números no eran casi nunca consecutivos y mi manera de entender la mitología de Batman fue a través del Caos: el desorden, los cliffhangers que quedaban sin solución, la influencia de las dos series de televisión (la ya mentada serie de Timm, pero también la inolvidable serie de </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Adam West</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">), la incapacidad para reconocer continuidades o series distintas. Todo ello contribuía a mi fascinación, a esa sensación que </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Alan Moore</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> buscaba recrear en su </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Tom Strong</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> de estar observando por un pequeño agujero una parte de una historia más amplia y compleja de lo que yo llegaría a descubrir nunca. Batman existía antes de que naciesen mis padres y existirá mucho después de que yo muera.</span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.7999999999999998; margin-bottom: 16pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En esa sensación, la de una parte de un todo, la de un icono congelado para la eternidad y la de un ambiente folletinesco en constante expansión, volví a ver </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Judex</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> (Georges Franju, 1963) la semana pasada. </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Judex</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> es el remake de las películas de </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Louis Fouillade</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> que este creó para rebatir las críticas a sus anteriores trabajos, en los que los villanos eran la atracción principal, y de los que se decía que glorificaban la violencia. El </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Judex</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> de Franju es la perfecta película de Batman (con un punto </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">artie</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">) en muchos aspectos: </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Judex </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">se presenta como un héroe metódico, vengativo pero nunca sangriento o violento, con su propia Batcueva llena de artilugios y un </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Alfred </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">que la acompaña; el detective </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cocantin </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">es el, siempre un paso por detrás, Comisario </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Gordon, </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">y va a acompañado de un vivaraz muchacho, cual </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Robin; </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">juntos se enfrentan a </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Jacqueline</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, ladrona y ágil, embutida en un traje negro ceñido, una</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> Catwoman </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">de manual. No es sólo la presencia de una figura detectivesca (rasgo que esquivan casi siempre las películas oficiales de Batman) como Judex lo que fortalece la película, sino la interacción entre los distintos compañeros, enemigos y objetivos; el ser partícipes de los planes e investigaciones que se desarrollan entre subtramas coincidentes cuya conjunción resulta plenamente satisfactoria.</span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.7999999999999998; margin-bottom: 16pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ahora me encuentro leyendo </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Batman and Philosophy: the Dark Knight of the soul</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, editado por </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mark D. White </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">y </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Robert Arp</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> y me sorprende que, dentro de todos los artículos que componen el libro, no se encuentran muchas referencias a la batfamilia; sí, se habla del papel de tutor de Bruce Wayne a sus discípulos y colaboradores, pero no se les percibe como próximos o indispensables, sino como accesorios heredados de la Edad de Plata. La única cuestión verdaderamente relevante que plantea el libro es en el artículo </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">“Is it right to make a Robin?” </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">donde </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">James DiGiovanna</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> habla sobre la moralidad de entrenar adolescentes para luchar contra el crimen aún cuando Batman no empezó su andadura hasta ser adulto, tras una vida dedicada al entrenamiento. Me encuentro poco después con la ilustración arriba mostrada, de </span><a href="https://href.li/?http://gabzillaz.deviantart.com/" style="text-decoration: none;"><span style="background-color: transparent; color: #225588; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Gabzillaz</span></a><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, y me planteo algunas cuestiones sobre este grupo.</span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.7999999999999998; margin-bottom: 16pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Si uno repasa el historial de la batfamilia encuentra muchos huérfanos (</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Dick Grayson</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Jason Todd</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, Tim Drake, </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Barbara Gordon</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">), muchos niños con padres ausentes (</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Damian Wayne</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">,</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Stephanie Brown, Cassandra Caín</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">). Todos vienen de hogares rotos. Esa necesidad de Bruce Wayne de rodearse de menores con problemas parte de su propia infancia, de la necesidad no sólo de proporcionarles lo mejor a aquellos que se ven en una situación similar a la suya, sino de crear en su entorno la familia que nunca tuvo. Si pensamos en lo que diferencia a Batman de Judex, el murciélago es el centro de la historia, mientras que Judex es percibido por otros personajes y por ello sus acciones pasan a segundo plano, manteniendo un halo de misterio. Batman no puede ser como Judex porque implicaría que el lector no estaría leyendo un cómic con Batman de protagonista, si no un cómic sobre otros personajes que son testigos (y a veces, parte activa) de una entidad llamada Batman. La excusa que da </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Tim Drake</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, el tercer Robin, cuando deduce la identidad secreta de Batman para adquirir su puesto, es la necesidad que Batman tiene de Robin, como ying y yang, una fuerza alegre que equilibre la oscuridad de Batman. lo cierto es que Robin tiene una función narrativa muy clara: como el </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Watson</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> de </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Holmes</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, permite al lector escuchar las deducciones del detective sin tener que recurrir a voces en off y se transforma en la voz que plantea las preguntas adecuadas. En otras palabras: la constante presencia de la batfamilia es lo que separa al Batman del </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Joker</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, es su punto de contacto con la humanidad, con la esperanza de que los que vienen siguiendo su legado no necesitarán caer en la excesiva gravedad con la que se toma su misión para ser responsables.</span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.7999999999999998; margin-bottom: 16pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Con la salida del nuevo videojuego </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Batman: Arkham City</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, ha habido muchas voces críticas con el rumor de la aparición de Robin. Se ha destilado odio ante el hecho mismo de que el personaje (sin identificar cual de los ¡cinco! personajes que han tenido esa identidad sería) formase parte del juego, incluso del Universo del propio juego. Como si los villanos de inspiración carrolliana tuviesen más permiso para pertenecer al canon que la mitad del Dúo superhéroico. ¿De dónde nace ese desprecio? Evidentemente, de las adaptaciones cinematográficas antes mentadas, en los que directores como Tim Burton o </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Christopher Nolan </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">no tuvieron el valor suficiente para encarar a Robin: el primero por huir del recuerdo del tono amable del Batman de Adam West y la influencia del infame libro de </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Fredric Wertham</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La seducción del inocente</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> que apuntaba a Batman como pedófilo; el segundo por mantenerse alejado en todo lo que trajese a la memoria del espectador el díptico de </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 700; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Joel Schumacher</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Batman forever</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> y </span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Batman y Robin</span><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, de terrible fama.</span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.7999999999999998; margin-bottom: 16pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: transparent; color: #555555; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pero lo cierto es que Batman no tiene sentido sin su batfamilia, no sólo por cómo le complementa. Frank Miller defendía a Robin como "la idea de un dibujante" por su poco peso literario y su capacidad icónica, haciendo más grande al héroe al situarse a un niño a su lado. Yo sí considero que Robin tiene, como el resto de personajes de la Batfamilia, un peso importante en la manera en la que Batman funciona, series como la reciente (y brillante) Batman: The brave and the bold demuestran cómo Batman brilla de otra forma en compañía. Y, por supuesto, Robin en solitario ha protagonizado buenos tebeos, aunque el odio haga creer a los falsos fans que no es así. Cada vez que oímos que Batman es responsable de cada chiflado del crimen con un disfraz de Halloween parece que olvidemos que también inspira a su alrededor a gente incluso más eficiente que él. La Batfamilia es el centro del excelente trabajo que mi adorado Grant Morrison está realizando en DC Cómics y no puede excluirse tan fácilmente. Son, como el nombre indica, una família porque la mayoría de murciélagos terminan formando a su alrededor colonias de millones de individuos, y están ahí los unos para los otros.</span></span></div>
El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-53847250019308514072018-05-24T13:30:00.001+02:002018-05-24T13:30:22.718+02:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4qeFHR1xGFe3XntcKf-xbzN1s8ZPig-xaonA4C8N1nAU2oDK7lDIVnm-CNZgnZZIOt3UPQBxIFythW8fVwRnXshg6lX4ngWsUkHn22MDBmpHnhRRy0N-_vUH_7R3Ot_hs69RxmQ/s1600/aristoteles.GIF" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="433" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4qeFHR1xGFe3XntcKf-xbzN1s8ZPig-xaonA4C8N1nAU2oDK7lDIVnm-CNZgnZZIOt3UPQBxIFythW8fVwRnXshg6lX4ngWsUkHn22MDBmpHnhRRy0N-_vUH_7R3Ot_hs69RxmQ/s320/aristoteles.GIF" width="221" /></a></div>
