Leo con atención este debate en 20minutos.es sobre el fin de las salas tradicionales de cine. Enseguida damos con la problemática: el aparcamiento (y su precio elevado), los precios habituales, la calidad (de imagen, de sonido) y el doblaje.
El cine se hace estas preguntas justo cuando otros medios y los nuevos formatos arrancan al máximo. Desde el consabido p2p hasta las series de televisión y el auge doméstico del Home Cinema. Sin embargo, el cuestionamiento del precio se hace con rabia, con incomprensión como si la subida de precio no fuese arbitraria y chiflada en todo el sector llamado Ocio y Espectáculos. El problema es la elección y qué mejor que discriminar en vez de elegir. O sea, la culpa es de los precios, no lo que prefiera consumir.
Se observa una nostalgia de las viejas sesiones del espectador o los programas dobles. También de estrenos minoritarios. Sin embargo, la rápida posindustrialización tiene efectos desconcertantes: la ejemplar programación de un Cinesa cualquiera de cine independiente a mitad de precio, con reestrenos tan interesantes como el de Mike Leigh.
También los comentarios ahondan en la necesidad del modelo 3D. En Estados Unidos el modelo IMAX lleva funcionando hace años estupendamente, con grandes cifras en los blockbusters. Sin embargo, creo que la desaparición progresiva de los cines urbanos se acentua por el monopolio de las distribuciones y la desaparición de cierto modelo industrial, tanto europeo como norteamericano, progresiva, pero inexorable.
Hoy en día, las halagadas P2P (de las que soy usuario como antropólogo del DVDrip extranjero y las rarezas de festival, casi nunca estrenadas) no ocultan que fagociten la desaparición de las producciones medias. También la industria del hype, triunfo impresionante de la publicidad sobre el periodismo cuyas consecuencias negativas todavía no podemos calibrar, pero cuya máxima retórica y positiva consiste en esperar mucho de los próximos blockbusters. Una de las claves de los cines urbanos son los reestrenos habituales, sean distantes o no, práctica que se perdió para centrarse en la novedad y ha quedado como excepción en festivales, sobretodo en este país.
Si habla uno con cualquier progenitor, comprobará como el ahora tan recordado culto a Mad Max y Terminator tenía un plus de inocencia hoy irrecuperable. Las películas eran lanzadas y consumidas, pasando esos habituales y exigentes test screenings (que hoy se han multiplicado gracias a la red 2.0 en….una especie de reseñas legítimas), pero con un halo de misterio para el resto de los espectadores.
JJ Abrams, consciente de su labor casi titánica, pedía más respeto al proceso y derribar la era del Spoiler. No es casual que Lost haya crecido tanto como éxito y lo haya hecho aprovechando la inmediatez de la red, ya sea p2p o streaming. Sin embargo, su anomalía reside en que al lanzarla nadie esperaba verla convertida en la serie del momento y que , pese a las miles de webs de spoilers, todavía hay una gran parte de espectadores de la serie que consumen cada nuevo episodio con una candidez ejemplar.
Esto se ha perdido en el cine. El nuevo modelo es más completo, incluso funciona como espejismo aparatoso de la era de los grandes estrenos, pero el renacimiento de las 3D parece lanzar la difícil promesa de garantizar una experiencia intransferible.
De nuevo, la guerra no pugna por el mero espectador, sino también por lo intransferible, lucha que siempre ganó el medio desde sus orígenes.
4 comentarios:
¡Qué gran post, Alvy!
No sé si se me va a lapidar; pese a que el cine empieza a resultar verdaderamente caro (7,20 € en los Ideal de Madrid si no puedes aspirar a ningún descuento), lo que no puedo entender es que todo el mundo se queje del precio para justificar su inasistencia a las salas, cuando para cenas, comidas, tapitas, cañitas, viajecitos y demás infinitos saraos se ponen muchas menos pegas (por no decir ninguna).
Al final, con crisis o sin crisis, cada uno tiene tiempo y dinero para lo que le interesa. Y cuando no se tiene para las películas, se tira de mula, copias pirata, DVDs prácticamente regalados con la prensa... el cine está totalmente depreciado. En unos años quedarán mega-giga-salas para ver espectáculos a lo Avatar en IMAX-3D-Relieve bla bla bla, filmotecas y demás locales semisubvencionados de proyección, y estrenos directos en nuestras pantallas de plasma.
En cuanto a la promoción de los blockbusters... ¿No es JJ Abrams un poco hipócrita? He vivido más o menos de cerca la promoción en España de su Star Trek desde el pasado mes de NOVIEMBRE... nadie juega mejor que él a la promoción.
El problema del cine surge desde las distribuidoras (al cobrar porcentajes de recaudación abusivos e imponer condiciones y clausulas desquiciantes) y continúa por las exhibidoras (sobre todo las grandes cadenas de cines, que ponen unos precios absolutamente inflados y a cambio no dan ni una sola ventaja adicional al espectador).
Yo estuve trabajando 7 años en un cine y puedo confirmar que la cosa cada día va a peor.
Si los propios distribuidores y exhibidores se están encargando ellos solitos de acabar con el cine que luego no le echen la culpa a la piratería, ni a la crisis, ni a...
No entiendo la crítica de Diego. El cine es caro, independientemente de en qué otras cosas pueda gastarme el dinero. ¿Acaso debería convertirme en un eremita para pagar los precios del cine, cada vez más altos? Yo prefiero tomarme unas cañas que pagar precios de entradas muy inflados. Veo normal pagar cinco euros por una entrada de cine, pero siete, o siete y medio es un robo. Y no me gusta que me roben.Si fuera un precio razonable, entendería la crítica, pero no es el caso.
como han cambiado los tiempos, pero por algo ocurren las cosas.
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