martes, octubre 31, 2006

JORDI COSTA Y EL SEÑOR DE NUEVA JERSEY

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Jordi Costa es, según sus palabras, un hombre de verbo incontinente. Si, molaría verle competir en un spellbound creativo y esquizoide con su colega Rodrigo Fresán, reinventando mitos e historias (sí, el Mostrenco Articulista prepara su novela y yo mi expectación).

Creo que Todd Solondz: en los suburbios de la felicidad es un triunfo memorable en el terreno tan pantanoso del ensayo. ¡El ensayo! Ese género que sólo podía ser bla-bla-blabeante y altisonante y tremendamente distante en incontables (demasiadas) ocasiones. Y también al de la entrevista. ¡Diantres! Costa es un periodista como la copa de un pino (a mi no me sorprende, a muchos de ustedes tampoco, en realidad tengo una teoría en la que cualquiera que desee ser un buen periodista cultural uno debe ser un discípulo mostrenco) y lo más jugoso de este maravilloso librito es como lleva a cabo todas esas cosas que dice, y eso no es ni mas que menos que dos cosas tan esenciales en un autor (¿no han leído sus críticas en Fotogramas? Es que lo es y con creces) que son personalidad y coherencia.

La apuesta estructural que este humilde lector aprecia por valiente, por coherente, por graciosa y por un montón de cosas más… no me terminó de funcionar. Y quizá sea culpa mía. Las piezas funcionaban estupendamente por separado, como apéndice al libro. Pero no con el libro. Las de no-ficción a veces eran las que mejor funcionaban (me quedó con doble F: Francisco Ferré y Fresán) sólo para mí. Supongo que para otros es estupendo, pero creo que a Costa le falta más jazz sense para darle un engranaje más lógicamente improvisado y lleno de cambios de ritmo.

Tampoco me pondré trágico: el tipo es aún joven y nos va a dar frutos más secos (no todos los libros van a ser tan sagrados como Vida Mostrenca), no obstante queda la certera sensación, sobretodo al terminar el libro que uno ha pasado un rato lleno de derroches de inteligencia, contaminantes y contagiosos, y a un trabajo de periodismo cultural que limpia el nombre desde abajo y no sólo por la modestia, sino por su innegable brillantez. En toda la conversación con Solondz invita cualquier aficionado de su cine a volver a mirar hacia otros lados y con profundidad de campo.

Así que sí, este libro es infinitamente recomendable porqué compensa sobradamente sus defectos con demasiadas virtudes y no son sólo las de Solondz. Su Mostrenca Majestad puede estar contento: acabo de darme cuenta de que quiero leer esa novela cuanto antes. Y por supuesto con la calma de un navegante volveré con lupa a este pequeño manual que ya se ha convertido (y no con tanta facilidad que podría deducirse bajo la excusa del “hay pocos estudios sobre el cineasta en castellano”) en un referente imprescindible para hablar, entender, leer esas dos palabras (Todd Solondz).

Plus.: Solondz-Costa por Portnoy.


PD.: Sepan ustedes que estreno del.icio.us y que les deseo muchos sustos, muchas películas de horror, mucha juerga teen, y muchas grotescas fiestas de disfrazes. Pasen un Halloween estupendo. Y elogien la tarea de los muchachotes que no pueden parar de clavarla .

lunes, octubre 30, 2006

PO-MO SHORT STORY

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"La mayoría necesitamos los huevos"

Todo el número de Diciembre del 2003 acerca del relato posmoderno (y la literatura posmoderna) de la revista Quimera es plenamente recomendable. Uno de los más apreciables artículos es el de Eloy Fernández Porta (de una inteligencia radiante) que pueden leer aquí. El de Juan Francisco Ferré transita por caminos muy similares y me llevan a una si quieren simplona pero auténtica reflexión acerca de los constantes duelos entre realismo y posmodernismo.

Sinceramente el posmodernismo es un movimiento bastante ignorado y hay que verlo, tal como señala Fernández Porta, como un ejemplo de vanguardias literarias. Ahora bien, como toda vanguardia puede conllevar al lector ciertos dogmas. Me explico: a mí me encanta leer a los defensores del posmodernismo y a los defensores del realismo exponer sus pros, pero en cuanto se pone a la contra con el movimiento opuesto me ponen de los nervios. No porqué digan cosas lúcidas (que la dicen) sino porque caen en la militancia, y un lector no debe ser militante (sólo de sus libros no de movimientos ajenos).