<span style="color: #14171a; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="background-color: white; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></span>
<span style="color: #14171a; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="background-color: white; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">Porque la golondrina no hace verano, ni un solo día, y así tampoco hace feliz un solo día o un poco tiempo. </span></span><br />
<span style="color: #14171a; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="background-color: white; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></span>
<span style="color: #14171a; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="background-color: white; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">Aristóteles. <i><b>Ética a Nicómaco</b></i>. Versión de Julián Marías y María Araujo.</span></span>El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-65609447156968613202018-05-24T13:18:00.001+02:002018-05-24T13:18:29.624+02:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigbgxE1T8D7U-YsGGtMsCWMYxc6xNED3SBDzWA33l-WGVZ-hDIYU4EuxgYiKqsEiTr_EvTt4-Zb-otFwZiT-PSgdsdL4XxoaXl2D1BfhCs3hvtTK1a1lDxlfgkHE2vHME-IxHVfw/s1600/roth.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="370" data-original-width="370" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigbgxE1T8D7U-YsGGtMsCWMYxc6xNED3SBDzWA33l-WGVZ-hDIYU4EuxgYiKqsEiTr_EvTt4-Zb-otFwZiT-PSgdsdL4XxoaXl2D1BfhCs3hvtTK1a1lDxlfgkHE2vHME-IxHVfw/s320/roth.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
Pero el ingenio o la ironía para un chico como el Sueco es como si le sujetaran su columpio, pues la ironía es un consuelo humano y está fuera de lugar cuando uno se desenvuelve como un dios.<br />
<br />
Philip Roth, <i><b>Pastoral Americana.</b></i> Traducción de Jordi Fibla.El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-59117006868133541472018-05-24T13:16:00.000+02:002018-05-24T13:30:51.898+02:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEih0xo1PNn1Bg_k2RnhJrZJHN4MAMrmhM_Hk7fQY0VrxYZnSrC0EVWDf7qPazA-1EyDperA7PHiFp1XE_RO9hF3q4cgITA0CPPg3foljXuAaQsESfRKD3cnX4bBQsEFOZubmDLmew/s1600/despedida.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEih0xo1PNn1Bg_k2RnhJrZJHN4MAMrmhM_Hk7fQY0VrxYZnSrC0EVWDf7qPazA-1EyDperA7PHiFp1XE_RO9hF3q4cgITA0CPPg3foljXuAaQsESfRKD3cnX4bBQsEFOZubmDLmew/s1600/despedida.jpg" /></a></div>
<br />
No hay nada que pueda llenar tanto a una persona como los celos. La muerte de la madre de Kamila, hace un año, fue sin duda una desgracia mayor que cualquiera de las aventuras del trompetista. Y, sin embargo, la muerte de mamá, había sido menos dolorosa, aunque Kamila quería a su madre enormemente. Aquel dolor fue misericordiosamente multicolor: había en él tristeza, nostalgia, emoción, autorrecriminación (¿había cuidado suficientemente de ella?, ¿no la habría desatendido?) y serena sonrisa. Aquel dolor fue misericordiosamente disperso: los pensamientos iban del féretro de la madre a los recuerdos, a la propia infancia, incluso más allá, a la infancia de la madre, se desplazaban hacia decenas de preocupaciones prácticas, se desplazaban hacia el futuro que permanecía abierto y en el cual, como consuelo (sí, fueron un par de días excepcionales, durante los cuales él fue para ella un consuelo) se hallaba Klima.<br />
<br />
Pero el dolor de los celos no se movía en espacio alguno, daba vueltas como un berbiquí alrededor de un solo punto. No había dispersión alguna. Si la muerte de la madre abría las puertas al futuro (un futuro distinto, más huérfano pero también más maduro), el dolor producido por la infidelidad del marido no abría futuro alguno. Todo se centraba en una única (inmutablemente presente) imagen del cuerpo infiel, en un único (inmutablemente presente) reproche. Cuando mruió su padre, podía oír música, podía incluso leer; cuando tenía celos no podía hacer absolutamente nada.<br />
<br />
Milan Kundera,<i><b> La despedida</b></i>. Traducción de Fernando Valenzuela.El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-62968072036707229652018-02-09T19:45:00.000+01:002018-02-09T19:46:41.592+01:00<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdTGxPH6Uu-QLYauilCu9_oLdl-FOavFHg81IAS6i6A7Hh8IIVPOTWxXrhvt1XzNKoUtgD3EIEZKbyDRFb_3ktZ3RHPnbJ0dHeZSoNIwTlHbeBfm-w0J1eh8E2uT5WJTp1MyTzlg/s1600/willa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="834" data-original-width="560" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdTGxPH6Uu-QLYauilCu9_oLdl-FOavFHg81IAS6i6A7Hh8IIVPOTWxXrhvt1XzNKoUtgD3EIEZKbyDRFb_3ktZ3RHPnbJ0dHeZSoNIwTlHbeBfm-w0J1eh8E2uT5WJTp1MyTzlg/s320/willa.jpg" width="214" /></a></div>
<br />
En el brillante sol de la tarde uno veía que su piel ya no era como los lirios blancos, tenía el matiz de marfil de las gardenias que empiezan a marchitarse. La mata de negro azulado parecía más que nunca demasiado abundante para su cabeza. Tenía arrugas, y cierta nueva tirantez en las comisuras de la boca. Pero lo asombroso era cómo estos cambios podían esfumarse en un instante, borrarse por completo con un destello de personalidad; y uno lo olvidaba todo de ella menos a ella misma.</div>
<br />
<b>Willa Cather</b>, <i>Una dama extraviada</i>. Traducción de Ismael Attrache.El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-55388300128177198642017-08-29T16:31:00.001+02:002017-08-29T16:32:22.691+02:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiP0uNIiV0Stoepkn-z5fKt2s1n4LIyhR3kNlqdZrrL1SQjaQIwDm9e38uOHl8IWypwWyPP5AFRPTUCD9jb9Far1GN84AsV2i-hJSAOGxRY1E20GLTGIY1-_sWkY6VTOaenRo_vUw/s1600/bobadas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="763" data-original-width="501" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiP0uNIiV0Stoepkn-z5fKt2s1n4LIyhR3kNlqdZrrL1SQjaQIwDm9e38uOHl8IWypwWyPP5AFRPTUCD9jb9Far1GN84AsV2i-hJSAOGxRY1E20GLTGIY1-_sWkY6VTOaenRo_vUw/s320/bobadas.jpg" width="209" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
El destino de los pueblos se hace de este modo, dos hombres en habitaciones pequeñas. Olvida las coronaciones, los cónclaves de cardenales, la pompa y los desfiles. Así es como cambia el mundo: la carta que se empuja sobre una mesa, un trazo de pluma que altera la fuerza de una frase, el suspiro de una mujer cuando pasa dejando en el aire un rastro de azahar o agua de rosas; su mano cerrando la cortina del lecho, la discreta visión de piel sobre piel.<br />
<br />
Hilary Mantel, <i><b>En la corte del lobo</b></i>. Traducción de José Manuel Álvarez Flórez.El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-641613834439766392017-06-13T22:27:00.003+02:002017-06-13T22:27:20.693+02:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
<img height="320" src="https://imagessl2.casadellibro.com/a/l/t0/82/9788484287582.jpg" width="231" /></div>
<br />
<br />
<br />
Aquel hombre tan práctico no vislumbraba la disimilitud de los sentimientos tras la paridad de las formas de expresarlos. Como unos labios libertinos o venales le habían susurrado frases semejantes, no creía gran cosa en el candor de estas de ahora; había que restarles, pensaba, las palabras exageradas que ocultan afectos mediocres; como si la plenitud del arma no recurriera a veces para desbordarse a las metáforas más vacuas, ya que nadie, nunca, puede dar la medida exacta de sus necesidades, ni de su forma de concebir las cosas, ni de sus dolores; y la palabra humana es como un caldero rajado con el que tocamos melodías para que bailen los osos, cuando lo que querríamos es llegar a las estrellas.<br />
<br />
Gustave Flaubert; <b><i>La señora Bovary</i></b>. Traducción de Maria Teresa Gallego Urrutia.El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-83858189103640995382017-06-01T18:40:00.002+02:002017-06-01T19:07:40.557+02:00<h2>
<b><span style="font-weight: normal;"><span style="font-size: large;">PRÓLOGO </span></span></b></h2>
<h3>
<b><span style="font-weight: normal;"><br /><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">PEQUEÑO ENSAYO SOBRE EL TRABAJO QUE EL LECTOR
PEREZOSO NO DEBE OMITIR, SO PENA DE PERDERSE
ALGUNOS RAZONAMIENTOS FORMATIVOS – CARÁCTER
DEL HÉROE – EL DE SU PADRE</span></span></b></h3>
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: large;"></span><br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: large;"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUB05hSAe5YTn01cs74DDphAYKd3IR0gHnNAQlIofFdEwcuPsK_RFKP_EbsVRKexQrrYEt5X__8kL4cspX6WVKKKKK4b57RAcqvGlyoIq1cyMOcgTENGynx5dl3z3CGzfE_ABD2A/s1600/Foto+para+Los+dos+Luises+2000+ter.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1404" data-original-width="1059" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUB05hSAe5YTn01cs74DDphAYKd3IR0gHnNAQlIofFdEwcuPsK_RFKP_EbsVRKexQrrYEt5X__8kL4cspX6WVKKKKK4b57RAcqvGlyoIq1cyMOcgTENGynx5dl3z3CGzfE_ABD2A/s320/Foto+para+Los+dos+Luises+2000+ter.jpg" width="241" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: large;"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><span style="font-size: x-small;"> </span></span></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: large;"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: x-small;">«E<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">l</span> autor en el año 200o, fecha de publicación de LOS DOS LUISES»</span></span>
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"> </span></div>
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Es notable la cantidad de tonterías que dice y hace la
gente en nombre del trabajo. Precisamente uno de los rasgos
que mejor definen nuestro deteriorado sentido de la sociedad
es que en esta en que vivimos el trabajo califica, y que
basta con preguntar a alguien a qué se dedica para inferir de
su respuesta la completa medida de su valor. Como instrumento
de calificación, estas inquisiciones son tan intimidantes
como capciosas; pero cabe suponer que tras ellas se oculta
satisfecho cierto espíritu de conquista sobre antiguas nociones
como las de belleza, talento, virtud e incluso cuna,
nociones que el trabajo no ha incorporado tanto como ha
sustituido y que ciertamente, fuera de su acaparador dominio,
puede decirse que ya van quedando caducas. Nadie
pone en duda, de hecho, su caducidad, y muestra de ello es
la pésima condena que sufre en esta época la otrora distinguida,
pacífica y admirable figura del ocioso, que hoy vemos
extinguirse avergonzada y cabizbaja, incapaz de substraerse
–peor aún, convencida totalmente– de las injuriosas acusaciones
de haraganería e inutilidad.<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"> </span>Gracias al trabajo, todo el
mundo puede hoy sentirse superior al pobre ocioso que no
lo tiene ni lo desea, y especialmente a sus razones suficientes
para no tenerlo ni desearlo, demasiado extemporáneas a estas alturas para suscitar el escándalo en vez del desprecio.
Hoy sólo hay desprecio para el ocioso: hasta quienes carecen
de vocación para ese estado, es decir, los que no tienen trabajo
pero lo desean y aun exigen, los llamados parados,
arrastran la inicua fama de aquellos a los que de ningún
modo pretenden imitar y padecen por esta falsa similitud infinitas
penas y castigos; y es incluso frecuente que algunos de
esos parados, gracias al mismo equívoco del que son víctimas,
lleguen a preguntarse con indecible angustia si no serán
acaso tanto o más indeseables que esos gandules vocacionales
por cuya causa han perdido, además del amor propio, la dignidad
social. </span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Así se explica, entre otras razones, por qué actualmente
lo que a menudo tiende a verse como consecuencia directa
de la situación de paro, esto es, la indigencia y la canallería,
no pueda considerarse cabalmente degradación de nada,
pues es evidente que, a causa de los mencionados prejuicios,
quien llega a estos extremos está ya previamente degradado.
Degradado por los demás y degradado por sí mismo, al indigente
o al canalla apenas le queda otra salida que exhibir públicamente la suma de su degradación, para que tanto unos
como otros comprueben hasta qué punto estaban en lo cierto.
