viernes, agosto 01, 2008

Dark Knight it's not the Right Time

Hay una escena clave en la última película de Christopher Nolan en la que el Joker le espeta a Batman: "Tu no me matarás por algún extraño sentido de la autojusticia y yo no lo haré porque eres demasiado divertido". "Estamos condenados a hacer esto siempre" remata. Esto sugiere que, más allá de dilemas morales, el superhéroe está condenado a la lógica de la dinámica perpetua y el etorno retorno.

Y precisamente con este etorno retorno parece condenada la saga de películas de Batman desde 1989. Siempre dos por director y con la segunda yendo más allá que la primera. Siendo el primer Batman un film notable, con muchos problemas del guión de Sam Hamm, elevado por su visualización y sus estupendos actores, resulta extraño como hacer una gran película del personaje (aparte de Adam West, la serie animada y La máscara del fantasma, claro), después de casi veinte años, siga siendo un misterio. También parece condenada al eterno retorno la saga respecto a las escenas de acción. Christopher Nolan sigue siendo inacpaz de planificar una escena en condiciones, hasta cuando lo tiene sencillo, como en la escena del camión, decide sobrecargar mucho la fotografía. Tampoco lo ponen fácil sus diálogos excesivos y demasiado enfáticos, obvios, como si los personajes reflexionaran con una trascendencia fuera de lo común. Por eso es una lástima que la película no asuma esas directrices que el Joker parece conocer tan bien.

"Si quieres vencerlos, debo saber que estás dispuesto a llegar hasta el límite. El Límite" Esto era lo más obvio y directo que se escuchaba en The Untouchables de Brian DePalma una de las muchas películas que vienen a la mente tras ver esta, como Dirty Harry o The Searchers. Cintas dónde su protagonista, ambiguo, se enfrentaba también a dilemas éticos sin resolver. Las dudas, en el cine, deben mostrarse con el lenguaje visual, construyendo. Lo hacían los directores citados. Y si quiere hacerse de una forma teatral, renunciado a la riqueza del lenguaje, debe tenerse el valor de igualar a Shakespeare. La ambición. Mamet, guionista de la de DePalma, como cineasta ha explorado también estas posibilidades en sus películas.

La película de Nolan ha decidido no corregir sus fallos de la anterior pero ha legado para la saga u rastro de mitología, injusta pese a todo: un estratosférico Heath Ledger, capaz de ensombrecer sin muchos problemas al Nicholson, sorprendentemente cercano al Joker de O'Neill/Adams que, como decía Tones, no era otra cosa que un sociopata hijo de perra. Es el único personaje que tiene buenos diálogos y el único que parece dar interrogantes a una película que no acepta demasiados.

Su tratamiento de Harvey Dent y su conclusión final la acercan a postulados protoBush: aunque ahga falta un justiciero para frenar al Mal y finja ser perseguido, hará falta otro que le lave la imagen. No podía ser más claro Nolan: el orden y el caos son simplemente eso. Dividir las faenas entre quien hace el trabajo sucio y el que se encarga de la comunicación corporativa. La película encuentra sus momentos más inolvidables en las panorámicas de Gotham, sacadas del Michael Mann de Heat, y el Batvuelo, además de en su estelar villano, sádico y terrorífico, al fin, cuya falta de trasfondo sólo le hace todavía mejor. Bale ofrece su cara más desganada y ni Freeman o Caien tienen el entusiasmo de levantar Begins. The Dark Knight es levemente superior en muchos momentos, aunque ello no sea decir demsiado. Es una película atronadora (la música de Zimmer y Newton Howard se hace eterna), ruidosa y de proporciones mastodónticas, épicas. Nolan ha olvidado eso que Shakespeare puso en boca de Kent en El Rey Lear: "Me ocupo en no ser menos de lo que parezco".

Su película parece grave, ciertamente trascendente. Pero no puede. David Simon decía hace poco en una entrevista que una de las claves de The Wire, amén de los mejores escritores de novela negra en los guiones, estaba en que él decía: Fuck the average reader. O sea, basta ya de complacer a todos. The Dark Knight tiene esas dosis de acción y explicaciones que se obligan, pero con una diferencia: al menos contiene en ella algo memorable. Un icono que, y ahí la tragedia del asunto, nunca tendrá una película a su altura.

Revisaré la película en su estreno para confirmar el asunto. En todo caso, en el blog de Tonio L. Alarcón estamos discutiendo, de forma razonada y alejada del mundanal hype del que hablaremos en otro momento, del film.

Coda:

Ya que la película pretende proponer dilemas morales, empezaremos por ellos. Que alguien me explique cuantas palabras aclaratorias, una voz en off que explica lo que ocurre ni tan siquiera lo celebra, hay en esta escena para describir las emociones de su personaje. O en esta para cerrar la película.

Y en la planificación visual de las escenas climáticas. Bien. Hard Boiled es ejemplar. En Woo se aunan la emoción auténtica y el estilo, el lenguaje, la clase. Chocan, se hibridan de una forma que todavía siguen siendo fascinantes. Su concepción de la forma es similar al DePalma, que no su ejecución, que está siempre al servicio de la narración visual o hasta yendo un paso más allá.

También Crank y sus autores tienen mucho de ello. Casi heredado del videojuego. El cuchillo y el corte: la diferencia en el cine contemporáneo es de velocidad. Hitchcock hubiera jugado con la aparición del mismo. En Crank el cuchillo no puede significar sólo una cosa.

6 comentarios:

Misael Páez dijo...

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Eduardo Araya Cortez dijo...

Concuerdo con lo de "fuck the average reader", pero asumo que Nolan y cualquiera que acepte realizar una superproducción tendrá que aceptar que probablemente tendrá que cumplir con ciertos cánones para el público masivo. Aparentemente, los buenos cineastas están destinados a caer en grandes producciones y, por ende, a complacer a todos (leí que Aronofsky hará Robocop 2). Me pregunto qué habría sido de Nolan de haber seguido con la senda de Following y Memento.

Toro dijo...

fuck the average reader. David Simon y ed burns y los suyos hacen novela (y marcan poco) y su obra es magistral.

abrazos alvy

Tonio L. Alarcón dijo...

Ahí estamos de acuerdo, The Wire es una maravilla, entre otras muchas cosas, porque no es complaciente ni facilona. Es uno de los retratos más cínicos y realistas del funcionamiento de la sociedad estadounidense que jamás se han hecho.

Josep Lloret Bosch dijo...

Ja, ja...

Esas fordianas escenas en la coda son una jugarreta ventajista que Nolan jamás podrá superar.

Curiosamente, es una sensación omnipresente la de rechazar la memoria cinematográfica. Las comparaciones son siempre odiosas, pero uno no puede sustraerse a lo que forma parte de su conocimiento básico.

Sería un buen motivo para un comentario que yo no sabría por donde estructurar sin caer en una apariencia de pedantería, cuando lo cierto es que, al ver una nueva película, me resulta casi imposible olvidarme de todas las que he visto antes. Mejor lo dejo...

Saludos.

online pharmacy without prescription dijo...

Good movie...