Even while men's minds are wild, lest more mischanceOn plots and errors happen
William Shakespeare, Hamlet
Vicente Luis Mora, Alba Cromm. Barcelona, Seix Barral, 2010.
-With tons of Spoilers -
Esto no puede ser una crítica de una novela tan compleja y sugerente como Alba Cromm, cuya riqueza es, ciertamente, cervantina, aunque algo más que en el sentido que le da el propio Mora: también es cervantina (también sterniana), en el sentido que hace de la digresión una de sus formas, pero también la celebración de sus posibilidades una clave en su estructura. La obra está sobresaturada de lecturas, de referencias, de bromas (públicas, privadas, una costa a de este bloguero reconvertido en pornógrafo completista para un nuevo mundo). Habrá posts para hablar de estos elementos, de un interés insoslayable para completar su lectura, pero me interesa hablar de Alba Cromm en términos más básicos: como reformulación del género policial en clave estrictamente contemporánea.
Estas nuevas posibilidades de la novela no pasan solamente por diseñarla, un paso más allá de Cero Absoluto, de Javier Fernández, influencia y una voz contemporánea de Mora, cuya crítica parece predecir algunas de sus ambiciones. La obra de Fernández era un relato apocalíptico, distópico, en clave de reescritura (de Ballard y Dick, principalmente, aunque había muchos otros) de un tipo de novela (digamos Ubik; digamos el Ballard vanguardista de sus relatos cortos) a través de los titulares, a través del relato mediático de los periódicos. El proyecto de Mora pasa por la revista de tendencias masculina y la reescritura pasa por el future noir: los ecos son de Blade Runner y Minority Report (y el cuento que la inspiró de Dick, posiblemente), pero, sobre todo, de dos obras previas del propio Mora: Subterráneos (de cuyos relatos parece una continuación lógica) y Pangea, con un Internet hecho directamente de interfaz y deseo. Mora teje una narrativa con varios personajes: Alba Cromm, una solitaria e inquebrantable comisaria de policía; Ezequiel Martínez Cerva, el periodista interesado en el caso; Elena, la psicóloga amiga de la protagonista, y el misterioso y buscado Nemo, el invencible hacker, sospechoso de ser el mayor traficante de pornografía infantil.
El Sr. Molina, de solodelibros, asegura que la novela parece un refrito de las de Stieg Larsson. Celebro la coincidencia en el zeitgeist de dos heroínas del neo policial, pero el final de Alba Cromm tiene poco que hacer con una gran trama conspirativa y mucho con una terrible y hermosa imagen que replantea todo el relato. Es un final basado en la duda. En la duda profunda.
Hamlet
parece un obvio precusor. Con esto no estoy diciendo que Mora sea, en el sentido habitual, shakespereano: apasionado del wordplay o de la caracterización de personajes que parecen estar disfrutando en todo momento de quienes son (como Falstaff). La obra incluye, en cierto sentido, un misterio que el protagonista debe resolver: la conspiración de su tío Claudio para deshacerse de él.
El brutal envenenamiento de Gertudis y Claudio, el asesinato con reconciliación de Laertes y el suicidio final de Hamlet son la culminación de la duda. La lucha contra el yo de Hamlet llega al extremo de salpicar al lector que ha distinguido desde el inicio si el príncipe está haciendo un espectacular baño de sangre guiado realmente por la justicia poética o si su refriega incontrolable le ha llevado al fracaso absoluto. Shakespeare fue un poco más generoso que Mora al identificar en el carismático Claudio un villano total.
