viernes, agosto 24, 2007

El segundo viernes de cada mes

Image Hosted by ImageShack.us

Y llegué un viernes a Crystal Lake.
Jugábamos y te reias en el lago
¿quién iba a suponer que un niño se había ahogado?
Y ha aparecido, y las va a pagar conmigo
Si lo se no hubiera venido...
Airbag, Crystal Lake.


La primera vez que vi Viernes 13 sufrí una decepción icónica o algo así: fue, además, cuando descubrí esta expresión. La vi esperando EL INICIO DE JASON. Tenía trece años y recién comprado el Goremania (el libro, el momento merecen un amarcord aparte, pero dejémoslo en ello) de Jesús Palacios: no lo había leido entero y había visto ya Pesadilla en Elm Street: lo que quiero decirles es que, como en el clásico de Wes Craven, yo esperaba EL INICIO DE JASON, la máscara de hockey, todo eso.

Viernes 13, la saga de películas, tiene un halo de melancolía en todo ello: toda su fuerza icónica reside en pequeñas casualidades aisladas. El lugar mítico, Crystal Lake, aparece con toda su fuerza en sus primeras entregas pero la máscara de hockey no aparece hasta la tercera, una comedia casi involuntaria de la primera entrega y el mito no llega en todo su esplendor hasta la cuarta (y para mi, el mejor Jason Voorhees: ¡su rival era Corey Feldman! ¡al fin!). En todo caso Viernes 13 me parece una película irremediablemente simpática, sobretodo en su revisión: su condición de exploit descarado de Halloween con una acelerada muerte de los adolescentes, uno a uno, con la magia de Tom Savini al servicio de ella, hacen tener un valor que no tienen otras contemporáneas, aunque si es cierto que tenga consecuencias mucho mejores: The Burning es una de ellas (Tones lo sabe mejor que yo).

Viendo ayer Viernes 13 no puedo evitar sonreir cómplice ante el vértigo de muertes y aplaudir su clímax final, un Psycho invertido, digno de soap opera y sobretodo la decisión de Cunningham (una locura maravillosa) de introducir el personaje de la Mamá Voorhees.... ¡al final! El esquema de whodunit de la cinta de Cunningham es único. La aparición de Jason es memorable pero las escenas más fascinantes me siguen pareciendo las de Jason niño ahogándose en el lago, es un flashback con un look visual increíble, inquietante y poderosísimo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca me ha gustado "Viernes 13". Al menos, nunca he sentido devoción por ninguna de la saga. La primera me decepcionó bastante, e incluso, al haber visto días atrás "La noche de Halloween", no me fue difícil descubrir la influencia de Carpenter en el sobrevalorado "clasicazo" de terror, sobre todo en la parte final, que hasta imita las muertes. La segunda ya era una completa basura, pero, al menos, demostraba haber adquirido cierta entidad: en esa ocasión, copió a su entrega anterior.

Un saludo

Libertino dijo...

jolín.
Carpenter es inalcanzable, disfrutemos de los empalamientos coitales de la peña, por Dios!

Anónimo dijo...

No sean insensatos: la grandeza de Viernes, 13 está muy por encima de lo comprensible, y por supuesto, muy por encima de nosotros. Ya el sólo hecho de plantearse una comparación entre Carpenter y Viernes, 13 va errada de partida.

Y Jaime, estoy seguro de que lo de la segunda lo dice sin haberla visto. En muchos momentos es mejor que la primera, y tiene una media hora final de retruécanos de guión y efectos especiales ridículamente bellos, de una época del cine de terror que nunca volverá, que el propio carpenter firmaría (y filmaría) con los ojos cerrados

Anónimo dijo...

Oh, a mí me da una tristeza apabullante ese niño ahogándose (tal vez eso viene por la maternidad que se inflitra en todo...)

Y Jason es uno de mis pilares terroríficos del imaginario personal.