¿No nos puede molar David Foster Wallace y sí Adam Haslett? ¿Debemos rechazar a Carver y aplaudir a Coover? Hombre pues las dos posturas tienen mucho de pataleta y mucho de dogmatismo cerrado, y también su parte de inteligencia y de lucidez empañada por la actitud. El que apruebe cualquiera de las dos me parece un solemne bobo: se está poniendo barreras como lector y esta haciendo el imbécil pero tengan en cuenta que en esto de la literatura corre mucho ayatolá de las dos partes y no son necesariamente los defensores.

De hecho yo creo que en George Saunders, Lorrie Moore y hasta en el pope del maximalismo de la short story, David Foster Wallace, hay síntomas de genialidad que aúna las dos tendencias y lo hace por pura experimentación no por raros síntomas de reconciliación (ni la pedimos, ni la necesitamos). Por ejemplo en el microrrelato: Breve historia preconcentrada de la era posindustiral de DFW se alude a un realismo para nada modesto, a una condesación de la cotidianeidad estupenda. George Saunders traslada la desesperanza y melancolía de los relatos de Carver, Cheever y demás a un futuro derruido y nadie se da cuenta.


Con esto sólo quiero decir que no me sean ustedes integristas del movimiento (que para eso ya están los autores y los distintos teóricos y a mucha honra.. no me sean periodistas culturales tradicionales) , porqué caerán en el error ese tan común de demostrar que tienen mucho de integristas cabezones y poco de verdaderos lectores. Y todo esto en parte porqué no publican House of Leaves en castellano de una puta vez.

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El número del pasado Junio de Quimera, dedicado en gran parte a los italoamericanos y sobretodo a analizar la obra de Don DeLillo es un ajuste de cuentas con el pasado (volviendo a eso del periodismo cultural tradicional).

En 1989 la revista dijo de Libra (que la publicó Ediciones B) que estábamos ante "el nacimiento de un nuevo género en la literatura norteamericana: el best-seller de calidad".

Con un par.

Y que conste que el best-seller de calidad es honesto pero la equivocación ignorante es pornográfica. Y los números siguientes a habla-bla-blar de Paul Auster. Y luego te enteras de que hay un tal Thomas Pynchon, un tal Saul Bellow, una tal..

También leí en un Qué Leer (atención esta errata me gusta pensar que es de sintaxis, de lapsus linguae) que Raymond Carver (que publicó su primera colección de historia cortas en 1976) tenía como discípulo a John Cheever (que publicó su primera colección en 1943). Yo soy hombre de buena fe y no quiero con estas erratas caer en la pataleta de ahí arriba, así que diré que el muy noble tipo que descargó estas líneas (qué poco me gusta señalar) tuvo eso un pequeño olvido.

"LA MAYORÍA NECESITAMOS LOS HUEVOS"

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Terminamos aquí la primera Semana Woody Allen (espero que lo hayan pasado bien, disculpen las molestías, no duden en protestar) celebrada en estos rincones: no duden que el año que viene, si el Bartleby que todos llevamos dentro no ha podido antes (cosa que dudo bastante), van a tener más: quizá para Navidad o el año que viene hablemos del Allen teatral (muy importante también) , van ustedes a votar otras woodyallenianidades y yo les soltaré otros comentarios más curiosos (como un top ten de mis swings favoritos en sus películas, en fin cosas así).

Lo mejor de todo lo han dado ustedes participando, es decir, definiendo la genialidad de Allen. Ha ganado Annie Hall pero es que esto a mi ni me sorprende ni me alegra (por mucho que les sorprenda) , la cinta de 1977 ha ganado por votos no por consideración. Quiero decir que en realidad ha sido un golpe del azar tan irónico.: Zelig, Desmontando a Harry, Delitos y Faltas y Match Point han empatado y eso es maravilloso. Quiero decir.: que la cinta que protagoniza el cómico del que robo el seudónimo es una de mis favoritas por cuestiones digamos que míticas.

Es imposible escoger tres porqué todos tenemos un WA para cada día de nuestras vidas, pero se han tomado la molestía de elaborar su peculiar podio.

domingo, octubre 29, 2006

SCOOP: "MISTERIOSO ASESINATO EN LONDRES"

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“Allen es Dios (y eso que ha muerto) pero por el conjunto de su obra.”
PORTNOY


Lo dijo ese wiseguy que es Noel Ceballos
en su crítica: el espectador puede sospechar de inmediato que Allen ha realizado otra investigación más al tema de Melinda y Melinda.: es decir pequeñas variaciones, que a su vez están unidas a otras variaciones sobre su misma obra. Un estupendo universo interconectado con el que cualquier detective woodyallanesco se reencuentra con placer en Scoop.

