El acontecimiento dylaniano del año en forma de disco ya está aquí. ¿La novedad? Como el glorioso No Direction Home (¡la verdadera gran película de Martin Scorsese de los últimos años!) viene ligado a un estreno cuya propuesta no podía ser más coherente: I'm not there parece ser:
· un tratado de mitología, servido por el muy listo Todd Haynes
· un manifiesto, ya involuntario, para destruir todas las reglas del biopic, con la misma inconsciencia (esperemos) que Bird.
A partir de aquí en la beseó del acontecimiento están todos los que tenían que estar. Me refiero, claro, a Sufjan Stevens, Anthony and The Johnsons o Eddie Vedder (reconvertido ahora en covereador prestigioso). Hay mucha cosecha indie, como si Dylan fuera un reconocimiento generacional... ¡distinto! Bueno, bromas aparte, el simple twist of fate cantado por Jeff Tweedy parece una elección divina o casi un premio.
También hay un apartado del disco que parece especialmente destinado a los conocedores, perversamente escogido para robarles el corazón: Ramblin' Jack Elliot, maestro de Dylan y aprendiz de Guthrie, The Black Keys (duo bluesrockero en tiempos inadecuados) o Richie Havens, el amigo de acento soulaco de la época Woodstock-Greenwich Village. Y la que para mí es la mejor decisión: Yo La Tengo incluido, reconocido dentro de ese recopilatorio como ese grupo que ha bebido tanto en otros discos de la etapa eléctrica de dylan y llevándola a lugares muy sugestivos. No me olvido de la peor: Karen O de los yeah yeah yeahs haciendo el rídiculo con un exagerado blues eléctrico que destierra la energía de la highway 61.
¿Saben qué es lo mejor de todo? Piensen en la elección de Sonic Youth como covereadores de I'm not there. Sonrían y luego piensen que muchas de las cancionzacas les han tocado a los indies de hoy (Cat Power, otra vez) y no me digan que no tienen la descabellada teoría de que el disco, es una dylaniana broma, sobre la situación de la música y mas oyendo el sosísimo cover de Power, en las antípodas de sus más fáciles retos de Wonderwall o hasta Serge Gainsbourg. Que Dylan es un gran fan de los covers no lo vamos a negar, pero la inclusión de grupos con gancho al lado de los guiños para conaisseurs revela una estrategia de doble filo cuya ironía no sabremos desvelar del todo hasta que veamos la película.
Y sobretodo el último track, I'm not there de Bob Dylan, nos hace que Dylan ya no sea el mismo. Que sea otro y hasta el mejor. ¿No podemos decir que sea un fracaso, después de todo eh?
4 comentarios:
A mi la gran peli documental de Scorsese me parece otra: A personal Journey Through american movies
Que me dice de su episodiaco del blues. JODER. HOSTIAPUTA.
Me gusta más el american movies: Es como oir a un hombre hablar de la mujer que ama.
Intenta parecer indiferente, pero se nota.
Fíjese que oía anoche ese Falling in love with you de Elvis Presley en una versión (milagrosa) de Dylan y me estaba preguntando si la habría oido usted o si se la mando. Un abrazo.
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