Para Salanova, el penúltimo de los Ultimates el primero en descubrir este tesoro bergiano
“He's an Osama wannabe”
Ronald Fleury, Ultimate FBI Agent
The Kingdom es, tenía que llegar en algún momento, la infiel pero gloriosamente secreta y verdadera, adaptación de la obra maestra de Mark Millar. Si la adaptación de Millar era perfecta como tebeo hasta límites alucinantes, la película The Kingdom es perfecta como reescritura contemporánea del supergrupo y llega, exactamente, allí dónde The Unit se ve frenada por las subtramas o porque la sutilidad de Mamet necesita otro género (¿acaso no se mueren de ganas de ver qué hará Mamet con su película de artes marciales?).
Así si Millar nunca ha esquivado los referentes puramente tebeísticos, que no lo son del todo en un sentido tradicional, como es su etapa en la fundamental The Authority y el tutelaje de la misma, que corre a cargo de Warren Ellis, ni el triplete Matthew Michael Carnahan- Peter Berg- Michael Mann ha esquivado los cinematográficos. Es evidente que la introducción hiperrealista es una versión pop del documentalismo sensacionalista demodé entre la intelliguentzia (cada día mas imbeciledzia: Michael Moore, ese neopopulista para masas) y una estética cuidadosamente parecida a la de la muy seria y reflexiva (y necesaria para vislumbrar auténticas catedrales a la ironía subterránea como ésta) Syriana del documentalizado Stephen Gaghan. No vamos a quitarle méritos a Mann: él ya rescató el documental estresado, vitalista y lleno de zooms como ejecutores del drama/tensión escénico con The Insider. Ni a Berg: dirigió una muy divertida comedia sobre la despedida de soltero que no se rendía ni al final (sí, todos la conocemos) y una estupenda cinta de aventuras que revisitaba a Indiana Jones en clave sucísima, tal vez lo que debería haber sido la resurrección del género pero se quedó en excepción frente al opio neuronal mal entendido que propone el muy estúpido Stephen Sommers (cuya gran joya, Deep Rising no tiene ninguno de sus pecados posteriores ya presentes en su divertida La Momia, insisto). Ni siquiera al guionista Carnahan: tiene que soportar con paciencia torera como todos llaman divertimento facha y patriotero y despreocupado a una película escrita por el guionista de... ¡Leones por Corderos! (curiosamente el mensaje se lo atribuyen EXCLUSIVAMENTE al actor/director Redford, como si el guionista fuera un redactor neutral de noticias).
En el tebeo de Millar la equivalencia era el opus máximo de la fama: la locura hollywoodiense reflejaba cada uno de sus rostros. En una equivalencia lógica, presupuestos aparte, The Kingdom busca el reconocimiento en un consumidor acostumbrado a ver algunas de las mejores series de la televisión actual: sino no me explico la cómplice presencia de Jeremy Piven, Jennifer Garner o Jason Bateman, haciendo de nuevas celebridades como en el tebeo dibujado por Bryan Hitch. Más todavía: el uso de secundarios del mismo nuevo cine de espionaje hiperrealista, los rocosos e inmensos Danny Huston y Chris Cooper sacados de dos maravillosas adaptaciones de dos maestros (el primero del jardinero fiel de Le Carré y el segundo de los Bourne de Ludlum pero también de la citada Syriana y Breach) como colofón al conjunto carismático.
Así pues atendamos al inicio, que podria haber formado parte del prólogo de The Ultimates 2: tras los créditos/resumen histórico de la historia del petróleo, Arabia Saudi y USA, lo primero que vemos es felices americanos jugando al beisbol. Los prismáticos de un joven barbudo delatan el espacio: estamos en Arabia Saudí y la felicidad americana está en manos de unos sádicos árabes. Detalle pop de la escena: al lado del malvado pseudoterrorista hay un chaval dibujando ¡un niño feliz con su casa, típicamente occidental el dibujo! ¿Se puede tener un principio más descaradamente Millariano?
El paralelismo paternal entre Feury y Fhazi se parece mucho al establecido entre el Capitán América y su antagónico en el segundo arco, pero también encaja en la filosofía manniana. Cada hombre fiel a sus principios. Otro momento clave: Feury y Fhazi conversan en el coche y él le habla sobre su monstruo favorito de infancia, The Green Beast. ¡Sí, Hulk!
Y al final: pochez, miembros del grupo que caen y muchísima acción, un clímax (que en realidad es el único estallido tras el inicio) perfecto como colofón a un festival tourístico de burradas hiperbólicas.