Esta vez su (re)visión del policial al uso vuelve a devolvernos esos magníficos destellos fantásticos de nuevo recurriendo La Muerte (o Caronte, no importa), personaje (woodyalleniano también) al que Allen lleva dibujando desde sus magníficos cuentos. Desde el Más Allá aparece Joe Strombel, tenaz periodista (o detective de nuestros tiempos) para avisar a una ingenua estudiante de periodismo norteamericana, Sondra Pransky, acerca de la identidad del asesino del tarot. Peter Lyman, un apuesto y rico de un lord inglés podría ser este asesino y Sondra investigará junto a un mago, Splendini, o Sid Waterman y ambos seguirán una ruta de gags enlazados en la línea de Small Time Crooks, con el personaje de Allen desbocado y desbordante, anárquico y desenfocado en sus reuniones con la alta sociedad (esta vez, londinense).

Esta capacidad del autor de reinventarse a sí mismo hace que a Scoop se le perdonen (directamente) sus defectos: que Allen podría haber hecho una película más completa, eso no lo duda alguien, y que Hugh Jackman no brilla en su papel, tampoco. Compensan sobradamente la previsibilidad de la historia una serie de gags maravillosos a cargo del Allen actor que nos regala otro alter-ego coleccionista de frases memorables para el espectador: Sid “Me eduqué bajo confesión israelita pero me pasé al narcisismo” Waterman.

Esta comedia es, sí, un ejemplo para su comunidad y su raza.

viernes, octubre 27, 2006

TOMA EL GUIÓN Y CORRE (II).: DESMONTANDO AL ALLEN MENOR

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"Eso es como decir que lo bueno de Woody Allen es que mezcla comedia y actores con gafas."
JOHN TONES

Si algo se puede observar en la filmografía alleniana es una doble constante.: una honestidad manifiesta desde los títulos de crédito blancos sobre fondo negro pero también unas ganas de reinvención muy poco vistas en otros autores que se acomodan de una forma demasiado brusca (y no nos podremos a formar analogías). Con esto quiero decir que la continua afirmación de que WA continuamente hace la misma película desde hace mucho tiempo es vaga (como muchas otras cosas): y sino ¿qué paralelismos, aparte de los evidentes en compartir un mismo autor, tienen Annie Hall y Sombras Niebla? ¿Balas sobre Broadway y Match Point?
No vale pues la coartada de que Allen a veces hace películas poco propias de él: de hecho, Match Point es muy suya en el mejor de los sentidos, es un regreso premeditado a los terrenos de Delitos y Faltas desarrollando otros aspectos de la historia (únicamente trágica) y potenciando el factor del azar. Al final de Match Point no sólo la citada película de 1989 aparece en nuestros recuerdos, entronca directamente con su mejor (y el más valiente) acercamiento bergmaniano: Otra Mujer.


Afirmar que existe un Allen menor para ignorarlo es una jerarquización un tanto inútil que despacha las comedias que simplemente tienen la sana intención de hacernos pasar un rato de humor inteligente (algo que WA domina mucho), pero lo peor de todo es que, bajo mi punto de vista, sólo es reprochable, de veras, y fallido un Allen menor: Un final made in Hollywood.Y lo más sorprendente es que sigue conservando sus virtudes. El problema de Hollywood Ending reside en que Allen erra, conscientemente, en la jugarreta conceptual de su comedia: en los créditos suena Fred Astaire, no es casual pues lo que parecía (lo que debería haber sido) una alleniana sátira del Hollywood way of life se queda en una comedia lastrada por un clasicismo desencajado con su intención. El Allen autor se vuelve ciego en ese momento: no es capaz de ver que la misma evocación de una comedia hollywoodiense antigua (basando toda la comicidad en un recurso que se agota y alargando innecesariamente el metraje) para reprochar la nueva es un mensaje harto tópico sino se dan una serie de motivos que ejerzan la suficiente acidez como para considera acertado el planteamiento del largometraje.


