lunes, septiembre 15, 2008

Obituario: David Foster Wallace (1962-2008)


¿Cuál fue la virtud que hizo legendario a David Foster Wallace? ¿Su "mapeado de lo mítico y lo mundano"? No. ¿Nos hacía sentir menos solos? Quizá. Para mi fue su capacidad de hablar de este mundo, que podría decir que era interminable. Rebuscaba en la abstracción y era capaz de generar un relato como Encarnación de una generación quemada. Rebuscó en Pynchon y lo que encontró fue una voz propia y la mejor novela de la década pasada, uno de los últimos clásicos del siglo XX: La broma infinita, escrita en clave de ciencia ficción (tal vez, como aseguraba Ballard, el único código genérico de la segunda mitad del siglo XX) que tuvo el placer de preceder a Mason & Dixon.

Si hubiera que señalar algo trágico, desde la dimensión lectora, en su reciente fallecimiento está el comprobar que la inteligencia es una parte más de lo humano. El lector de Foster Wallace imaginaba a su autor como un hombre irónico, sarcástico pese a su sensibilidad, con esa inteligencia esquiva de Nabokov y también su buen humor. Su relectura arrojará una ficción innecesaria sobre si su cuento narrado desde el suicidio era una profecía de lo acontecido o sobre si ese ex jugador de tennis apellidado Incandenza era en realidad el sensible autor.

Foster Wallace era, ante todo, un hombre obsesionado con la literatura en todas sus vertientes. Creía todavía en la posibilidad de hacer una escritura moral, como Camus. También en hacer una literatura total, como el citado Nabokov o Borges, en la que el libro fuera el único lenguaje y en la que todo respondiera a un cúmulo trabajo arquitectónico, siendo su marca de estilo más evidente las kilométricas notas al pie. También creía en el inglés y lo trabajó desde todas sus acepciones, como demuestran todos sus relatos, llevándolo casi tan al límite como al lector de Señor Blandito, relato que abría Oblivion.

El autor, además, como todos los genios abrió una brecha con su mundo. Fue capaz de cerrar una que empezó con John Barth y Thomas Pynchon. Abrió otra, con inseparables compañeros de generación (Jonathan Franzen y Jonathan Lethem, meros anecdóticos a su lado), auténticos cómplices (como Dave Eggers) e impresionados alumnos (Zadie Smith, Mark Z. Danielewski). Ninguno de ellos le hizo una sombra verdadera, aunque todos parecían ser deudores de él. Tal vez la exitosa Las correcciones de Franzen dejara en evidencia que era más fácil digerir una novela concebida a partir de ciertas directrices de DFW, que no su propio mundo. Con su pérdida, su generación no sólo ha perdido a su mejor voz, sino que el inglés se ha quedado sin uno de sus mejores escritores vivos. También Occidente parece mirar hacia otro lado sin muchas direcciones.

-Archivo de Artículos de Foster Wallace en Harper's

Vicente Luis Mora / Noel Ceballos / Absence / Guerra Eterna / Scott Esposito.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Alvy, la noticia me ha conmovido de una forma extraña. Tengo a la espera "La niña del pelo raro"; sólo he leído "En lo alto para siempre" que, como hace años "El bañista" de Updike, es un cuento que me ha perseguido y asaltado en los momentos más inesperados. No soy seguramente el lector ideal de DFW, y sin embargo la noticia de su muerte, no necesariamente voluntaria aunque haya sido por su propia mano, me deja un sabor desagradable en las palabras.

De lo de Nabokov y Borges otro día hablamos. Excelente nota. Esto, sin menoscabo de que estoy con Vargas Llosa en que los personajes de Borges no suelen rebasar el umbral de sombras de la mente de Borges. Él decía que se solía destacar su uso del rasgo circunstancial para caracterizar a un personaje, al modo de Stevenson o Schwob, pero tengo la sospecha de que es un rasgo que estaba colgado del vacío (cosa que no hubiera molestado a Borges, cuyo afán, como recuerda Vila-Matas, era no ser nadie).

Felicidades por su blog.
Igor

Gas Snake dijo...

No he leído nada de Foster Wallace, pero lo primero que pensé ayer cuando me enteré de su muerte fue: esto le habrá tocado la fibra a Alvy.

Los artistas son afortunados porque, cuando mueren, solemos quedarnos con todo lo bueno que tenían (que suele ser su obra). Y veo que Foster no es una excepción.

¡Saludos!

