sábado, febrero 23, 2013

-Ahora ya no - continuó tras un suspiro-. Ahora el dinero son viles papeluchos arrugados. Yo cuando tengo alguno, estoy deseando soltarlo.
-Todo lo papeluchos que usted quiera - interrumpió el comisario- pero hacen falta para vivir.
-Eso suele decirse, sí. Para vivir....Pero ¿a qué llaman vivir? Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oído a las cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras, compartir con los vivos un vaso de vino o un trozo de pan, acordarse con orgullo de la lección de los muertos, no permiten que nos humillen o que nos engañen, no contestar que sí ni que no sin haber contado antes hasta cien como hacía el Pato Donald...Vivir es saber estar solo para aprender a estar en compañía, y vivir es explicarse y llorar...y vivir es reírse...He conocido a mucha gente a lo largo de mi vida, comisario, y créame, en nombre de ganar dinero para vivir, se lo toman tan en serio que se olvidan de vivir. Precisamente ayer, paseando por Central Park más o menos a estas horas, me encontré con un hombre inmensamente rico que vive por allí cerca y entablamos conversación. Pues bueno, está desesperado y no sabe por qué. No le saca partido a nada ni le encuentro aliciente a la vida. Y claro, se obsesiona por tonterías. Al cabo de un rato, parecía yo la millonaria y él el mendigo. Nos hicimos muy amigos. Dice que él no tiene ninguno. Bueno, uno, pero que se está hartando de él.

Carmen Martín Gaite, Caperucita en Manhattan, Siruela, 1990.

viernes, febrero 22, 2013

-¡Yo tendría esperanzas! - dijo Tamkin-. Si el amor es amor, es por nada. Quince, no demasiado para que se lo pida a la vida un hombre de su inteligencia. Los locos, los delincuentes empedernidos y los asesinos tienen millones para derrochar. Queman el mundo: petróleo, carbón, madera y el suelo mismo y hasta chupan el aire y el cielo. Un hombre como usted, con humildad ante la vida, que quiere sentir y vivir, tiene apuros...no queriendo - dijo Tamkin con su aire de paréntesis - cambiar una onza de alma por una libra de influjo social...nunca saldrá adelante sin ayuda en un mundo como éste. Pero no se preocupe-. Wilhelm se aferró a esa seguridad-. No tiene por qué preocuparse. Fácilmente superaremos su cifra.

Saul Bellow, Carpe Diem (traducción de José María Valverde)

martes, febrero 19, 2013

La noche más oscura

Esta magnífica reseña de Ignatiy Vishnevetsky, quizás el mejor crítico joven en activo. La traduzco yo de Mubis ya que ha hecho que reconsidere mis opiniones sobre la película de Bigelow y aprecie su temeridad intelectual. La necesidad del crítico de persuadir y de crear un discurso distinto al dominante.

La mentalidad monitor o los medios para el fin devienen el fin en sí mismo

Por Ignatiy Vishnevetsky 

                                 
                                   No sabemos lo que sabemos
                                  Qué cojones significa eso
                                 Es una tautología

Los protagonistas de La noche más oscura debaten sobre lógica y teoría.  Son bastante menos espías que críticos del espionaje; toman notas copiosas, trafican con DVDS de interrogatorio, y analizan las acciones de sus objetivos en términos de intención y autoría. Todo está fundado en un marco teorético. Todo puede ser intelectualizado. "No lidiamos con la certidumbre", dice un operativo de la CIA, "lidiamos con la probabilidad". 

Lo que emerge es un retrato de la guerra moderna como una tecnocracia elaborada. Tortura, vigilancia y la acción enemiga son todas tratadas como datos, lo que se usa luego para calcular posibilidades. Estas probabilidades forman las bases de las acción del futuro, lo que produce más datos. El ciclo sigue y sigue y sigue.

La nueva película de Kathryn Bigelow tiene mucho en común con otra ambiciosa película estrenada este año por otro gran cineasta americano - The Master de Paul Thomas Anderson. Ambos films lidian con sistemas - la guerra del terror en La Noche Más Oscura, la Causa en The Master - que pretenden superar traumas pasados (el 11S, malos recuerdos) mediante la transformación de lo vivido en objetos abstractos (datos de inteligencia militar, la terapia performativa de la Causa) y que devienen fines en sí mismos. Intencionadamente, ambos sistemas están basados en la desfamiliarización, dehumanización, y la repetición. 

