"I mean ya gotta weigh every word ya say around him," Sandra said. "It drives ya loony."
"I still can't drink this," Mrs. Snell said. ". . . That's terrible. When ya gotta weigh every word ya say and all."
"It drives ya loony! I mean it. Half the time I'm half loony." Sandra brushed some imaginary crumbs off her lap, and snorted. "A four-year-old kid!"
"He's kind of a good-lookin' kid," said Mrs. Snell. "Them big brown eyes and all."
Nadie habla nunca -nunca- de Mr. Tannenbaum, o al menos eso le parece a Boo-Boo. Harper's, 1949. Cuando se publica el cuento, que termina con una carrera en la playa, los que los leímos por primera vez de forma cronológica ya sabíamos muchas cosas. Sabíamos que iba a ser un día perfecto para Seymour Glass. La carrera en la playa tiene algo de heroico, que sé yo, de despedida, de juego. Mientras exista Boo-Boo todos parecerán niños prodigios. Pues ella es la madre
camino:
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3 comentarios:
Ese tipo de equívoco (un personaje que es uno y parece otro) es magnífico en Los adioses, de Onetti, una novela corta deliciosa. Qué bien que haya vuelto, Sr. Singer.
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