martes, enero 18, 2011

Padres Ausentes (Redux)


Pueden comprar el libro en Laie y Fnac. Aquí me tienen entrevistado por Iker Seisdedos en el País Semanal y aquí por Luna Miguel para Público. No podían parecerme atenciones mejores, ni entrevistas más perfectas. Joan S. Luna ha reseñado el libro positivamente. Aquí tienen otra reseña, esta vez de Underbraing Mgz. El día 25 presentamos el libro junto a Thomas Pynchon: un escritor sin orificios en FNAC plaza catalunya. A las 7 de la tarde. Vengan a saludar.

Van apareciendo más reseñas: una escrita por Jordi Puntí, publicada en El Periódico, y otro comentario por Jordi Costa, esta vez para el diario Avui. Imposible pedir más.

lunes, enero 17, 2011

Hollywoodland


Warren Beatty llamó a Biskind su Trotski, en una hipérbole que define a la perfección el sueño húmedo retratado en este libro.: los norteamericanos que creyeron que podían dominar el mundo siendo una Nouvelle Vague invencible, unos europeos con lo mejor de dos mundos. Moteros Tranquilos, Toros Salvajes es, esencialmente, un libro de chismorreos a veces guíado por la tesis y como tal no ofrece otro vértigo que el de un estupendo compendio de anécdotas de un mundo efímero que se termina casi al comenzar, pero también la gran década del cine norteamericano con permiso de los cincuenta. Biskind coquetea con la crítica cultural o la crítica de cine, la lectura eminentemente política de cada película y evento y es ahí donde la tesis funciona. En otros párrafos, está tan ocupado de asegurar al lector un Hollywood hecho de sueños rotos, fracasos que hunden grandilocuentes carreras, sexo y drogas, de niños inmaduros guíados por mujeres fuertes en una falsa revolución sexual, que uno comprueba cada giro como predecible. Pero hace al Poder algo atractivo y necesario, motivo por el cual este libro es un Trotski hollywoodiense, un escritor de rumores pedante, una estupenda y entretenida perversión de algunos hechos.

lunes, enero 03, 2011

Sedientos de juegos.

Suzanne Collins, The Hunger Games vol. 1. Ed. Scholastic.

Escribía Jordi Costa que el tema oculto tras la estupenda y ya clásica comedia juvenil Rumores y Mentiras, en mi opinión una película increíblemente subestimada y con unos diálogos magníficos e interminables, era “la cultura de la fama entendida como cultura de la infamia”. Pues no hay mejor manera de hablar del tema de Hunger Games, la estupenda y vendida nueva saga juvenil de moda (o casi) escrita por Suzanne Collins.

Alejada del high camp de Stephenie Meyer y de la maquinaria sobrevalorada de la políticamente correcta JK Rowling, Collins ha escrito esta novela con marcada inspiración mediática: dice que las imágenes del futuro le fueron sugeridas zapeando en un tiempo en el que Estados Unidos era sus imágenes del desastre del Katrina o la guerra de Irak. Puede parecer una pedantería o un astuto movimiento publicitario, pero no es tan absurdo pensar así si vemos la nutrición directa que cierta ciencia ficción toma del presente y lo convierte en incómoda pregunta. En todo caso, Hunger Games contiene un universo extenso y un deporte por descubrir y un romance pasional, pero aquí terminan las similitudes con las predecesoras: estamos ante la versión más subversiva y rompedora de novela juvenil de ciencia ficción.

Ambientada en un mundo post-apocalíptico en el que los Estados Unidos se han refundado y ampliado bajo el nombre de Panema, la novela nos muestra los Hunger Games, poco menos que un espectáculo de gladiadores televisado (y de máxima audiencia) a lo grande en el que los participantes deben matarse entre sí hasta que quede un campeón. Pero un improbable romance sacudirá los cimientos del concurso y la historia de amor entre Katniss y Peeta cambiará las reglas del concurso para placer de la audiencia. Pero, por supuesto, este cambio será volátil y estará sujeto a la fascinación (temporal) del público por una muestra de sentimentalismo tan extrema (el amor entre los jóvenes surge de la generosidad previa de Peeta con la joven Katniss durante tiempos apocalípticos) para dar paso a un final más diveritdo y sádico.

Combinando dosis elevadas de romance adolescente químicamente puro y sadismo al más puro estilo de The Running Man de Richard Bachman (o The Long Walk), este Battle Royale para la era Sálvame tiene no pocas cosas que contar sobre nuestro presente: que el amor es un espectáculo entretenido si podemos decidir la catástrofe última. Es decir, el sentimentalismo, y toda forma de sensacionalismo, es la retórica más adecuada para que el show continúe y el apocalipsis funcione.

