Desde luego el lanzamiento inminente GTA IV está lleno de dudas y más si leemos el pulidísimo avance que ofrece la revista Xtreme este mes. Stan By asegura que si fuera una serie sería Los Soprano. No creo que esta comparación sea a la ligera, pero despierta una incógnita cada vez mayor: si los juegos de Scarface o El Padrino palidecían ante sus materiales anteriores y posteriores, GTA IV puede situarse en toda onda como el noir más eficaz, al combinar toda esa ironía referecial de una forma más sutil, en un plano más secundario y una historia urbana tan áspera, dura y cool como era de esperar. Pero ¿y las anteriores entregas? GTA Vice City me parece la más lograda, fuera ya de toda duda, por combinar tan bien esa ironía postmoderna y los aspectos más ampliados de la tercera entrega (o sea, más libertad respecto a los transportes, mayor mobilidad respecto a los edificios, etcétera). ¿Qué ocurrió con la nueva entrega, GTA San Andreas? Su trama era descaradamente niggah, invocando a un cierto cine de John Singleton que parecía olvidado y es uno de esos casos en los que su absoluta gama de posibilidades dificultaba al juego, no en su versión evidentemente lineal, sino que lograba una sensación de inmensidad, pero también de menor sorpresa. No parece muy claro que GTA IV vaya a sorprender y sí parece destinado al perfeccionamiento (en este caso, del tercer juego y no parece muy casual que se regrese de nuevo a una Liberty City presuntamente actual) y se aleje de cosas tan bellas como el Crackdown, tal vez el único verdadero paso al costado que se ha hecho en el esquema de ascenso y caída de los juegos: cops or criminals, qué importa si al final gana la organización más fuerte. Con una distopía oculta en su future noir y un protagonista hercúleo de superheroicos poderes a desarrollar, Crackdown parece quedarse cada día en excepción respecto a la todavía muy imitada fórmula lanzada por los muchachos de Rockstar e ideada por David Jones hace una década. Veremos si este verismo, alejado de una estética más alucinada y absolutamente molona de entregas anteriores, funciona. Por otra parte cabe preguntarse si esa estética no está ya agotada o si realmente la HD necesita estar condenadamente ligada al hiperrealismo, porque los últimos ejemplos recientes (la discreción con la que ha pasado el divertidísimo The Club, que, al margen de su calidad, sigue en la línea de violencia exagerada y descacharrante, frente la carnicería sangrienta de la fantasía bélica en clave detallista que es Gears Of War, mucho más brutal) o si realmente se trata de una explotación que ha provocado el deisnterés en una estética propicia a la subversión, tal y como ocurrió en los dos juegos anteriores.
3 comentarios:
Es demasiado para mí, querido Alvy. Recuerdo que dejé el SA en treinta y tantos por ciento. Pero había dejado de tener vida
GTA + Spiderman = Crackdown... no tiene más XD
Suscribo cada una de tus palabras. Nunca llegué a terminar San Andreas porque la fórmula, simplemente, me pareció tocar la punta del iceberg en Vice City y descender clamorosamente en su entrega posterior.
Además, cuando tienes la suerte de presenciar la gran eclosión de GTA en su fase postcenital y después te encuentras con el lanzamiento de The Gettaway, True Crime, Scarface el Padrino etc. en la misma generación, es para desesperarse y aburrir el género.
Suerte que a partir de la falsa libertad de GTA, qué digo, de Shenmue, han nacido cosas tan interesantes como el mismo Crackdown o el infravalorado Destroy All Humans.
Saludos!
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