La novela policíaca parece ser profundamente interesante cuando el sujeto detectivesco está expuesto al cuestionamiento. En A scandal in Bohemia, Sherlock Holmes conocía a Irene Adler y con ello la única mujer capaz de hacernos dudar de su invencible inteligencia. En El Largo Adiós, Philip Marlowe llegaba al punto límite de su escepticismo: su mejor amigo, Terry Lennox, no solamente le pedía un favor irrepetible sino que le implicaba en un crimen. Pero es cierto que estas cimas son de personajes cuya infabilidad ha sido, de algún modo, preestablecida. El agente de la Intercontinental de la Cosecha Roja de Dashiell Hammet era ambiguo gracias al escenario: el suyo era un mundo de vaciado moral y cambio fácil. Bajo Hammet, puede explicarse el origen de Ellroy, cuyos detectives frecuentemente están marcados a fuego por su tiempo, casi siempre pasado y cuya resonancia tolstoiana –dado que todos sus personajes parecen centrifugados por el motor de la Historia- nos llevaría otros posts. Las dos variaciones más brillantes están en El misterio del Cuarto amarillo (Gaston Leroux) y su descendiente, El asesinato de Roger Ackroyd (Agatha Christie). En la primera, Leroux nos enseñaba a un detective que no era otra cosa que el perfecto criminal: ambos son narradores –deben (de)construir una escena del crimen-, demiurgo de su propia novela (en la medida en que se trata del autor del misterio). En la de Agatha Christie, el narrador es el nuevo ayudante del detective y es, a su vez, el criminal. La maniobra de Christie debe leerse en clave deconstructiva: Watson, la quintaesencia del compañero de EL detective (Holmes), era también el narrador fiable por excelencia. Convirtiendo al narrador en un criminal, el misterio adquiría una singularísima contrarreloj: el detective debía adelantarse al narrador que, a su vez, conocía las distancias del lector. Ambas son ejemplos de tensión frente al misterio, el detective y su caso. De un modo singular, Alba Cromm estuvo dialogando con el mundo (hiper)real blogosférico entre Mayo de 2005 y Marzo de 2009.
La brillantez de la obra de Mora está en en su contexto: absolutamente todo está explicado en el mundo en el que transcurre la obra, una distopía machista donde lo más leído son las revistas de tendencias masculinas y cuyo máximo objetivo es alzar unos ideales de belleza gordos, y de la que, de hecho, somos lectores.
La novela empieza con un interrogante que sabemos que su autor cerrará en la última página y es la de encajar el reportaje de Alba Cromm, una comisaria fuerte y ejemplar, en una revista machista llamada Upman, que lo anuncia como el caso del que todo el mundo hablaba desde hace meses. Como elemento narrativo, hay reminiscencias de Watchmen: en el tebeo de Alan Moore y Dave Gibbons el rol de los superhéroes en el mundo real se explicaba con un tebeo llamado Los relatos del navío negro, relato de piratas en la onda del Arthur Gordon Pym de Poe, que leía un adolescente tras un quiosco. El tebeo actuaba como elemento metalingüístico: era un tebeo dentro de otro (y además una forma de diálogo con la tradición, especialmente con los tebeos de la EC que leía de niño), pero también como correlato al ascenso metafórico de uno de los protagonistas y como detalle que daba una pista definitiva del mundo en el que estábamos: Nixon era presidente gracias al Dr. Manhattan y debido a la irrupción de superhéroes desde los años treinta, los tebeos más relevantes eran los de piratas (y los de terror).
En el mundo de Alba Cromm, Internet juega un papel muy relevante. Parece que las predicciones o especulaciones hechas por Mora en su ensayo Pangea, se han cumplido. Allí escribe:
"Que la realidad, la información existente, es la que se encuentra en la Red; es decir la grave confusión entre Pangea y el mundo"
La conclusión es desoladora: toda la trama de Nemo se revela malinterpretación obsesiva de la comisaria y todo lo que queda es un niño frente a la pantalla, malinterpretado por un poder policial obstinado en violar cualquier tipo de privacidad. Mora, volviendo a Pangea, ya había escrito:
"Como dentro de menos tiempo del deseado, todo se hará a través de Internet, es posible que la gente, por puro agotamiento, decida pasar su tiempo libre fuera de la red, en pasatiempos alternativos. Queda por saber qué ocurrirá con los pertinaces"
Esos pertinaces son tanto Nemo, una generación todavía inocente, como los pedófilos que son desarticulados. Hamlet luchaba todo el rato con su yo, incluso antes de descubrir la conspiración, esa batalla se libraba durante toda la obra. Mora estructura el misterio de tal manera que la lucha contra el yo de Cromm no quede evidente hasta el final, cuando el lector descubre el trauma adquirido por la policía tras años de analizar vídeos de pedófilos queda adicta y atraída por los terribles preparativos y juegos previos al acto y es consciente de que toda su lucha ha sido estéril.
