Invictus (2009, Clint Eastwood)
Eastwood pierde la oportunidad de ofrecer un clímax impecable en lo emocional perdiendo el hilo con una sobredosis musical, pero el resto de la película, un drama deportivo de alcance épico de 134 minutos, es entretenida, pedagógica y de una hondura mayor a la esperable. Se abre con un magnífico travelling lateral que culmina en un movimiento de grúa demoledor, señalando todas las diferencias del paisaje con ese movimiento de cámara. El resto del film, fotografiado por el habitual Tom Stern, puede recordar, por su relato ético filtrado en detalles admirables (cfr: la escena inicial de los guardaespaldas; el discurso a sus partidarios), al Ford de Young Mr. Lincoln (1939), aunque compositivamente el director está aquí más hawksiano que nunca. Basada en el didáctico y bien documentado libro de John Carlin, inteligentemente titulado Playing the enemy e incomprensiblemente publicado en castellano bajo el inmortal título de Greene, El factor humano. Afortunadamente, Eastwood se decanta por Invictus, poema de William Ernest Henley que Mandela escribió en su celda para sobrevivir, cuyo uso en el plano final se revela sorprendente más efectivo que toda la final de rugby que antes se nos narra. La figura de Mandela aparece levemente edulcadorada, pero se dibuja a un hombre solo cuya tarea bigger than life no siempre le proporciona aliento vital. Eastwood mide estos tiempos y el film termina con un buen uso del deporte como propaganda política. Muy recomendable.
Singularidades de una chica rubia (Singularidades de uma Rapariga Loura, 2009, Manoel de Oliveira)
El relato original de José Maria Eça de Queirós, aquí titulado con menor precisión Excentricidades de una chica rubia, contiene un estilo no pocas veces memorable y ejemplos no faltan; el narrador define las noches de Septiembre de una "oscuridad aparatosa" y asegura que "Existe en el fondo de cada uno de nostros, es cierto –por fríamente educados que estemos- un resto de misticismo; y basta a veces un paisaje soturno, el viejo muro de un cementerio, un yermo ascético, las meolientes blancuras de un claro de luna, para que ese fondo místico ascienda, se explaye como una niebla espesa, llene el alma, los sentidos y la idea, y quede así el más matemático, o el más crítico, tan triste, van visionario, tan idealista, como un viejo monje poeta." Editado por Siruela en 2004 y traducido por Maria Tecla Portela Carreiro, el autor de estos cuentos se revela como un maestro capaz de elevar con momentos de inventiva su nada disimulada sencillez conceptual, en la estela de un Balzac, por ejemplo. Pero ese estilo proporciona una riqueza inesperada.
Un cineasta tan completo como Manoel De Oliveira parecía una opción ideal para evocar algo de su tradición (literaria), pero es en su ironía donde hay algo interesante, es en la mirada, infinitamente menos compasiva que la de Queirós o de ironía más sutil y presente, donde se filtra algo de genio. El cambio de narrador y un estilo visual que se pretende propio del divertimento, pero revela un hieratismo falto de inventiva en comparación a obras anteriores, restan notables cantidades de interés. Aún así, son 65 minutos llenos de interés intermitente.
House of the Devil (2009, Ti West)
Habrá quien considere como cima un ejercicio de máscaras del pasado (Jameson dixit) que ni siquiera tiene el carácter bizarro y de cierre de una noción de cine de culto de Rob Zombie. Hecha de referencias habituales ( a John Carpenter, a cierto giallo de Bava y Fredda) pero sin toda su inventiva, ni tan siquiera ingeniosa como molde, el film garantiza 95 minutos de placer nostálgico (está ambientado en los ochenta), pero escaso talento cuando tiene que medirse con sus modelos. Es un punto muerto porque todo se basa en la condición de fan que agradezca estos gestos y los tome como necesarios, no tanto en sus capacidades para experimentar o variar a sus precusores, siendo Rosemary's Baby de Polanski el más escandalosamente saqueado y repetido hasta el mismo final. La presencia de un desbocado Tom Noonan anima el conjunto, aunque no demasiado.
16 comentarios:
¿No le ha gustado la de Ti West? Mírelo como una especie de Jaime Rosales del fantástico. "House of the devil" es la imagen especular de "La Soledad".
Entiendo donde quiere ir, pero no, hombre, Rosales no es un chabacano imitador.