Ambos films están poblados por personajes que son versiones ficcionales de figuras mundiales (no lleva mucho tiempo descubrir que la Jessica de La noche más oscura es Jennifer Lynne Matthews, que Joseph Bradley es Jonathan Banks, y así sucesivamente). Ambos terminan también en notas ambiguas y deliberadamente niegan a sus espectadores sentido alguno de catarsis dramáticas. 

Pero aunque The Master es realmente la más ambiciosa y lograda película en términos cinematográficos, La noche más oscura está bastante más lograda en términos dramáticos; aunque sus imágenes jamás son tan potentes como las de The Master, las usa más concienzudamente. 

****
                        Quiero objetivos. Haz tu puto trabajo. Tráeme gente a la que matar
El rostro de Osama Bin Laden no es enseñado en ningún momento de La noche más oscura. George W. Bush y Dick Cheney no son mencionados nunca. El período previo a la invasión de Irak es discutido - como un ejemplo de lógica defectuosa - pero no la invasión en si misma. Afganistan aparece solamente como un territorio ocupado. La victoria de Barack Obama no es mencionada tampoco; aparece solamente como candidato político, vislumbrado brevemente en una televisión.

Desnudada del bagaje extra-textual tan central en la interpretación deGreenwald/Mayer/Maass, a qué se reduce La noche más oscura? Una película sobre un sistema que es creado para vengar un ataque pero cuyo propósito primario deviene la auto-justificación y la auto-perpetuación. 

Para ser un thriller, La noche más oscura es conspicuamente breve en villanos que aparecen en pantalla. El principal objeto de la caza de la película no es en realidad Bin Laden, sino su mensajero Abu Ahmed - otro no-personaje que aparece brevemente solo como una figura conduciendo un coche y como un cadáver (en estas apariciones breves, esta de hecho interpretado por el administrador informático de la producción). Los detenidos, por otra parte, son personajes simpáticos - traumatizados por el abuso, condenados a pasar el resto de sus vidas en prisiones secretas.

La noche más oscura nunca reconoce ningún beneficio en el mundo real ni de la Guerra del Terror ni de la muerte de Bin Laden; uno, de hecho, debería asumir que no hubo ninguno. La escena final de la película, que tiene lugar unas pocas horas antes del anuncio oficial de la muerte de Bin Laden, describe como la protagonista Maya (Jessica Chastain) embarca en un avión transportador de tropas; ella es advertida por un miembro de la tripulación que tienen órdenes de volar adonde ella quiera, pero mientras el primer plano final  persiste en su cara, lo que registramos es una profunda falta de propósitos - un  "¿y ahora qué?" nunca dicho.

Maya empieza la película como una figura fantasmal fija detrás de los salvajes interrogatorios de Dan. Reclutada por la CIA recién salida de la escuela, no tiene amigos verdaderos ni vida interior. Su obsesión por encontrar a Abu Ahmed habla menos de la dedicación o el profesionalismo (el film establece bastantes veces que ella es repudiada por muchos de sus colegas) que por la necesidad de un propósito. Como el Sargento James, el protagonista de The Hurt Locker, ella usa la guerra para llenar un vacío emocional; sin hombre al que cazar, no tiene nada.

Ella es, en otras palabras, un agente perfecto para la Guerra del Terror - o más específicamente, para la versión de la película de la Guerra del Terror. No hay discusión en La noche más oscura acerca de la eficacia de la tortura - pero tampoco charla alguna sobre victoria, juridiscción o justicia. Nadie en la película ni siquiera sugiere capturar y tratar a Bin Laden. 

De lo que los personajes hablan es proceso, probabilidad y el relativo valor de la información. La guerra se convierte en datos, y entonces los datos devienen el objeto de la guerra, suplantando sus objetivos iniciales. Cuando Osama Bin Laden es asesinado en La noche más oscura, su muerte es abrupta y anticlimática. Ninguna carga se aligera. Los NAVY Seals rápidamente lo cargan en una bolsa de cadáveres. Es solamente otro cadáver. Están más interesados en los discos duros de sus computadoras - los datos que permitirán que la Guerra del Terror continúe. 