Anónimo dijo...

Conociendo Infinite Jest, al leer sobre la muerte de Foster Wallace, me quedé con una sensación rarísima. Y no sabía qué era exactamente, después ya supe la razón. Fue imposible evitar pensar en el final del Comediante en Watchmen, ese montaje paralelo con el chiste de Pagliacci, o en la historia que cuenta el Joker a Batman en la Broma Asesina (¿y porqué hace eso la cabeza con los recuerdos?). Y seguir sin entender nada, excepto la falta. Es un día bien extraño.También lo siento mucho.

Araceli Esteves dijo...

Se van así de golpe y solo queda el estupor. Así nos dejan los que deciden su momento para morir. De Wallace, acompañando el estupor,nos queda la necesidad inmediata de relectura de su obra, sumergirse de nuevo en su particular y obsesiva forma de narrar lo cotidiano.

ADO dijo...

Nada que decir.


Se ha ido uno de los buenos y muy joven.


Espero que Kurt Vonnegut lo reciba bien...

Unknown dijo...

su tercer párrafo lo define (casi) a la perfección. desde lo sentimental, me ha gustado la primera parte de este texto: http://www.thehowlingfantods.com/dfw/news/latest/thoughts-part-1.html
abrazo.

Berberecho Productions dijo...

Seguro que lo ha matado Pau Danés para ser único.

Anónimo dijo...

La noticia también me ha afectado de una forma que no puedo definir. Como si se tratara de un ser extraño. Hace unos años me acerqué a su obra, compré La Broma Infinita y no fui capaz de rebasar la página ciento veinticuatro. Hace unos días, dos o tres días antes de que Foster Wallace muriera, comentaba con un amigo mi dificultad para afrontar la lectura de esa mastodóntica obra, los quebraderos de cabeza que, además del manejo del volumen de Mondadori, significaba compreder aquello. él en cambio me instó a leerlo. Es divertido, creeme, me confió.
Y ahora de pronto los periódicos se llenan de obituarios y esquelas de David Foster Wallace. Se murió Foster Wallace. Que tristeza, a partir de ahora cuando leamos el nombre de Foster Wallace, tras el año de su nacimiento venga inclemente un guión, y señalado este año 2008. De pronto los anaqueles de las bibliotecas que contenían las obras de Foster Wallace, esos que antes se llenaban de polvo, hoy, un día después, están vacíos.
¿Qué sucede? No lo sé, pero me da rabia. Una incontenible rabia.

Toro dijo...

solo por lyndon ese hombre esta en el cielo.

saludos alvy

Anónimo dijo...

buen texto, Alvy. Enhorabuena. De lo que he leído hasta ahora sobre Foster Wallace, me quedo con tu artículo y con la reseña de Hablemos de langostas de Javier García Rodríguez que reproduce el Diaro de Lecturas de Mora.
Bueno, en realidad, me quedo con los libros de Foster Wallace, ya me entiendes.
Un abrazo.
Patxi

Unknown dijo...

(sin ánimo de barrer para casa) también es muy correcto el texto de javier calvo en el qué leer del mes que viene. a ratos me ha dado la impresión de que autor y traductor se mezclaban en una habitación de los espejos plagada de proyecciones, pero eso en absoluto le restaría valor.

Anónimo dijo...

¿En el "Qué leer" del mes que viene? ¿Ya puede leerse?
Disculpa, Milo, es una broma. Estoy seguro de que lo que escriba Calvo sobre Foster Wallace será excelente. Siempre que lo leo pienso que una parte del éxito del autor es la traducción de Calvo (aunque a veces discrepe de -y lleguen a irritarme- determinadas decisiones): yo también soy traductor,y profesor de EOI en Euskadi. Una nota más, si me permites, Alvy. Después de leer tu artículo y el de Javier García Rodríguez donde Mora, he estado indagando y García Rodríguez ha publicado otros artículos sobre el asunto, todos en la revista Turia, como el primero. Sólo cito el más amplio, titulado "DAvid Foster Wallace: una nueva educación sentimental".
Saludos
Patxi

Unknown dijo...

disculpado, disculpado... si se me permite otro link, éste me parece un hermoso ejemplo de good mourning:
http://www.theonion.com/content/news/nascar_cancels_remainder_of_season

condonumbilical dijo...

La niña del pelo raro no me gustó mucho. Leer sus relatos es como sentarse a ver anuncios en la tele con una serie en medio.

De todas formas, buena suerte!