“He's an Osama wannabe”
Ronald Fleury, Ultimate FBI Agent
The Kingdom es, tenía que llegar en algún momento, la infiel pero gloriosamente secreta y verdadera, adaptación de la obra maestra de Mark Millar. Si la adaptación de Millar era perfecta como tebeo hasta límites alucinantes, la película The Kingdom es perfecta como reescritura contemporánea del supergrupo y llega, exactamente, allí dónde The Unit se ve frenada por las subtramas o porque la sutilidad de Mamet necesita otro género (¿acaso no se mueren de ganas de ver qué hará Mamet con su película de artes marciales?).
Así si Millar nunca ha esquivado los referentes puramente tebeísticos, que no lo son del todo en un sentido tradicional, como es su etapa en la fundamental The Authority y el tutelaje de la misma, que corre a cargo de Warren Ellis, ni el triplete Matthew Michael Carnahan- Peter Berg- Michael Mann ha esquivado los cinematográficos. Es evidente que la introducción hiperrealista es una versión pop del documentalismo sensacionalista demodé entre la intelliguentzia (cada día mas imbeciledzia: Michael Moore, ese neopopulista para masas) y una estética cuidadosamente parecida a la de la muy seria y reflexiva (y necesaria para vislumbrar auténticas catedrales a la ironía subterránea como ésta) Syriana del documentalizado Stephen Gaghan. No vamos a quitarle méritos a Mann: él ya rescató el documental estresado, vitalista y lleno de zooms como ejecutores del drama/tensión escénico con The Insider. Ni a Berg: dirigió una muy divertida comedia sobre la despedida de soltero que no se rendía ni al final (sí, todos la conocemos) y una estupenda cinta de aventuras que revisitaba a Indiana Jones en clave sucísima, tal vez lo que debería haber sido la resurrección del género pero se quedó en excepción frente al opio neuronal mal entendido que propone el muy estúpido Stephen Sommers (cuya gran joya, Deep Rising no tiene ninguno de sus pecados posteriores ya presentes en su divertida La Momia, insisto). Ni siquiera al guionista Carnahan: tiene que soportar con paciencia torera como todos llaman divertimento facha y patriotero y despreocupado a una película escrita por el guionista de... ¡Leones por Corderos! (curiosamente el mensaje se lo atribuyen EXCLUSIVAMENTE al actor/director Redford, como si el guionista fuera un redactor neutral de noticias).
En el tebeo de Millar la equivalencia era el opus máximo de la fama: la locura hollywoodiense reflejaba cada uno de sus rostros. En una equivalencia lógica, presupuestos aparte, The Kingdom busca el reconocimiento en un consumidor acostumbrado a ver algunas de las mejores series de la televisión actual: sino no me explico la cómplice presencia de Jeremy Piven, Jennifer Garner o Jason Bateman, haciendo de nuevas celebridades como en el tebeo dibujado por Bryan Hitch. Más todavía: el uso de secundarios del mismo nuevo cine de espionaje hiperrealista, los rocosos e inmensos Danny Huston y Chris Cooper sacados de dos maravillosas adaptaciones de dos maestros (el primero del jardinero fiel de Le Carré y el segundo de los Bourne de Ludlum pero también de la citada Syriana y Breach) como colofón al conjunto carismático.
Así pues atendamos al inicio, que podria haber formado parte del prólogo de The Ultimates 2: tras los créditos/resumen histórico de la historia del petróleo, Arabia Saudi y USA, lo primero que vemos es felices americanos jugando al beisbol. Los prismáticos de un joven barbudo delatan el espacio: estamos en Arabia Saudí y la felicidad americana está en manos de unos sádicos árabes. Detalle pop de la escena: al lado del malvado pseudoterrorista hay un chaval dibujando ¡un niño feliz con su casa, típicamente occidental el dibujo! ¿Se puede tener un principio más descaradamente Millariano?
El paralelismo paternal entre Feury y Fhazi se parece mucho al establecido entre el Capitán América y su antagónico en el segundo arco, pero también encaja en la filosofía manniana. Cada hombre fiel a sus principios. Otro momento clave: Feury y Fhazi conversan en el coche y él le habla sobre su monstruo favorito de infancia, The Green Beast. ¡Sí, Hulk!
Y al final: pochez, miembros del grupo que caen y muchísima acción, un clímax (que en realidad es el único estallido tras el inicio) perfecto como colofón a un festival tourístico de burradas hiperbólicas.
3 comentarios:
Entre los dos me acaban de joder/solucionar la vida.
Cómo le quiero. Gracias. Pero no me haga llorar! ;).
Sobre la película: Bueno, permítame que este comentario sea un poco mierda, pero es producto de la emoción. La película, pues ya sabe, a mi me volvió loco el final. En general, me gustó mucho la verdad. El diálogo Fhazi y Feury es interesante; Fhazi, si no recuerdo mal, es policía por quiere ser un héroe!( más tarde lo intentará junto a Feury y supergrupo)creo que es en ese momento donde ya deja claro las influencias.
Jo jo jo...que grande..
Saludos
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