Más que a Thomas Pynchon, a lo que equivale en términos narrativos esta película es a una fábula conspiranoica de Don DeLillo (si, esta cerca del desaparecido Pynchon, pero son parecidos pero no es lo mismo) pero sin embargo el trasfondo político tejido por Stephen Gaghan no tiene las constantes del italoamericano y sus relecturas acerca del papel del artista/terrorista.
Syriana es una película que ofrece bastantes preguntas y un sólo problema: no ofrece todos los interrogantes. El reproche no es baladí: abordando como hace esta película el conflicto de Oriente Medio es injusto que ignore por completo el papel de Israel, decisivo. Vale que el espectador puede verla con Munich y elaborar conclusiones pero el discurso de Gaghan queda inevitablemente cojo. El conjunto ofrece una perspectiva distante con unas interpretaciones mesuradas, sin grandes alardes y resolviendo bien los momentos que el cine tiende más al tremendismo de telefilm.
Pero hablemos del resto: Gaghan rechaza tejer una película convencional de espías, y también tejer una película de espías no convencional (léase El Caso Bourne), y con su narración delliliana presenta a una serie de personajes a cada cual más inquietante. Pasando por un abogado encargado de sellar los agujeros negros en la fusión de la petrolífera Connex con Killein, hasta un asesor financiero contratado por la muerte de su hijo por uno de los herederos del mismo reino de Killein y con instinto reformista.
Tampoco reside en su pesimismo latente la virtud mayor de Syriana ; no se limita a elucubrar un discurso pesimista sin más, simplemente expone con total brillantez el puzzle que mueve el mundo y la relatividad de los conceptos de terrorismo que se materializa con habilidad en los escalofriantes diálogos que inundan el tramo dedicado al abogado Bennet Holiday y su encrucijada moral.
La ausencia de ideales en Syriana favorece precisamente su credibilidad, y su modus operandi en la narración estimula al espectador a estar atento y enfrentarse a un producto complejo que muchos de los críticos de cine han tachado de poco emocional, demostrando así la exigencia al cine y sus historias de un vínculo emocional obligatorio para comprender una historia como si el factor puramente intelectual resultara agravante.
Ante tal ridículo argumento cabe aplaudir que Gaghan no nos haga llorar con sus relaciones disfuncionales familiares no resueltas (y que tampoco lo necesitan) y si nos haga pensar con la actitud general y particular de sus personajes: movidos por la avaricia y el poder, ya no quedan espacios para algún acto de honestidad idealista que no sea el fanatismo. Puede ser religioso fruto de la desesperación o el placer de los dollars. Sea como sea, véanla y saquen sus propias conclusiones.
8 comentarios:
Pues sí, Alvy, lo cierto es que tengo muchas ganas de ver esta película.
Un saludo.
Uno de sus más incisivos y reveladores comentarios, Alvy.
Sin duda, Alvy, Syriana es como dices, lúcida, incompleta, pero muy lúcida, amarga, deprimente, como es deprimente cualquier ensayo de geopolítica internacional, y además,
no apta para verla -o para entender los ires y venires por el mundo espía de sus personajes- si antes no has echado una buena y reparadora siesta.
Un abrazo.
Maestro, olvidé añadir que está muy bien visto la argamasa de delillo presente en sus personajes. Ciertamente, tienen esa misma distancia brutal, esa extraña sensación de que están en el mundo pero no se mueven por él, que miran alrededor fotografiándolo todo como gatos de metal, sin alma, pero con una pose siempre digna y felina.
Muy buena peli...pero le falta alguna cosa para ser una obra redonda...
A mí me pareció un poco sosa, quizás falta de algo de mordiente. Buen montaje y ritmo, bien los actores pero quizás le falta engarzar la trama más trepidante. Me defraudó un poco. Pero hay que reconocer su valentía y su buena factura al tocar un tema tan actual como peliagudo.
Un saludo
Cacho cabrón, deja de lucirte, que sólo tienes dieciocho años y nos vas a dejar alos demás a la altura del betún. :-P Lo dicho, te veo en la fotogramas en unos años dando cera o repartiendo rosas.
El vicio de comprar películas, la tengo en casa y no la he visto. La tendré pendiente.
Saludo
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