Johns, el mejor guionista que haya tenido Flash, gusta poco de dibujantes espectaculares o canónicos. Cuando Tones me descubrió su obra clave, Fuego Cruzado, con el velocista escarlata enfrentado a su pasado, futuro y villanos (a su Universo, en suma) descubrí a Scott Kolins, ilustrador norteamericano capaz de aunar el detallismo de Windsor-Smith y la composición a la Kirby. Ahora apuesta por otro dibujante de corte detallista y talento descomunal, Gary Frank, venido de la Top Cow y capaz de sacar auténtico petróleo de J. Michael Stracynski.
El encuentro entre el nativo de Krypton y Val-El de las Lunas Daxam, terminaba con el segundo liderando a la Liga de Superhéroes. Por supuesto las deliciosas paradojas temporales del universo DC permiten que en muchas líneas temporales haya sido Superman precisamente el que lidere a esta Liga de Superhéroes. En todo caso, proponen Johns y Frank un regreso casi arqueológico a aquel encuentro de Superman con los superhéroes. Recuerda el procedimiento al Byrne que abordó a Superman, con esa intención de rebuscar en la génesis del mito, aunque Byrne tenía que tirar abajo toda una rocosa tradición y reinventar. En cambio, Johns y Frank convierten la historia en ecos y recuerdos melancólicos de un tiempo en el que Superman fue un líder (y un tebeo que marcaba unas generaciones). El acierto está en rescatar a personajes como el fascinante WildFire que somete al héroe a la visión de una clase donde se le explica, mal, y a la visión de unas estatuas, de piedra, en la que están esculpidas su figura y la de sus compañeros, ahora capturados. Johns maneja este momento de un modo muy distinto al que Moore manejó en Supreme y MiracleMan los reencuentros del Mito con la memoria para afrontar su incierto futuro y da a la historia un aire más que naturalista, de hiperrealista e imposible búsqueda del auténtico sense of wonder. Una delicia.
1 comentario:
Mi vacilante dominio del inglés me impide hincarle del todo el diente a la ingente arqueología que está haciendo Grant Morrison en Batman y Supermán, pero tiene una pinta estupenda. Claro que soy morrisoniano hasta las cejas.
Y por seguir con la arquelogía: recuerdo lo ridídula que me pareció en su momento la etapa Englehart en los 4F post-Byrne, pero ahora no dejo de recodarla una y otra vez, con esa Ms. Marvel transformada en Cosa y esa estupenda Cristal dibujada por Buscema, amén de toda esa galería de personajes estrafalarios que se rescataba.
Diablos, ¡si hasta hecho algo de menos la arqueología kistch Englehart/¡Milgrom! en los WC Avengers! (perdón, West Coast: un chiste no intencionado). ¿Me estaré haciendo viejo?
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