Y, en vista de que toda demostración de convicciones,
además de producir horror y escalofrío, produce también
una espantosa sensación de coherencia, es práctica reconocida
entre los degradadores recompensar el ejemplo de los degradados
arrojándoles de vez en cuando unas monedas, unas
cartillas o unos subsidios, que éstos invertirán coherentemente,
y a fin de que todo se continúe verificando, en perpetuar
su ilustrativa degradación. </span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Semejante espectáculo, que a pesar de todo jamás ha
sido moral, ni mucho menos heroico, es sin embargo tan
sólo una de las consecuencias del grotesco ideario de la cultura
del trabajo. Pero hay otras desde luego, y algunas, curiosamente,
no tienden a la exclusión, sino a la integración. <span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"></span>Por supuesto la sociedad aplica una enorme diligencia a la obra
de expulsar fuera de sus límites, manifiestamente y haciendo
toda clase de ruido, a quienes han caído en la abominación
de vivir sin trabajar; se cuida incluso, como se ha apuntado,
de que el lugar prohibido donde se los confina sea, como
aviso, provechoso. Pero tampoco es menor, y sin duda más
meritorio, el esfuerzo dedicado a dar a toda esa gente –en
efecto– trabajo. Entre los sobrecogedores esfuerzos de asimilación
habría que mencionar por lo menos dos, a cual más
patético, y sin embargo cada uno de ellos igual de relevante
y característico.</span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"> La primera de estas felices tentativas opera sobre algunos
de los valores anotados al principio de estas líneas, los cuales,
en virtud de cierta enfermiza intransigencia, han visto supeditada
la clase de aprecio que se les otorga a la condición de
que se hallen convenientemente profesionalizados. Así, puede
ser uno, con gran reconocimiento y beneficio, una belleza
profesional, un talento profesional o hasta un virtuoso profesional,
pero de ningún modo una belleza inútil, un talento
desperdiciado, o una buena persona que no sirve para nada,
pues ninguna de estas cosas goza del más mínimo crédito y
no conlleva, por tanto, ninguno de los favores que hacen
más llevadera la vida en comunidad. Más bien resulta bochornoso
el regocijo con que los tiranos de la mentalidad
profesional celebran el reconocimiento de cualquiera de estas
gracias en individuos sin talentos sociales o simplemente
sin interés por hacer de ellas su medio de vida; y, si no, piénsese
tan sólo en el inmenso y placentero alivio que produce
poder decir de una mujer, por ejemplo, que es muy guapa
pero muy tonta, y predecir a continuación que naturalmente
acabará presa de los chulos o de las drogas. Si la predicción
se cumple, además, el éxtasis demostrativo alcanza cimas de
otro modo inconquistables.</span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"> Pero hay otras circunstancias, aparte de los dones morales,
que permiten igualmente adscribirse a un productivo proceso de profesionalización: cosas como la raza, el sexo, la
orientación sexual, la clase social, el pueblo o lugar donde
uno ha nacido, cosas, en fin, que también son algo impuesto,
no elegido, pero que pueden resultar más o menos inconvenientes
en un particular entorno y verse asimismo en la
obligación de ser redimidas. El trabajo puede, en efecto, redimir
de todo rasgo étnico, sexual, estamental o nacional
considerado una tara por el pensamiento dominante de determinada
sociedad; pero a la larga, y en virtud de esa misma
situación conflictiva, la conciencia del prejuicio puede llegar
a convertirse en sí misma en un trabajo, y uno vivir tan ricamente
no sólo de condenar aquello que unos tarados defienden
en su marginación sino de defender aquello que, desde
su integración, condenan unos intolerantes. Todas las emancipaciones
suelen tener sus profesionales, de uno y otro bando,
sin que eso parezca suponer ningún desdoro para sus respectivas
causas, pues los esfuerzos de unos y otros se hallan
debidamente encaminados para que nunca dejen de parecer
una misión. Cuánto hay de impulso trascendente y cuánto
de mala conciencia tras esas enérgicas proclamas es difícil de
decir, aunque uno tiende a pensar que en el fondo de sus
conciencias a este tipo de profesionales tiene que darles un
poco de apuro vivir simplemente de ser lo que son. </span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">A otros, en cambio, no les da el menor apuro vivir de
cualquier cosa, incluso de una que no sean o no hagan,
como es el caso de los inútiles. La absorción de los inútiles
por y para el mundo del trabajo es otra de las consecuencias
que vale la pena considerar, porque cuenta con multitud de
afectados y eso hace de ella una de las más tremendas y gravosas.
En una sociedad ideal, que no rindiese desmedido
culto al trabajo y supiese apreciar en lo que valen las virtudes
del ocioso, las calamidades del inútil no pasarían tampoco
inadvertidas; pero estarían oportunamente diferenciadas, sin
necesidad por ello de hallarse sometidas a ningún prejuicio
de orden moral o social. <span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"></span>Ahora bien, una sociedad ideal puede prescindir muy bien de esta clase de prejuicios, pero quizás
no de los prejuicios de orden práctico: es perfectamente
posible que ser inútil –es decir, carecer por completo tanto
de talento natural como de aptitud para el aprendizaje– no
sea nada intrínsecamente malo, no tiene por qué, pero al
mismo tiempo no tiene por qué, además de no ser malo, ser
molesto para los demás. En una sociedad ideal el inútil tendría
su lugar propio, siempre se le podría encontrar una tarea
que pudiera fingir hacer sin molestar a nadie, y sería, en
fin, considerado y respetado por todo ello: como no tendría
ninguna necesidad de ser útil, que es lo que pierde a los inú-
tiles, el hecho de que además no se le permitiera serlo no se
percibiría como una discriminación sino como una contribución
enormemente valiosa para el conjunto de la sociedad. </span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Pero para eso, claro, se necesitaría no sólo una sociedad
liberada de prejuicios económicos y morales, no obsesionada
ni torturada por el terror a toda posible pérdida de recursos,
sino una razonada y ecuánime política en cuanto al mencionado
objeto de encontrar para los inútiles un lugar o una
ocupación. Las cuestiones prácticas parece que siempre se
cuentan entre las razones del fracaso de las utopías, y es
comprensible que el mundo haya palidecido ante la dificultad
de un desafío de este rango. Pero lo que no es comprensible
es que, después de palidecer, le haya dedicado tan poca
atención y haya optado, no se sabe si guiado por la vergüenza
o por algún sentido del propio beneficio, por una inhibición
chapucera y culpable. No saber qué hacer con los inútiles
no debería ser una excusa para darles trabajo ni mucho
menos, como sucede con exasperante regularidad, para hacerlos
jefes. El resultado de una inhibición no debería ser
una solución, y sin embargo parece que la sociedad ha solventado
el problema de los inútiles no sólo ganándolos para
la causa del trabajo sino situándolos con honores en lugares
de importancia. <span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"></span>En nuestra sociedad, que ha perdido el camino de las ideas a fuerza de encontrar, para tales problemas
prácticos, semejantes soluciones prácticas, el inútil accede
con consentida facilidad a posiciones de influencia, adquiere
poder y prestigio, y comúnmente se deja en sus manos la
realización de empresas que implican y comprometen a buena
parte de la humanidad. El inútil concibe, pues, proyectos,
los lleva a cabo con todos los medios puestos a su alcance, y
cuando fracasa, aunque siempre tarda un poco en darse
cuenta, normalmente les pone remedio con una nueva gran
idea y unos nuevos grandes medios que sin grandes nuevas
sorpresas vuelven nuevamente a fracasar. De todo este ciclo
que se repite inalterable el mundo no obtiene nada de interés,
más que padecimientos y decepciones; le queda, si acaso,
cierta resignación nada ejemplar que prepara al individuo
social para los males del porvenir mediante la mezquina habituación
a un trabajo puramente instrumental y sin conciencia,
desligado de sus principios y sus fines, y por consiguiente
jamás alimentado por la esperanza. En cambio el
inútil, gracias al mismo proceso vicioso, consigue finalmente
aprender una cosa, la única que aprende en su inútil vida y
la única, por otra parte, que necesita para prolongarla: aprende
a disimular. </span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">No cabe, a pesar de todo, considerar un progreso la adquisición
de esta aptitud aplicada no sólo al ocultamiento de
la propia inutilidad –lo que a fin de cuentas puede ser humanamente
comprensible– sino especialmente, y eso es lo más
abyecto, a la confusión con la utilidad ajena. La gran conquista,
la conquista definitiva del inútil ha consistido en que
las cosas bien hechas hayan llegado a no tener más valor que
las mal hechas, como resultado de una astuta depreciación
del mismo concepto de valor. Es lo de menos, en nuestra sociedad,
que una cosa esté bien o mal hecha; basta con que
alguien lo diga o se lo crea, pues todo su valor estriba en su
poder de persuasión, en su manejo más o menos hábil del
favor de la credulidad. El valor de las cosas no depende de sí mismas; no está en ellas, en sus propiedades o características
tal como las percibimos, resultado de una determinada idea
y de una determinada forma de llevarla a cabo; está más acá
o más allá de todo eso, no en lo que las describe o define en
cuanto obra terminada sino en lo que, en su favor o descrédito, se alega: en el esfuerzo que han costado antes y en la
aceptación que han tenido después. Si algo puede justificarse
por la venerable cantidad de medios desplegada para su consecución
–sea dinero, sea tiempo, sean recursos humanos:
cualquier contingente de penalidades numerables–, pocos
habrá que se atrevan a negarle el mérito, por mucho que en
su fuero interno sospechen que se trata de una chapuza o
de una tontería. Y si, con medios o sin ellos, chapuza o tontería,
la cosa triunfa, ¿requiere acaso mayor justificación?
¿Quién presta oídos al infeliz, sin duda un envidioso o un
fracasado, que pretenda ponerla en entredicho? Una cosa
que obtiene éxito compromete a la sociedad que se lo prodiga;
es por tanto imposible poner en entredicho a la una sin
poner en entredicho a la otra, y quien pretenda convencer a
la sociedad de que está equivocada cuando hay otro que se
empeña en convencerla precisamente de lo contrario es obvio
que tiene todas las de perder.</span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"> El coste y la recompensa, inversión y beneficios: a eso
parece reducirse todo. Cualquiera de estas alegaciones da valor
a cualquier cosa que no lo tenga, y resulta prácticamente
indispensable para que aquellas que sí lo tienen puedan
prosperar. No se trata, sin embargo, de una razón puramente
económica, a pesar de la terminología; hay motivos suficientes
para pensar que forma parte, desde antiguo, de toda una
manera de entender la vida, o de confundirla, para ser exactos.
Una vieja, arraigada y crucial confusión de conceptos,
una tediosa y eterna disputa entre el trabajo como castigo y
el trabajo como obra, casi siempre resuelta a favor del primero,
como claramente simboliza la historia de la palabra en
un buen número de lenguas. Busco en uno de los libros de la biblioteca de mi padre, la <i>Enciclopedia de las principales
ideas de Occidente</i>, datos sobre su origen y evolución y me
encuentro, como temía, con una genealogía innoble y tortuosamente
ramificada. </span><br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Resulta que, en todas las lenguas románicas,
que comparten significativamente la forma y el
concepto, la palabra deriva en última instancia del latín vulgar
<i>tripal</i></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>ĭum</i>, término documentado en un texto conciliar
del siglo VI y referido a una especie de cepo en el que los reos
padecían tormento; se cree que estaba constituido por tres
palos (<i>tri-pal</i></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>ĭum</i>) en cruz, y aunque no se dan informaciones
más detalladas es de suponer que, si constaba de tres palos,
debía de ser, incluso en número, algo realmente horrible.
Esta realidad miserable es la que se halla tras las formas
romances evolucionadas que se atestiguan más o menos desde
principios del siglo XII con el significado figurado de
‘pena, sufrimiento’, o más adelante de ‘esfuerzo penoso’, y finalmente
de ‘trabajo’ en el sentido actual, que ya era común
en el siglo XVI. Es cierto que algunas lenguas han interceptado
en cierto modo y en determinado momento la singular
pero lamentable lógica de este recorrido: en inglés, por ejemplo,
fuera de la Romania, <i>tripal</i></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>ĭum</i> ha dado <i>travel</i>, ‘viajar’,
que tiene algo que ver con ‘sufrir’ pero no con ‘trabajar’; y el
italiano, por su parte, parece haber reservado travaglio especialmente
para las acepciones más penosas (<i>travaglio di parto</i>
es ‘dolor de parto’), es decir, para las más fieles a su origen,
prefiriendo lavoro para las demás. El origen de <i>lavoro</i>, no
obstante, el pagano <i>labor</i>, si bien es en todo ajeno a la idea
de suplicio, no lo es a la de fatiga o esfuerzo, ni aun a la de
infortunio, por lo que no puede decirse que, al apartarse de
la senda, este idioma haya tomado realmente un rumbo distinto
u original. </span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">El autor del artículo en la citada <i>Enciclopedia </i>no deja de
rastrear en todo ese proceso la huella del famoso «sudor» bíblico, esa tremenda venganza de Dios quizás no tanto contra
los violadores del Paraíso como contra el Paraíso mismo, que se detecta igualmente, como para sugerir una idéntica deformación
mental más allá de las fronteras lingüísticas, en la
evolución del concepto en otras lenguas no románicas: así, el
neerlandés<i> arbeid </i>o el alemán <i>arbeit</i>, hoy ‘trabajo’ (‘acción de
trabajar’), también en su origen significaban ‘pena, calamidad’.