****
                   No hay vergüenza alguna si quieres mirar a través de la pantalla

Una ficción basada en hechos es todavía una ficción. Cuestionar el rigor histórico de las imágenes de La noche más oscura - en lo que Mayer y Mass han basado sus argumentos - pierde lo que esas imágenes realmente retratan  (los argumentos de Greenwald se basan en afirmaciones de la película que van de lo especioso a lo completamente inventado).

El tono de La noche más oscura es el opuesto a un rah-rah-rah patriotero. Es una película siniestra que muestra en primer plano la crueldad de sus personajes; no por nada establece la brutalidad de la tortura antes de establecer su función en la Guerra del Terror, o que detalla como los NAVY Seals que atormentan el recinto de Bin Laden ejecutan a combatientes heridos. 

Los personajes de la película nunca hacen nada que pudiera ser interpretado como heroico; de hecho, lo que siempre es identificado es como - la resuelta Maya, el sádico Dan, el ambicioso Joseph Bradley, la soberbia Jessica -   funcionan como agentes de un sistema vasto, impersonal. También está presente un largo plantel de secundarios (la película muestra más de un centenar de roles hablados) interpretando personajes que no son nunca identificados por su nombre; lo que los identifica, en cambio, es su lugar en la cadena - como informantes, traductores, buscadores, guardias, analistas, especialistas en vigilancia, tomadores de decisiones. La sección de la película que lidia con los NAVY SEALs que eventualmente llevan a cabo la redada en el recinto de Bin Laden empieza con un título en el que se lee "Canarios".

Dentro de la mise en scène de La noche más oscura, los monitores y los vídeos en directo devienen intercambiables con sus sujetos del mundo real. La gente se convierte en puntos luminosos radares de búsqueda, formas vislumbradas a través de los aviones espía, fotografías pegadas en tableros de borrados. Más tarde, en la película, Maya se encuentra en el centro de control Depredador de la CIA, mirando una pantalla del tamaño de una muro; delante de ella está la expresión última de la guerra tecnocrática - el vídeo en directo de un ataque de drones. 

La noche más oscura es la primera de las películas de Bigelow que ha sido rodada en digital, y como muchas de las películas estrenadas este año - especialmente Holy Motors, la primera película de Leos Carax rodada digitalmente - expresa una actitud ambivalente respecto a la digitalización.

La película de Carax termina declarando que "la era de las máquinas visibles ha terminado", la de Bigelow, menos triste, declara implícitamente el fin de la era de la guerra visible. Bin Laden - nunca mostrado directamente en la película y referido en los diálogos con las iniciales de la CIA UBL - es el último enemigo del mundo real y es vencido al ser convertido en información abstracta; su localización no es descubierta, pero deducida. Cuando la CIA decide atacar contra él, no es debido al imperativo moral, sino a la probabilidad calculada. 

lunes, febrero 18, 2013

Fundamentalistas del libre mercado

Zizek magnífico en el Guardian. Aquí está mi traducción:


Por qué los fundamentalistas de libre mercado creen que 2013 será el mejor año

Por Slavoj Zizek 

El número de Navidad del Spectator publicó un editorial llamado "Por qué 2012 fue el mejor año". Argumentaba contra la percepción de que vivimos en "un peligroso, cruel mundo en el que las cosas son malas y están yendo a peor". Aquí está el párrafo con el que se abre: "Puede que no sea percibido así, pero 2012 ha sido el año más estupendo de la historia del mundo. Suena como una afirmación extravagante, pero viene confirmada por la evidencia. Nunca antes hubo menos hambre, menos enfermedad o más prosperidad. El mundo occidental permanece en una depresión, pero la mayor de países en vías de desarrollo están poniéndose por delante y la gente está siendo extraída de la pobreza al ritmo más rápido jamás registrado. El número de muertos causado por  la guerra y los desastres naturales es también piadosamente bajo. Estamos viviendo en la edad de oro"

La misma idea ha sido desarrollada sistemáticamente en un gran número de best-sellers, desde el Optimista Racional de Matt Ridley a los Mejores Ángeles de nuestra Naturaleza de Steven Pinker. Hay una versión más terrenal que la que uno oye en los medios, especialmente en los países que no son europeos: crisis ¿qué crisis? Mira a los llamados países BRIC, Brasil, Rusia, India y China o a Polonia, Corea del Sur, Singapur, Perú, incluso muchos estados africanos subsaharianos - están todos progresando. Los perdedores son la Europa occidental y hasta cierto punto, los Estados Unidos, así que no estamos tratando con una crisis global, sino simplemente con el cambio del progreso más allá de occidente. ¿Es un potente símbolo de este cambio no el hecho de que, recientemente, mucha gente de Portugal, un país con una grave crisis, están regresando a Mozambique y Angola, antiguas colonias de Portugal, pero esta vez como inmigrantes económicos, no como colonizadores?

