martes, julio 03, 2007

Children of the Rowling

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Lo confieso: mi relación con Harry Potter es lo más parecido al amor/odio que he tenido jamás. Supongo que la prefiero a mi relación con Tolkien que termino en un brusco divorcio tras su primer libro anillero. JK Rowling me enamoró en Harry Potter y la piedra filosofal, antes de la película off course, y me acojonó en su segunda entrega. De hecho, creo que eran dos libros perfectos: el primero funcionaba con la consciencia, que diría el maestro Tones, de estar creando una saga y por lo tanto estableciendo unas reglas. Pero el sentido del humor de Rowling se apaciguó en la tercera, creo yo o al menos eso me pareció. ¡Diantres! Pensaba, Dumbledore es un Merlín de mercadillo Y Potter me parecía una descarada y aumentada reedición del arquetipo de Tim Hunter. Por eso los disfruto. En el tercero me aburrí soberanamente: la fórmula estaba más gris que cualquier otra cosa. Y eso que el libro tenía un montón de ideas maravillosas: Sirius Black, viajes en el tiempo, licántropos. ¿Qué ocurrió? A mi juicio Rowling estaba completamente empeñada en insuflar épica a lo que es una saga de retales referenciales, que funciona más cada vez que se torna más apócrifa y viola sus aparentes códigos. La tercera entrega, a mi juicio, respeta cada uno de los patrones de la novela primera... y por eso se hunde. Pero ¡hey! Here comes the Cuarón, para sacarme del ostracismo potteriano y me hará leer cuarto y quinto libro para que vea la entrega que mejor pinta tiene: la QUINTA. Lo que ocurrió después de Harry Potter, es que mientras la saga ganaba integristas yo me pasé al bando de Lemony Snicket. Y ahí sigo: Daniel Handler ha pateado, reinventado y maravillado toda la literatura infantil en sus libros. Y espero leerme el séptimo, el The End de los hermanos Baudelaire como la más honesta muestra de aventura nonstop bien entendida.

Volviendo al niño mago: Harry Potter y el prisionero de Azkabán es una mala adaptación. Pero una adaptación netamente incorrecta, en su sentido literal. Por eso funciona y por eso tal y como asegura sabiamente Gerard, un fugitivo nato de Azkabán, (el culpable de que vea la película ¡GRACIAS!) tiene un ritmo tan vertiginoso, porqué no se empeña en igualar las dos horas y media (y más) de sus antecesoras. Pero además es lo que debería haber sido el tercero respecto a los otros dos: una expeditiva aniquilación del esquema, que en su segunda entrega ya había alcanzado su clímax de aventura (¡y pedía oscuridad a gritos, no a granitos! Y supongo que este problema viene del hecho de que la Rowling se empeñe en escribir siete libros, que esa es otra, aunque aún le veo el punto al disparate, un punto obviamente kingiano). Las dos primeras películas oscilan entre lo malo y lo infrafílmico. Chris Columbus estuvo en la mejor adaptación de Potter, que es El secreto de la pirámide. Y en su primera entrega de la saga falló ese componente netamente apócrifo para dar verdadero sentido de la aventura. La segunda entrega, que ya no me llevó al cine, la vi como el sedante en las horas de inglés y me pareció una cosa arrítmica, artrítica y bostezante. Pero los niños de Cuarón han crecido y para bien.

Alfonso Cuarón viola las reglas de Columbus y le da un estilo visual mucho más oscuro, un hiperrealismo que se traduce en un fantastique naturalista. Pero esto no termina aquí, Cuarón y Kloves parecen conocer a la perfección los problemas de un libro gris en el mal sentido y convierten lo desaprovechado en brillante: esta es una película de aventuras oscura y crecida, con viajes en el tiempo post-back to the future 2 que ¡sí! MOLAN por encima de cualquier cosa y un sparrowiano Sirius Black encarnado por el mejor y más nosferatuiano Gary Oldman. El resultado es espectacular. Uno adora a David Thewlis como Remus Lupin, uno confunde a Michael Gambon con Merlín (y no con Richard Harris, como ingenuamente pensaron los fans).

Pero no todo es tan redondo: la perfecta narrativa de Harry Potter y el prisionero de Azkabán encuentra sus trabas en la representación del patético Peter Pettigrew, encarnado por un burdo Timothy Spall. Spall pone en evidencia dos cosas: el exceso demasiado consciente de los buenos actores que hacen el tonto (Gilderoy Branagh on my mind) y la cabezonería de Steve Kloves y las mentes pensantes de la saga por adaptar algo que se les olvida que es ¡ay! Literario. Supongo que ese es el problema de todas las películas que he visto hasta ahora: esa condición, como aseguraba Don Noel Ceballos (otro de los potterólogos favoritos de este rincón), de resumen parcial del fenómeno.