¿Hacia dónde nos lleva esto? Hay una línea perversa que este bloguero supone que va del "let me speak to the yet unknowking world" de Horacio al final de Hamlet a el recuento ejecutado por Upman de esa historia que conmocionó al mundo hace unos meses (y cuyo recogido parcial está en la bitácora del Reportero Luis Ramírez).: Horacio parece convencido de lo sensacional(ista) de su relato (Of carnal, bloody and unnatural acts / Of accidental judgments, casual slaughters) y Upman de su función paradigmática. Las dudas siguen siendo las mismas para el lector: ¿en qué punto nos encontramos? Esta clase de respuestas hacen que la obra esté abierta, pero con una diferencia respecto a Hamlet: mientras que sabíamos qué ocurriría con el mundo que dejaba atrás el príncipe (o al menos quien heredaría el trono), no parecemos saber qué ocurrirá tras el juicio de Cromm y con el auge definitivo de una sociedad machista. Sabemos, eso sí, su punto de partida.
Lo único que parece claro es la prestación que se hace del género policial, conducida no tanto por la brillantez incuestionable del detective, ni por su posición heroica sobre la sociedad, sino por el modo en que esta determina absolutamente toda la narración y por el modo en el que el detective lucha contra sí mismo.
40 comentarios:
Hola Alvy.
También podríamos decir que la novela de Vicente Luis Mora es cervantina en otro sentido: la protagonista, como el Quijote, ve cosas donde no las hay. Y los dos por el mismo motivo. Ella, obseionada por el mundo de la pornografía inafntil, (obsesionada en perseguirlo, claro), acaba ficcionando, a su modo, la realidad. (En este libro, como en muchos de Philip K. Dick, también hay un cuestionamiento constante de la 'realidad'). De ahí que Alba interprete los hechos que la rodean según su propio interés. Lo que quiero decir es que ella se ve inmersa en un mundo peligroso y hostil, como el Quijote, y, como el Quijote también, quiere enderezarlo. Y, como el Quijote, no es hasta el final que despierta de su error.
mario
Un aluvión de referencias conciliadoras con respecto a la novela de Mora que abusa de grandilocuencia y entorpece el núcleo verdadero del texto. Una lástima, porque en los dos últimos párrafos sí acabas hablando de algo.
Un saludo.
LUcas
También podríamos decir que los críticos de esta novela son cervantinos: porque ven cosas donde no las hay.
Qué casualidad, Alvy, que te haya gustado esta novela. Nadie se lo esperaba, ha sido toda una sorpresa. La crítica española actual da pena [http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2010/05/31/_-02201158.htm], pero la crítica del futuro de nuestro país es mucho peor. Parcial, alineada, tendenciosa, dirigida. Las perros de presa de algunos escritores que los cobijaron bajo su ala.
Yo no veo ciertamente toda esa complejidad en Alba Cromm. No veo complejidad por ninguna parte, ciertamente. Veo una trama trillada, que si acaso tiene las virtudes del thriller: tensión, acción, secretos. Pero poco más.
Tus referencias, Alvy, exceden la obra. Este tipo de "novísima" literatura me recuerda cada vez más a cierto tipo de arte moderno. El crítico/espectador tiene que ponerlo todo él, porque en la obra no hay nada. En este caso, en el de la novela, hay apenas un débil rastro de la mitad de las influencias, alusiones, ecos, que tú ves.
Has sido mucho menos generoso con otras obras que lo merecían más. Pero bueno, supongo que se trata de obedecer las consignas.
Totalmente de acuerdo con Jordi Manzano en todo lo que expone (me ha gustado lo del servilismo de algunos críticos y reseñista que, casualidades de la vida, también son amigos o conocidos de los autores a los que reseñan).
