miércoles, abril 30, 2008

Prologuémonos

Una de las cosas más maravillosas que me hicieron comprender, lateralmente, algunos de los aciertos de Steven Spielberg están en ese amor tan hitchockiano por el prólogo exquisito. Pero exquisito por bruto e impactante. El ejemplo más claro, pero no el más representativo eh, es Vértigo, una película que ni siquiera va a deslizarse con ese prólogo. Vértigo empieza con nada más y nada menos que una persecución con los tejados, un compañero muerto y la constatación evidente de una fobia. Un delincuente, peligro por todos los lados.

Se me ocurren dos ejemplos posthitchockianos: el evidente es Obsession (1976) del maestro DePalma, que en una pirueta tan genial del maestro fratricida es capaz de presentar la escena para revelar acto seguido, zoom mediante, que el camarero lleva una pistola. De la plácida fiesta con riqueza al peligro inesperado sólo va un juego visual, dice siempre DePalma. Se repite, con otro significado distinto, la persecución y la frustración. El otro en Spielberg es En busca del arca perdida, aunque su referente más evidente del maestro Hitchock está en North by northwest, la base de toda gran cinta de acción y aventuras Si se fijan lo que hizo después Hitchock se alejaba de ese prólogo insuperable: Psycho y The Birds (en las que dinamitó astutamente el prólogo por la asunción del clímax insuperable), Marnie, Cortina Rasgada renuncian ya a ese prólogo. De las anteriores se permite en Atrapa a un Ladrón un inicio igual de sugerente (¡ese grito, ese robo!) y en Rope empezar justo en el crimen. Volviendo al Arca Perdida, el resto de la película no va a estar a la altura de ese inicio: el tesoro, la traición, la roca, los indios, el encuentro con Belloq (manía compartida de ambos directores que es la de darnos la clave de toda la película justo en el principio) y la huida in extremis. Lo que importa para Spielberg es lo que decía Paul Thomas Anderson ¡hay que captar la atención del espectador en los cinco primeros minutos! Pero aquí la genialidad surge en que este todo para el público se hace sin el público. Ni Vértigo ni En busca del arca perdida se proponen superar el prólogo y deslizan su narrativa ya con el público dentro. Esto que tiene más de tiránico y encantadoramente déspota demuestra que la famosa magia de cine es la maquiavélica gracia del cineasta.

Otros ejemplos de prólogos hitchockianos:

-Los prólogos evidentemente bondianos heredaron algo de esa tendencia, aunque hacen una apuesta más que hitchockiana de apuesta por el espectáculo y el cliffhanger (características implícitas en las películas de A.H. también, ojo) sin más. Puede que el más interesante sea el de la reciente Casino Royale (2006, Martin Campbell) con su sugerente doble crimen, siendo el segundo el que termina más tarde y da inicio a la película.

-Misión Imposible (1996, Brian DePalma). A caballo entre la serie y el voyeur que presencia asesinatos dolorosamente simulados.

-En distintos grados de parodia y exceso Indiana Jones y el templo maldito y Indiana Jones y la última cruzada. Me gusta más el primero por lo de Anything Goes de Cole Porter como auténtica declaración de principios de la esencia spielbergiana del espectáculo y de la película misma. Y el hecho de que esté totalmente alejado de lo que veremos después, es superficialmente bondiano. El segundo combina dos líneas temporales astutamente para relatarnos el origen de nuestro superhéroe, evidentemente, circense.

-E.T. tiene un inicio increíble: los agentes misteriosos del gobierno y la nave espacial. No se me ocurre mejor forma de seducir a un público abandonado después a la soledad de Elliott.

7 comentarios:

Mycroft dijo...

