miércoles, julio 30, 2008

Cine intimista de 150 millones de dólares

- Spoileracos Included -

Michael Mann es el cineasta más importante de nuestros tiempos. No, esperen. También lo es George Lucas. ¿Por? Se ocupan de hacernos el trabajo sucio. Inventar, avanzar y encargarse de la técnica, apartado muy importante, aunque no lo hablemos. No me cabe ninguna duda que sin el Episodio 2 o sin Collateral o Miami Vice otro gallo cantaría en este nuevo, pero que no despega, cine digital. Otro día, si quieren hablamos de Mann y Lucas, cuando haya más ganas.

Peter Berg es un alumno aventajado de Mann, que ya ha experimentado con sus logros en Friday Night Lights, The Kingdom y ahora con esta Hancock. Su clase y estilo quedaron claros haciendo una cinta de aventuras oscura y sudorosa llamada The Rundown y en su salto al mainstream no es que no se parezca al gamberro de Very Bad Things, sino que ha preferido colocarse en un paso reflexivo sobre la técnica. Un uso de la handycam mezclado con el cgi que hacen de Hancock una especie de cartoon metadigital. Como si la serie original de Plastic Man fuera, en realidad, una grabación de youtube.

El MiracleMan de Alan Moore transformaba toda la inocencia de la Silver Age de los años cincuenta en un cruento y crepuscular despertar en los años ochenta, con los espías soviéticos y sus villanos azotándole con una intensidad que nada tenía que ver con sus aventuras. El superhéroe amnésico que recuperaba su identidad y su traje tenía, además de eso, otros problemas, otro mundo. Uno de los mejores logros de Moore es situar a sus dibujantes, en este caso Garry Leach, al convertir el trazo de los villanos de la Silver Age en una deformidad barroca, escalofriante, cercana.

Algo parecido hace Hancock, tanto con su género como con su primera mitad. Se disfraza bajo los modales cómicos y renuncia al aguerrido esquema de tener un villano central, importante. Sus villanos son tan anecdóticos como sus gags. Hancock se ocupa del despertar amnésico de otro hombre y de cómo asume su condición superheroica sin excesivos rodeos de destinos, al presentar en su giro una reflexión que convertiría al superhéroe en un idiota por vocación. En alguien que es así no por sus superpoderes sino por su propia naturaleza. Explica esto la película con un momento muy bello, en el que los superpoderosos que se acercan se convierten en débiles. Tal y como decía Roberto A. Oti, esta es una película dónde el supervillano es el destino y la kriptonita es el amor. Pero va más allá: el poder no te da neceseriamente esa responsabilidad. La carga la da la soledad (y no el destino), el estar por encima de la humanidad. Aquello que decía Nietzsche en Así habló Zaratustra: los humanos están condenados por el odio y la envidia y que sólo sería posible estando por encima de ellos.

Y todo ello está contenido en esta superproducción que es lo más estimulante que ha dado el mainstream y Will Smith en su categoría desde hace tiempo, mucho tiempo.

6 comentarios:

Libertino dijo...

Es una mierda como un piano que podría estar en aquellas sandeces vhs que eran El canal Disney
Aburrida, sin garra, sosa y con Smith poniendo morritos pa que parezca que está de doblete.
Es tan criminal como Superagente 86, pero peor
Y adoro al Berg de Very Bad Things o Tesoro del Amazonas, ojo.

Ryu_gon dijo...

Mucha gente está hablando de "sosez" con respecto a Hancock, y todavía no lo entiendo porque la película se me hizo un rato entretenida, el mejor blockbuster veraniego, vamos.

Y, lo peor de todo, muchos la acusan de ser un bodrio palomitero pero paradojicamente defienden la primera mitad del film, justo la parte que más podría ser tildada de "palomitera". Cierto es que quizá el final esté mal introducido, con una sucesión de los acontecimientos y un cambio de tono demasiado importante en muy poco tiempo, pero en absoluto eso es motivo para destruir la cinta.

Supongo que si ahora no vas de oscuro, realista y llevas capa no "molas".

PD: El símil con el Frankenstein de Boris Karloff no tiene precio.

Saludos!

Anónimo dijo...

Yo estoy con usted. Incluso si hubieran metido algo de espíritu screwball habría estado todavía mejor, que ya es decir.

Libertino dijo...

Ya. A mi es que la primera parte de la peli me parece igua de horrible que la segunda.
Incluso el gran Jason Bateman tenía pinta de no saber dónde meterse, con lo bien que estaba con los Bluth.
Mi peli del verano: Forgetting Sarah Marshall

El Miope Muñoz dijo...

Jajajaaja. Forgetting Sarah Marshall no es mala opción, a mi me gustó mucho incluso para ser del clan Appatow, que es muy conservadorcete, la encontré sincera y melancólica. Pero el esquema me puede y en Hancock me rompe, no por incisivo ni siquiera novedoso, sino por valiente, atípico.

Estoy firmemente convencido de que Christopher Nolan y Ridley Scott, Hans Zimmer incluido, son los directores clave de las superproducciones de nuestro tiempo.

Tanto Gladiator como Batman Begins son películas que cogen subgéneros de goce primitivo (el peplum, los superhéroes) y le dan formas amaneradas (La caida del imperio romano, Heat), con música atronadora de Hans Zimmer (con o sin cómplice) y hacen sentir inteligente al espectador. Los filmes son vulgares, ruidosos y hasta entretenidos. Pero el espectador se jacta de entenderlo todito todo a la primera. Se va feliz, vamos. Lo que pasa es que la poesía bakala de Gladiator me jode la ejemplificación, pero bueno....

Roberto A. O. dijo...

"Hancock" es simplemente, fascinante. Me estoy leyendo "Miracleman"..y vaya si encaja.

Saludos