Pero afortunadamente no todas las lenguas han seguido
el mismo curso ingrato: en catalán, por ejemplo, junto
con el obligado <i>treball</i>, que se usa sobre todo en sentido pasivo
(‘trabajo realizado’, ‘resultado de trabajar’), existe <i>feina</i>,
de uso más amplio y de más ilustre procedencia, pues deriva
del latín facienda ‘cosas por hacer’, del verbo<i> fac</i></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>ĕre</i>, ‘hacer’. <a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=14194283#1" name="top1"><sup>1</sup></a> </span><br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Este desdoblamiento se da también en alemán, donde, al
lado del citado arbeit se mantiene, para las acepciones pasivas,
<i>werk</i>, que, como su pariente el inglés <i>work</i> (aunque éste
con la ventaja de carecer de rivales y de valer, por tanto, para
los dos sentidos), no tiene otra mancha en su origen que una
raíz indoeuropea sólo hipotéticamente reconstruida; pero
por lo demás su primer significado documentado es ‘cosa
hecha’, ‘obra (material o moral)’, sin sombra de tormento o
maldición.</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8nWK-Ui9Rwe9bOHCgGf_zV5j44ET_Tq3hC_k_oaeqaLontJ9Zgs637DiOmcWmf6okulc20rRgtz1n7ZPwZNm82_UgtQ5o1X5EJyj2AMZ29X0aHD8xfexJWFv31xx50_5xzC1uuQ/s1600/Los+dos+Luises+2000+C%25C3%25ADrculo+de+Lectores.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1025" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8nWK-Ui9Rwe9bOHCgGf_zV5j44ET_Tq3hC_k_oaeqaLontJ9Zgs637DiOmcWmf6okulc20rRgtz1n7ZPwZNm82_UgtQ5o1X5EJyj2AMZ29X0aHD8xfexJWFv31xx50_5xzC1uuQ/s320/Los+dos+Luises+2000+C%25C3%25ADrculo+de+Lectores.jpeg" width="204" /></a></div>
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Y, volviendo a la Romania, me pregunto yo, ¿no tenía el
latín clásico palabras suficientes –y suficientemente justas,
por añadidura– para expresar el concepto de trabajo sin que
sus herederos se vieran en la necesidad de recurrir a formas
tardías, tenebrosas y decadentes como<i> tripal</i></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>ĭum</i>? ¿Qué ha
sido de la mucho más honorable familia compuesta por
<i> opus</i>, <i>op</i></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>ĕra, oper</i></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>āri, etc.</i>, donde el trabajo se consideraba una
actividad o un efecto más relacionados con la atención y el
cuidado puestos en ellos que con el esfuerzo doloroso, y
donde por supuesto no andaba por ahí contaminando la
idea desastrosa de castigo o calamidad? Los descendientes de
esta rama cierto es que han encontrado su sitio en la turbia
vastedad del legado románico; muchos de ellos introdujeron
el concepto de trabajo antes que sus rivales de la familia <i>tripal</i></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>ĭum</i>
y algunos aún conviven con éstos o con otros (como
el italiano <i>opera</i>, que los diccionarios definen como <i>attività
lavorativa in genere</i> o <i>lavoro materiale</i>) conservando su antiguo
significado. Pero también es verdad que históricamente
la competencia los ha colocado en franca desventaja, condenándolos
a sobrevivir prisioneros de locuciones fosilizadas
(como en español <i>manos a la obra</i>) o como puras reliquias literarias
o dialectales (como, en francés, <i>œuvrer</i> o <i>ouvrer</i>). En
cuanto a obrero y a sus equivalentes en otras lenguas, que
efectivamente han triunfado con el significado de ‘trabajador
(sobre todo manual)’, apenas gozan hoy siquiera del crédito
de los ideólogos, fuera de cuyo ámbito resultan por lo demás
prácticamente impronunciables.
En realidad la suerte y la salud de la familia <i>oper</i></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>āri </i>ha
dependido de la medida en que sus miembros se han alejado
de la esfera del ‘trabajar’ para acercarse a la del ‘hacer’, o de la
medida –mejor dicho– en que el pensamiento de la comunidad
ha ido tendiendo, para su equívoco y más que dudoso
provecho, un abismo cada vez mayor entre esas dos esferas
que uno se inclinaría a concebir, en un puro ejercicio de la
razón, lógicamente próximas. Por fortuna esta proximidad no
se ha perdido del todo y hoy todavía es posible encontrar
contextos en los que <i>obra </i>y<i> trabajo</i> son aceptablemente intercambiables,
sobre todo con referencia a las llamadas producciones
del intelecto o del espíritu (un filósofo, un arquitecto,
un músico pueden hablar indistintamente de sus «trabajos» o
de sus «obras») y siempre y cuando éstas se vean como algo ya hecho, terminado, producto final de una actividad.
Pese a todo, el triunfo de los derivados de<i> tripal</i></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>ĭum</i> en
las acepciones con sentido activo, es decir, aquellas que conciben
el trabajo como actividad y no como resultado, y que
son realmente las que más afectan al común de los mortales,
es indiscutible; y de eso parece desprenderse sin la menor
alegría, para terminar con este folletín etimológico, que la
idea de sufrir es mucho más útil y productiva que la idea de
hacer a la hora de crear toda una cultura. Lo de hacer –da la
impresión– es como si, a pesar de ser algo característico del
género humano, estuviera envuelto en una niebla de misterio
y de peligro, una niebla de la que no fuera posible salir
con total seguridad, o con cierta seguridad, al menos, de encontrar
algo «bueno» al otro lado: en vista quizás de que lo
primero que<i> hicieron</i> nuestros primeros padres fue pecar. En
cambio, al otro lado del sufrir parece extenderse una tierra
bastante segura, una perspectiva clara, con dos únicos límites,
ambos perfectamente acotados: la muerte y el perdón. </span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"> Éstas son las metas que a uno le aguardan al final de la
senda del suplicio. Y uno podría pensar que al menos la primera
de ellas no ofrece, después de todo, lo que se dice muchos
alicientes para justificar una vida entregada al trabajo;
la verdad es que no ofrece ninguno. Sin embargo, hay que
conceder que la idea de la muerte pierde bastante de su carácter
terrible en cuanto se asocia a la idea de destino, o de
cualquier otra cosa funesta y –sobre todo– irrevocable que
favorezca la bien arraigada creencia de que, para la castigada
condición humana, es imposible cambiar. Está comprobado
que todo hábito, incluso el que es doloroso, acaba generando
insensibilidad, o cuando menos una suerte de familiaridad
sin sobresaltos, más que tolerablemente enajenante, una
sensación de pasar, de <i>padecer</i> el tiempo que en su perversión
hasta puede ser «entretenida» y que todos aquellos que están
sujetos a un trabajo impersonal y rutinario, indiferente a sus
motivos, medios y objetivos, seguramente conocen muy
bien. En cuanto al perdón, parece una alternativa mucho
más prometedora, y no es raro que la prefieran los trabajadores
más sensibles y también los más audaces, pues con el perdón
suelen venir la salvación y las recompensas, cosas que
cada trabajador, según sea su tipo de sensibilidad, espera en
una u otra vida. En cualquier caso la esperanza de un premio
no sólo justifica el padecimiento sino que impulsa la competitividad,
de tal manera que aquel que ha padecido mucho
puede aspirar legítimamente a ser mejor premiado que uno
que haya padecido poco. Esta justicia tiene luego sus más y
sus menos, evidentemente, porque no siempre se aplica con
rigor explicable, y con frecuencia es causa de numerosos
pleitos y controversias; pero esto no es al fin y al cabo lo importante,
porque está visto que las veleidades del reparto no
tienen el efecto ni el poder de invalidar las aspiraciones, que
suelen permanecer imperturbables. Además, la importancia
que se da al premio es tan grande que la sociedad no puede
permitirse declararlo desierto por un simple remilgo sobre
quién se lo merece más y quién se lo merece menos, so pena
de verse empujada, a fuerza de interrogantes, a un vacío de
valores en el que se encontraría no sólo contestada sino anulada.
De ahí que el premio muchas veces sirva para explicar a
posteriori todo lo inexplicable, y que el trabajo se legitime
no en función de lo que es sino de lo que demuestra. De
esos esfuerzos y contrariedades, a la par que de sus triunfos y
delicias, saben mucho no sólo los inútiles con éxito sino
también –una coincidencia menos paradójica de lo que puede
parecer a simple vista– todos los que conciben su trabajo
como una misión insobornable. </span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Como se habrá visto, tanto la perspectiva de un destino
que conforma e hipnotiza como la de un premio que demuestra
la productividad del sufrimiento coinciden en relegar
a un muy contingente segundo término el valor del trabajo
como obra hecha, como resultado de sí mismo (de un<i>
hacer</i>). Una lo obvia completamente, ya que si lo importante es padecer da igual cómo se padezca, y ya que el fruto del
padecimiento, sea cual sea, no va a alterar en ningún caso el
destino de padecer; y la otra, sin duda más perversa, desplaza
el resultado del trabajo fuera de él, en un premio o recompensa
que finalmente lo explica, aunque el padecimiento
haya sido, como ocurre con frecuencia, puramente nominal.
Es curioso cómo, mientras la primera de estas alternativas
necesita el padecimiento como hecho, como realidad padecida,
la segunda lo necesita únicamente como excusa y aun
puede, pese a sustentarse en su principio, prescindir de él. Al
fin parece que el premio no sólo justifica las cosas: hace que
desaparezcan.</span><br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">En fin... Me doy cuenta de que este ya largo e intempestivo
capítulo introductorio, más que un convincente prólogo
para esta historia, parece componer su enseñanza, su moraleja,
cuando en principio sólo pretendía dar una idea aproximada,
una ubicación, de su medio moral. Puedo decir, sin
embargo, que tengo varias razones para haber procedido de
este modo. La primera es que, si bien tampoco me gustan
demasiado los principios, aún me gustan menos las conclusiones,
porque las conclusiones, pese a lo que se cree, son en
realidad, por su carácter demostrativo, mucho más incorruptibles
que los principios; éstos, en cambio, por muy férreos
que sean, siempre pueden oxidarse. La segunda razón pretende
ser de orden práctico: había pensado empezar directamente
con el más odioso de los temas de esta historia con la
intención de despacharlo sin más contemplaciones, y con
la esperanza de no tener que volverlo a tratar; ahora está por
ver si las páginas que siguen harán o no honorables estas expectativas.
