Acordes y desacuerdos.
(Sweet and Lowdown, 1999)
G y D.: Woody Allen.
I.: Sean Penn, Samantha Morton, Uma Thurman, James Urbaniak, John Waters, Anthony LaPaglia, Woody Allen, Douglas McGrath.
Duración.: 95 minutos. Color.
BSO (click en la canción y sigan instrucciones):
Django Reinhardt - Limehouse Blues.
Django Reinhardt - Exactly Like You.
Django Reinhardt - Avalon.
La capacidad de Woody Allen para generar su propio universo íntimamente ligado a su condición de judeoamericano y abstraerlo en cada película es formidable. Es fácil entender el universo alleniano y sus habituales temas siempre ligados al siglo XX, como el psicoanálisis de Freud y en menor medida una cierta capacidad de analizar el papel del artista, que muestra siempre carente de una ética que suple su arte.
Acordes y Desacuerdos es un film magnífico sólo en la medida que el espectador no simplemente acepte sino realmente disfrute con los juegos referenciales propuestos por Allen y siempre desde su mismo subconsciente. Huelga decir que conocer y disfrutar del jazz se revela un elemento imprescindible para gozar de toda esta odisea, y que no va nada mal conocer algunos pequeños detalles de la vida de Django Reinhardt, de la que a su manera, es una biopic.
La película tiene otros dos puntos de conexión claros, de hecho es un mockumentary heredero directo de Zelig con mucho de la tradición de homenaje a todo lo que rodea a Días de Radio. Así encontramos esta falsa narración especiada, comentada por el propio Woody Allen de la vida de Emmett Ray, el segundo mejor guitarrista del mundo, después de Django claro. Y asistimos a la vida de un genio marcado por su inseguridad, su disfuncionalidad permanente en sus relaciones (con una muda, a la que realmente ama, y con una neurótica escritora), su carácter arbitrario, su ludopatía por el billar, y todas sus demás aficiones (incluida el frecuentar féminas del sexo a sueldo)
O sea que es una película más de Allen con el añadido de que otra vez regresa a otras líneas y es capaz de introducir con tino reformulaciones de una misma situación (sin la brllantez alcanzada en la capital tesis de su filmografía Desmontando a Harry) y ofrecer unas interpretaciones brillantes, excepto Uma Thurman a la que veo profundamente desencajada. Mientras que en su último film, Scarlett Johansson consigue mantener una perfecta dualidad entre sensualidad y neurosis, Thurman no logra dibujar bien a un carácter neurótico llamado Blanche y claramente inspirado en las sensuales escritoras tipo Anaís Nin y sus narraciones autobiográficas de su vida cotidiana con Henry Miller.
Si es un acierto enorme ver a Penn y Morton manteniendo una relación que dista mucho de caer en las sensiblerías hollywoodienses, y se lleva con un magnífico sentido del humor, componiendo ambos de una forma genial a dos personajes excéntricos por naturaleza, nunca por vicio.
Terminando el film con otro de esos endings típicos de él cargados de melancolía como en sus mejores películas, y aunque en líneas generales no es un film maestro, solo por disfrutar de una impecable selección de swing (Sweet Georgia Brown ; I’ll see you in my dreams) conducida por Dick Hyman y por temas de Benny Goodman o el mismo Reinhardt ya vale la pena. Una fábula encantadora donde ,como en sus mejores películas, la amargura reflexión y la mejor comedia no parecen distinguirse más allá de forma y fondo.
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4 comentarios:
Siempre puedes sacar buenas ideas de las películas de Allen... lo de ir a pegar tiros a las ratas en el basurero no tiene "desperdicio"
A ver, porque el problema con Allen no es ese: ¿Tu puedes decir de una película de Woody Allen que no es buena? ¿o siempre encuentras muestras del gran artista que es, incluso en sus obras menores?
(No hablamos de El Dormilón, por supuesto... digamos de Annie Hall en adelante. Y obras menores como Alice o Todos dicen I love you o (la que me parece peor de todas) Melinda y Melinda.
Un saludo
Muy buena reseña. También a mí me gustó esta película. Como dice Portnoy, siempre se pueden encontrar muestras del gran artista Woody Allen, aún en sus películas "menores", y estoy de acuerdo en los tres titulos que propone como menores.
Woody Allen dio un cambio brutal de registro, pasó de ser un excelente cómico (yo disfruto como un enano con sus primeras películas) a un director que emulaba al mismísimo Ingmar Bergman. Este salto, como un portazo, si no recuerdo mal, se produjo con la película "Interiores", que dejó a más de uno de sus seguidores totalmente desconcertados.
Tenía sancionado a Woody, pero al volver a ver "La tapadera", y al leer estós comentarios, le he quitado la sanción y vuelvo a ser uno de sus seguidores.
El otro día tuve la oportunidad de verla gracias al especial que está haciendo la 2 sobre Allen... la verdad, no de mis favoritas de mi idolatrado director, pero sin duda, emocionante. Me gustó como siempre la correctísima interpretación de Sean Penn y Samantha Morton, y como no, la música. Eso sí, desconocía que Emmet Ray no existía realmente, sino que es una excusa de Allen para tratar el tema que tanto ama: la creatividad, la pasión, el jazz.
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