lunes, junio 09, 2008

Amado Monstruo


Si estás de acuerdo en que en todos nosotros hay un creador – de artículos como este, por ejemplo-, te diré como se construye un Golem, un hombre artificial, de barro. Ante todo hay que purificarse. Luego se amasa un muñeco con tierra virgen, y después se dan 462 alrededor de él, recitando en múltiples permutaciones, las letras del tetragrama. Después, para ponerlo en movimiento le grabas en la frente el vocablo Emet (verdad) o bien le introduces en la boca el nombre secreto de dios.
Gustav Meyrink lo construía en su imaginación, y así en su novela “El Golem” (dos veces adaptada por Paul Wegener al cine) sentía en su nuca el aliento del omonstruo: “Sí, no me he confundido en la impresión de que alguien sube la escalera detrás de mí a cierta distancia siempre igual, con la intención de visitarme...”
¿De qué país lejano viene el Golem? Franz Kafka parece intuirlo cuando le dice a Janouch: “Dentro de nosotros viven aún los oscuros rincones, los pasadizos misteriosos, las ventanas ciegas, los sucios patios (...) Hoy paseamos por las amplias calles de la ciudad reconstruida, pero nuestros pasos y miradas son inciertos. Por dentro, temblamos todavía, como en las viejas calles de la miseria”.
¿Y cómo se destruye un Golem? A veces de un modo muy parecido a como se pone punto final a un artículo este, tan breve como la vida misma, tan fugaz como la existencia del Golem: Se gira en sentido contrario, recitando, como maleficio, el alfabeto a la inversa. Después, se le borra la primera letra del vocablo Emet, de forma que sólo quede Met, es decir muerte.


Enrique Vila-Matas, Amado Monstruo, Fantastic Magazine nº5 (segunda época).

2 comentarios:

Humanoide dijo...

Vila matas es un limado.

Oscar Sáenz dijo...

No sé si monstruo y mutante es para ti lo mismo, de todos modos, ambos son dos formas de vida casi envidiables, ¿no crees? En mi blog he dejado una especie de crónica de la presentación del libro "Mutantes" de Ferré y Ortega en la FNAC de Barcelona. Tal vez te interese. Un saludo amable. Oscar Sáenz.