A cualquier novela, independientemente de su calidad, le podemos sacar referencias de obras clásicas y decir que bebe de todas ellas. ¿Por ello debemos afirmar que se trata de una obra de arte o que es la quintaesencia de algo?. Es como coger "Loca por las compras" y escribir que su protagonista podría serlo de cualquier novela de Jane Austen, por lo que, sin duda, nos encontramos ante una pieza que no debe faltar en la biblioteca de cualquier erudito. O que "Lazarillo Z: Matar zombies nunca fue pan comido", al basarse en un clásico del siglo XVI con el que comparte protagonista, debe convertirse en un referente indiscutible de la novela picaresca.
Como demostraron Pérez y Balló en "La semilla inmortal", en el cine (y, por tanto, también en la novela) existen un puñado de argumentos, e incluso de estilos, que se repiten continuamente. "Alba Cromm" no deja de ser una repetición de muchas otras repeticiones. En mi mucho menos trascendental opinión, su único punto de originalidad se encuentra en el formato de revista para dar forma a la novela. Y si lo que se propone el autor es hacer una obra mega-ultra-tope-moderna, ¿a qué tanto Cervantes, Conan Doyle, Leroux y demás clásicos? Que innove, pero que lo haga de verdad, no reciclando a quienes sí crearon desde cero y merecen todos los respetos.
No estaría de más que se generalizara la valoración de una obra artística teniendo en cuenta, no las centenares de referencias voluntarias (al fin y al cabo, es el recurso fácil cuando un autor no tiene ideas, buscarlas en otro sitio)o involuntarias (y ahí entraríamos en el caso del crítico que lo pone todo, como dice Manzano), sino la obra como tal.
Si tuviera "miedo" a que alguien descubriera "un gran plan" conspirador....uhm ¿aseguraría que estoy referenciado al final de la obra? No. Me lo callaría, sintiéndome "culpable". Pero la idea, tiernísima, de que existen unas "consignas" en un blog como si la crítica literaria IMPORTARA tanto es lo mejor de vuestras críticas (pobremente argumentadas).
Podríamos sostener un debate de lo inconcreto de cervantina (de lo que puede entenderse como generalización, y sería un golpe razonable que ya me han comentado otros amigos), pero también podemos afirmar. Afirmar "escépticos". Descubrir "lo que se esconde detrás". Lo siento, pero no. ¿El post de The Twilight Zone también "lo dirigen los medios? Pues, oigan, estamos dirigidos por, glups, gente con buen gusto ¿eh?.
Respecto a Maite.: soy muy fan de Balló y Pérez, he tratado de establecer una lectura comparativa con la tradición detectivesca y explicar las diferencias y los parecidos. Respeto lo que dice, claro, pero ¿qué repite exactamente la novela? Yo creo que no demasiadas cosas, la imagen del final me parece, sí, bastante novedosa.
En fin, buenos días a todos.
"Has sido mucho menos generoso con otras obras que lo merecían más."
Esta asunción es fea. Por dos razones: existe una verdad (religiosa, DIVINA) que asegura que debo tener en cuenta quien Lo Merece y quien No. Para estas cosas, ateísmo.
Trato de sostenerme argumentando. Nada más. Segunda: lo he hecho intencionadamente porque existen escritores que "me cubren bajo mi ala". ¿Sí? ¿En qué consiste esa protección? De veras que me interesa saber qué clase de GRAN TRAMA y SINIESTRO GRUPO me protege para que yo escriba eso.
Señor Manzano, no voy a censurarle, prefiero que quede constancia, pero ha sido usted implícito de una forma absolutamente insostenible. Que quiere usted debatir. Bien, en la segunda parte del comentario de Maite me discute algo de la novela. Partamos de esa base y demás. Pero yo no he dicho que Mora sea Shakespeariano o similares, de hecho LO ACLARO en el post, sino que su final me devuelve a Hamlet por la lucha del yo. Nada más.
Y que era una novela cervantina, pero, vaya, si leen el ensayo de Kundera y observan el modelo de Cervantes (Con digresiones humorísticas a costa de su tiempo) verán que a eso me refiero. Me quedo esperando argumentos.
No crea que después de aportaciones tales como:
"como si la crítica literaria IMPORTARA tanto",
"Pues, oigan, estamos dirigidos por, glups, gente con buen gusto ¿eh?" o
"la imagen del final me parece, sí, bastante novedosa" su bizantinismo de salón queda argumentado.