La diferencia entre Depalma y spielberg, es que los "homenajes" de Depalma aún siendo explícitos, casan perfectamente con el tipo de director que es: Técnico, meticuloso, algo puntilloso, frío, cerebral, algo esteticista.
En cambio Spielberg es lo contrario a Hitchcock: Entre hacer una buena historia o una historia que haga todas y cada una de las concesiones que él piense que deben hacérsele al público, elige lo segundo.
Si Depalma es frío, Spielberg es puro azúcar glaseado.
Depalma y Hitchcock filman para sí mismos (más cierto en el primero, pero también en el segundo: sabe lo que le gusta al público, pero solo lo utiliza en tanto pueda hacerlo reconducir a sus obsesiones personales), y spileberg filma porque necesita gustar desesperadamente. Ese es su talento y su ruina.

Anónimo dijo...

Su talento más que su ruina, diría yo, porque pocos, poquísimos, casi que sólo él y el propio Hitchcock han acertado tanto y tantas veces en sus concesiones al público.

Es brillante esa reflexión sobre el prólogo, no me había detenido a pensarlo pero no puedes tener más razón: unos cuantos minutos para averiguar si el que mira es "uno de los nuestros" o no. Si la respuesta es "sí" casi que todo lo demás da lo mismo.

Mycroft dijo...

Para mi sus concesiones son un continuo fracaso que no ha sido puesto de relieve porque simplemente forma parte de su idiosincrasia como director.
Y digo fracaso como fracaso artístico, no comercial, desde luego.
Su blandura, sus tópicos y sus clichés, y sobre todo su incapacidad para sorprender han acabado por conformar una obra tibia y en muchas ocasiones irrelevante.

El Miope Muñoz dijo...

Yo creo que hay un Spielberg inconformista que nace en A.I. y continua con la melancolía ocasional de Atrapame si puedes, la topaziana y desencantada Munich. Y en su vena de blockbuster king tiene logros innegables. El problema con el cineasta es cuando afronta la seriedad a través de su narrativa maniquea y sentimental, véase el modelo Schindler,Amistad que termina con la maravillosamente rodada Salvar al Soldado Ryan, que tiene un pase entendida como western.

El Miope Muñoz dijo...

Y me gustan mucho Tiburón, Encuentros en la tercera Fase, Raiders of the Lost Ark, E.T., son indudables. También en los ochenta se permitio dos digresiones melancólicas (el color púrpura y la mejor el imperio del sol). Por supuesto creo qeu su película a odiar es Hook

Anónimo dijo...

Hombre, es materia de otro post, que estamos aquí boicoteando a Alvy :-). Pero no estoy muy de acuerdo, Mycroft. Dices:

Su blandura, sus tópicos y sus clichés, y sobre todo su incapacidad para sorprender han acabado por conformar una obra tibia y en muchas ocasiones irrelevante.

Tengo la sensación de que lo que no te gusta de él es lo que me gusta a mí. Lo que llamas blandura y clichés para mí es un asombroso dominio de códigos conocidos por todos, es decir, es ese elemento familiar (lo de "esto ya sé de qué va") su mayor virtud. Su propuesta (la de los ochenta y mitad de los noventa) es la de que el espectador se reconozca dentro de la película, no por identificarse con algún personaje sino porque lo que ve pertenece a su propio imaginario.

Si nos vamos más atrás, creo que Duel, Tiburón o E.T. llegaron a sorprender mucho, sinceramente.

Habría más que discutir, claro, pero hemos jorobado el prólogo del sr. Singer...

Mycroft dijo...

Por eso he dicho que es su talento y su ruina, ambas cosas, y por eso me gusta la pelicula menos spielberg de todas, El imperio del sol.
De acuerdo, En A.I. hay cierto escape, cierta ambición, quién sabe si por respeto al finado y su larga sombra, pero se las arregla para meterte media hora de sensiblería barata de TV movie.
Jurassic Park cuenta con uno de los peores guiones de los 90. Podría haber hecho un documental para discovery channel, y haber metido un par de sustos copiados de alien, y ya...Es lo que hizo no?o el guión tenía algún puto sentido, con un tercio de pelicula explicandote que es la puta clonación de dinosaurios...Y un final interruptus que es mera puerta a la franquicia...
Para mi spielberg es el genio truncado.
Recordemos que es el director de Always, el color púrpura, Hook, Jurassic Park...
Uno no puede filmar obras tan poco personales y llamarse genio.