sábado, junio 21, 2008

Conozco unos trucos para controlar la ira

Al final la nueva y renovada Increíble Hulk confirmó las expectativas: el blockbuster veraniego puede ser tan refrescante y arriesgado como un 7up. Y lo digo como virtud porque la cinta de los recién nacidos Marvel Studios propone dos líneas de interpretación: la primera observar la meridiana y extraña carrera de Zack Penn para la compañía y los superhéroes, y la segunda una revisión adecuada de la versión del 2003 de Ang Lee, de la que al fin y al cabo ésta no está tan lejos, en terminos de resultados y de ciertas desigualdades.

Louis Leterrier es un cineasta francés de ascendencia cool y muy prometedora, que demostró con Transporter 2 saber manejar con una soltura excepcional los códigos genéricos y hasta visuales de cierto cine de espionaje desenfrenado de los años sesenta (entre el Bond y la exploitation del mismo) con un romanticismo de última hornada, propio de los setenta, además de unos modales visuales aprendidos tras continuas revisiones de los gestos y motivos visuales de gente como John Woo o Tsui Hark. Aquí Leterrier ha cogido los modales visuales y genéricos de una simpática serie de finales de los setenta y ochenta, y rescata en dos cameos a Bill Bixby (zapping mediante) y Lou Ferrigno, con una simpática coda de Tú si que molabas. Pero vamos a pensar en la serie original: ni Thunderbolt Ross, ni Glenn Talbot, ni Betty Rross aparecieron allá. Era un remake de El fugitivo en clave del crime fiction televisivo. Así que The Lonely Man y poco más. Lo más parecido es la persecución de las favelas, en la que la postbourneidad llega de una forma sosa e impropia de un cineasta con estilo: abuso de planos áereos y con una handycam refinada, demodé, una decisión similar a la del Francis Lawrence en Soy Leyenda, que sin embargo sacó más partidos a sus limitaciones con una narrativa que exigía ese hincapie en el vacío. El uso que le dio Bruce Jones a la serie televisiva y a la trama del fugitivo en sus tebeos fue infinitamente mejor, tal vez porque tamizó esa referencia con una nada molesta reflexividad que, precisamente, si encajaba apriorísticamente con la visión de Leterrier para el personaje.

Zack Penn es un auténtica rara avis: director de la sorprendente e interesantísima coda a Herzog llamada Incident at Loch Ness, ha colaborado en diversos guiones colectivos sin mucho rastro de su personalidad y siempre compartiendo crédito. En X3 le tocó con Simon Kinberg. Y ahora le toca con Edward Norton. La historia de amor y de entrar en complejidad con el personaje, y a Tim Roth encarnar al villano. Los actores no logran brillar ni por un momento a la altura de las excelentes elecciones de Lee respecto a su cinta, con un sobresaliente Bana, una adorable Jennifer Connelly y un impresionante Sam Elliott. Resulta significativo que frente a la cuidada elección de Lee por sus personajes, estas nuevas elecciones, actores hollywoodienses, sean pálidos arquetipos e incluso rutinarios y tediosos. Los tebeos de Hulk introducieron en Marvel no sólo la tan cacareada variante pop de la obra clave de Robert Louis Stevenson, sino el ascenso de la batalla superheroica como algo equiparable al monster mash. Pero uno percibe verdadero sense of wonder cuando observa luchas a gran escala de los clásicos japoneses de Godzilla (Godzilla contra Mothra es ejemplar, en ese sentido) o incluso los Ultra-Man y Ultra Seven, realizados para televisión con un ritmo brutales. Es evidente que Penn y Marvel no han renunciado a la fórmula del todo (ahí está la aparición del villano transformado hasta el clímax final) pero han incorporado a la variante cinematográfica del superhéroe una dosis de cliffhangers, algo que puede que haga mejor Iron Man, que funciona como película de un modo todavía más estimulante y divertido. Justo cuando Penn empieza a convertir a Hulk en una cinta muy despreocupada (el coitus interruptus, el paseo por el taxi neoyorquino) y con elementos de interés, la cosa no termina de arrancar. Los fans hulkianos adquieren muchos estímulos más: aparece Doc Samson (de una forma anecdótica), el suero del doctor Reinstein (Capitán América), el doctor Samuel Sterns (alias Líder y nunca mejor dicho porque aquí ya se transforma) y por supuesto Tony Stark prepara una cinta de Los Vengadores que como dice Henrique Lage debe ser un punto y aparte. Está obligada. Y no lo tienen fácil. De los tebeos, la película ha rescatado muy poco de Bruce Jones y se ha acercado bastante a Cura para un Monstruo de la dupla Roy Thomas-Herb Trimpe. El duelo Hulk vs. Los Tanques y los reencuentros en al lluvia son bastante similares en la película. Pero, vamos a deicrlo de una vez por todas: Cura para un monstruo hacía entrar en escena a Los Cautro Fantásticos, El Líder, Glob y Ross a la vez. Además era capaz de rescatar a Betty Ross de Glob y enfrentarse a Cuatro Tanques. Por no hablar de la trama Galáctica y del encuentro con el Rinoceronte. En un par de páginas. Y además incluía, como debe ser, un duelo entre La Cosa y Hulk. No se trata de narrativa sino de valentía: la película de Leterrier es, digan lo que digan, muy respetuosa con una idea bastante extraña del cocktail para el gran público. El look de Hulk es, por cierto, también bastante similar al concebido por Trimpe.

