Muy tierna la iniciativa del País y el Cine. La polémica boyero ha terminado siendo su nombre. La obra de Álvaro Arroba al frente de Letras de Cine me ha parecido muy valiente, con un punto quimérico lleno de valentía. Arroba fue, al fin y al cabo, uno de los responsables de la inclusión de Brian DePalma en los Ochos estilos radicales de la revista y el resultado fue magnífico, uno de los mejores estudios que pueden leerse sobre el cineasta, lleno de inteligencia y radicalidad.
La tarea de agrupar intelectuales impresiona y a veces resulta loable sólo por lo curioso de la lista. Al equivocado Manifiesto de la Lengua Común se añadieron muchos nombres conocidos, pero ningun con una reflexión adecuada. Arroba es, desde luego, un intelectual combatiente. Nadie duda de eso. Pero ahora el intelectual Arroba es un quijotesco crítico. ¿Un diario, El Pais en este caso, que debería mantener una actitud seria frente a la cultura? ¡¿Habrá visto Arroba las colecciones en DVD en el País?! Se mezclaban los mejores y únicos Buñuel, Luna, Berlanga, Erice con Garci y Amenábar. El fichaje de Carlos Boyero no es una sorpresa. Es un paso más en el zumbón proceso de disidencias estrellas. Ayer Arcadi Espada, hoy Carlos Boyero. Leído el manifiesto cualquiera podría suscribirlo.
En el fondo es esta una cuestión de poder: El País es un medio relevante y, asegura Arroba, merece críticas relevantes. Estoy de acuerdo. Pero ¿está preparado el público para el Canon Cahierista (Costa, Kiarostami et al, todos ellos cineastas descubiertos primero por Rosenbaum y Sontag)? ¿Debe estarlo? El País refleja la actitud de sus lectores ante ese cine: el de una mala leche de la hostia. Boyero es el padre putativo de los que usan el gafapastismo como método de griterío en los foros de cine, sites que supongo que Arroba no debe visitar por motivos de salud.
La sociedad se hace cada vez más inculta, me temo. El crítico ya no es el divulgador necesario, el geógrafo que fue. En la blogoesfera la estrella es la reafirmación. No se puede suscribir un Manifiesto cuando el Pueblo hace parecer a Boyero un señor muy culto. El otro tema es si la Cahiers Española está preparada para el cine. Pese a algunas firmas, como el rescatador Losilla, a cada estreno de una película de Tarantino, cahieristas (entre otros) se preguntan si lo que hace el cineasta es reciclar la basura. Qué basura. ¿La de Russ Meyer y su gramática inmensa, en casi todos sus sentidos? ¿O tal vez la de películas escritas, seudónimos y todo, por Guillermo Cabrera Infante en plena era contracultural? ¿La del slasher teenager? Ah y si Arroba (y gran parte del equipo del Cahiers Español con Zunzunegui, Benavente, etc.) busca un crítico relevante, yo busco un cahierista que deje de poner bolsas negras en aquello que no se ajuste una (nueva) ortodoxia del autor. Otro día hablamos de los problemas que dan las bolsas negras, todos ellos raciales.
4 comentarios:
Ese último párrafo de usted, Alvy, es para enmarcarlo.
Ya hemos discutido mucho sobre ese tema en el Focoforo pero creo que hay un punto donde no nos pondremos jamás de acuerdo. Permítame que enlace lo que escribí al respecto en libro de notas: Quiero la cabeza de Carlos Boyero.
El problema es que la carta, con Arroba a la cabeza, ES un ataque personal contra Carlos Boyero que luego se ha tratado de disfrazar con su glosa posterior diciendo que es una llamada a la reflexión sobre el estado de la crítica española (cosa que hace bastante mejor Carlos Heredero en la editorial de la Cahiers de este mes, un Heredero que, por cierto, no firmó esa carta).
Se han cansado de lamentarse y quejarse de que la carta ha sido malentendida, que todo el mundo se ha quedado con la anécdota (Boyero) y no con el contenido real (la crítica en España), que son unos incomprendidos. Pues deberían reflexionar sobre ello, porque incluso la mayoría de los que han defendido el manifiesto (en el mismo focoforo, por ejemplo) se han limitado a defender que Boyero es tal o cual cosa. Así que tal vez se han equivocado en el texto de esa misiva y deberían asumir que gran parte de los 290 firmantes (su mayoría me atrevería a decir) se han limitado a firmar un "contra Boyero" y punto.
Por otra parte, después de unos días se han cerrado los comentarios del blog y, lo que me parece más grave por la intencionalidad del gesto, se han borrado los vínculos que había a la carta y que eran públicos. Oficialmente, según el blog, "consideramos el debate existente lo suficientemente representativo como para ilustrar el estado de las cosas así que se han cerrado los comentarios". Ni que decir tiene que la mayor parte de esos vínculos al blog y a la carta eran críticos y duros con la iniciativa.