Si precisamente creo que la imitación aquí es más un gimmick que otra cosa. No tiene una finalidad nostálgica, si no estética, decorativa. De hecho, la engarzo con el cine de Rob Zombie en cuanto a que proyecta una imagen que no se corresponde con lo que el aficionado al género espera de ella: West y Zombie gustan de contar historias que frustran a su público potencial, y es muy estimulante que haya dos creadores así en un mundillo tan dado a la explotación más aburrida y repetitiva y a la más repugnante complicidad.
Mire, solo la primera escena de "Cabin Fever 2" deja en pañales a Eli Roth y a Robert Rodriguez, aunque al segundo no era muy dificil, en cuanto a eliminar todo rastro de sequedad impostada y de guiños condescendientes para ceñirse a lo que debería ser siempre el gore: algo festivo a la vez que muy perturbador.
Relea el artículo de Jameson. La estética nostálgica puede complacer al fan, pero, en términos prácticos, es una opción estética de lo que él llama Dead-Art.
Dicho de otro modo: es posible que West no sea tan nostálgico como yo creo ambientando la película en los primeros OCHENTA, pero no importa porque lo que ofrece está muerto de antemano porque no aporta nada. Aún así, usted sabe que le creo en todo y que me veré toda la filmografía de Ti West para ver si era mi mala noche o el muchacho tiene algo que hacer con los géneros.
Yo creo que el marco es coger "Planet Terror": una película de presupuesto medio-alto que copia los tics de las cintas grindhouse y se dedica a hacer chistes borderline. Y luego poner "El cobertizo" que es directamente una película amateur, pobre, sin ni pizca de humor ni ironías de listillo. Es serie Z honestísima, ingenua y que además adelanta con todo el morro hallazgos que luego se le han adjudicado a "Planet terror" o "Paranormal Activity".
El final de "House of the devil" es casi un chiste: no ha pasado nada en la película y de repente, tres o cuatro giros de guión SEGUIDOS que en cualquier producto normal hubieran destacado, y aquí no pasan de anécdota porque la intención es evidentemente otra: filmar a esa muchacha en la fragilidad y belleza de la calma antes de la tormenta.
West es un tío que no está ahí para contentar a nadie en una industria que cada vez está más obsesionada por gustar a todos. Entiendo que se puede achacar a todas sus películas millones de defectos porque saltan a la vista, pero... vivan las películas imperfectas que vienen hechas con la valentía del amor y no con la letanía de "es mala pero te ríes".
Ufff, no lo veo nada claro, Henrique, Planet Terror es muy honesta, es la repetición del reworking hawksiano hecha en Abierto, con nociones de máscaras y con un abierto desmelene desde la primera escena, con Bruce Willis y Tarantino. Nada en ella engaña, pero su comparación no me funciona: se trata de Rose McGowan con una metralleta como pierna. Es diversión bañada en una sensibilidad generacional. ¡West es un imitador tosco de Polanski! ¡Polanski!
Su razonamiento de Planet Terror está basado en la RECEPCIÓN de Planet Terror no en la consideración independiente de que Bruce Willis diciendo que mató a Bin Laden es divertido, juvenil y evocador dado la textura que se pretende. Nada más. ¡No se líe, amigo mío, que la lectura comparativa la hace para salvar una reputación! Rodríguez es irregular y repetitivo, pero esa película (porque es Grindhouse y no Planet Terror lo que de verdad deberíamos juzgar) es una fiesta.
La explotation tenía un punto honesto que era la capacidad de que versiones bastardas subrayaran los elementos más impulsivos; "Planet terror" es un chascarrillo, una imitación de equello que pierde todo su sentido precisamente por lo que tiene de consciente, de falseado. No tiene nada que ver con la reacción, si no por como esta está planificada de antemano en base a lo más fácil: hacer que el espectador se sienta LISTO porque ha pillado el chiste.
El complejo de inferioridad del cine de género parece que obliga tanto a la endogamia cultural como a aplaudir a todo aquello que venga a legitimar ese "placer culpable". Y en esto soy totalmente intransigente: no puedo tolerar un cine de género que no nazca de lo primario, de lo orgánico, lo artesanal y lo festivo. Nos la meten doblada continuamente y nosotros, encima, les reímos las gracias. Fue mucho más valiente Tarantino (y como bien sabe, la reacción fue justo la opuesta) cuando entendió que Grindhouse no debería ser una parodia de "pelis malas" si no un canto a esa honestidad y libertad.
Usted tiene un problema de jerarquías y desarrolla una metodología para destruir Planet Terror que es un comentario sobre la Memoria, como Death Proof lo es sobre eso en grados más profundos.
aquí no me puede convencer porque aquí discutimos mi ética profesional.