Yo querría ser Son Gokuh


El tercer disco de Els Amics de les Arts es un evento generacional. O un retrato. O algo así. Historias de amor fallidas cargas de pringados, petulancia urbana (desde evocar al best seller culto hasta el amor de verano surgido los ciclos de cine francés en Barcelona) y demás sentimientos de la contemporaneidad esa. Su canción más íntima es quizá la más épica. Titulada Per mars i muntanyes, es una magnifica y sarcástica mirada a una juventud que viene: niños que sueñan con interpetar el mundo con los códigos infantiles del manga/anime Dragon Ball y hacen de ello una nostálgica bandera de un mundo perdido. El de la niñez, claro, lo que nos lleva directamente al tebeo Scott Pilgrim de Bryan Lee O’Malley y la posibilidad (ridícula, tierna) de concebir el mundo como un videojuego arcade de dos dimensiones. La inmadurez no es otra cosa que una infancia indigesta, recuperada.

sábado, enero 01, 2011

El año o algunas listas desordenadas y despreocupadas de lo mejor de 2010


Este año he leído bastante más que reseñado, buen síntoma. He hablado de mis lecturas anuales en Hermano Cerdo con cierta brevedad. Pero hay algunas novelas que he disfrutado reseñando, como Alba Cromm, que considero de lo mejor del año en literatura española, aunque he disfrutado mucho de otros libros. También son impresionantes La luz es más antigua que el amor de Menéndez Salmón, El error de Aira, el Summertime de Coetzee o el último de Grossman. Mi novela favorita es, no obstante, Freedom de Jonathan Franzen, tan paradójica como grandiosa.

Pero hubo más cosas, claro. Disfruté mucho de Los Muertos de Jorge Carrión, pero sus libros más difíciles (La piel de la Boca; Crónica de viaje) me parecen sus cimas indiscutibles. Tengo interés, no obstante, en su renovada (y de momento pigliana) apuesta por la literatura condicionada a través de ciertos coqueteos genéricos y espero con ganas Los huérfanos, segunda entrega fechada en 2012 o 2013 aproximadamente. Recomiendo El ladrón de Morfina de Mario Cuenca Sandoval, una buena apropiación de Denis Johnson, pero no estoy seguro de qué parte autoral hay. He glosado ya los aciertos de Diario de las especies de Claudia Apablaza y me complace recomendar siempre novelas como Hilo musical, una fábula post-adolescente con una prosa francamente irresistible.

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Mis discos favoritos son probablemente The Suburbs de Arcade Fire, me parece irresistible como obra ambiciosa y pedante y como viajazo a través de los sonidos/el rock obligado en este grupo, el High Violet de The National, el glorioso Plastic Beach de Gorillaz y, casi por encima de todos, el My Beautiful Dark Twisted Fantasy de Kanye West, muestra grandilocuente de hip-hop que incluye piezas de orfebrería como Lost in the World o una canción-homenaje a Michael Jackson que narra su muerte en clave subjetiva que incluye todas las virtudes del rapero. Noel Ceballos ha escrito con mucho gusto sobre West. El disco de Els Amics de Les Arts, Bed & Breakfast, es uno de los más divertidos y agudos manifiestos generacionales que encontraremos en el pop catalán.

2010 en canciones: Una lista de Spotify con mis favoritas del año.

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La Red Social de Fincher, Copia Certificada de Kiarostami, Un tipo serio de los Coen y Film Socialisme de Godard son, probablemente, las cuatro películas que me han impresionado más este año. Tanto Tron Legacy de Joseph Kosinski como la malinterpretada Iron Man 2 de Jon Favreau me parecen excelentes muestras de un blockbuster posible, cuya inteligencia late a un ritmo mayor que el vértigo del hype que fuerza la maquinaria del espectador a límites poco recomendables y atiende poco a los inusuales detalles de estas películas. También el remake de Karate Kid es agradablísimo y sorprendente, pero la mejor película/blockbuster fue Toy Story 3, perfecto cierre a una trilogía que definió el genio de Pixar y ha descubierto a no pocos y asombrosos talentos.

Estuve muy complacido con Origen, pero enseguida rectifiqué: Nolan no es un gran director y la película funciona más como concepto (una película de atracos en sueños) que como reflexión metafísica. Casi insoportable me pareció la boba Kick-Ass de Matthew Vaughn y absolutamente festiva y catártica la magnífica Scott Pilgrim vs. the World de Edgar Wright cuya reseña compartida escribiré en breve.