Pero al margen, Harry Potter 3 es la victoria de Cuarón sobre todas las cosas. Y, afortunadamente, sobre JK Rowling. Cuarón mejoró su batalla con el destrozo del penoso remedo de PD James en otra película del pasado año que resulto... sí, una obra maestra. Pero antes ya demostró sus cualidades para rodar una película fantástica... de bien.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que reivindicar a Lemony Snickett locamente. ¿Soy yo o esos libros y esa película son lo más infravalorado de la literatura infantil de las últimas décadas?

Anónimo dijo...

De nada, Alvy. Ya te comenté ayer el chasco que me llevé con Pettigrew al ver la película. Por lo demás, ya sabes lo que opino; ésta es la mejor de las 4 con diferencia y me alegro de que te haya gustado.

Eso sí, ahora ni te acerques a la cuarta si no quieres salir por patas. Es ridícula como ella sola.

PD: Ahora toca leer, lo sabes no? xd

Anónimo dijo...

Cuidado: "La Orden del Fénix" es un libro lleno de angustia adolescente, alusiones políticas y capítulos prescindibles. Yo no pondría tantas esperanzas en él...

Espero que la película mejora lo que para muchos es el libro más flojo de la saga: si quita toda las subtramas accesorias (que las quitará) y canaliza bien las muchas rabietas de Harry, puede que estemos ante otra buena adaptación.

Anónimo dijo...

La saga de "Harry Potter" la dejé al llegar al tercer libro, no proque me resultase horrendo, sino porque acabé saturado. De los primeros (los que he leído), sin duda el más flojo.
De entre las películas, sin embargo, no coincido con usted: la tercera no me apasionó precisamente. Entretenidilla, pero floja, al menos, a mi gusto. Prefiero las de Columbus.
De Lemony Snicket no he llegado a leer los libros, pero la película me pareció estupenda.

Un saludo

Fer dijo...

No le veo nada a Harry Potter, en serio. Absolutamente nada. Y me siento raro por ello, entregado como está todo el mundo a la vida de este niño mago.
Creo que la señora Rowling le ha metido un gol al mundo y que éste lo devuelve tomándose en serio una obra que no deja de ser un mero collage bien envuelto.
La saga es previsible e insulsa, a mi entender. Y tiene algún que otro fallo inaceptable: ¿nadie, en un colegio de magos, se da cuenta de que la cátedra de defensa contra las artes oscuras es un coladero?
Al menos las películas son entretenidas. Dos horas y pico de diversión sin quebraderos de cabeza. Pero otra cosa es tragarse los mamotretos.
Luego me dirán que mi problema es que no lo veo con ojos de fantasía. Pues vale.

Anónimo dijo...

Hola
Pues a mí el que más me gustó de Harry Potter fue el tercero. Reconozco que antes leía los libros con más interés, estaba más enganchada pero después del cuarto ya dejó de gustarme tanto. El quinto me pareció larguísimo hasta casi el final y luego apenas resumido el resto del argumento en 100 hojas. Del sexto mejor no hablar, con eso de que sea un fenómeno mundial pues hay que agradar al público adolescente y sobran cosas, bastantes cosas.
El séptimo lo leeré y ya se verá. Me da bastante miedo, a ver cómo lo acaba.

Respecto a los libros de Lemmony Snickett estoy enganchadísima. Nunca me había reído tanto. Me leí los seis primeros en español (una vergüenza que no estén ya todos traducidos) y el año pasado que estuve en Londres me los compré todos y me leí la saga entera (incluidos los seis primero que ya había leído). Y como dicen en un comentario, tanto la película como los libros están muy infravalorados.

Un gran blog el tuyo.
Saludos

Anónimo dijo...

Me cago yo en todo.

O es Van Damme o son los Pixies o es el haber crecido en pueblos alejados de la mano de Dios, pero, joder, como mola Lemony Snickett.

Yo voto por la reivindación.

John Trent dijo...

Esta saga, los libros no se, me parece de lo más sobrevalorada. No entiendo por qué tanto éxito, ni como a los niños les pueden encantar estos bodrios de dos horas y media, y mucho menos como muchos adultos pueden incluso llevarlas al terreno del culto.
Vi la primera, en casa, pues en principio ni me llamaba la atención para ir al cine, y me quede dormido un rato, rebobine para ver lo que me había perdido, y precisamente era de lo más interesante (la partida de ajedrez aquella). Lo demás, horrible. La segunda pase directamente. Ni en el cine ni en casa. La tercera, por aquello del cambio del director, me interesó en cierto modo e incluso fui al cine a verla. Prometían que seria más oscura, más adulta, más…mejor, vaya. Y no, una tomadura de pelo. Un tostón impresionante que casi me hace dormir en la sala. Desde esta paso de Harry Potter. Se acabo. Pero vamos, que soy consciente de que, cuando llegue la nueva entrega, las taquillas volverán a darla la razón, y no quiero imaginar cuando llegue la ultima entrega y fin de la saga. La que se va a montar ahí…