Se te ve el plumero con Mora, Pablo.
Lucas.
Hombre, pero no lo saque de contexto.
Lo del buen gusto era broma: se refería a The Twilight Zone. Lo de la crítica literaria y su importancia a los hechos: pese a que en la red hay un debate y una oportunidad, pero si quieren ver una crítica literaria relevante en su panorama, vean la del Modernismo.
La imagen del final está explicada en el post. Pero, vamos que haciendo periodismo de declaraciones podemos alargar....
Ni bromas admite ya la ré.
Buenas tardes.
La asunción de que existe una amistad, una protección, un plumero bajo el cual se valoraría más la mamada es nihilista: significa que, siendo "cercanos" Mora y yo (cosa, que, en todo caso, sería una conclusión apresurada sacada de las redes sociales porque ninguno de ustedes sabe hasta qué punto somos o no somos conocidos, amigos, etcétera) nos dedicaríamos a los piropos desproporcionados. Esta suposición presupone que el ser humano "es débil" o, peor, que somos así de inmaduros y uno es amigo "por poder" o por tener "ego".
Buenas Tardes.
No son sacadas de contexto: las tres declaraciones juegan el mismo papel argumentativo insertadas, como en el original, al final de cada tesis: nunguno.
En cuanto a la importancia de la crítica como motor de búsqueda, se salta usted un perfil de lector más que vulnerable.
lucas.
Obviamente, hasta un piropo desproporcionado precisa de cierta aspereza al mal gusto. Así que no veo motivos para que ambos dejen de adularse, en planos literarios, el uno al otro.
Está muy bien este debate porque usted da como válidas las amistades y también que SU idea de la amistad no incluye el ser honesto, el ser críticos y el seguir adelante como amigos.
En su mundo, en esa ficción maravillosa de los comentarios, SIN FELLATIO NO HAY PARAÍSO.
Acaba usted de definirse por oposición. Además, asume con muy poco rubor que la honestidad entre amigos es proporcionar críticas de celofán y ternura como una máquina expendedora.
¡¡Jajajajajajja!! Pero si eso LO ASUME USTÉ!!!!!
"hasta un piropo desproporcionado precisa de cierta aspereza al mal gusto" Me temo que no ha entendido la noble negación. En fin esto ya es un retorno infinito.
Un saludo.
La he entendido. Pero acto seguido:
Mierda, cuantos anónimos hay. ¿Es usted un troll o parte de T.R.O.L.L.? ¿Qué objetivos busca? Parte del sistema supongo.....
"Acaba usted de definirse por oposición. Además, asume con muy poco rubor que la honestidad entre amigos es proporcionar críticas de celofán y ternura como una máquina expendedora."
Si la hubiera entendido, no me acusaría de tener una noción de amistad distorsionada, porque acto anterior: "SU idea de la amistad no incluye el ser honesto, el ser críticos y el seguir adelante como amigos"
Sigh..... Pero si está diciendo que, aunque elegante (gracias por la cortesía), es un piropo desproporcionado en el que se me ve el "plumero".
Se puede regresar a Alba Cromm, seguir debatiendo con el texto y no con su contexto.
Mi crítica se vale de argumentos. Espero los suyos. De verdad.
Buenas Tardes.
(Y los argumentos son buenos, malos, mejores, peores, etcétera, ahí no entro)
Se puede regresar, pero si usted es incapaz de admitir la deficiencia de los argumentos que blande en los comentarios, mucho menos admitirá la inexistencia de los mismos en el propio texto.
Eso es un silogismo: usted solamente argumentará a cambio de que yo me desautorice previamente. Hombre pues....
Yo sólo argumentaré cuando usted sea capaz de llamar a las cosas por su nombre,es decir, cuando discierna de una vez que prorrumpir con un "me gusta" o "no me gusta" no es defender nada, pero si quiere desautorizarse insistiendo en la resignificación de lo que es un argumento, ánimo.
No sé si se da cuenta de las opciones que tiene: argumentar o no. The rest is silence.
