domingo, junio 08, 2008

El superhéroe como nombre en clave

  1. El, quizás, principal motivo por el que Heroes de Tim Kring deja de funcionar tras su primera temporada no tiene nada que ver con todo el aspecto corriente y normal de sus superhéroes, y la evidente renuncia de los trajes, sino por la summa. Heroes es, perfectamente, una serie con demasiados conceptos espectaculares que dan para subtramas absolutamente locas y llenas de kungfu, sin embargo, Tim Kring prefiere ir reservando ese aspecto (central de la serie) como algo secundario que sirva para acrecentar el discurso mítico/místico del aburrido doctor, demasiado deudor de la primera entrega de X-Men pese a contener momentos genuinamente bellos y capítulos interesantísimos.
  2. Smallville de Alfred Gough y Miles Millar tiene una ventaja respecto a la serie de Kring: ya mola. Tiene implícito uno de los universos más ricos y estimulantes del tebeo (básicamente el Superboy de la Silver Age) como para que todo salga mal. El principal problema de la serie es que se inicia en tiempos de resaca: Dawson's Creek es la base de esta revisión, igual que Luz de Luna lo fue en su día la de la sonrojante Lois & Clark. Pese a ello a la serie le ha ido aquejando un extraño virus, casi sintomático, de convertirla en una serie para ser descifrada sólo por los incansables seguidores de Superman: han aparecido ya en ella Margot Kidder y Christopher Reeve, Dean Cain está al caer, y hay villanos que se llaman ¡Geoff Johns! Y al menos ha conseguido, algo que Heroes nunca logrará, una adaptación del todo estimulante de la Liga de la Justicia: en Justice las dobles identidades son nombres en clave, de una organización que forman Green Arrow, Cyborg, Aquaman e Impulso para vencer a Lex Luthor. Impulso es Bart Allen, introducido en el episodio Run, un estafador supervelocista que usa nombres como Jay Garrick, Barry Allen, Wally West… Su sudadera es la sustitución perfecta para el traje. Y todos se unen para luchar contra el mal, sintiéndose así del todo comprometidos ¿Mola, eh?
  3. Entre la Silver Age y Smallville ocurrió algo todavía más bello: Dragon Ball de Akira Toriyama, indiscutible obra imperfecta y magna, cuya lectura del personaje es tan interesante como en el fondo oscurecida por esos fans aburridos preocupados en revivir momentos de infancia (o en cargar contra una película que ni siquiera han visto) que en volver a ver la serie de una forma completamente nueva, como sería interpretarla como la más coherente obra superheroica hecha en terrenos de animación. Kakarotto (nombre original de Son Gokuh) es, evidentemente, una colleja a Kal-El, igual que su planeta destruido o que su saga más estimulante: la reproducción del duelo contra Piccolo Daimaoh es, más que una referencia, un ajusticiamiento: cualquiera puede darse cuenta de que Toriyama está presentando la reproducción más fiel y cómplice del duelo entre Superman y Brainiac, y de hecho, zanja la saga igual: con un vástago de moralidad ambigua y físico similar, que termina colaborando con el protagonista.
  1. Superman: Identidad Secreta de Kurt Busiek y Stuart Inmonen presenta la ya última lectura, luego mal interpretada por Bryan Singer en su deficitaria adaptación cinematográfica, del mítico Kal-El, basada en una vieja historia del rico y complejísimo multiverso del universo DC. Clark Kent es ahora un joven nerd atormentado por su nombre y con una decoración basada toda en un símil, el de su nombre con el personaje archiconocido y leído por todos. Pero qué ocurre cuando ese Kent del mundo real descubre que es… ¡Superman! El personaje que le atormentaba parecerse es en realidad él. Sin embargo, luchando contra el mal, casándose con Lois Lane, descubre que no hay lugar para este mundo para alguien que le iguale. En otras palabras, para Busiek, Superman no es otra cosa que un observador melancólico del planeta tierra, un Dios feliz por destinar su vida. O sea que Clark Kent es el nombre en clave para descodificar su naturaleza a través de los tebeos.

3 comentarios:

Gas Snake dijo...

A todos los fanáticos de DB nos costará encajar cualquier versión de carne y hueso que no se asemeje a la versión de nuestros sueños...

Somos irracionales. Pero bueno, igualmente habrá que ver la peli.

César dijo...

A mi heroes me sigue gustando, me gusto la segunda temporada y espero ver la tercera, precisamente porque deja de lado las espectacularidades. Si los personajes de la primera temporada se hubiesen convertido en una copia barata de x-men (con trajes o sin ellos) y se hubiesen dedicado a utilizar sus poderes como quien come palomitas la serie, probablemente, me hubiese aburrido.

Por otra parte, un gran comic el "identidad oculta", con tu comentario me han entrado ganas de releerlo.

saludos

saludos

raúl quinto dijo...

mis felicitaciones por este blog, para empezar.

yo también disiento en el tema de Héroes, para mí la serie sí funciona, a pesar de que la segunda temporada nunca termina de estar a la altura de las espectativas generadas (un poco como el final de la primera). Y ese déficit que le achacas puede ser culpa del formato tv y de sus presupuestos.

Evidentemente esa Lois y Clark es una gran chorrada, y... ¡¿están rodando una película con actores de Dragon Ball?! como sea igual que la antigua....