Planteése si Rodríguez tira de Hawks porque conoce a Hawks o porque el modelo carpentiano es lo suficientemente popular como para ser reconocible en un multicines.
No es la Memoria, es el inconsciente colectivo en su definición más vulgar, no el de Jung. "Planet Terror" es una portada de Cinemanía, acompañada de un articulo: "Películas malas de las que reírse".
Henrique, adoro este debate. Primero la cortesía: tomarse su tiempo para darle vidilla al debate es de agradecer. Usted lo sabe.
Así que seamos claro:
Claro, estoy seguro de que Robert Rodríguez no iba a los drive-ins... y que ud. puede probarlo. Hombre, hombre. Y estoy convencido de que los espectadores de 1997 o de Dawn of the Dead iban al cine callados y salían diciendo "Qué relato subversivo usando los códigos genéricos del cine de acción más anarquista de derechas, citando a Lévi Strauss" o "Es un interesantísimo planteamiento satírico sobre el consumismo". Claro. Estoy seguro de que esas películas triunfaron como éxitos de programas dobles por eso. Los italianos las imitaban con un manual de sociología en mano.
Hombre, Henrique, hombre. Pues no. Esas películas divertían al personal cosa fina. Y también lo hace Planet Terror. ¿Que Carpenter y Romero tienen discursos cinematográficos más interesantes, de distinta procedencia y que se eleva con los sub-textos que en realidad son "los textos" de la película? Claro. Pero parece usted muy desorientado. Hable con espectadores españoles del cine de Lee, de zombies, etc. Con Absence. La gente entraba a DIVERTIRSE un rato. Las nociones de Cinemanía son de ahora, no son de Robert Rodríguez ni remotamente.
Despreciar Planet Terror es despreciar Streets of Fire. Está muy claro. Son el mismo gesto. Distintas máscaras, fine. Distintas cualidades del estilo, vale. Pero son el mismo proyecto. O un proyecto comparable. Está muy claro, Henrique.
Robert Rodríguez tenía 13 años cuando 1997 se estrenó en USA. USTED no puede entender eso. Ni yo. ¿Por qué? Porque somos cachorros de la posmodernidad tardía, tardía y estamos condicionados por otras nociones ABSOLUTAMENTE distintas.
No, no. Si yo no digo que "Dawn of the dead" sacase conclusiones de crítica al consumismo en los espectadores. Una vez más, vuelvo a "American movie", con Mark Borchardt diciendo que lo que más le gustaba de "Night of the living dead" es que... salían árboles secos. Borchardt citaba esta y "La matanza de Texas" en cuanto a que eran historias que surgían de la naturalidad: eran películas evasivas por lo que tenían de fantásticas, pero también cercanas (aunque solo fuese porque los paisajes le recordaban a su Milwaukee natal) por lo que tenían de nexo con su entorno.
Lo que yo critico es la necesidad de impostar el tono; de fotocopiar sin alma y dando codazos al espectador. La actitud condescendiente de la referencia que busca al público de Cineshock, que no se tragaría la misma película si la firmase Charles Band. No es raro que Rodriguez trabajase con Kevin Williamson...
Salgamos del género. Piense en "Nine" y su absurda concepción: una adaptación de una versión musical de "Ocho y medio". Allí donde la de Fellini es una confesión autobiográfica o donde el música es un espectáculo a su cuenta, "Nine" no tiene sentido en el cine más que como tópicos para gente que no ha visto nada del director de "La Strada" pero eso de 'cinema italiano' le suena a anuncio de Martini. Y así nos va.
Básicamente, coincido con la visión de Henrique de "House of the Devil". En concreto la frase: "... porque la intención es evidentemente otra: filmar a esa muchacha en la fragilidad y belleza de la calma antes de la tormenta". Esa es una frase llena de comprensión y alma, y ahí radica, en esencia, toda mi defensa de esta peli, por lo demás tan fácil de desmontar en cualquier aula, ya sea desde el pupitre o el atril.
Antonio Trashorras
Un cineasta tan completo como Manoel De Oliveira parecía una opción ideal para evocar algo de su tradición (literaria), pero es en su ironía donde hay algo interesante, es en la mirada, infinitamente menos compasiva que la de Queirós o de ironía más sutil y presente, donde se filtra algo de genio...
Bien, comprobado, eres de esos penosos capullos patéticos que se muere por trabajar en una revista o un blog decente, pero que sabe que nunca nadie podrá pagar a un tipo que no sabe ni poner las comas...
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