Me temo que no. Yo no soy un sujeto honorable.</span><br />
<br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Lui<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">s Magrinyà<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">, <i><b>Los Dos Luises</b></i>. <span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">(Ed. Anagrama, <span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Barcelona, 2000).</span></span></span></span></span><br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: x-small;"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"> </span></span></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: "cambria"; text-align: justify;"><span style="text-align: justify;">©Luis Magrinyà, 2000. Por cortesía del
autor</span></span></span> </span><br />
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"> </span><span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">
</span><br />
<hr width="80%" />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: xx-small;"><br />
</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: xx-small;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="1"><b>1 </b></a>Es curioso notar cómo la fortuna de esta voz en su paso al español, en la forma<i> faena</i>, ha sido ilustrativamente restringida: lejos de sustituir
a trabajo o de convivir al menos en igualdad de condiciones con él,
su uso se ha especializado en el ámbito de la pesca y la agricultura y también,
por otra parte, en el de la tauromaquia, pero, salvo en este último
caso y sin duda por prejuicios asociados a los oficios que designa, es una
palabra sin el menor prestigio social. Y eso cuando no toma un sentido
claramente despectivo: uno de sus significados más generales es precisamente
‘jugarreta, mala pasada’.<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=14194283#top1"><sup>↩</sup></a></span>El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-90538356983709015552017-03-12T22:40:00.000+01:002017-03-12T22:40:36.569+01:00Detalles (1)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEG0hxn4H1RWzMhuQgnmGs7kYYQIhyphenhyphenpZkXteJKmKI2b83jACOdrxMFfeJsUo9EZUoDbqgHzL-gXbcf-9aMeewgl9-1MMRrOmQb2gIemuW9-6jHPrd6wBVRCj-38EA3hQ3MzX3bgw/s1600/snow+2%2529.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEG0hxn4H1RWzMhuQgnmGs7kYYQIhyphenhyphenpZkXteJKmKI2b83jACOdrxMFfeJsUo9EZUoDbqgHzL-gXbcf-9aMeewgl9-1MMRrOmQb2gIemuW9-6jHPrd6wBVRCj-38EA3hQ3MzX3bgw/s320/snow+2%2529.jpeg" width="210" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por culpa del espacio, cada vez más pequeño, es normal que hablemos usando generalidades. Podemos incluso conceder a los más suspicaces del lugar que hay algo relacionado con la jerga de los lenguajes promocionales, claro.</span></div>
<b id="docs-internal-guid-aa59a631-c39f-237e-d8b9-239d502ab2bf" style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">¿Pero qué es el lenguaje promocional antes que eso sino una síntesis? La razón por la cual encontramos </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">miradas lúcidas y profundas</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> no es porque un publicista tomara decisiones sobre adjetivos, sino porque alguien decidió que ése lenguaje - el lenguaje que usaban ciertos tipos de personas - era conveniente para describir un libro, una película, etcétera con fines dobles.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Si seguimos el hilo del razonamiento, nos daremos cuenta de que es muy difícil explicar una novela. Uno la puede analizar usando marcos teóricos que otros nos han prestado o se puede esforzar en hacer un resumen esmerado de su argumento; pero rara vez contamos con la ocasión de explicarla. En los foros de novela, sean más profesionales o más agradables, hablaremos de ella haciendo cierto tipo de análisis (contextos, procedimientos) o profiriendo impresiones. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esto se debe a muchas cosas. La primera es evidente, podemos empezar por una generalidad: estamos limitados. No tenemos una conciencia idéntica a quien escribe tal o cual novela y no siempre somos interlocutores perfectos. De hecho, eso sucede pocas veces y ni siquiera “perfecto” significaría aquí otra cosa que un proceso complejo que tiende a afinarse antes que un fin o un estado acabado.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Otra cosa es que no leemos tantos autores en nuestro idioma como creemos. Una parte crucial de la literatura es la traducción, y aceptando el trabajo (el esfuerzo, la concreción, la inteligencia prestada) de un traductor, aceptamos nuestra incapacidad de transitar por otros sentidos profundos.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">¿Y si escribe en nuestro idioma quién garantiza que lo haga en contextos reconocibles? Sucede (aunque no solamente) con los clásicos. Al mismo tiempo, aunque tenemos una teoría disponible, no siempre la tenemos toda y no tenemos, desde luego, el tiempo que requiere para aceptarla.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Así que leer es siempre un movimiento entre límites. Pero eso no puede eximirnos de leer a novelistas también en sus detalles. Los detalles rara vez aparecen citados entre tantas generalidades, pero son una parte central del placer de leer novelas.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por ejemplo, han aparecido muchas reseñas de la novela de Diego Zuñiga, </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Racimo</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. Todas hablan de cosas bastante razonables con las que además estoy de acuerdo. </span><a href="http://cultura.elpais.com/cultura/2015/04/29/babelia/1430319889_306726.html" style="text-decoration: none;"><span style="background-color: transparent; color: #1155cc; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: underline; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Leemos</span></a><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> que la novela dibuja una “realidad espectral” donde lo </span><a href="http://www.elcultural.com/revista/letras/Racimo/36251" style="text-decoration: none;"><span style="background-color: transparent; color: #1155cc; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: underline; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">más temible</span></a><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> es “la ambigüedad de la historia”.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Muy bien, muy bien. Pero yo no puedo olvidar un detalle del principio de la novela. El protagonista, Torres Leiva, se encuentra haciendo un viaje al norte (de Chile) con su madre. Entonces, Zuñiga escribe:</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<blockquote class="tr_bq" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Torres Leiva pensó en un principio que era una broma, porque a su madre le gustaba hacer ese tipo de bromas: decir algo que nadie espera, decir algo incómodo, mirar las caras de desconcierto, de pregunta y luego explicar el chiste y reírse. Decir, por ejemplo, quiero viajar al norte, quiero que le pidas a tu papá que te preste un auto porque voy a ir a Iquique a ver a una amiga. Decir eso quedarse en silencio, demorar la explicación y reírse. Pero no, no hubo broma esa vez.</span></blockquote>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Zuñiga está usando un rasgo trivial de un carácter (cómo alguien usa un registro de humor no del todo cómodo) de un modo especialmente afectuoso. Y con dos intenciones. El lector sabe que Torres Leiva pudo pensar eso, pero que ese pensamiento en sí no es importante. Lo importante es que el escritor está, con el detalle, dejándonos acceder a un tipo de experiencia (lejana) con la que Torres Leiva se ha formado. Leiva recuerda algo trivial de su madre pero importante para la situación del presunto viaje (sus bromas sin mucha gracia) pero el lector tiene acceso a una mujer que en sus ganas de desconcertar, está viva ante nuestros ojos y reconocemos algo de su vida.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Lo cierto es que en las novelas de Belén Gopegui (desde la mejor a la peor; la primera a la última) están repletas de detalles, que rara vez aparecen mencionados. Hoy voy a comentar algunos de </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El Padre de Blancanieves</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La novela trata de los quehaceres de un grupo de militantes que está tratando de construir un pequeño aparato ecologista en Madrid. Una de las militantes es Susana, y su compromiso afecta decisivamente a su família: digamos que repercute en la manera en que todo es percibido, desde por parte de sus hermanas hasta para su madre, Manuela, y su padre, Enrique.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Gopegui combina varios registros y también narradores. Por una parte, están los sujetos colectivos, quienes hablan como si se tratan de la potencia aristotélica y también de la propia Belén Gopegui: presentan sentido del humor, algunas esperanzas y también melancolía. Interpelan al lector y lo sorprenden. Estos sujetos colectivos cumplen una función bien distinta al coro de asalariados de Lo Real: aquí no ejercen una función de dudar y llamar a las cosas por su nombre, sino de dar a conocer la contingencia de lo que ocurre.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por otra parte, los protagonistas hablan en largos intercambios epistolares: sus discursos se cruzan en correos electrónicos donde también hacen relatos de su percepción de las cosas. Además, la novela usa la tercera persona con cierta amplitud. Como digo, </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El padre de Blancanieves</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> es una novela muy sofisticada y experimental pero tiene la ventaja de ser muy fluida.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx1gYdMxsTG2TKSSpuBGKapU5cYPCiEB9Zl4RbXkjitOUE5Cv-WyWMpVpku_MzEVZa-NQ5IMd6KOLOLeSyMTnlg7iE1USQoZ-_BAc_zN94zDO03O6irlVBGVuheyMnAbf17ugFpg/s1600/snow+%25281%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx1gYdMxsTG2TKSSpuBGKapU5cYPCiEB9Zl4RbXkjitOUE5Cv-WyWMpVpku_MzEVZa-NQ5IMd6KOLOLeSyMTnlg7iE1USQoZ-_BAc_zN94zDO03O6irlVBGVuheyMnAbf17ugFpg/s1600/snow+%25281%2529.jpg" /></a></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Durante la lectura, resulta difícil atender a lo que hace la autora porque sigue, como todas las novelas de su autora, una estructura dramática con catarsis incluida. La novela, de hecho, se pone en marcha cuando un ecuatoriano es despedido porque Manuela, la madre de la militante Susana, denuncia que un repartidor ecuatoriano ha llegado tarde con el pedido del supermercado. Como consecuencia, el ecuatoriano es despedido y decide acosar a Manuela y la responsabiliza de su desgracia. Pese a sus ganas de denunciar al ecuatoriano, Enrique termina ayudando a que éste encuentra trabajo tal y como quiere su esposa.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Gopegui nos permite acceder a la conciencia de Enrique, usando el estilo indirecto libre. </span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<b style="font-weight: normal;"><br /></b><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Enrique se acostó al mismo tiempo que Manuela y estuvo esperando hasta que notó que ella se dormía. Desde el dichoso asunto del ecuatoriano, a Manuela le costaba coger el sueño. Enrique sabía que se dormía mejor cuando él estaba en la cama. Pero hacía dos días que el ecuatoriano ya tenía trabajo. Enrique confiaba en que, poco a poco, las cosas cambiasen. Una semana, dos, y pronto lo ocurrido sería sólo una historia sorprendente que Manuela terminaría contando en las cenas. En cuanto escuchó la respiración regular de Manuela, se levantó sin hacer ruido.</span></blockquote>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Este párrafo apenas da cuenta de una secuencia sencilla: Enrique se acuesta con Manuela y cuando se duerme, se levanta porque no puede dormir. Al mismo tiempo, accedemos a un estado mental, a un sentimiento, una preocupación de Enrique: sus ganas de olvidar el incidente con el ecuatoriano.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">De acuerdo, pero Gopegui, como vemos, no hace solamente eso. Para empezar, nos ayuda a pensar qué clase de palabra usa Enrique al pensar o verbalizar esa cosa. “Desde el dichoso asunto del ecuatoriano, a Manuela le costaba coger el sueño”. En realidad, el dichoso es el que nos indica el punto de vista de Enrique. Además, accedemos a un pensamiento no demasiado halagüeño. Si nos ponemos dramáticos podemos decir algo así como “vaya tela” o “¡tremendo”. Pues ante la preocupación de su esposa, el marido piensa “pronto lo ocurrido sería sólo una historia sorprendente que Manuela terminaría contando en las cenas”.</span></div>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Al mismo tiempo, se trata de un detalle divertido. Dolorosamente divertido. Porque, en efecto, podemos indignarnos con el pensamiento de Enrique pero si somos justos con el personaje ¿no resulta acaso plausible que ésa sea la clase de cosa que sucede en el entorno dónde Enrique y Manuela viven? Uno donde la tranquilidad alterada termina generando anécdotas para llenar cenas y pasar el rato.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: "arial";"><span style="font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;">Sabremos más cosas de Enrique, de lo que piensa y dice y hace, pero parece evidente que necesitamos estos detalles.</span></span></div>
