
Esta es la película que ha ganado, de hecho ha arrasado, en el festival de Sitges y mucha gente la comparaba con Solaris o 2001. La industria del hype se ha basado en una cuestión de puesta en escena (un film sin apenas efectos visuales) para catapultarla frente a Transformers 2 de Michael Bay. Sam Rockwell ofrece un tour de force, casi por triplicado, pero estamos muy lejos de Kubrick o de Tarkovski y si ante una versión con cierto lirismo de Mis dobles, mi mujer y yo. (1995, Harold Ramis) con una estupenda coda a HAL, bondadosa eso sí, llamada GERTY y con voz de un divertido Kevin Spacey, además de un plano final calcado al de la obra maestra de Kubrick.
Hay un trabajo de iluminación interesante por parte de Gary Shaw, del que Jones saca lo mejor para los momentos de soledad de su(s) protagonista(s) y un gran problema: funciona esta película como pequeñorelato de scifi, sin demasiadas connotaciones metafísicas más allá de la revelación. La premisa es interesante, pero las preguntas fundamentales nunca se llegan a formular, ni tan siquiera a insinuar, y todo queda en un simpático thriller hilado con cierta maña y un par de momentos reseñables, sobretodo el de GERTY consolando al desolado astronauta, en el que comedia y drama se abrazan con una naturalidad asombrosa. El resto cae y se valora más por ser un gesto pequeño que se sueña mayor del que es, que porque sea una película a la altura de sus referentes.