Otra afirmación bastante desechable es la consideración, aún peor, de que tras la separación de Mia Farrow, desde 1993 hasta aproximadamente 2002, Allen regresa a la comedia de sus inicios. Pero para llegar aquí debemos situarnos en Stardust Memories (una de sus cintas más detestadas, pero que es muy interesante como punto de inflexión y repaso de Allen de su carrera hasta aquél momento y es, bajo mi prisma, una pequeña obra maestra).


En 1980 Allen tras el clamor crítico por Manhattan (su consagración como payaso reconvertido en autor) dirige esta cinta que al modo del 8 y ½ de Fellini muestra como el público le dice a mí me gustaba más cuando hacía comedias. De hecho la filmografía siguiente de Allen es toda una maravillosa reflexión que hace él de esta afirmación frecuente por aquél entonces. Porqué a posteriori no ha dejado de hacer comedias. Pero ¿qué pasa con sus primeras comedias?
Su cuarteto inicial (Toma el dinero y corre, Bananas, El Dormilón, Todo lo que usted quiso saber sobre el sexo y no se atrevió a preguntar) son estupendas muestras de un Allen completamente libertino y experimentador con la condición de comedia y de incorporar gags. No hablamos de un autor tan influyente o decisivo como otros, porqué tiene la preciada facultad de ser inimitable, y se agradece. Considerarlo menor lleva a despreciar un género sin coartadas y este elitismo nada tiene que ver con preferir buenas películas, sino con no preferir grandes comedias. Y es un negacionismo hipócrita: parece que cuando Allen filma con un ojo más costumbrista sus temas es mayor, y es una equivocación. La primera opción es revisar Love and Death que es básicamente un resumen de lo que vino después pero bajo un formato alocado. Y sino, a la mismísima Annie Hall: una comedia romántica llena de gags digresivos y con una estructura tan juguetona como sus anteriores comedias. Por suerte se la considera un punto de inflexión, pero en realidad Annie Hall no es más que la necesidad de Allen de andar por otros terrenos no de que le tomen más en serio: ese error lo ha cometido en Interiores y en Septiembre (no en Otra Mujer, no en Match Point). Y con todo ambas son cintas superiores a la media, llenas de análisis e innegables virtudes, la más común en ambas es el excelente plantel de actores.

Una vez aclarado el tópico de las comedias iniciales, señalemos el otro gran tópico (más joven, por suerte) de la fase ligera de 1993-2002. A juicio de los críticos ¿Qué papel juegan cintas como Balas sobre Broadway; Desmontando a Harry o Celebrity? Repasé muchas de las críticas de la excelente Deconstructing Harry e insisten algunas en que se trata de una comedia desenfadada: todo lo contrario, nunca Allen había estado más ácido que en esta, y por eso alcanza una de sus cumbres. En su cinta posterior la acidez se tornaría en una amargura más explícita.


Por último, al margen de que nos guste más o menos, considerar Anything Else otro film ligero es otro error, comprensible, pero también rectificable. El mismo que se puede tener con Celebrity. La cinta de 1998 era una vuelta a Manhattan muchísimo más amarga, y la cinta del 2003 es, tal y como suele decir el Sr. Toldo, una revisitación de Annie Hall interesantísima, pero además (y esto nadie pareció verlo) una magnífica parábola del realizador sobre el Nueva York pos-11S. Y no le hace falta más que, en apariencia, volver sobre sus mismos temas. Pero ahí queda su acierto .
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¡Sigan votando!

Escojan su podio Allen.

jueves, octubre 26, 2006

TOMA EL GUIÓN Y CORRE.: UN ACERCAMIENTO AL WOODY ALLEN POLICÍACO

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"Esa corriente que podríamos llamar "Pequeños asesinatos allenianos".

NOEL CEBALLOS

Woody Allen pasa de la honestidad al dominio absoluto de un género. Y así es como podemos definir La maldición del escorpión de Jade, otro disfraz bellamente retro que es para Allen uno de esos divertimentos en los que ofrecer lo mejor del guión.

Allen no es un integrista de los conceptos clásicos del guión como se quiere ver por parte de la cinefilia más refinada. Vale: desarrolla una historia, presenta unos personajes, pero los que estamos atentos a su cine sabemos que el Allen policíaco a todas luces consolidado, desde su primerísima y genial película, le da más importancia a la sucesión de carcajadas que a intentar proponer algún juego en sí.