El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-40991718696186972992017-03-11T18:19:00.002+01:002017-03-11T18:19:57.797+01:00Una invitación<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.centrallibrera.com/imagenes/9788494/978849431997.GIF" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://www.centrallibrera.com/imagenes/9788494/978849431997.GIF" /></a></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El otoño pasado releí </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Las olas</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> de Virginia Woolf y tuve una intuición más bien perezosa. Me pregunté cómo sería el mundo para la gente antes de Woolf. A fin de cuenta, la literatura nos da también maneras de entender lo posible y eso también está relacionado con el discurso público que escuchamos a un escritor o escritora.</span></div>
<b id="docs-internal-guid-aa59a631-be5f-5a85-a3a9-62b69c2d9811" style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> ¿Cómo explicar una figura como Woolf? Parece bastante razonable preguntarse por su obra y por lo que abrió a la literatura inglesa, y la importancia de su figura, nos recuerda que en circunstancias adversas, recordarla era también preguntarse por cómo lo hizo respecto a los límites.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La figura de Woolf supuso un pequeño avance del siglo veinte: una segunda mitad donde la extensión de derechos podría suponer, al menos, la posibilidad de que las mujeres pensaran e intervinieran más decisivamente en el campo cultural (tanto como en otros).</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Como tantas cosas, la tarea permanece incompleta y a ratos difícil. La importancia de Woolf, sabemos hoy, fue doble: lo más evidente es que fue una autora de novelas magníficas, ensayos absolutamente necesarios para comprender lo que vino después y con una vida lo suficientemente dramática para seguir inspirando a otros y otras a escribir ficciones sobre ella.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pero la otra importancia es acaso la más crucial para la vida de la cultura: a las lectoras y lectores de Woolf le siguieron escritoras en inglés como Susan Sontag o Zadie Smith cuya capacidad y voluntad de pronunciarse públicamente no era extraña. Es decir, Woolf intervino en la tradición, en nuestra forma de verla y pensarla.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Quiero evitar escribir que se trata de “nuestra Virginia Woolf” - porque sus temperamentos son bien distintos - pero no puedo evitar pensar que Belén Gopegui ha hecho esto en la más reciente literatura española. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Parece difícil de describir. La generosidad de Gopegui fue amplia. Su descubridora y en gran medida maestra fue Carmen Martín Gaite. Ésta lo tuvo realmente difícil, incluso más todavía. En una literatura española que iba a ser regurgitada por machos, Gaite fue una intelectual rebelde, audaz y con una cultura de primera que supo hasta sobrevivir a la Salamanca franquista.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pero Gopegui hizo algo más, creo. Algo emocionante. Ha escrito una novela sobre la experiencia reciente de la España democrática. A veces este aspecto, decisivo, se obvia. No por Hayley Rabanal quien habla de “buscas de solidaridad” en su tesis dedicada a Gopegui.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La importancia de Gopegui es que abre un camino. En dicho camino, publicar artículos con lecturas exigentes, caracterizados por la soltura de pasar de una película de masas a un gesto sutil, se ha hecho una costumbre feliz.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Su idioma español, donde convive una lectora en poesía con otra capaz de pensar idiomáticamente cosas tan dispares como Flaubert, Umbral o Tólstoi, ha sido un regalo para quienes prefieren la lectura atenta. Pero su obra y ejemplo - sin ningún premio literario oficial y oficioso, en un esfuerzo titánico dadas las condiciones de vida - nos dejan un tipo de literatura que se hace más y más pequeña y no desfallece.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pero no es este un lamento, de esos bonitos que tanto y tan bien ha criticado la autora. En realidad, es una invitación. </span><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">Gopegui ha escrito dos novelas infantiles, tres obras maestras de la novela para adultos, una novela juvenil, y un puñado de ensayos memorables. Hay un par de guiones. De un debut lírico y tan sensual que parece ideal para citar en cualquier cortejo hemos pasado a novelas de espías (o con espionaje) tristísimas, extrañas, guerreras.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Gopegui es, por último, una escritora preocupada por lo que nos pasa. O lo que creemos que nos pasa. En sus relatos, estar en una organización política no es necesariamente un desencanto. </span><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">Pero como no es una escritora predictiva, lo que pasa después es lo más interesante. Como sus personajes. Por eso merece la pena leerla ¿no? </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Intentaré explicar en gran medida el sentido de sus novelas. Por qué usa tan bien los detalles o los diálogos. Cada novelista levanta su mundo ante nuestros ojos, inventa o se mide con lo que llamamos técnica, brega en solitario con un montón de voces y nos encuentra leyendo en situaciones dispares.</span></div>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Lo que seguirá será, únicamente, un gesto de cortesía.</span></div>
El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-52908386880860877392017-03-06T01:15:00.001+01:002017-03-06T01:15:26.741+01:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://http2.mlstatic.com/rorty-habermas-sobre-la-verdad-D_NQ_NP_10142-MLA20025321039_122013-F.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://http2.mlstatic.com/rorty-habermas-sobre-la-verdad-D_NQ_NP_10142-MLA20025321039_122013-F.jpg" /></a></div>
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 12.8px;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 12.8px;">La pregunta sobre la existencia de creencias o deseos comunes a todos los seres humanos tiene poco interés, excepto desde la perspectiva de una comunidad utópica, inclusivista, que se jacte de las diferentes clases de persona que acoge, y no de la firmeza con que mantiene afuera a los extraños. La mayoría de las comunidades humanidades son exclusivistas; su sentido de la identidad y las autoimágenes de sus miembros dependen del orgullo de no ser verdaderos otros tipos de personas: personas que adoran a un dios equivocado, comen comidas equivocadas o tienen algunasotras perversas y repelentes creencias o deseos. Los filósofos no se preocuparían por tratar de mostrar que ciertas creencias y deseos se encuentran en todas las sociedades, o que están implícitos en algunas prácticas humanasi mposibles de eliminar, a menos que esperaran mostrar que la existencia de sas creencias es una prueba de la posibilidad de construir una comunidad planetaria inclusivista. En este ensayo usaré la expresión "política democrática" para referirme al intento de plantear la existencia de tal comunidad.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 12.8px;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 12.8px;">Richard Rorty, <i>Universalidad y verdad</i> en Richard Rorty / Jürgen Habermas <b><i>Sobre la verdad ¿validez universal o justificación? </i></b>Traducción de Patricia Wilson.</span>El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-39163891229491529702017-03-06T01:11:00.002+01:002017-03-06T01:11:24.351+01:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://imagessl1.casadellibro.com/a/l/t0/51/9788495311351.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://imagessl1.casadellibro.com/a/l/t0/51/9788495311351.jpg" width="205" /></a></div>
<br />
Nosotros, los que nos conocemos, nos desconocemos a nosotros mismos: y por buenas razones. Nunca nos hemos buscado: ¿cómo podría suceder que un día nos <i>encontrásemos</i>? Con razón sea ha dicho: <span style="background-color: white; font-family: "Lucida Sans Unicode", "Lucida Grande", "DejaVu Sans", sans-serif; font-size: 13.6px;">« </span>dónde está vuestro tesoro, allí está también vuestro corazón<span style="background-color: white; font-family: "Lucida Sans Unicode", "Lucida Grande", "DejaVu Sans", sans-serif; font-size: 13.6px;">«»</span>; nuestro tesoro está donde están las colmenas de nuestro conocimiento. Siempre estamos en camino hacia ellas, como insectos voladores natos y recolectores de miel del espíritu; preocupándonos tan sólo de una cosa: <span style="background-color: white; font-family: "Lucida Sans Unicode", "Lucida Grande", "DejaVu Sans", sans-serif; font-size: 13.6px;">« </span>de traer algo a casa<span style="background-color: white; font-family: "Lucida Sans Unicode", "Lucida Grande", "DejaVu Sans", sans-serif; font-size: 13.6px;">«»</span>. Y en cuanto al resto de la vida, a las llamadas vivencias ¿quién de nosotros tiene la seriedad suficiente para ellas? ¿O siquiera el tiempo suficiente? Me temo que en tales asuntos nunca estamos del todo en lo que estamos: nuestro corazón no está allí; ¡y ni siquiera nuestro oído! Como, quien distraído de un modo divino y sumido en sí mismo, vuelve en sí de pronto, cuando las doce campanadas del mediodía han retumbado estrepitosamente en sus oídos, y se pregunta: <span style="background-color: white; font-family: "Lucida Sans Unicode", "Lucida Grande", "DejaVu Sans", sans-serif; font-size: 13.6px;">« </span>¿Qué es lo que he soñado?<span style="background-color: white; font-family: "Lucida Sans Unicode", "Lucida Grande", "DejaVu Sans", sans-serif; font-size: 13.6px;">«»</span>, así algunas veces nos frotamos nosotros los oídos <i>cuando ya todo ha pasado</i> y nos preguntamos muy sorprendidos, muy consternados: <span style="background-color: white; font-family: "Lucida Sans Unicode", "Lucida Grande", "DejaVu Sans", sans-serif; font-size: 13.6px;">« </span>¿Qué es lo que hemos vivido, más aún: quiénes somos en realidad?<span style="background-color: white; font-family: "Lucida Sans Unicode", "Lucida Grande", "DejaVu Sans", sans-serif; font-size: 13.6px;">«»</span> y, como he dicho, sólo<i> cuando ya han pasado</i> contamos, las doce campanadas de nuestra vivencia, de nuestra vida, de nuestro<i> ser.</i>...¡ay!, y nos equivocamos en la cuenta. Seguimos siendo necesariamente extraños a nosotros mismos, no nos comprendemos, <i>debemos</i> equivocarnos, para nosotros rige por toda la eternidad el principio de cada cual es el más lejano para sí mismo; para nosotros mismos no somos cognoscentes....<br />
