domingo, marzo 04, 2007

Gritos y Susurros

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La mejor secuencia del neoremake El grito 2 es cuando Takashi Shimizu filma la imagen clásica de su espíritu femenino de larga y oscura melena repitiéndose en una serie de negativos de fotografía: es la perfecta definición autoconsciente de un director atrapado por su maquinaria de éxito en Occidente y condenado a reiterarla hasta el infinito. Si uno ve la película, ve como Shimizu introduce demasiados y muy claros mensajes de auxilio al espectador: cuando filma su tercera historia (la, en apariencia, más distante de las otras dos) lo hace con una inusual fuerza y variando completamente el esquema del susto rídiculo. De hecho, al terminar la película el mensaje es que la maldición no terminara nunca...

La senda de los remakes carbonizados alcanza en The Grudge 2 un punto límite (aunque se seguirán rodando, claro) hasta el punto de que Shimizu introduce suficientes claves irónicas que podrían llevarle al triunfo en futuras propuestas: la primera es la forma de filmar las calles de Tokyo, deliberadamente Coppola (Sofia), para rodar su especie de versión chunga de Lost in translation. Lo que en la película es mero apunte y sonrisa ante la rutinaria historia podría convertirse en una auténtica joya de hiperbolizarse todo ese carácter acumulativo e irónico respecto a sus contemporáneos, digamos, serios.
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De hecho la lejanía de dos productos como The Grudge 2 y la última de Sophie Coppola, Marie Antoinette no parece tanta. Mientras que Shimizu está agotado de reiterar los sustos y ya se dedica a hablar en clave, la única diferencia es que Coppola todavía sigue convencida de que está rodando de forma frívola una historia profunda (profunda contradicción que empapa toda su propuesta, esa seriedad malinterpretada por admirados blogueros). Marie Antoinette da también con una funcionalidad posindustrial lo que se espera de ella: una banda sonora tremendamente buena y selecta. una interpretación lógica en apartados de cultura y tendencias (también muy exclusivos) y una repetición de logros anteriores como método claro de personalidad y búsqueda. Y claro que no sé que me da más miedo si la trágica historia del muchacho bañado en harina que aparece en todas las eternas e inacabables partes de la saga o un Jason Schwartzmann castrado como actor
.

8 comentarios:

Mycroft dijo...

es en clave pidiendo que lo rescaten...

Anónimo dijo...

vi la maria antonieta y no estuvo mal , bueno bastante clasica,

Roberto A. O. dijo...

Si bien estoy de acuerdo con ese "auxilio" de Shimizu, en la tercera historia (la norteamericana), cuando Shimizu parece decir que él es capaz de rodar otra cosa (que ya demostró, parcialmente, en "Marebito"), nos mete una situación calcada de "JuOn"...curiosa contradicción.

Saludos

Mycroft dijo...

Creo que la mitad de mi comentario se perdió en el limbo.
En el fondo yo también hablo en clave.

Anónimo dijo...

De "El Grito" sólo he visto la primera (la versión yanqui) y con eso ya he tenido suficiente. ¡Qué bodrio! "María Antonieta", tres cuartas de lo mismo.

Un saludo

Señor Toldo dijo...

¡Qué malvado es usted al citar la golosina coppoliana (cuya banda sonora me gusta escuchar mezclada con la de Miami Vice, los dos jitazos compilatorios de la temporada pasada) junto a la última entrega de la saga de Takashi 'tóner' Shimizu!

John Trent dijo...

Shimizu daria para la secula de Deya vu. Le ha dado a este tio con Toshio...
Esta de El grito 2 ya va para el DVD. Las dos de cine originales las vi en las salas, y me parecen correctas, con algun momento terrorifico bien realizado, pero El grito, por la que ni me plantee pasar por la taquilla, no es mas que un burdo calco plano a plano del original, explicando mucho mas las cosas, por lo que pierde efectividad.

Quizas resulta mas interesante el visionado de este El grito 2 dado que no es un remake de ninguna anterior...aunque sea mas de lo mismo.

Saludos.

Fer dijo...

Me gustó María Antonieta, pese a no querer verla con ojos de historiador.
Me gustó, sobre todo, por no querer ser una película histórica, sino un acercamiento de Sofiíta (ya sabemos qué conlleva, nos duela o no) al mundo irreal de una reina encarnada por una bellísima Kirsten Dunst.
El apartado técnico me convenció, e incluso terminé acostumbrándome a la música. Lo que no le perdono es darle a Jason Schwartzmann el papel de Luis XVI: ¿era bobo o se lo hacía?

PD: perdón, Alvy, por el retraso.