Qué quiere que le diga, Alvy: esto es un "queremos que haya un debate pero si no va por donde nos gusta cerramos el chiringuito".
¿Quiere que vayamos por la cuestión del estado de la crítica española? Vayamos pues, pero dejando claras las posiciones de cada uno, ya que en ese sentido la cretinez y estupidez maleducada e ignorante de Boyero ha sido bastante más coherente y honrada consigo misma que los creadores de esta carta.
Me hace gracias.
Tantos post dedicados al tema, tanta charla, tantos adjetivos, tanta pasión en las réplicas... si preguntamos a cualquera x la calle, o a algún amigo nuestro no iniciado sobre su opinión sobre la polémica...no tendría ni idea de qué le estamos hablando, seguro.
yo lo he leído y no estoy seguro de haber entendido.
No es por tocar las pelotas, pero creo que si la crítica en España y en el resto del mundo es de bajo nivel la culpa no es sólo de un lado.
Cierto que hay una crítica simplista, reduccionista y que muchas veces pretende ser trascendental sin hacer un análisis mínimo de la obra de la que hablan. Yo mismo lo hago cuando hablo con mis amigos o incluso en algún momento en la web, no voy a ir de santo. Pero creo que si la gente no lee y no se interesa por una crítica más elaborada, profunda y analítica es porque esa crítica "de calidad", de forma consciente o inconsciente, se ha fabricado su propio pedestal intelectual y no están dispuestos a bajar del mismo para acercar sus análisis a un mayor número de personas, y por tanto, reduciendo la capacidad de influenciar y educar al espectador.
No hace falta adornar un texto con florituras y referencias constantes concienciudamente alejadas del público mayoritario (y muchas veces sacadas de la manga por el propio crítico) para dotar de contenido y valor a un texto. Evidentemente cada uno es libre de escribir como le plazca, pero muchos críticos "de los de verdad" no pueden escandalizarse del bajo nivel de algunas críticas (que lo hay, desde luego) mientras persiguen tanto distanciarse de ellas en el fondo y en la forma que sólo son asimilables por aquellos de su entorno intelectual más cercano.
Comparto la idea de que la crítica, en la medida de lo posible, debe ser lo más objetiva posible (que es una utopía como la copa de un pino) y sobre todo, debe tratar de sacar toda la miga posible a la obra a la que se refiere. Pero si eso se hace de forma que la gente pueda leerla y entenderla sin problemas, mucho mejor. No creo que ser claro sea ser simple o estúpido, ni tampoco creo que para analizad la filmografía de un director, el que sea, haga falta referirse a no sé cuantas publicaciones de otros críticos sin resumir qué era lo que ellos decían, dando por hecho que el lector conoce esas referencias.
En Cahiers pasa mucho. Yo la compro y suelo leerme principalmente los artículos más que las críticas y me sorprende que muchas veces pecan de dirigirse sólo a un tipo de lector muy concreto, un lector que es un reflejo del propio crítico.
La solución para que el nivel general de la crítica mejore no es, desde luego, confundir esnobismo intelectual con análisis inteligente.
No me gustan las criticas que por falta de espacio despachan una película en 30 palabras y un número determinado de estrellas, pero tampoco que están hechas para gustarse a sí mismas.
Sé que yo disto mucho de ser un buen crítico, es más, según la concepción del crítico que defienden en Cahiers, posiblemente diste de ser un crítico a secas. Siempre he dicho que en la web tratamos de analizar las películas como espectadores (que no debemos olvidar tampoco, que el cine se hace para el público en general y no para la crítica en particular) y dentro de lo que nuestra formación y conocimiento nos permite. Por mi parte es la forma más honesta que tengo de juzgar una película, y siempre partiendo de que esa opinión es mía y no pretende dictar sentencia sobre nada. Poner una nota o estrellas seguramente sí sea algo más tonto, sobre todo porque no valoro la peli, sino mi impresión sobre la misma en función a unas expectativas previas. Vamos, que voy acumulando méritos. Pero el comentario en sí mismo siempre trata de sacar aquellas conclusiones que soy capaz de extraer y siempre sin buscar en la película intenciones o mensajes que sus responsables no han querido mandar.
Supongo que es una cuestión de puntos de vista y de lo que cada lector pida a una crítica. Hay quien busca un análisis profundo y multilateral y hay quien símplemente pretende saber si merece la pena pagar por ver una película a la que sólo le pide dos horas entretenidas. Tachar eso de estúpido también me parece no entender qué es el cine.
Me he ido por las ramas, como siempre, pero es que voy soltando ideas según me vienen a la cabeza.
Siento si resulto pelín pesado y desordenado.
Saludete a todos.
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