martes, diciembre 12, 2006
AIN'T THAT A SHAME
El pasado jueves asistí conmovido al brillante final, titulado igual que este post e igual que una inolvidable canción, de la cuarta temporada de The Shield, posiblemente uno de los seriales policíacos más brillantes de todo el nuevo milenio y que se supera a cada temporada. Y posiblemente esta, mientras allá en los USA esperan la sexta temporada (a ver si la emiten ya), sea hasta ahora la mejor por explotar muy sabiamente la naturaleza trágica del noir sin olvidar que Vic Mackey (el inmenso Michael Chiklis) siempre va a tener una de sus frases a mano.
Antwon Mitchell (Anthony Anderson) es con mucho, el mejor villano al que nos podemos enfrentar si lo comparamos con los anteriores. ¿Por qué? Porqué podría ser cualquiera de nosotros: Antwon Mitchell al final no pierde su poder ni tampoco su aura, está construido sobre una base (prisionero reformado) basada en la mentira y el miedo. El otro personaje enorme es la capitana Rawling (Glenn Close) una mujer policía aguerrida y con un fuerte instinto protector para los críos. Si a eso le suman que al bueno de Aceveda (Benito Martínez) le pasaran factura eso que le ocurrió en la temporada anterior de una forma magnífica con el espíritu: va a tener consecuencias inimaginables e hilvanadas de una forma impagable.
El capítulo final es genial por un motivo: toda la trama ha estado llenísima de clímax emocionales brutales (el mejor: el cara a cara entre Mitchell y Rawling en el interrogatorio) como para intentar terminar con un subidón. Además la temporada subsiguiente va estar marcada por la muerte de uno de mis personajes favoritos (cosa que me jode enormísimamente) y la incorporación del teniente Kavanaugh (Forest Whitaker). Por supuesto la quinta temporada que se avecina (sea por tdt o por emule) es consciente de algo: esta cuarta es lo mejor que le ha pasado a la serie y un villano tan invencible como Antwon Mitchell tiene que seguir dando guerra.
The Shield parece escrita por un Sófocles crecido en Los Ángeles y si a eso le suman todo el adrenalítico (y hijito de sus tiempos) nervio visual que ha envuelto a la serie vean esta cuarta temporada: desintegrado “El Equipo” (para resurgir a su manera) toca la sucesión más hiperbólica de traiciones, amores, venganzas, fantasmas, y pasiones desbocadas jamás vistas en la serie.
Ah: como todo buen noir también es un relato moral y social. El final de esta temporada es desoladoramente bueno: ganan en principio una gran batalla, pero eso requiere un sacrificio aún peor (el plano de Rawling llorando desconsolada en su casa, memorable). ¿Es eso la victoria?
Una gozada, señores.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
Yo todavía voy por la temporada 1, pero por saturación de series más que por falta de ganas...Vic Mackey rules!
Estoy enganchadísimo. Pero me pasa lo que Barret. Sólo he visto la primera. Pero tengo en mi poder la segunda, la tercera y casi la cuarta.
Qué pedazo de serie, oiga. Desde que la televisión americana ha potenciado tanto la calidad de sus series televisivas casi no veo películas, oiga.
Ahora estoy con la segunda de DEADWOOD.
Me la apunto; una recomendación así no la dejo pasar. Ahora estoy viendo fundamentalmente series; va bien por la noche, un capitulito y a dormir. Un saludo.
Caguen! enguño series como si fuera oxigeno y ésta no la he visto nunca (algun trozo, pero eso ni es ver algo ni nada). La empezaron en las autonómicas y no me enteré.. y me niego a ver serie alguna empezada :(
Yo también voy solo por la primera, pero tampoco me ha llegado a enganchar tanto. Aun así seguiré insistiendo
Un saludo!
Gracias Alvy
Te estimamos
La quinta es INCREÍBLEMENTE MEJOR.
Cool blog!
Publicar un comentario