Ya le desglosé las fulminantes y convincentes armas que utlizó usted en sus comentarios (entiéndase la ironía), pero insiste en obviarlo. A partir de ahí, me temo que deberá ser más terco en cuanto a su declaración de intenciones.
Un saludo.
Querido Pablo,
No entiendo su uso de las comillas.
Por otra parte, no voy a entrar al juego de la caricaturización. No se trata de ninguna conspiración mundial, evidentemente, de ningún plan siniestro, ni de si la crítica literaria salva o no vidas. Yo -al menos yo- estaba hablando en serio.
Se trata de la apropiación de medios de divulgación literaria (antes Lateral o The Barcelona Review; ahora la revista Quimera) para la autopromoción, las reseñas cruzadas, el amiguismo o las vendettas personales. Se trata de que unos (los autores) lleguen a las más importantes editoriales (Seix Barral, Anagrama, Alfaguara, Mondadori), con obras ramplonas ('Alba Cromm' o 'Los muertos', por citar solo los casos más flagrantes). Se trata de que lo consigan en parte gracias a las coaliciones, los chanchullos, y el márketing. Y se trata de que también se hayan servido para ellos de jovencísimos nuevos críticos (Alvy Singer, Ibrahim B.; Pablo Muñoz, Antonio J. Rodríguez), peones prescindibles, a cambio de espacios en las mencionadas revistas o en diarios nacionales (que de otra manera, sin ese servilismo, habrían tardado años en alcanzar; como es normal, por otro lado), y del espejismo quizá de un futuro lugar en el parnaso de los grandes escritores del siglo XXI.
De eso se trata. Y ahora, si quiere, siga mareando la perdiz, y desviando las cuestiones que están a la vista de todos.
Bien, querido Jordi, repase la lista de artículos míos en Quimera. Espere, ya voy yo:
Padre de Família.
Quim Monzó.
Superhéroes.
Dos traducciones de Steven Poole (e introducción sobre videojuegos)
JD Salinger.
Ahora quiero que diga dónde está el autobombo. El espacio. El pacto. Los artículos se han escrito gratuitamente, como es habitual en Quimera. Bien, estoy esperando ese servilismo.
Pablo, ahora resulta que sois esritores samaritanos y que no os engrandecéis entre vosotros, y que nosotros estamos locos y no os aduláis sobremanera (sólo hay que leer Alba y después leer tu artículo). Hacéis, por ejemplo, de facebook una sobreexplotación de contenido mayoritariamente pobre, añadiendo cualidades que no existen y sobrevalorando las posiciones de vuestros compis de salón. También tenéis todo el derecho, así como ninguna credibilidad, por aquello, una vez más de la parcialidad profesada en circuitos cerrados.
Esto terminará mal. Afortunadamente, suelo tener paciencia. Pero soy un individuo, obvio: respondo por mi, no por Mora, no por Carrión, no por Rodríguez.
Se me cuestiona postear sobre lo que me dé la gana en MI bitácora sobre libros. Luego se asegura que he ganado relevancia en Quimera y en diarios (en los que, supongo, debo haber colaborado - ahora no recuerdo ninguno, PERO EH).
Les he puesto mi lista de artículos en Quimera. No toleraré que digan que mi relevancia en Quimera es por hablar bien de novelas de los otros porque no es el caso, ni lo ha sido nunca.
Porque la crítica de Quimera la hace el equipo del Quirófano, que dirige Roberto Valencia, y en el que hay firmas como Menéndez Salmón, Miguel Espigado y el propio Rodríguez (Javier Calvo suele publicar ensayos largos sobre novedades editoriales). Respecto a otra crítica literaria y demás la decide el director, un puesto que no es el mismo siempre.
Yo he escrito sobre otras cosas. Un obituario sobre Salinger. Traducciones de un excelente crítico de videojuegos de EDGE. Apuntes sobre la narrativa del escritor catalán Monzó, al que admiro profundamente. Dos síntesis biográficas sobre dos superhéroes. Apuntes sobre la serie animada Padre de Família.
Basta de acusaciones que no se pueden probar. En serio, vengan a explicarme por qué no les ha gustado Alba Cromm (o si les ha gustado) y serán bien recibidos. En caso contrario, se acabó el feedback.
