¿Hay muchas diferencias entre el díptico The Bride of Chucky / The Seed of Chucky y las dos primeras entregas, Child's Play y secuela? O dicho de otro modo ¿Eran un cambio tan radical como parece? Si hoy revisamos la película original (puede durar horas ¡corran!) es evidente que no, y que las diferencias son estilísticas pero no difieren demasiado del espíritu de la saga. Ronny Yu cambio simplemente un objeto de análisis (la relación entre un niño y sus juguetes) por otro, en su línea: una metaficción que canibalizó formas no tan ajenas a su modo de entender el cine para darle nueva vida y amplió el terreno de sátira a los medios de comunicación y demás, en una era en la que los juguetes eran un segundo plano.
Sin embargo, Child's Play sigue siendo una película admirable y mucho más satírica de lo que se adivinó en su día. El tiroteo inicial es pura esencia de ese cine fantástico ochentero que tanto recordamos y no es casual que tras ello esté Tom Holland, autor de la inolvidable Fright Night, revisitación vampírica que, no obstante, tiene un ritmo no tan distinto a esta: empieza con la nocturnidad propia del cine negro, entrando a saco con dos estereotipos (Chris Sarandon, anteriormente el vampiro con fiebre de sábado de Fright Night, y Brad Dourif, el policía y el sádico criminal) y terminando el asesinato del sádico criminal con una invocación vudú. ¡Y todo durante los créditos iníciales! Rápidamente Holland y sus muchachos (el excelente John Lafia y el productor-mommy de la serie Don Mancini) pasan a dejarnos claro de que va la cosa: de un astuto juego de posesiones y demás. Andy Barclay viste como un Good Guy, toma cereales Good Guy mientras termina de ver los dibujos Good Guy y la televisión le anuncia su nuevo producto. Y todo esto ocurre sin que Bret Easton Ellis se interponga la televisión dice el chiste: Ahora todos podréis poseer un muñeco Good Guy. La madre de Karen le compra el muñeco a un vagabundo y en ese momento el espectador sonríe: ¿Es que la maldición de Chucky consiste en que Karen no compró su muñeco en las tiendas Good Guy Inc.?
El primer asesinato de Chucky es espectacular y canónico: marear a la tia Maggie y mostrar su muerte sólo enfocándola a ella, que no sólo recibe un pequeño hachaza, sino que cae por la ventana en una escena irrepetible. Tras el asesinato el film, pese a habernos enseñado el rito de vudú live y a tener a nuestro policía ya en escena y sospechando, prefiere no descartar que todo sea producto de la locura de Andy Barclay, traumatizado por un abandono paternal, cuyas íntimas conversaciones con Chucky suceden fuera de plano (un recurso parecido al usado en El Exorcista cuando su joven poséida conversa con el Diablo siempre en momentos que no presenciamos). A los cuarenta minutos Holland sigue con su peculiar trama del falso culpable infantil y soluciona su subtrama: Karen sola en el piso con Chucky. Y a todo esto la película hace entrar en escena una de sus genialidades: Chucky tiene las pilas por estrenas.
El final completamente reminiscente de Terminator deja clara la intención final de la película: ser un sádico cuento de horror navideño (muy ochentero también, ahí está Gremlins su contrapartida pueblerina a este relato profundamente urbano) que compagina la clásica película negra (Chucky es un asesino con ciertas cuentas pendientes) con una melancólica historia de abandono y crecimiento forzada. Lejos de ahondar en este trauma, en su secuela John Lafia multiplicaría los juguetes quizás consciente que la irrupción de las portátiles y las nuevas videoconsolas arrojaría una nueva era por lo tanto una nueva infancia, que ya no funcionaba tan magníficamente en serie. Y de ahí una discretísima tercera entrega ideal para hundir a una saga necesitada de Ronny Yu.
1 comentario:
Pues me toca repetirme: la de líneas que le habrán dedicado a "Child´s Play" y lo poco que realmente se ha rascado. Con este artículo el error queda subsanado.
Sólo decir por enésima vez que Tom Holland es una figura a tener (muy) en cuenta al hablar del terror, especialmente durante los 80. Me repatea que todos esos bloguerillos que se presumen conneiseurs del género fantaterrorífico pasen por alto su nombre con tan desvergonzada frecuencia. Que nadie les saque de su terrenillo de nuevos venidos que luego se marean...
Y eso puede aplicarse a 'Fright Night' y secuela.
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