¿Cómo sería unida
Kill Bill en una sola experiencia? Parece que nunca lo sabremos. Sin embargo, lo interesante es como recibiríamos los exageradísimos cambios entre el volumen 1 o 2 que no se limitan a las referencias, sino al tratamiento de los personajes. En concreto el de Bill. Su presentación tiene respuestas casi simétricas en el segundo volumen. Sin embargo, en el primer volumen Tarantino se mueve en el terreno de los mitos. Todos sus personajes tienen un aura mítica en sus nombres, especialmente Bill del que recibimos una información escasa, esencial. Está en los detalles. Su nombre cobra una importancia clave para que le consideremos peligroso.
How did you find me? Le pregunta La Novia.
I’m the man responde él al final del primer volumen.


Su nombre es un motivo de terror para Hattori Hanzo. Su presencia una sombra en la recreación anime de la Matanza de Dos Pasos.


En el segundo volumen este aura desaparece. Bill es un padre de família. Alguien capaz de lanzar miradas tiernas. O de hacer excelente bocadillos de mermelada de cacahuete.



Hay más, por supuesto. Tarantino llega a identificar a Bill con un instrumento que alimenta su condición de hombre legendario usando un gag referencial basado únicamente en el contexto (David Carradine es famoso por su rol en Kung Fu, aunque sería muy interesante ver como Warren Beatty - Clyde - la primera opción para el proyecto hubiera hecho
su Bill). Por eso, Tarantino decide que le veamos siendo un narrador de la fascinante historia de Pai Mei, hábil remedo de las producciones de la Shaw Brothers de King Hu (en especial
Come Drink With Me) y Chang Cheh (todas las películas protagonizadas por, naturalmente, Gordon Liu). Así de la flauta y el fuego como elementos sugestivos pasamos a la pochez del moratón con la paliza que le acaba de propinar el mismo Pai Mei.

Un detalle cautivador está en las manos de Bill. En el primer volumen significan confianza, seguridad, fuerza. Ahí está acompañada por una katana de Hattori Hanzo (también es significativo el contrapunto entre Hattori Hanzo, heroismo que nace de la pura leyenda, y Pai Mei, poder que nace del sudor y el dolor, toda una relectura de dos subgéneros muy distintos a los que Tarantino asocia algo más que una textura, sino también un tipo de relato
concreto: en Kill Bill volumen 2 la katana de Hanzo vale unos dólares para sobrevivir al despido de un mugriento night club y son motivo de mofa de Pai Mei, a diferencia del primer volumen en el que Hanzo asegura que se trata de la mejor espada jamás fabricada ¿Está Tarantino haciendo su propia refutación? Fuera de eso, el relato de entrenamiento más propio de Yuen-Woo Ping funcionaba
como deconstrucción de la Shaw Brothers).


En el segundo son frágiles, dotadas de una rara ternura justo al borde de la muerte. Otro día hablamos del excelente uso de la cita a The Searchers (1956, John Ford) en el volumen 2 y en la reciente Inglorious Basterds (2009), un ejercicio sublime de leer al mismo tiempo una película y que demuestran que Tarantino maneja su referencialidad con muchos niveles de lectura.