Está claro que en cada Allen policíaco pone el acento aquí y allá: pero lo que predomina en todos ellos es mucha, muchísima diversión. Sus guiones se estructuran por el aparentemente simple encadenado de chistes: un estilo de comedia único no por nostálgico, sino por personalísimo a la hora de rediseñar los arquetipos.

Toma el dinero y corre; Misterioso asesinato en Manhattan; Granujas de medio pelo y La maldición del escorpión de Jade son los ejemplos más representativos de la brillante allenización de los géneros (y no al revés). En todas ellas Allen vuelve sobre sí mismo (excepto en la primera: no vuelve, sino empieza) y sus temas también presentas en las mal llamadas por los críticos cintas serias. Hay que ser cuidadoso con el concepto de comedia ligera: no hay que menospreciar los divertimentos por tener la muy sana apariencia de hacernos reír inteligentemente.

Después esta el Allen juguetón de Balas sobre Broadway: ahí muta en un genio que compone una obra maestra llena de matices y tan tragicómica y equidistante con sus dos variantes.
En el fondo Allen quiere jugar a detectives y a ladrones: si el espectador acepta este juego, como muchos en el cine, la diversión puede ser extrema. Hay una conexión total entre autor-público y no creo que teniendo claras las reglas uno no disfrute realmente de sus trabajos.

En otro lado quedan varios acercamientos sutiles al género: mientras que el misterioso asesino de Sombras y niebla se incorporaba en una langiana atmósfera de terror expresionista, tanto en sus Delitos y Faltas (acaso su mejor película) o su Match Point no hay interés por el género noir. Aunque en la primera teníamos la aparición de un gángster y en la segunda una trama con ecos de las novelas de Patricia Higshmith, lo que predominaba en ambas era Dostoieveski (Crimen y Castigo) y un interés por la moral por encima del acercamiento al crimen.

PD.: Mañana Toma el guión y corre II.: Desmontando al Allen menor. Y sólo diré un título (más): Stardust memories. Ahí la clave.

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¡Quedan convocados a las urnas!

Escojan su podio Allen. El concurso consiste en:

-Citar sus 3 películas favoritas (oro, plata y bronce si así lo desean, es optativo).

-La única rega imprescindible es que WA sea el autor, no necesariamente actor.

(A votar, señores)

martes, octubre 24, 2006

CUENTOS: "RECORDANDO A NEEDLEMAN" DE WOODY ALLEN

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Cuatro semanas han pasado, pero aún me resisto a creer que Sandor Needleman haya muerto. Estuve presente en la incineración y, por expreso deseo de su hijo, llevé ostras y caviar, pero unos pocos de nosotros pensábamos sólo en el dolor que nos embargaba.
Needleman vivía obsesionado con su funeral, y en cierta ocasión me dijo:
-Prefiero que me incineren a que me sepulten, y ambas cosas a un fin de semana con la señora Needleman.


Decidió, por último, que le incineraran y donó sus cenizas a la Universidad de Heidelberg, que las esperació a los cuatro vientos y obtuvo un depósito a cuenta de la urna.
Aún le estoy viendo con su traje arrugado y su jersey gris. Profundas meditaciones absorbían su atención, y con frecuencia, al ponerse la chaqueta, se le olvidaba quitar el colgador. Se lo recordé una vez, durante la ceremonia de graduación en Princeton y, sonriendo beatíficamente, comentó:
-Bueno, quienes discrepan de mis teorías, al menos creerá que soy ancho de hombros.
Dos días más tarde fue internado en el hospital de Bellevue por dar un salto mortal hacia atrás en mitad de una conversación con Stravinsky.
Needleman no era un hombre fácil de comprender. Su reticencia era tenida por frialdad, pero poseía una gran capacidad de compasión: testigo casual de una horrible catástrofe minera, no pudo concluir una segunda ración de tarta de manzana. Su silencio, por otra parte, enervaba a la gente, pero es que Needleman consideraba el lenguaje oral como un medio de comunicación defectuoso y prefería sostener sus conversaciones, hasta las más íntimas, mediante banderas de señales.
Cuando le expulsaron de la facultad en la Universidad de Columbia por una controversia con el entonces rector de la institución, Dwight Eisenhower, aguardó al prestigioso ex general armado con un sacudidor de alfombras y le quitó el polvo hasta que Eisenhower corrió a refugiarse en una tienda de juguete. (Los dos hombres habían entablado una agria disputa en público a propósito de si el timbre señalaba el final de una clase o el comienzo de otra.)
Needleman había confiado siempre una muerte tranquila.
-Entre mis libros y mis papeles, como mi hermano Johann –solía decir.
(El hermano de Needleman pareció asfixiado al cerrársele la tapa corredera del buró cuando buscaba el diccionario de rimas.)
¿Quién iba a imaginarse que, yendo a almorzar, mientras ontemplaba la demolición de un edificio, la pesada bola de hierro, alcanzaría a Needleman en la cabeza? El golpe fue causa de una tremenda conmoción y Needlema expiró con la sonrisa en los labios. Sus últimas y enigmáticas palabras fueron:
-No, gracias, ya tengo un pingüino.


