martes, marzo 31, 2009

La salvación del espacio como cúmulo de confusiones

Bill no se dio nunca cuenta de que el sexo fue la causa de todo

Así empieza, traducido por Luís Vigil, Bill El héroe galáctico, novela que he leído divertido gracias a Sincriterio y que ustedes pueden descargarse aquí. La novela es básicamente un choteo de la scifi militarista y aventurera de un Robert A. Heinlein y de las pretensiones serias de Isaac Asimov, pero al final cobra una relevancia mayor: es el comentario más acertado sobre la space opera hecha en mucho tiempo. El universo no lo salvan los héroes, sino los asnos entrenados por el campo León Trotski y que casi siempre pasaban por allí. Los relatos mitológicos están forjados en la mitificación de la chorrada, sobretodo los galácticos, llenos de naves espaciales y batallas bigger than life. De hecho, el libro de Harrison abre muchos interrogantes porque la space opera no parece haber muerto después de que terminara su más aparatoso ejemplo, la saga de Star Wars.

Viendo el delicioso trailer del Star Trek de J.J. Abrams vienen dos interrogantes: ¿está preparado el público para lanzarse en las redes de una aventura galáctica absolutamente nueva y cuyo fandom siempre ha sido secundario y reducido? ¿Puede la space opera sobrevivir al hecho de que, en el fondo, es una chorrada tomada demasiado en serio? Quizá la segunda pregunta quedó respondida por Battlestar Galáctica que se alejó de su referente anticuado y camp, y llenó ese hueco con dilemas morales y búsquedas metafísicas, algo que, como dice José Luis Guarner en Autorretrato del cronista, es lo que hace interesante a la literatura de ciencia ficción. La serie acaba de terminar y ahora veremos si Abrams puede articular algo capaz de convencer a un público acostumbrado a tramas complejas y valientes, pero también habituado a las búsquedas del héroe de Joseph Campbell. Puede que la segunda sea la opción más agotadora, aunque conviene esperar: la prometida trama de viajes temporales, premisa ideal para un reboot lanzado como blockbuster definitivo, puede dar muchas y sugestivas posibilidades.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno en la misma corriente yo le recomiendo Skydoll y estando en los tiempos que vivimos de crisis internacional pues le dejo unos enlances donde podra descargarlos.

http://www.novenadimension.com/showthread.php?t=1846

Se puede decir que Skydoll es una mescla entre el incal de jodorosky y moebius, viaje a las estrellas, futurama y un estilo a lo Monty Pintom.
Una spcace opera muy suigeneris los protagonistas una prostituta androide fugada de un autolavado, un idealista con sueños de participar en una nueva era de paz y su amigo mas decepcionado de la vida y con una mision secreta que les cambiara la vida para mal.
Creado por Alesandro Barbucci y Barbara Canepa fue el proyecto al que se entregaron para olvidar el dolor que les dejo Disney al tratarlos con la punta del zapato despues de crear las witch.
No hay heroes solo personas intentando sobrevivir pero viendolo desde cierta pespectiva quien puede sobrevivir sin quitarla nada a nadie ya es en si un acto de heroismo.

Ubeinn dijo...

Para aportar mi granito de arena, me gustaría recomendar la lectura de Orson Scott Card (El juego de Ender y sus secuelas) y Frank Herbert (la saga Dune, sobretodo en sus tres primeros volúmenes) como ejemplos de ciencia ficción entendida de una forma introspectiva, reflexionando sobre la realidad y sobretodo alejada de la mitificación "porque sí" del héroe y la banalización de la historia.

En el extremo opuesto tenemos la serie de cómic La Casta de los Metabarones, de Jodorowski y Giménez, que es un ejemplo bastante mordaz de la hipérbole en el género space opera y la naturaleza mítica del héroe en general.

Supongo que una cosa u otra ya la habrás leído y quedo a la espera de tu comentario sobre como soy un friki irredento :P

El Miope Muñoz dijo...