Ah, anónimo, identifíquese. Eso de "Pablo" en anónimos, sobra. ¿O acaso le conozco?
Hola, Alvy y compañía,
no quería intervenir porque veo que Alvy se defiende bien de sobras.
Lo principal: creo que se están haciendo acusaciones y críticas muy ciertas a la persona menos adecuada. Coincido en que Alvy Singer incurre en una sobreinterpretación de los textos o películas que aborda. De lo mismo peca Ibrahim Berlin. Creo que los dos desbordan de entusiasmo por el material sobre el que trabajan y que, en la falta de experiencia inevitable por lo jóvenes que son, ese material puede llegar a ser papel moneda sin oro que lo respalde. Salvo... salvo que el uno y el otro de maneras distintas están más cerca de la literatura de ficción que de la teoría y de la crítica, en la que suponen inscribirse. Las piezas de Alvy y las de Ibrahim (a éste hay que sumarle los comentarios con las respuestas a los comentarios, que no tienen desperdicio) son auténticas joyas, hijas directas (pero secretas) de Stanislaw Rem y de su Vacío perfecto. Pueden disfrutarse sin necesidad del libro o la película -objeto.
Todo el mundo busca un cobijo, y poder, así que sería inocente suponer que nadie espera un premio cuando está construyendo una trama como han hecho los Nocilla Team and Friends.
Pero, claro, al acusarlos de acaparar determinadas revistas se da por sentado que quienes estaban antes en ellas o estuvieron después necesariamente eran mejores.
Quimera antes de los Nocilla estaba en manos de profesores de Bellaterra, y luego del hijo de Pontón. No sé si es mejor que personas con afán de promocionarse acaparen un medio de difusión y abiertamente lo conviertan en plataforma publicitaria de su quehacer o que esté en manos de otras personas que a sus privilegios familiares --puertas abiertas en prácticamente todos lados-- sumen el disponer de este medio, la revista, como correa de transmisión de su trabajo universitario y se convierta en una revista subvencionada, nada leída, útil solo para su carrera dentro de la universidad.
En Lateral quizá puede decirse lo mismo. Lo que hubo después, y que creo precipitó su cierre, no fue mejor que lo que había cuando los hoy muy promocionados Carrión, Cantavella y co. llevaban algunas riendas. En cualquier caso, había en Lateral un ambiente que ojalá se dé en muchas otras revistas.
No es una literatura que me entusiasme la que ellos crean y promocionan, pero no cabe duda que con su actitud han puesto el dedo en un problema-llaga: el tapón cultural y generacional que se estaba dando en España.
La "culpa" del fraude posible no la tienen ellos sino la caterva de agentes literarias, editores de editoriales y de suplementos, de periodistas y de profesores universitarios que han estado dándonos gato por libre desde los años noventa y descartando vilmente, deliberadamente propuestas acordes con nuestro tiempo.
Me he extendido mucho.
Gato por liebre, eso es. Apuesto a que todo ese despilfarro de entrecomillados a que acostumbran no reside en un huerto propio de acumulación epistemológica, ni mucho menos; seguro que lleva más de veinte minutos de consulta en la wikipedia. Lo peor es que cuando basan su trabajo crítico en alardes (irrelevantes) de ese tipo solamente adquieren bifurcaciones innecesarias que, poco a poco, difuminan el objeto (libro) que tratan. Es una metodología tendente a la distracción y al decoro, pero cada cual es libre de inclinarse hacia donde le apetezca. Ahora bien, me niego siquiera a que el panorama de la crítica literaria de este país quede reducida a eso y a la labor endogámica que despliegan estos autores.
¿existe autobombo? sin duda, aunque en sus artículo, Pablo, usted no hable de sí, porque para eso ya le rien las gracias otros, y así, en una labor de reciprocidad, van creciendo las añadiduras ajenas al trabajo en sí de los autores. Buenas dosis de sobrevaloración, para que me entiendan.
Por cierto, Pablo ¿tan buena te parece la novela de mora?
¿acaso no se llama usted Pablo? pues a callar.