Incluso respecto a la situación de los derechos humanos: ¿es la situación en China y Rusia ahora mejor que hace cincuenta años? Describiendo la crisis en marcha como un movimiento global, sigue el relato, es una visión típicamente eurocentrista que viene de los izquierdistas que normalmente están orgullosos de su anti-eurocentrismos. Nuestra crisis global es, de hecho, un mero punto en el radar de una historia de progreso en general.

Pero deberíamos restringir nuestra alegría. La pregunta que debe formularse es: ¿si Europa está sola en su decaimiento gradual, que está reemplazando su hegemonía? La respuesta es: "el capitalismo con valores asiáticos" - lo que, por supuesto, no tiene nada que ver con la gente asiática y todo con la clara y presente tendencia del capitalismo contemporáneo a limitar o suspender la democracia.

Está tendencia en modo alguno contradice el muy celebrado progreso de la humanidad - es su cualidad inmamente. Todos los pensadores radicales, de Marx a los conservadores inteligentes, estaban obsesionados con la pregunta: ¿cual es el precio del progreso? Marx estaba fascinado por el capitalismo, por lo inaudito de la productividad que libera; pero insistió en que su éxito engendra antagonismos. Deberíamos hacer lo mismo hoy: mantener en nuestro punto de mira el envés oscuro del capitalismo global que está fomentando revueltas. 

La gente se rebela no cuando las cosas están realmente mal, sino cuando sus expectativas son decepcionadas. La revolución francesa sucedió solamente cuando el rey y los nobles estaban perdiendo su dominio en el poder; la revuelta anti-comunista de 1956 explotó después de que Imre Nagy hubiera sido un primer ministro durante dos años, después de debates relativamente libres entre los intelectuales; la gente se rebeló en Egipto en 2011 porque había algún progreso económico bajo Mubarak, dando lugar a una clase de personas jóvenes y educadas que participaban en la cultura digital y universal. Y esto es por qué los comunistas chinos tienen razón en su pánico: porque, de media, la gente está ahora viviendo que hace cuarenta años - y los antagonismos sociales (entre los nuevos ricos y el resto) están explotando, las expectativas son mucho más altas. 

Ése es el problema del desarrollo y del progreso: siempre son desiguales, dan a la luz nuevas inestabilidades y antagonismos, generan nuevas expectativas que no pueden ser alcanzadas. En Egipto justo antes de la primavera árabe, la mayoría vivía un poco mejor que antes, pero los estándares por los que medían su insatisfacción eran mucho más altos.

Por tal de no perder este enlace entre progreso e inestabilidad, uno debería siempre centrarse on como la primera aparece como una realización incompleta de un proyecto social y señala su limitación inmanente. Hay un relato (quizás apócrifo) sobre el economista, a la izquierda del keynesianismo, John Galbraith: antes de un viaje a la URSS, a finales de los cincuenta, escribió a su amigo anticomunista Sidney Hook: "No te preocupes, no seré seducido por los soviéticos y volveré a casa diciendo que tienen socialismo". Hook le respondió inmediatamente: "Pero eso es lo que me preocupa ¡que volverás a casa diciendo que la URSS no es socialista!". Lo que Hook temía era la ingenua defensa de la pureza del concepto: si las cosas van mal al construir una sociedad socialista, eso no invalida la propia idea, sencillamente significa que no la implementamos debidamente. ¿No detectamos la misma ingenuidad en los fundamentalistas del mercado de hoy? 

Cuando, durante un reciente debate televisivo en Francia, el filósofo y economista francés Guy Sorman dijo que la democracia y el capitalismo deben ir necesariamente juntos, no pude resistir preguntarle la pregunta ovia: ¿Pero qué pasa con China? Se cerró en banda: ¡En China no hay capitalismo! Para el fanático pro-capitalista Sorman si un país no es democrático, no es verdaderamente capitalista, de la misma manera que para un comunista democrático, el estalinismo no era una forma auténtica de comunismo. 

