jueves, marzo 29, 2007

El dia que el pop asaltó la literatura

El 24 de Marzo se cerró el NEO3, congreso de literatura última con una conferencia sobre las relaciones entre cultura popular y literatura que llevaron a cargo bajo la supervisión de Eloy Fernández-Porta, Julián Rodríguez, Agustín Fernández Mallo y Javier Calvo.

Fernández-Porta planteó la existencia de una alta cultura pop y baja cultura pop, con sonrisa malévola sabía que no era lo mismo citar a los Arctic Monkeys que a Alejandro Sanz. Javier Calvo dijo que era una cuestión de lugar y momento, y Fernández Mallo aseguraba que quería explorar el pop desde la superfície en un sentido literal y matemático.

Julián Rodríguez entró al trapo sobre si había otra forma de narrar que no fuera pop, si la literatura se podia mover en otros ámbitos que no fueran estos. Yo creo que ahí está la clave: ¿es verdaderamente correcto que otros narradores se muevan en ámbitos que esquiven esta cultura?

O lo que es lo mismo y tal y como sintetizó EFP: ¿Qué tiene más importancia para ti, Giorgio Agamben o Verano Azul?

lunes, marzo 26, 2007

Just before the war with the skimos

Estoy enamorado de Ginnie Mannox. La imagino siempre con su sombrerito dando tumbos por las avenidas del East Side. Y ya ven como fue su historia: Salinger nos hizo que descubriera al mesías. El chico sensible, lo saben. Ginnie tiene y tendrá para mí los ojos verdes. ¡Verdes! Su gorrito es, seguro, rojo y su sonrisa, fijo, un seguido de adjetivos superlativos a cada cual más bobalicón.

La historia de Ginnie no es la de todos nosotros. Nosotros somos la historia de Ginnie. Y aunque parezca un matiz bastante tonto, no lo es. Salinger nos cuenta como a través de una conversa, a través de lo miserable (el dinero que solicita del taxi, la deuda) Ginnie va a descubrir la clase de cosas que todavía no ha podido ver de cerca. Seguramente cuando coja el autobús entre la tercera y Lexington no va a volver a ser lo mismo.

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sábado, marzo 24, 2007

PASAJES: "HERZOG"

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Querido doktor-professor Heidegger. Quisiera saber qué intenta usted decir con la expresión "la caída en lo cotidiano". ¿Cuándo ocurrió esta caída? ¿Dónde estábamos cuando ocurrió?
Saul Bellow, Herzog

miércoles, marzo 21, 2007

Ultimate Sherlock Holmes

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Para compensar todo este torbellino de retrasos holmesianos... próximamente.... un macroespecial que no olvidarán. Mientras debería decir algo al respecto de lo de Neil Marshall ¿eh?

Pero si ya está la genial Young Sherlock Holmes, dirán. La idea de un Ultimate Sherlock Holmes (porqué nada de SH begins ¿eh? tiene que ser Ultimate para que sea molón) me parece muy atractiva siempre y cuando se haga una secuela conceptual de las virtudes de Levinson que deben ser asumidas por cualquier pupilo. La elección de Marshall de momento no me parece pero que Levinson/Spielberg/Amblin ya nos demostró que se puede reeditar a un mito siendo pulposo y fiel a la vez. No intenten irse por los cerros de úbeda pero construyan desde la dinamitzación. Y lean a Kim Newman, por favor. (ya saben lo que le pasó a Bryan Singer con otro símbolo por leer poco y ser nostálgico, ya lo saben).