Del juego de Ender no recuerdo nada, absolutamente nada. De Frank Herbert, prosista plúmbeo e incapaz, leí Dune, novelón con muchas casas, muchos imperios, muchas religiones y poco que contar. La primera novela, una historia mesiánica, combina las intrigas de salón con la revelación mesiánica y los conflictos entre tribus. Nada memorable, en fin, ni una gran descripción, ni grandes metáforas, ni grandes pensamientos.

Autores reflexivos sobre la realidad son Dick o Fredric Brown.

Ubeinn dijo...

Hm... si no viste la reflexión sobre el orden social, la religión y la ecología en Dune es que lo leíste muy en diagonal.

Por otra parte, sí, Philip K. Dick juega en una liga para él solo.

El Miope Muñoz dijo...

Seguro que lo leí en diagonal, por no considerarlo que refleje nada en especial. Y seguro que puedes explicarme sus megareflexiones sobre el orden social y las religiones, nada obvias y propias de un místico zen como Herbert, vamos.

Por eso Ubeinn, te ruego que nos expliques qué aportaciones literarias tiene, qué visión del mundo profunda y elevada aporta Herbert, ya que yo lo leí seguramente saltando a la combita y no de forma adecuada.

Así que te escucho, Ubeinn. Ah, y utiliza la lectura de sociólogos y filósofos que si tan profunda es la reflexión seguro que no sobran referentes.

Ubeinn dijo...

Hay que ver lo mal que se toma Ud. un comentario jocoso... No condene un obra sólo porque no le gustó. Ya que quiere referencias:

A parte de la obvia referencia a las dinámicas económicas en torno a un bien escaso como podría ser el petróleo en la realidad, en Dune hallamos referencias al ecologismo cultural, término acuñado por Julian Steward.
También podemos ver una reflexión sobre la caída de un imperio que recuerda a la Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano, de Edward Gibbon, a parte de una reflexión sobre el mesianismo en general, que refleja en particular la figura de Lawrence de Arabia.

No voy a hablar de méritos literarios puesto que obviamente no soportas a Frank Herbert y no voy a cambiar tu opinión.

Ale, me voy a leer sociólogos y filósofos, que seguramente leo este blog a la combita y de forma no adecuada y no quisiera ser malinterpretado de nuevo.

El Miope Muñoz dijo...

"También podemos ver una reflexión sobre la caída de un imperio que recuerda a la Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano, de Edward Gibbon, a parte de una reflexión sobre el mesianismo en general, que refleja en particular la figura de Lawrence de Arabia."

No es una reflexión. La novela de Gibbon es una novelita popular histórica y aquí se limita a tomarlo situándolo en un ambiente de scifi. No es reflexión, es decontextualización, analogía. Nada más. La reflexión significa explorar los significados y las visiones de la Historia.

¿Méritos literarios? Si no hablamos de méritos literarios ¿por qué vamos a encumbrar una obra.....LITERARIA? ¿Yo condeno a Herbert?

"Bajo la presión de su mirada, ella se volvió ligeramente, revelando su perfil. Y él observó que no había ningún detalle sobresaliente que se impusiera al conjunto de su belleza. Su rostro era ovalado bajo la cascada de sus cabellos color bronce. Sus ojos, algo distantes, eran verdes y claros como el cielo de Caladan por la mañana. Su nariz era pequeña, su boca grande y generosa. Su figura era agraciada pero discreta: alta, delgada y de pocas pero bien formadas curvas."

LA CASCADA DE SUS CABELLOS COLOR BRONCE. En fin, oiga, yo es que, parafraseando a James Wood, pienso en Flaubert cuando piensa en la primavera. Vamos que valoro a la literatura por sus estructuras, por su lenguaje, por sus aportaciones teóricas. Los mundetes multicolor de Dune, escritos con esa prosa pesada y de una solemnidad risible en los diálogos de Herbert, no están entre ellos.

Ubeinn dijo...

Barroco tú xD

En fin, lo pillo, no te gustó Dune.

Sakira dijo...

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