Así es como los apologistas del mercado, en un inaudito secuestro ideológico, explican la crisis de 2008: no fue el fallo del libre mercado el que lo causó, pero la excesiva regulación estatal; el hecho de que nuestra economía de mercado no fuera una verdadera, sino que eran los embragues del estado del bienestar. Cuando descartamos esos fallos del mercado capitalista como contratiempos accidentales, terminamos en un inocentón "progresismo" que ve la solución como una aplicación "más auténtica" y pura de una noción, y así, intenta apagar el fuego mediante una buena dosis de gasolina.

Evidencia


A devil's chaplain, un bellísimo libro. Traduzco yo, una carta que escribe a su hija y que Brain Pickings ha tenido bien a rescatar:

A mi queridísima hija:

Ahora que tienes diez años, quiero escribirte sobre algo que es importante para mí. ¿Te has preguntado alguna vez como sabemos las cosas que sabemos? ¿Como sabemos, por ejemplo, que las estrellas que parecen pequeñso agujeritos en el cielo, son, en realidad, gigantes bolas de fuego como el Sol y están muy lejos? Y cómo sabemos que la tierra es una pelota más pequeña girando alrededor de una de esas estrellas, el Sol?

La respuesta a estas cuestiones es "evidencia".

A veces evidencia significa verdaderamente ver (o escuchar, sentir, oler) que algo es verdad. Los astronautas han viajado lo suficientemente lejos de la tierra para ver con sus ojos lo que hay alrededor. A veces nuestros ojos necesitan ayudan. La estrella del crepúsculo parece un brillante parpadeo en el cielo pero con un telescopio puedes ver que es una bola preciosa - el planeta que llamamos Venus. Algo que puedes aprender con verlo directamente (u olerlo o sentirlo...) se llama una observación.

A veces la evidencia no es solamente la observación en sí misma, pero la observación siempre yace a su espalda. Si hubo un asesinato, a menudo nadie (excepto el asesino y la persona muerta) lo observó. Pero los detectives pueden reunir un montón de otras observaciones que puede que señalen hacia un sospechoso particular. Si las huellas dactilares de una persona encajan con aquellas encontradas en una daga, esto es una evidencia de que él la tocó. No prueba que cometió el asesinato, pero puede ayudar cuando eso se inscribe con muchas otras evidencias. A veces un detective puede pensar en un montón de observaciones y de repente, darse cuenta de que todas encajan y tienen sentido con esto y lo otro y también lo tuvo el asesinato.
Los científicos - los especialistas en descubrir qué es verdad sobre el mundo y el universo - a menudo trabajan como detectives. Hacen una suposición (llamada hipótesis) sobre lo que puede que sea verdad. Entonces se dicen a sí mismo: si esto fuera verdad, deberíamos ver esto y lo otro. Esto se llama una predicción. Por ejemplo, si el mundo es de verdad redondo, podemos predecir que un viajero, siguiendo una y otra vez la misma dirección, debería, eventualmente, encontrarse otra vez allí donde empezó. Cuando un doctor dice que tú tienes el sarampión no echa un vistazo y ve el sarampión. Su primer vistazo le da una serie de hipótesis de que quizás tengas sarampión. Entocnes se dice a sí mismo: si ella tiene de verdad sarampión, debería ver....Entonces él va a través de su lista de predicciones y las comprueba con sus ojos (¿tienes puntos?), con sus manos (¿está tu frente caliente?) y con sus orejas (¿jadea tu pecho de un modo miserable?) Solamente entonces toma su decisión y dice: "yo diagnostico que la niña tiene sarampión". A veces los doctores necesitan otras pruebas, como análisis de sangre o rayos X, que ayudan a sus ojos, manos y orejas a realizar observaciones.

La gente a veces dice que debes creer en sentimientos profundos e interiores, de otra manera nunca estarás seguro de cosas como "Mi esposa me ama". Pero este es un mal argumento. Puede haber montones de evidencias de que alguien te ama. Alrededor de un día cuando estás con alguien que te ama, tú ves y oyes montones de pequeños bocaditos de evidencia, y todos cuentan. No es solamente un sentimiento interior, como el sentimiento que los sacerdotes llaman revelación. Hay cosas exteriores para apoyar el sentimiento interior: miradas a los ojos, notas tiernas en la voz, pequeños favores y bondades; esa es la verdadera evidencia.