Decía Jesús Palacios, a costa de El Cazador de Sueños, que el mainstream de hoy es serie Bé con pretensiones. Con El Increíble Hulk pasa exactamente eso: cuando llegamos a una deliciosa y absolutamente gloriosa batalla final (que se resuelve a tortazos y sólo a tortazos, sin presas ni detonadores ni esas bobadas) uno se siente gratificado pero ha tenido que pasar por ciertos momentos de introspección, drama, acción sin Hulk y humor bastante calibradas y hasta molestas. Ello compensa medianamente una cinta que sólo funciona cuando es un orgulloso remedo digital de alto presupuesto de una monster mash de antaño, pero Marvel Studios y su alergia casi sistemática a los autores y/o a esa política deberían cambiar. Puede que Edgar Wright marque ese cambio, pero ver a un Leterrier domesticado y casi estallando (de contención de sus habituales excesos visuales) en la batalla final no es demasiado alentador.

4 comentarios:

Pedro José Tena dijo...

Entonces... ¿no es una versión cinematográfica de los videojuegos de Smackdown? Pues vaya...

Leterrier controlado no puede ser bueno, aunque más o menos me lo temía.

No obstante, esta no me la pierdo.

Yo, mientras no tenga que mirar el reloj un par de veces como cuando vi la de Lee, me conformo.

Anónimo dijo...

La verdad es que nunca he sido muy aficionado al personaje salvo puntuales etapas, aquellas más relacionadas con Frankenstein, (¿era Peter David?), o la saga del organismo extraterrestre telepático -muy parecido al Hom de Carlos Giménez, ahora que lo recuerdo-.

Me quedo con la de Ang Lee, por lo menos, es una rareza con interés. Es una lástima, de todas formas, que teniendo personajes con tantas posibilidades se malogren de modos tan definitivos como en Daredevil o Elektra. Lo que pase con Ronin, ya veremos. Ahí sí que haría falta un Wachowski, o un Cameron/Bigelow en plena forma. El cómic se lo merece. Un saludo.

Disculpa por esto, espero
que no te importe: "Los tebeos de Hulk introduJeron... "

Libertino dijo...

me gustó a ratitos, más al principio que al final.
Actores regular, sip. Hace más grande e imponente el recuerdo del hombre de hierro.
La peli de los Vengadores merece cuidado y mimo, a ver que pasa con Thor y el capi.
Saludos!
PD: Hulk nunca fue mi favorito, pero me lo pasé mejor con la de Lee

Francisco Ortiz dijo...

Echo de menos más libertad en estas películas, algo de locura que los grandes estudios entorpecen o censuran. Afortunadísimo este comentario lleno de viva cultura.