<br />
Friedrich Nietzsche, <i><b>La genealogía de la moral</b></i>. Traducción de José Luis López y López de Lizaga.El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-28749308363698885222017-03-06T01:02:00.000+01:002017-03-06T01:02:04.753+01:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1year100books.files.wordpress.com/2012/01/twilight-of-the-idols.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://1year100books.files.wordpress.com/2012/01/twilight-of-the-idols.jpg" width="213" /></a></div>
<br />
<br />
1<br />
<br />
El ocio es el comienzo de toda psicología, ¿sería pues un vicio?<br />
<br />
2<br />
<br />
Aún el más valiente de nosotros, rara vez tiene valor para enfrentarse a lo que realmente sabe.<br />
<br />
3<br />
<br />
para vivir solo, hay que ser un animal o un dios - dice Aristóteles -. Falta tomar en cuenta una tercera posibilidad: ser lo úno y lo otro a la vez: un filósofo....<br />
<br />
4<br />
<br />
<span style="background-color: white; color: #333333; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px;">«</span>Toda verdad es simple<span style="background-color: white; color: #333333; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px;">»</span> ¿No es esta una doble mentira? <br />
5<br />
<br />
Yo quiero, de una vez para siempre, no saber muchas cosas. La sabiduría traza límites también del conocimiento.<br />
<br />
Friedrich Nietzsche, <i><b>El ocaso de los ídolos</b></i>. Traducción de Roberto EchavarrenEl Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-7196881120253367622017-02-28T15:54:00.001+01:002017-03-06T01:12:18.326+01:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://images-na.ssl-images-amazon.com/images/I/41pdcoUsENL._SY344_BO1,204,203,200_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://images-na.ssl-images-amazon.com/images/I/41pdcoUsENL._SY344_BO1,204,203,200_.jpg" width="203" /></a></div>
<div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif; font-size: x-small;"><br /></span></div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;">«Hasta este momento nunca me había conocido» dice Elizabeth Bennet. </span><span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;">«Cómo comprender los engaños que consigo misma había tenido y seguir viviendo» medita Emma. El autoconocimiento es para Jane Austen una virtud tanto intelectual como moral, muy cercana ao tra virtud que considera fundamental y que es relativamente nueva en el catálogo de virtudes.</span><br />
<div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;">Cuando Kierkergaard opuso los modos de vida ético y estético en <i>Enten-Eller</i>, argumentaba que la vida estética es aquella en que la vida humana se disuelve en una serie de momentos presentes separados, en la que la unidad de la vida humana se pierde de vista. Por el contrario, en la vida ética los compromisos y responsabilidades con el futuro surgen de episodios pasados en que se concibieron obligaciones, y los deberes sumidos unen el presente con el pasado y el futuro de modo que conforman así la unidad de la vida humana. La unidad a que Kierkergaard se refiere es la unidad narrativa, cuyo lugar central en la vida de las virtudes he descrito en el capítulo precedente. En la época de Jane Austen esa unidad ya no podía tratarse como una mera presuposición oc ontexto de la vida virtuosa. Ha de ser continuamente reafirmada, y su reafirmación más en los hechos que en las palabras es la virtud que Jane Austen llama constancia. La constancia es fundamental en dos novelas por lo menos, <i>Mansfield Park</i> y <i>Persuasión</i>, en cada una de las cuales es la virtud central de la heroína. La constancia, según palabras que Jane Austen pone en boca de Anne Elliot en su última novela, es una virtud que las mujeres practican mejor que los hombres. Y sin constancia, todas las demás pierden su objetivo hasta cierto punto. La constancia refuerza, y se refuerza con, la virtud cristiana de la paciencia, pero no es lo mismo que la paciencia, así como la paciencia refuerza, y se refuerza, con la virtud aristotélica del valor, pero no es lo mismo que el valor. Así como la paciencia conlleva necesariamente unr econocimiento de lo que es el mundo que el valor no xige, también la constancia exige el reconocimiento de una especial amenaza la integridad de la personalidad en el mundo típicamente moderno, reconocimiento que la paciencia no exige necesariamente.</span></div>
<div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;">No es casual que las dos heroínas que muestran la constancia más notable tengan menos encanto qeu el resto de las heroínas de Jane Austen, y que una de ellas, Fanny Price, haya sido considerada positivamente poco atractiva por muchos críticos. Pero la carencia de encanto de Fanny es fundamental para las intenciones de Jane Austen. Porque el encanto es la cualidad típicamente moderna de quienes carecen de virtudes, o las fingen, y les sirve para conducirse en las situaciones de la vida social típicamente moderna. Camus definió una vez el encanto como aquella cualidad que procura la respuesta </span><span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;">«sí» antes de que nadie haya formulado pregunta alguna. Y el encanto de Elizabeth Bennet o incluso el de Emma puede confundirnos, aun siendo auténticamente atractivo, en nuestro juicio sobre su carácter. Fanny carece de encanto, sólo tiene virtudes, virtudes auténticas, para protegerse, y cuando desobecede a su guardián, sir Thomas Bertram, y rehúsa casarse con Henry Crawford, sólo puede ser porque su constancia lo exige. Con este rechazo demuestra que el peligro de perder su alma le importa más que la recompensa de ganar lo que para ella sería un mundo entero. Persigue la virtud por la ganancia de cierto tipo de felicidad, y no por su utilidad. Por medio de Fanny Price, Jane Austen rechaza los catálogos de virtudes que encontramos en David Hume o Benjamin Franklin.</span></div>
<div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;">El punto de vista moral de Jane Austen y la forma narrativa de sus novelas coinciden. La forma de sus novelas es la de comedia irónica. Jane Austen escribe comedia y no tragedia por la misma razón que lo hizo Dante; es cristiana y busca el <i>telos</i> de la vida humana implícito en la vida cotidiana. Su ironía reside en hacer que sus personajes y sus lectores vean y digan algo más y distinto de lo que se proponían, para que ellos y nosotros nos corrijamos. Las virtudes, junto con los riesgos y peligros que sólo mediante ellas se pueden vencer, proporcionan la estructura tanto de la vida en la que el <i>telos</i> puede ser alcanzado, como de la narración en que la historia de tal vida puede desarrollarse. Una vez más, resulta que cualquier visión específica de las virtudes presupone una visión igualmente específica de la estructura narrativa y la unidad de la vida humana y viceversa. </span></div>
<div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;">Jane Austen es en un sentido crucial - y junto con Cobbett y los jacobinos - el último gran representante de laa tradición clásica de las virtudes. A las generaciones recientes les ha sido fácil prescindir de su importancia como moralista, porque al fin y al cabo es una novelista. Y les ha parecido a menudo, no <i>sólo</i> una mera autora de ficción, sino una autora de ficción comprometida con un mundo social muy limitado. Lo que no an observado y lo que debe enseñarnos a observar la yuxtaposición de sus intuiciones con las de Cobett y las de los jacobinos, es que tanto su tiempo como después la vida de las virtudes apenas dispone de un espacio cultural y social muy restringido. En gran parte del mundo púlbico y privado, las virtudes clásicas y medievales fueron reemplazadas por los endebles sustitutos que ofrece la moralidad moderna. Cuando digo que Jane Austen es en un aspecto crucial la última representante de la tradición clásica, no quiero negar que haya tenido descendientes. En un relato corto y poco leído, Kipling con mucha penetración decir a uno de sus personajes que era la madre de Henry James; mejor podría haber sido la abuela. Pero James escribe en un mundo en que, como lo atestigua su misma evolución novelística, la substancia de la moral cada vez es más escurridiza. Esta indefinición altera el carácter de la vida pública y de la vida privada. En particular, lo que esto signifique para la vida pública dependerá del destino de una virtud en particular, la de la justicia. </span></div>
<div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="background-color: white; font-family: "arial" , sans-serif;">Alasdair MacIntyre, <b>Tras la virtud</b>. Traducción de Amelia Valcárcel.</span></div>
El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-59945753871948393992017-02-06T21:58:00.001+01:002017-02-06T22:20:16.330+01:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhm2i0B9RinJ0eQwFif8V5UMvpHfMM9H-uhp8lvpU13ZoW5VSggV-7sgED8tAJp-DFJsGSrB3I9-qfUTF61tQa5zolofqK8XJS96VF43-A2Yi92JpibE1Rr8RPqXDC8GztDbAtODQ/s1600/tol.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhm2i0B9RinJ0eQwFif8V5UMvpHfMM9H-uhp8lvpU13ZoW5VSggV-7sgED8tAJp-DFJsGSrB3I9-qfUTF61tQa5zolofqK8XJS96VF43-A2Yi92JpibE1Rr8RPqXDC8GztDbAtODQ/s320/tol.jpg" width="207" /></a></div>
<br />
El príncipe Andréi sonrió mirando a su hermana, como sonreímos escuchando a la gente que creemos que no tienen secretos para nosotros.<br />
<br />
Lév Tolstói. <i><b>Guerra y paz</b></i>. Traducción de Gala Arias Rubio.El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-8086327942390241762017-02-02T17:35:00.002+01:002017-02-06T21:59:37.731+01:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5rE4JFgfFoMzOAz0cKdjBQOMSla2B99SbPPiBiSsElehiTBA4yggRlc-TXd7V1d79arP7eqwH9rDlZVD3Vh2zLp8tfj6PGG-9ROu2YHPIAZznM8MyzZOvg1E-76yhDiZsPkbTIQ/s1600/tol.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5rE4JFgfFoMzOAz0cKdjBQOMSla2B99SbPPiBiSsElehiTBA4yggRlc-TXd7V1d79arP7eqwH9rDlZVD3Vh2zLp8tfj6PGG-9ROu2YHPIAZznM8MyzZOvg1E-76yhDiZsPkbTIQ/s320/tol.jpg" width="207" /></a></div>
<br />
Los dos jóvenes, el estudiante y el oficial, amigos de la infancia, tenían la misma edad y ambos eran guapos, aunque no se parecían en absoluto el uno al otro. Borís er aun joven alto y rubio con ragsgos correctos y finos en su alargado rostro. Sus agradables ojos grises expresaban tranquilidad e interés, en las comisuras de su boca aún sin afeitar siempre era visible una sonrisa burlona, astuta, que no le hacía más feo sino que le añadía, como la sal, una frescura a su expresión que hacía evidente que al hermoso rostro aún no le había afectado el vicio ni la pena.<br />
<br />
Lev Tolstói, <i><b>Guerra y Paz</b></i>. Traducción de Gala Arias Rubio.El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-75788946796033024212017-01-27T17:53:00.005+01:002017-01-27T17:55:32.952+01:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4TAjiWZnZf72VJUh0yJ8SDgDfa4T1atHiBm_B7oMY2Z1nLOakcWotE0YWIh4SED0RtRuCDt2KdixxvR-ZUWR6e6jfBbetNQVZlgWP1p1tJHFnTyMZqs3_trCVSagN2QewJYBS_Q/s1600/tea+rooms.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4TAjiWZnZf72VJUh0yJ8SDgDfa4T1atHiBm_B7oMY2Z1nLOakcWotE0YWIh4SED0RtRuCDt2KdixxvR-ZUWR6e6jfBbetNQVZlgWP1p1tJHFnTyMZqs3_trCVSagN2QewJYBS_Q/s320/tea+rooms.jpg" width="217" /></a></div>