Gracias por el comentario, Liu. Me ha gustao mucho y bien me parece su crítica hacia mi sobrevaloración o mi crítica. Eso es una crítica bien argumentada, inteligente y sin hipótesis (falsas) sobre qué pienso o qué me mueve. Como soy joven, no tengo ninguna idea exacta del paisaje de los noventa: la supongo. Así que gracias por ese dibujo también.
A los anónimos: si yo soy Pablo, ruego identificación, en caso contrario serán ustedes editados o censurados o ignorados. Dependerá, claro. Agradezco también el piropo, aunque conspirativo y crítico, pero lo cierto es que no creo que "Los otros" (sean quienes sean ellos, esto ya es LOST) me rían "las gracias", ni que yo lo pretenda, honestamente.
Si hacen balance acerca de qué temas me interesan más, verán una predominancia de autores a los que no conozco, ni tendré el placer, y así con todos los escritores, guionistas, cineastas, etcétera. Ando bastante lejos de ser (o representar) el establishment, así que agradecería que, al margen de sacar comentarios de contexto - uno de respuesta humorística y no demasiado representativa, pero bueh- , leyeran con calma toda mi bitácora (ya que parecen dispuestos) y comprueben hacia qué dedico mis posts en su gran mayoría.
Pero bueno, que eso. Que ustedes a lo suyo, señores. Me retiro.
PostData: Los posts dedicados a Miyazaki son para un trabajo en GHIBLI. Estoy seguro de que moviendo los hilos, Takahata contará conmigo. Todo forma parte de UN PLAN.
Datos, datos. Eran Fernando Valls y sobre todo David Roas los que llevaban el timón de Quimera (hijos de nadie, como hijos de nadie son Cantavella, Rodríguez, Trejo, Muñoz, el otro Rodríguez, Carrión y tantos otros), no como Jordi Manzano que debe de ser hijo de Emili Manzano.
Pablo, haz uso de tu libertad y que no te amarguen la vida esos amargados donnadies.
Adelante.
Eso, pablo, sigue dorándole la píldora a mora.
Al anónimo de "Adelante". Fernando Valls era profesor de la univ. de Bellaterra. En Crítica, donde dirigía Pontón, tiene publicada en la muy buena colección Letras de Humanidad una recopilación de críticas y artículos sobre los autores de siempre. El prólogo seguro no lo habéis leído, pero yo por esas fechas trabajaba de traductora y correctora para Crítica, es bastante flojo, o flojísimo. Pontón y Valls, ambos en Literatura en Bellaterra. Ambos circulando por editorial Crítica --luego se abandonó la colección, excelente, porque no resultaba rentable. Cuando uno es profesor titular de una facultad de letras o director de un suplemento ya no es un donnadie porque su nombre cuenta en el tráfico de publicaciones.
Liu:
si quieres vigilar a otros de esa calaña, mejor te centras en la parejita Domingo Ródenas/Jordi Gracia.
Pontón y Valls y Roas están desactivados.
Prefiero vigilar al CSI Brown.
http://csi.wetpaint.com/page/Gary+Dourdan
Aunque escuentres también pobre mi opinión, hoy entro porque he sido capaz de leer tu reseña hasta el final, no así los comentarios, y porque he leído la novela de Vicente.
Yo creo que si un escritor escribe y publica lo que pretende es que lo lean y tengo por costumbre cuando me acerco a un autor que conozco, pero que por uno u otro motivo no he podido leer, acercarme desde mi total ignorancia y entender y disfrutar de lo que me están contando sus palabras.
Y a mí la novela de Vicente me ha sorprendido gratamente por su lenguaje, su estructura, su sencillez, su fino humor y por su fondo de denuncia que coincide con la interpretación que cada cual puede dar de su final.
Lo que haya querido decir su autor no lo sé, me interesa lo que me transmite y transmite mucho. Y está muy bien que tiréis de tantos hilos como, de donde viene y hacia donde va, pero, modestamente, no creo que dando tantas vueltas entren deseos de leer a Alba.
Saludos
Con comentarios como este es un lujo tener lectores discrepantes.
Ah y no es pobre, ni nada por el estilo. Gracias por su opinión.
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