Los sentimientos son valiosos también en la ciencia, pero solamente para darte que ideas que luego compruebas con la búsqueda de evidencia. Un científico puede tener una corazonada sobre una idea que solamente se "siente" bien. En sí misma, esta no es una buena razón para creer algo. Pero puede ser una buena razón para pasar algún tiempo haciendo un experimento particular, o buscando de un modo particular por la evidencia. Los científicos usan los sentimientos todo el tiempo para lograr ideas. Pero no valen nada hasta que están apoyados por la evidencia.

¿Qué podemos hacer sobre todo esto? No es fácil para ti hacer nada, porque tienes solamente diez años. Pero podrías intentar esto. La próxima vez que alguien te diga algo que suene importante, piensa para ti misma: ¿es esta la clase de cosa que la gente sabe probablemente a causa de la evidencia? ¿O es la clase de cosa que la gente solamente cree debido a la tradición, autoridad o revelación? Y la próxima vez que alguien te diga que algo es verdad, por qué no decir a ellos: ¿qué clase de evidencia hay para ello? Y si no pueden darte una buena respuesta, espero que pienses cuidadosamente antes de creer una palabra de lo que digan.

con amor

Papá

sábado, febrero 16, 2013


"El lío empieza en las piernas de la gente; son los árboles, pero más", me dije aquel primero de julio, poco después de sentirme arrastrada casi en volandas al interior del vagón y sufrir los empellones agudizados tras el cierre de las puertas. Me abrumaba notar lo distintas que son unas de otras - y también de las mías - las piernas de la gente, aunque aparentemente tan iguales y todas ellas soporte de un peso que no se ve, el del cerebro tratando de mantenerse alerta, el de los miembros cansados, el del estómago en trance de digestión del desayuno, el de los pulmones cargados que añoran un suspiro, unas desnudas y otras enfundadas en pantalones o medias de colores y tactos diferentes, rematadas por zapatos que tantean a ciegas buscando un hueco para implantar allí su gesto; los pies y las piernas tienen un gesto propio, no sólo al andar, también al apoyarse contra un travesaño o una puerta, y sobre todo al pasar del reposo al movimiento. Clasificar piernas por su gesto y partir de ahí para indagar los pasadizos secretos del alma sería una tarea ingente, de equipo, por supuesto, y además haría falta como complemento indispensable de los datos objetivos, el testimonio que aportasen los allegados, o sea todos aquellos para quienes el movimiento de esas columnas vivas haya resultado inconfundible un día y lo sigan llevando impreso en la trastienda de los ojos, presto a revivir a la menor ocasión, aunque se trate de persona muerta o en paradero desconocido. Da igual que estemos en el piso veintitrés de un edificio en Atlanta; si miramos por la ventana y allá abajo, entre el hormigueo bullicioso de la avenida, cruza alguien que adelanta la pierna derecha con ese gesto peculiar, el corazón nos pega un brinco y tras el nombre que espontáneamente brota de nuestros labios, o bien podemos preguntarnos qué habrá venido a hacer a esa ciudad esa persona o bien batirnos en retirada con la flecha envenenada de la alucinación clavada en las espaldas; no puede ser verdad, aunque habrías jurado que lo era, y cerramos los ojos recordando cómo cantaban los pájaros el día de su entierro.

Carmen Martín Gaite, Lo Raro es Vivir, Anagrama, 1996.

miércoles, febrero 13, 2013

"Mis amigas del Marie Claire me envían su revista, que hojeo al sol antes de que la toque nadie. Artículo sobre consoladores. La señorita que lo firma va describiendo las características de todos ellos. Hasta que llega a la cima y advierte, tal vez sopesándolo, que su uso frecuente está desaconsejado, porque la usuaria podría acostumbrarse a su tamaño, en verdad excepcional, y despreciar a partir de aquel momentos otras opciones del catálogo, incluidas las de su pareja. Enorme satisfacción matinal: el tamaño importa"

Arcadi Espada, Diarios, Espasa, 2002.