Noel y yo tenemos una idea genial que debería ser tenida en cuenta por los más poderosos ejecutivos.:
Nuestra historia se estructura en una partida de ajedrez, en blanco y negro, una noche de lluvia con unos derrocados y ancianos Sherlock Holmes y James Moriarty. El corpus narrativo debe ser un largo flashback que corresponda a cada movimiento, por el amor de Nabokov.

domingo, marzo 18, 2007

The laughing man

The last good look I had at Mary Hudson, she was over near third base crying

Me encantan las anécdotas. Sentarse en el autobús, enamorarse, y escuchar una historia de un tiempo que parecía mejor. Así se crean los mitos, me cuentan. Luego pienso que el hombre que ríe podría ser el mismo tipo que cantaba aquello de estar enfadado con el mundo. Luego podríamos deducir que casi todas las historias de Salinger van del fracaso, y de nuevo empezar a formular un montón de teorías. Pero, vaya, en la historia del laughing freak puede que sea la mejor infantil (mano a mano entre Richard Linklater y Tod Browning) del amor adolescente. Es así, anecdótica (aparente), juguetona e inofensiva. Pero luego hay bastante más. Luego está Thirteen, la canción de Elliott Smith, que seguro (o casi), cantó tras tener en su mente este cuento. O al menos eso me pareció a mi.

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Down at dinghy

Al principio, y eso fue la primera impresión, Boo-Boo no parece la madre sino la hija. Parece que hablen, otra vez, de nuevo, de otro chico. Hablan de ella, dos chicas.

"I mean ya gotta weigh every word ya say around him," Sandra said. "It drives ya loony."
"I still can't drink this," Mrs. Snell said. ". . . That's terrible. When ya gotta weigh every word ya say and all."
"It drives ya loony! I mean it. Half the time I'm half loony." Sandra brushed some imaginary crumbs off her lap, and snorted. "A four-year-old kid!"
"He's kind of a good-lookin' kid," said Mrs. Snell. "Them big brown eyes and all."


Nadie habla nunca -nunca- de Mr. Tannenbaum, o al menos eso le parece a Boo-Boo. Harper's, 1949. Cuando se publica el cuento, que termina con una carrera en la playa, los que los leímos por primera vez de forma cronológica ya sabíamos muchas cosas. Sabíamos que iba a ser un día perfecto para Seymour Glass. La carrera en la playa tiene algo de heroico, que sé yo, de despedida, de juego. Mientras exista Boo-Boo todos parecerán niños prodigios. Pues ella es la madre



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martes, marzo 06, 2007

Contraseñas

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Ha muerto Baudrillard y creo que en un momento que su obra se miraba con cierto escepticismo considerando anticuada su teoría del simulacro. A mí me parecía muy interesante el análisis que aplicaba a esta nueva sociedad tras el 11S y me parecía la clave para descodificar toda la serie de culto Alias y sus inmensas virtudes como serie-reflejo de la era contemporánea.

El mejor capítulo que resumía a Baudirllard sin temores ni escrúpulos era aquél en que debían hacer creer a Jack Bristow que vivía en los años ochenta: el macrosimulacro al cuadrado. ¿Por qué? Bristow es el jefe de una agencia de agentes secretos, y éstos no sólo simulan un pasado, sino que también deben simular los secretos ocultos del pasado (puesto que Irina Derevko era también otra infiltrada). La mirada de Baudrillard se basa en la pérdida de lo real y de la identidad frente a un perfecto juego de simulaciones, luego llevado a cabo, casi de manual, la serie ideada por JJ Abrams, relee con gracia las estrategias fatales para cada una de sus secuencias de sexo.

Y si quieren, enfádense pero el problema de Scorsese con The Departed estriba en que no supo leer entre líneas la baudrillardiana excusa que movía el concepto sobre el cual gravita Infernal Affairs.

El mejor de los mundos

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Se descorcha sola (lo juro, estábamos allí) una botella de champán. Sin duda alguna parece el final o el principio ideal para el acto de homenaje a Quim Monzó.

Monzó se preguntó si el final de su trayectoria significaba que tenía una enfermedad terminal y no se había dado cuenta. Sin duda alguna a mi me sabe a pronto este homenaje (por otra parte merecido) a un escritor que le queda mucho que dar. Supongo que a él también: los cuentos de Monzó, lejos de buscar la ambición, se preguntan y abren una fractura sobre nuestra realidad impoluta. Sobre nuestra condición. Él siempre prefiere la cercanía de Bioy Casares a la de Carver.

