Carlos F. Herdero se luce en la Dirigido Por número 171 a costa de una crítica puramente cinéfila:
Sobre el cine de aventuras:
“Un género, que, desde entonces (se refiere a El hombre que pudo reinar), sólo ha proporcionado pálidos epígonos en clave infantiloide”
Sips. Todo el mundo lo sabe: En busca del arca perdida (1980) y Conan El Bárbaro (1982) son tremendamente infantiloides.
Sobre Spielberg y el cine de hoy en día:
“Parece inútil, por tanto, seguir empleando espacio en describir las habilidades técnicas de Spielberg, en seguir glosando su capacidad para construir un producto que, ciertamente, se encuentra por la media de toda la desdichada pléyade de sucedáneos que le rodean, o en repetir con sospechoso regusto propagandístico – el alarde de producción (millones de dólares de por medio) que supone la película. “
La crítica concluye hablando de películas de los años cincuenta y sesenta de aventuras que segun su autor eran “divertidas, trepidantes, originales, simpáticas y adultas”. ¡Qué grande fue el cine!
Indiana Jones y la última cruzada sigue siendo tan compleja (el prólogo como introducción a la génesis emocional, el santo grial como metáfora de la inmortalidad de los héroes) que no hace falta explicarla. Pero parece que la crítica hable de las anteriores entregas con una rotunidad crítica que jamás ha tenido.
3 comentarios:
mucho progre había todavía suelto por entonses, alvy. y hollywood era el mal. en fin. ah, la "última crusada", que la pasaron en a3 el otro día y hasía siglos que no veía. aún recuerdo cuando la vi en el cine lis de algesiras, hoy extinto. ay, la memoria!
Y a mí que me parece que el problema real es que uno hace esas críticas como exorcismo de la propia vejez (o adultez, o lo que sea) y acaba añorando más que "el cine de antes" realmente "lo que yo pensaba del cine antes".
Lo más triste de asistir a este tipo de opiniones es la certeza de que en el fondo toda esa flema crítica viene de un desengaño personal la mayoría de veces. No habla un crítico talludito ni razonable, sino un niño decepcionado.
El verdadero problema está en que llegan a ser tan orgullosos que son incapaces de admitir algo tan simple y común como que el desengaño privado es capaz de generar una opinión podrida y risible.
Y es que ya se dice que, sin sentido del humor y un mínimo de humildad, la práctica de la crítica es un ejercicio miserable.
Yo me quedo con su finísimo y concreto resumen del último Indy. Ojalá primara el gusto por instruir en lugar del vicio por dar de hostias a quien no opina como uno.
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