
Khalfoun viene de montar Las Colinas Tienen Ojos y ya tenía un papelito en Alta Tensión. La película se abre con un ingenioso plano secuencia que resalta la ironía del conjunto, sin embargo no hay aquí espacio para chistes protobushianos ni para suavizaciones de modelaje: el género navideño se adapta al gore con una facilidad pasmosa y más ante una película cuyas cartas son tan honestas que no cabe ni discutirlas, empezando por Rachel Nichols, cuya figura indefensa y super sexy (¡boobage como dicen los filólogos del argot anglosajones!) está continuamente amenaza por la de su antagonista, Wes Bentley, un guardia de seguridad necesitado de amor.
Khalfoun hace un par de apuntes en la película, con lo del posfeminismo mal entendido y la explotación laboral como verdadera historia de Mr. Scrooge (lo que la entronca con variantes más contemporáneas de la filmografía navideña como Los fantasmas atacan al jefe o… eh…. El Looney Cuento de Navidad) y su protagonista podría estar gustosamente dentro del reparto de Mixed Nuts de Nora Ephron. Se entretiene su director con el humor delicioso a costa del soundtrack antes que ahondar (o hasta redundar) en la soledad de su protagonista, y se desmesura un tanto en su tercer acto, en la que la protagonista se enfrenta a un terrible canino y la película inaugura el subgénero de western subterráneo en su más bello sentido (y abre una gama de posibilidades a Vin Diesel o Jason Statham que me parece notable), para terminar calmando la sangre en la nieve.