En sus historias están todas las historias de amor , como diría el sabio, como en Marienbad.

domingo, marzo 04, 2007

Gritos y Susurros

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La mejor secuencia del neoremake El grito 2 es cuando Takashi Shimizu filma la imagen clásica de su espíritu femenino de larga y oscura melena repitiéndose en una serie de negativos de fotografía: es la perfecta definición autoconsciente de un director atrapado por su maquinaria de éxito en Occidente y condenado a reiterarla hasta el infinito. Si uno ve la película, ve como Shimizu introduce demasiados y muy claros mensajes de auxilio al espectador: cuando filma su tercera historia (la, en apariencia, más distante de las otras dos) lo hace con una inusual fuerza y variando completamente el esquema del susto rídiculo. De hecho, al terminar la película el mensaje es que la maldición no terminara nunca...

La senda de los remakes carbonizados alcanza en The Grudge 2 un punto límite (aunque se seguirán rodando, claro) hasta el punto de que Shimizu introduce suficientes claves irónicas que podrían llevarle al triunfo en futuras propuestas: la primera es la forma de filmar las calles de Tokyo, deliberadamente Coppola (Sofia), para rodar su especie de versión chunga de Lost in translation. Lo que en la película es mero apunte y sonrisa ante la rutinaria historia podría convertirse en una auténtica joya de hiperbolizarse todo ese carácter acumulativo e irónico respecto a sus contemporáneos, digamos, serios.
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De hecho la lejanía de dos productos como The Grudge 2 y la última de Sophie Coppola, Marie Antoinette no parece tanta. Mientras que Shimizu está agotado de reiterar los sustos y ya se dedica a hablar en clave, la única diferencia es que Coppola todavía sigue convencida de que está rodando de forma frívola una historia profunda (profunda contradicción que empapa toda su propuesta, esa seriedad malinterpretada por admirados blogueros). Marie Antoinette da también con una funcionalidad posindustrial lo que se espera de ella: una banda sonora tremendamente buena y selecta. una interpretación lógica en apartados de cultura y tendencias (también muy exclusivos) y una repetición de logros anteriores como método claro de personalidad y búsqueda. Y claro que no sé que me da más miedo si la trágica historia del muchacho bañado en harina que aparece en todas las eternas e inacabables partes de la saga o un Jason Schwartzmann castrado como actor
.

For Esme, With Love and Squalor

No tiene mucho sentido hablar de según que historias, porqué son historias para entenderlo todo o al menos practicamente. Es el caso de For Esmé, with love and squalor que es, perfectamente sacada de contexto, una versión salingeriana del esquema hemingwayano empleado en Farewell to the arms. Lo que no significa que esa fuera la intención pero tampoco altera ese resultado.

Al leer esa historia, al leer a Esmé halagando la inteligencia (es el gran momento de nuestro escritor recluso: el del reconocimiento de que hay algo en su conversador) del soldado es un subidón. Posiblemente porqué es como si los hermanos Coen hubiesen rodado, con razon de ser, una película como Salvar al soldado Ryan o algún capitulo de Hermanos de sangre: el resultado hubiera sido una descorazonadora y tristemente genial historia de amor dónde casi cada uno de los gestos (sean divertidos o no) tienen una importancia vital.

No es cursi nunca Salinger. Pero el sargento X abre sus cartas con una precisión de la que luego Chabon, sabedor de las ventajas de la domestic fiction en un mundo posmoderno, se hizo dueño y señorito en muchos de los momentos de Las aventuras de Kavalier y Clay.

Lo mejor es cuando Salinger habla. Lo hace de golpe. Casi malhumorado, como si le pudieramos ver refunfuñando. Pero claro, nunca va equivocado el gruñido.

"It doesn't have to be terribly prolific! Just so that it isn't childish and silly." She reflected. "I prefer stories about squalor."



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