lunes, febrero 18, 2013

Fundamentalistas del libre mercado

Zizek magnífico en el Guardian. Aquí está mi traducción:


Por qué los fundamentalistas de libre mercado creen que 2013 será el mejor año

Por Slavoj Zizek 

El número de Navidad del Spectator publicó un editorial llamado "Por qué 2012 fue el mejor año". Argumentaba contra la percepción de que vivimos en "un peligroso, cruel mundo en el que las cosas son malas y están yendo a peor". Aquí está el párrafo con el que se abre: "Puede que no sea percibido así, pero 2012 ha sido el año más estupendo de la historia del mundo. Suena como una afirmación extravagante, pero viene confirmada por la evidencia. Nunca antes hubo menos hambre, menos enfermedad o más prosperidad. El mundo occidental permanece en una depresión, pero la mayor de países en vías de desarrollo están poniéndose por delante y la gente está siendo extraída de la pobreza al ritmo más rápido jamás registrado. El número de muertos causado por  la guerra y los desastres naturales es también piadosamente bajo. Estamos viviendo en la edad de oro"

La misma idea ha sido desarrollada sistemáticamente en un gran número de best-sellers, desde el Optimista Racional de Matt Ridley a los Mejores Ángeles de nuestra Naturaleza de Steven Pinker. Hay una versión más terrenal que la que uno oye en los medios, especialmente en los países que no son europeos: crisis ¿qué crisis? Mira a los llamados países BRIC, Brasil, Rusia, India y China o a Polonia, Corea del Sur, Singapur, Perú, incluso muchos estados africanos subsaharianos - están todos progresando. Los perdedores son la Europa occidental y hasta cierto punto, los Estados Unidos, así que no estamos tratando con una crisis global, sino simplemente con el cambio del progreso más allá de occidente. ¿Es un potente símbolo de este cambio no el hecho de que, recientemente, mucha gente de Portugal, un país con una grave crisis, están regresando a Mozambique y Angola, antiguas colonias de Portugal, pero esta vez como inmigrantes económicos, no como colonizadores?

Incluso respecto a la situación de los derechos humanos: ¿es la situación en China y Rusia ahora mejor que hace cincuenta años? Describiendo la crisis en marcha como un movimiento global, sigue el relato, es una visión típicamente eurocentrista que viene de los izquierdistas que normalmente están orgullosos de su anti-eurocentrismos. Nuestra crisis global es, de hecho, un mero punto en el radar de una historia de progreso en general.

Pero deberíamos restringir nuestra alegría. La pregunta que debe formularse es: ¿si Europa está sola en su decaimiento gradual, que está reemplazando su hegemonía? La respuesta es: "el capitalismo con valores asiáticos" - lo que, por supuesto, no tiene nada que ver con la gente asiática y todo con la clara y presente tendencia del capitalismo contemporáneo a limitar o suspender la democracia.

Está tendencia en modo alguno contradice el muy celebrado progreso de la humanidad - es su cualidad inmamente. Todos los pensadores radicales, de Marx a los conservadores inteligentes, estaban obsesionados con la pregunta: ¿cual es el precio del progreso? Marx estaba fascinado por el capitalismo, por lo inaudito de la productividad que libera; pero insistió en que su éxito engendra antagonismos. Deberíamos hacer lo mismo hoy: mantener en nuestro punto de mira el envés oscuro del capitalismo global que está fomentando revueltas. 

La gente se rebela no cuando las cosas están realmente mal, sino cuando sus expectativas son decepcionadas. La revolución francesa sucedió solamente cuando el rey y los nobles estaban perdiendo su dominio en el poder; la revuelta anti-comunista de 1956 explotó después de que Imre Nagy hubiera sido un primer ministro durante dos años, después de debates relativamente libres entre los intelectuales; la gente se rebeló en Egipto en 2011 porque había algún progreso económico bajo Mubarak, dando lugar a una clase de personas jóvenes y educadas que participaban en la cultura digital y universal. Y esto es por qué los comunistas chinos tienen razón en su pánico: porque, de media, la gente está ahora viviendo que hace cuarenta años - y los antagonismos sociales (entre los nuevos ricos y el resto) están explotando, las expectativas son mucho más altas. 

Ése es el problema del desarrollo y del progreso: siempre son desiguales, dan a la luz nuevas inestabilidades y antagonismos, generan nuevas expectativas que no pueden ser alcanzadas. En Egipto justo antes de la primavera árabe, la mayoría vivía un poco mejor que antes, pero los estándares por los que medían su insatisfacción eran mucho más altos.

Por tal de no perder este enlace entre progreso e inestabilidad, uno debería siempre centrarse on como la primera aparece como una realización incompleta de un proyecto social y señala su limitación inmanente. Hay un relato (quizás apócrifo) sobre el economista, a la izquierda del keynesianismo, John Galbraith: antes de un viaje a la URSS, a finales de los cincuenta, escribió a su amigo anticomunista Sidney Hook: "No te preocupes, no seré seducido por los soviéticos y volveré a casa diciendo que tienen socialismo". Hook le respondió inmediatamente: "Pero eso es lo que me preocupa ¡que volverás a casa diciendo que la URSS no es socialista!". Lo que Hook temía era la ingenua defensa de la pureza del concepto: si las cosas van mal al construir una sociedad socialista, eso no invalida la propia idea, sencillamente significa que no la implementamos debidamente. ¿No detectamos la misma ingenuidad en los fundamentalistas del mercado de hoy? 

Cuando, durante un reciente debate televisivo en Francia, el filósofo y economista francés Guy Sorman dijo que la democracia y el capitalismo deben ir necesariamente juntos, no pude resistir preguntarle la pregunta ovia: ¿Pero qué pasa con China? Se cerró en banda: ¡En China no hay capitalismo! Para el fanático pro-capitalista Sorman si un país no es democrático, no es verdaderamente capitalista, de la misma manera que para un comunista democrático, el estalinismo no era una forma auténtica de comunismo. 

Así es como los apologistas del mercado, en un inaudito secuestro ideológico, explican la crisis de 2008: no fue el fallo del libre mercado el que lo causó, pero la excesiva regulación estatal; el hecho de que nuestra economía de mercado no fuera una verdadera, sino que eran los embragues del estado del bienestar. Cuando descartamos esos fallos del mercado capitalista como contratiempos accidentales, terminamos en un inocentón "progresismo" que ve la solución como una aplicación "más auténtica" y pura de una noción, y así, intenta apagar el fuego mediante una buena dosis de gasolina.

6 comentarios:

Mycroft dijo...

Aplausos. No sé si es el más sagaz, pero Zizek es el crítico que mejor capta el zeitgest.

Anal dijo...

Alvy Singer, eso lo escibió Slavoj Zizek en el The Guardian.
Ladrón!!

Alba dijo...

Todo es mentira

alba real dijo...

carlos dice que es alba pero no es alba. es alvy

Eli dijo...

No se si reir o llorar después de leer esto.

Ramón Besonías dijo...

Excelente artículo. Gracias por la traducción.

Mi humilde aportación:

http://lamiradaperpleja.blogspot.com.es/2013/02/boss-el-poder-absoluto-en-la-democracia.html