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jueves, mayo 29, 2008

El shooter como celebración del placer: Ante el declive del cine


Halo 3 Full Combat Partes 1 y 2 dirigidas por Blonkamp.

Si hay algo que para mi marca la visión de Noel Ceballos sobre Indiana Jones IV es la propia definición que otorga a la película y por extensión a un cierto tipo de cine: celebración del placer. ¿Cuánto hacía que no leíamos esa expresión dentro de la la cada vez más experimental situación del cine? Es una etapa de transición mayor que incluso la que supuso la televisión porque el cine se enfrente al nacimiento de una era audiovisual que lo deja a un nivel puramente social. De hecho, lo que Lindyhomer sostiene es que obras como Speed Racer representan al nuevo arte, la nueva vanguardia de la que David Foster Wallace hablaba en su ensayo obligatorio E Unibus Pluram.

Halo 3, en ese sentido, no es una obra de un calado tan importante como el de Half Life o el de Portal pero si que marca la inferioridad del cine. La canibalización es evidente y la respuesta puede estar en esa misma lógica que en su día inspiró a un medio como el de los videojuegos, por eso los Wachowski o Michael Davis o Gonzalo López Gallego tienen clara que es posible aproximar ciertos guiños/planificaciones visuales como respuesta a algo que empezó primigeniamente en su mismo medio. Los Wachowski recurren al manga y al anime, ambos marcados por la velocidad y la dinámica de unas lineas cinéticas y en la construcción de escenas de acción larguísimas y cada vez más imposibles y estáticas. Davis recurre a una estética de cartoon a lo Warner Brothers (y no conviene olvidar a Sam Raimi con su fundacional Evil Dead 2 en este asunto) en el mismo personaje y en la misma construcción narrativa de la película: igual que enlos mejores cortos de Chuck Jones, los tiempos muertos de Shoot'em'up (toda una declaración de intenciones para matar y resucitar al cine) solo sirven para dar lugar a un chiste y a la posterior construcción de varios, con la condición de que otorguen un dinamismo casi imposible. La adaptación de Halo, se cumpla o no, ya observa en la misma decisión de Neil Blonkamp un diálogo completamente interesante, aunque su obra relacionada con la saga de Bungie Studios se quede en los cortos realizados para el lanzamiento masivo de su tercera entrega: Blonkamp se ha caracterizado por una interpretación entre social y metafísica de la ciencia ficción, y el diálogo que puede mantener con Halo es del mismo calado. No es que se trate exclusivamente del interés y formalidad del cineasta Blonkamp, es que se trata de una de las únicas interpretaciones viables. Halo 3 es, a cada nivel, más divertido y emocionante: los videojuegos no pueden renunciar a la emoción porque la tienen implícita en su inigualable interactividad. La única forma de emular un shooter caracterizado por su estética absolutamente bella (los caricaturescos villanos, los divertidísimos duelos en coche que demuestran cuan rudimentario es en cuanto a opciones COD4) y sus galerías de villanos larguísimas. A lo sumo, Blonkamp y los responsables sugieren colocar al icónico Jefe Maestro de secundario de lujo por su carencia misma de peso emocional. Más allá de lo correcto/estúpido de la decisión, resulta clamoroso el hecho de que el cine debe renunciar a los iconos de un medio posterior a él como es los videojuegos. Sencillamente, a través de la réplica es incapaz de generar emoción. Esto es, evidentemente, demasiado significativo. Sería pues bastante interesante ver como Blonkamp convierte una odisea de ciencia ficción chorra en una hiperrealista historia futurista de caráctr terrenal y doloroso.¿Podrá Blonkamp responder con planos secuencias imposibles a la plasticidad inherente en todo shooter y más en Halo 3 con sus deliciosas perspectivas a través de los vehículos? La respuesta parece, de momento, negativa a pesar de Cuarón. Sería el discurso más sincero sobre la necesidad de la interpretación y la imosibilidad de competir contra un medio nuevo, joven y con unas posibilidades… todavía tan amplias y en vigor como las de su nacimiento, además de ese lenguaje construido sobre imágenes mucho más potentes que las que todo realizador cinematográfico puede soñar al construir sus películas. Y todo eso, a pesar de la industria del hype.

martes, diciembre 18, 2007

Desencuentros en la tercera fase


La primera es Alive in Joburg de Neill Blonkamp. Su forma de contar desde un punto de vista absolutamente postdocumentalizado (¡imaginen el clásico y durísimo documental sobre África mezclado con la scifi!) una invasión alienígena se une a su sensbilidad, clásicamente foránea. Blonkamp ha sido contratado para dirigir Halo, pero eso no importa porque si las corporaciones se ponen de acuerdo, dudo que un debutante logre lo imposible, así que centrémonos: Alive in Joburg es otro manifiesto más de la necesidad de renovar desde abajo la ciencia ficción (audiovisual, que talentos en todas partes no faltan), sin salir de sus temas tan clásicos. La perspectiva de Blonkamp no se basa en el realismo, en términos temáticos, sino en la extrañeza misma: si antes lo alienígenas eran puro desconocimiento, ahora saturados de información que vamos deben ser puro conocimiento ignorante. ¿Me explico? En todo caso vean y opinen.


El otro ejemplo es Domingo. Ojo: no es lo mismo el hiperrealismo desde Suráfrica que desde España. Que a ver si esto de la aldea global va a resultar una estafa, no. Domingo es una consecuencia directa de, pongamos dos ejemplos sencillos, la estética de Videos de primera y el primer Impacto TV. Es decir allí dónde se pretende espectacularidad, sólo encontramos una pequeñísima historia sentimental llena de desatino. Las miles de imágenes que rondan la perspectiva de Blonkamp y el estupendo minimalismo de Vigalondo esconden una parecida reflexión: la única clave para entender toda invasión alienígena es el desconcierto vital sobre nuestra propia especie
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