viernes, noviembre 17, 2006
CANCIONES TRISTES PARA PIANO
Clint Eastwood es un equivalente, a mi parecer, al homo american y es un cineasta enorme en su sencillez. La suya no es una sencillez idiotizante, sino una manera aparentemente muy simple de explicar su visión del mundo que resulta de lo más satisfactoria para todos dado por la honestidad que respira su discursos sin fisuras.
Eastwood ha afirmado reiteradas veces que el jazz es la música realmente americana y a la música más libre del mundo, él supo dedicarle una película tan moderna y tan free como es Bird, aunque tampoco hay que olvidarse de los blues otoñales que resuenan por su filmografía desde la travesía del HonkyTonk Man.
Bajo el amparo de Scorsese, Eastwood dirige Piano Blues una explicación de la historia del blues más basada en la música que en las palabras. Así, él mismo nos hace de conductor con sus entrevistas con Ray Charles, Dave Brubeck o Marcia Ball en las que jalona hábiles preguntas con grandes momentos de gente como Art Tatum que engrandecieron al piano y al blues en particular en su desarrollo.
La fascinación de Eastwood es compartida por mí en este caso y como en su film de 1988 se revela un elemento bastante importante como para acercarse con ventaja a la película: no obstante Eastwood no ha caído plenamente en la jugosa nebulosa nostálgica de unos tiempos en los que el blues era desamor y whiskey, también ha dirigido con un pulso magistral un trabajo cuidadísimo que no esquiva su buena condición de documental en el sentido de que, como toda gran película eastwoodiana, es capaz de narrar muchos hechos de una forma que el espectador se convierta en una suerte de receptor natural de éstas y sepa formarse un pequeño esquema del complejo mundo que rodea al piano blues lleno de virtuosos, sub-estilos y demás, que con un montaje y actuaciones conmovedoras el ex alcalde de Carmel ha sabido reunir con una mesura impecables.
Brilla por su tristeza en este episodio de la serie la actuación del Dr. John en un Nueva Orleans hundido en el recuerdo, claro está el Genius doin’ the mess around y el encuentro con el gran Jay McShann.
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4 comentarios:
Hola, Alvyn. Yo son admirador de Eastwood actor y director. Leone, ya sabes, e incluso todas las últimas. Me fascina cuando dice, con el cigarrillo en la boca y voz ronca: "Yeah"
Qué bien que lees Everyman. Creo que Elegía es un buen nombre para el libro aunque pierde parte de su significado original, que es bastante importante para leer la novela, el hecho de que hay una haz que nos hace iguales a todos los hombres, la muerte. Everyman, como se les llamaba a estas obras allá en el 17 creo.
Saludo grande.
Hay que reconocer que Bird se trata de uno de los más brillantes acercamientos del cine al jazz. Un retrato espléndido que demuestra su buen gusto y calidad como cineasta impecable.
Un saludo
Justo su acercamiento a la música jazz es mi principal punto a compensar dentro de la carrera de Eastwood, no sé por qué nunca ha terminado de "llamarme" lo suficiente para verla...
Eastwood y el jazz. Buena combinación.
Saludos.
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