<br />
Detrás del mostrador de la pastelería hay una banqueta para descanso de las empleadas; pero no es prudente ocuparla demasiado tiempo o repetidas veces: la encargada vigila desde el mostrador de enrente, tiesa, detrás de la caja registradora. El local es "de lo más selecto de Madrid" y exige de sus empleados máxima corrección. El comedimiento y aire distinguido de sus dependientes acreditan un establecimiento tanto como la pureza de sus productos. Las muchachas han de ir y venir detrás del mostrador, erguidas y sonrientes. "¿Qué desea la señora?" Ni una broma con los camareros, ni una frase de mal. gusto. "Ésta es una casa distinguida". Esto de la distinción lo ha oído Matilde muchas veces, en boca de la encargada, durante las tres horas que lleva actuando en el salón. De las cuales ha salido una consecuencia: "El cliente siempre tiene razón". Y otra: "Al cliente hay que sonreírle siempre y engañarle cuando haya ocasión". Y esto, sólo en lo relativo al público. Que es de lo más heterogéneo. El público da color y marca cada hora del establecimiento. Al principio se multiplican en él las sirvientas, con sus cestas de hule; la modista, la mecanógrafa, el empleado, que adquieren su bollo de hojaldre; más tarde, el mozo de almacén, el <i>botones</i>, el <i>continental</i> ("Oiga, un pastel"). Luego la vieja repintada y sus niñas cursis, las beatas, al regreso de la iglesia; la dueña de la pensión modesta, que hace su pedido de las tartas de las más económica, la dueña de la casa, que adquiere sus flanes o su nata.<br />
<br />
Luisa Carnés, <b><i>Tea Rooms Mujeres obreras</i></b>.El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-79338424357979504042017-01-18T21:39:00.001+01:002017-01-19T11:30:31.835+01:00El pisito<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgZFndce26vShR2biMbF2wMKVDiGrz0LQFaa9tFSKXuI_MJxiVa2MNe_uNmDfHGXNMf0E3AAjBij4uc9Epv0LQGHrOgUiWHDWCoDfg3jL3grxNmttdURjhRAX-clAU_2Oh48GoYQ/s1600/anabel+williams.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="181" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgZFndce26vShR2biMbF2wMKVDiGrz0LQFaa9tFSKXuI_MJxiVa2MNe_uNmDfHGXNMf0E3AAjBij4uc9Epv0LQGHrOgUiWHDWCoDfg3jL3grxNmttdURjhRAX-clAU_2Oh48GoYQ/s320/anabel+williams.jpg" width="320" /></a></div>
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
En los agradecimientos de <i><b>Anabel </b></i>figuran un montón de nombres. Amigos y cómplices del escritor y director, <b>Antonio Trashorras</b>, que son también, como él, críticos cinematográficos formados en las exigencias de la prensa de papel y sus transformaciones.</div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
Hay, por supuesto, dibujantes de cómics, escritores. La película, seriamente, termina dedicada a <b>HR Giger</b>. Diré que esto me parece secundario. En los agradecimientos he hallado la pista. Un nombre puede pasar desapercibido. Ése nombre es el de <b>Milton Friedman</b>, el economista de la Escuela Chicago cuyas tesinas construyeron o ayudaron a construir el actual bloque de la derecha ocupada en reducir el estado redistributivo. Friedman se convirtió en piedra de toque del llamado neoliberalismo. Este nombre aparece como una pequeña pista de Trashorras, una indicación discreta.</div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
**</div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg82d9fgxSUPm9LykAvjmiT19xIa3pCirzevbYUBVvPzZku8m8ltwKGJen3yiMDLt6KCPmAL6LU3iqw_hDqxcbRBjy4oxYsYYbbrHqZBK3mafh8_S2gwGQ4YzhMeGeKFjWw0IbIcQ/s1600/anabel+1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg82d9fgxSUPm9LykAvjmiT19xIa3pCirzevbYUBVvPzZku8m8ltwKGJen3yiMDLt6KCPmAL6LU3iqw_hDqxcbRBjy4oxYsYYbbrHqZBK3mafh8_S2gwGQ4YzhMeGeKFjWw0IbIcQ/s320/anabel+1.jpg" width="227" /></a></div>
Con las inteligencias generosas sucede que es muy fácil sentir como propia las casas que han levantado con cuidado, y éste es el caso de Trashorras. Uno acudía a él esperando criterio y resistencia en sus críticas, y uno vio con simpatía su cortometraje <b><i>Dos manos zurdas y un racimo de ojos manchado de gris</i></b> (2009) y su largometraje <i><b>El Callejón </b></i>(2011). Trashorras había participado en guiones para otros directores, como el libreto de <i><b>El espinazo del diablo</b></i> (2001, junto a David Muñoz) o la estupenda <i><b>Agnosia</b></i> (2009) de Eugenio Mira.</div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
Su primera película, una extraña investigación sobre las pasiones propias hecha en una industria en descomposición avanzada, ha envejecido bien y no era una película donde sus talentos se afinaran tan bien como en ésta.</div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
¿De qué trata <b><i>Anabel</i></b>? Podemos explicar su argumento y podemos explicar, finalmente, lo que nos termina mostrando. El argumento persigue a un extraño que, con la excusa difícilmente rebatible de que no tiene adonde ir, va a un piso a vivir con dos muchachitas de veintitantos, dos espléndidos arquetipos del madrileño de cambio de siglo: una aspirante a funcionaria y un bosquejo de actriz.</div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
Pero el extraño provocará turbación en la convivencia. ¿Qué emergerá tras su presencia? La película se abre con una cita de <b>Nathaniel Hawthorne</b> y uno puede comprender el por qué. Anabel usa un ropaje de cuento, digamos, neo-gótico urbano donde Trashorras puede permitirnos citar con calma a cierto <b>Polanski</b> por la claustrofobia y la otredad.</div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
La película, no obstante, trata de lo siguiente: una rentista se hace pasar por trabajadora normal y corriente mientras convence a su compañera de piso / inquilina de que eche a una mujer sin recursos. Llevado a cabo el deshaucio, una figura que tal vez sea su padre, aparece para trastocar y vengar la muerte de su hija, poner de relieve esta evidencia. Es, al mismo tiempo, un fantasma y un juez.</div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
Como vemos si el eco es de Hawthorne, la letra de la música es del economista Friedman (o, por decirlo menos humorísticamente, de los inteligentes discípulos de la tradición de los oprimidos). Trashorras tiene la inteligencia de que el cruce de personajes sea también un cruce de maneras de actuar: <b>Enrique Villén</b> es un actor secundario de carácter, <b>Rocío León</b> opta por registros más naturalistas propios del cine low-cost alternativo de donde procede y <b>Ana de Armas</b> usa su carisma escénico para darle una pátina cómica a su personaje.<br />
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8xFH76ArrLWxaoDVhNQW_hQlriOG5rYeSkP59BMeLkdQfVCUMhY0YWAkOaJ-SbV3hAQbWXogxmbHparq00L3wHt7PhB07Y_BnBGDYvH9YSrDLVNr3QKK8oHY7vQ-6gFsAz_nlYQ/s1600/anabel+1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8xFH76ArrLWxaoDVhNQW_hQlriOG5rYeSkP59BMeLkdQfVCUMhY0YWAkOaJ-SbV3hAQbWXogxmbHparq00L3wHt7PhB07Y_BnBGDYvH9YSrDLVNr3QKK8oHY7vQ-6gFsAz_nlYQ/s320/anabel+1.jpg" width="320" /></a></div>
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
La película cuenta con tres montadores acreditados y no es ningún secreto que se trata de una película de guerrilla, rodada probablemente en 2013 y en post-producción durante dos años. La música no siempre resulta adecuada y la fotografía es antes un recurso inmediato que cualquier manierismo.</div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
Éste es uno de los más raros ejemplos de gran cine social y de imaginación que hace emerger figuras de su tiempo, por eso mismo el tiempo nos devolverá a <i><b>Anabel </b></i>como el fantasma devuelve a las relaciones económicas que sustentan el frágil hogar de los protagonistas.<br />
<br />
Se beneficia de que Trashorras con apenas setenta minutos parece disfrutar de los diálogos y los usa para dar siempre pequeños rodeos acerca de quienes pensamos que son los personajes. Se confiesan o se mienten a sí mismos, se hieren a ratos con extraña sinceridad y se persiguen como sombras persiguiendo sombras (por decirlo usando la aforutnada expresión de los <i><b>Años Felices</b></i> de Torné).</div>
<div style="font-family: "times new roman";">
<br /></div>
<div style="font-family: "times new roman";">
Gracias a <a href="https://www.filmin.es/pelicula/anabel">Filmin </a>la película ha encontrado un lugar donde encontrar espectadores sin prisa. Fue proyectada en Abycine y en Sitges y premiada en ambos festivales.</div>
El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-17295972251977510652016-12-27T12:58:00.001+01:002016-12-27T12:58:40.092+01:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigaDElUrO3B1a3QKRW9A7bRyzTio4WS4259nXPsp15rNd7qiobg8_IkQOCl-E9rXNMP90rHaCuxl6Rf5gA6XbSx7aS0B_-QSAUmG9C2tSHr1501XosZA3u2MVO2T8PZpy0ll9tCw/s1600/cline.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigaDElUrO3B1a3QKRW9A7bRyzTio4WS4259nXPsp15rNd7qiobg8_IkQOCl-E9rXNMP90rHaCuxl6Rf5gA6XbSx7aS0B_-QSAUmG9C2tSHr1501XosZA3u2MVO2T8PZpy0ll9tCw/s320/cline.jpg" width="203" /></a></div>
<br />
Gran parte del deseo, a esa edad, era un acto deliberado. Nos empeñábamos en difuminar los bordes toscos y decepcionantes de los chicos para darles la forma de alguien a quien pudiéramos amar. Decíamos que los necesitábamos con las palabras típicas, repetidas de memorias, como si estuviésemos leyendo una obra de teatro. Más tarde lo vería: lo impersonal y rapaz que era nuestro amor, enviando su señal por todo el universo con la esperanza de encontrar un depositario que diera forma a nuestros deseos.<br />
<br />
<b>Emma Cline</b>, <i>Las chicas</i>. Traducción de Inga Pellisa.El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14194283.post-12528648297562661152016-12-27T12:55:00.000+01:002016-12-27T12:55:05.892+01:00<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 12.8px;">Nada puede encomendar las historias a la memoria con mayor insistencia, que la continente concisión que las sustrae del análisis psicológico. Y cuanto más natural sea esa renuncia a matizaciones psicológicas por parte del narrador, tanto mayor la expectativa de aquélla de encontrar un lugar en la memoria del oyente, y con mayor gusto, tarde o temprano, éste la volverá, a su vez, a narrar. Este proceso de asimilación que ocurre en las profundidades, requiere un estado de distensión cada vez menos frecuente. Así como el sueño es el punto álgido de la relajación corporal, el aburrimiento lo es de la relajación espiritual. El aburrimiento es el pájaro de sueño que incuba el huevo de la experiencia. Basta el susurro de las hojas del bosque para ahuyentarlo. Sus nidos —las actividades íntimamente ligadas al aburrimiento—, se han extinguido en las ciudades y descompuesto también en el campo. Con ello se pierde el don de estar a la escucha, y desaparece la comunidad de los que tienen el oído atento. Narrar historias siempre ha sido el arte de seguir contándolas, y este arte se pierde si ya no hay capacidad de retenerlas. Y se pierde porque ya no se teje ni se hila mientras se les presta oído. Cuanto más olvidado de sí mismo está el escucha, tanto más profundamente se impregna su memoria de lo oído. Cuando está poseído por el ritmo de su trabajo, registra las historias de tal manera, que es sin más agraciado con el don de narrarlas. Así se constituye, por tanto, la red que sostiene al don de narrar. Y así también se deshace hoy por todos sus cabos, después de que durante milenios se anudara en el entorno de las formas más antiguas de artesanía.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 12.8px;"><br /></span>
<span style="color: #222222; font-family: arial, sans-serif;"><span style="background-color: white; font-size: 12.8px;"><b>Walter Benjamin</b>, 'El Narrador'. Traducción de Roberto Blatt.</span></span>El Miope Muñozhttp://www.blogger.com/profile/15591688901639385097noreply@blogger.com0