Como siempre, cuando murió, Needleman tenía entre manos varias cosas a la vez. Desarrollaba una ética, basada en su teoría de que el “comportamiento bueno y justo no sólo es más moral, sino que puede hacerse por teléfono”. Andaba igualmente por la mitad de un nuevo ensayo sobre semántica, donde demostraba (según insistía con particular vehemencia) que la estructura de la frase es innata pero el relincho es adquirido. Y en fin otro libro más sobre el Holocausto. Este con figuras recortables. A Needleman e obsesionaba el problema del mal y argüía con singular elocuencia que el auténtico mal es sólo posible cuando quien lo perpetra se llama Blackie o Pete. Sus devaneos con el Nacional Socialismo levantaron escándalo en los círculos académicos, pero a pesar de todos sus esfuerzos, desde gimnasia hasta lecciones de baile, jamás consiguió dominar el paso de oca.
El nazismo, para él, era una simple reacción contra la filosofía académica, una pose con la que trataba siempre de impresionar a sus amigos, para agarrarles luego por la nariz con fingida agitación, exclamando:
-¡Ajá! Te he pillado de sorpresa.
Resulta fácil al principio criticar sus puntos de vista sobre Hitler, pero no deben echarse en saco roto sus escritos filosóficos. Había rechazado la ontología contemporánea, insistiendo en que el hombre existía antes que el infinito si bien con no demasiadas opciones. Establecía una diferenciación entre existencia y Existencia, consciente de que cada una de las dos era preferible, pero nunca se acordaba de cuál. Según Needleman, la libertad humana consistía en conciencia de lo absurdo de la vida.
-Dios es Mudo –solía repetir con orgullo – y si consiguiéramos que el hombre se calle…Al Ser Auténtico, razonaba Needleman, sólo podía llegarse los fines de semana y no sin antes pedir prestado un coche. El hombre, de acuerdo con Needleman, no era una “cosa” separada de la naturaleza sino envuelta “en la naturaleza”,

incapaz de ver su propio existir sin fingir primero indiferencia y después correr a toda prisa hasta el extremo opuesto de la habitación con la espreanza de vislumbrarse a sí mismo.

La expresión con la que describía el proceso de la vida, Angst Zeit, más o menos traducible como Tiempo de Angustia sugería que el hombre es una criatura condenada a existir en un “tiempo”, donde no pasaba nada de particular. La integridad intelectual de Needleman le persuadió, tras largas meditaciones, de que él no existía, sus amigos no existían y que la única cosa real era su deuda con el banco por valor de seis millones de marcos. De ahí que le fascinase la filosofía nacional socialista del poder, y el propio Needleman reconocía:
-La camisa parda realza el color de mis ojos.
En cuanto se hizo evidente que el Nacional Socialismo era precisamente el tipo de amenaza que siempre quiso combatir, Needleman huyó de Berlín. Disfrazado de rododendro y moviéndose sólo de través, tres pasos rápidos a un tiempo, logró cruzar la frontera sin ser descubierto.

En todos los países de Europa por donde pasó Needleman, estudiosos e intelectuales se apresuraron a prestarle ayuda, deslumbrados por su prestigio. A lo largo de su huida, halló tiempo para publicar Tiempo, esencia y Realidad: Una Revaluación Sistemática de la Nada y su delicioso pero más informal Guía del Bien Comer en la Clandestinidad. Chaim Weizmann y Martin Buber organizaron una colecta y reunieron peticiones firmadas que permitiesen a Needleman emigrar a los Estados Unidos, pero en aquel momento el hotel que eligió se hallaba completo. Con los soldados alemanes a pocos minutos de su escondrijo en Praga, Needleman decidió finalmente irse a América como fuera, pero se encontró en el aeropuerto con que llevaba exceso de equipaje. Albert Einstein, quien viajaba en el mismo vuelo, le descubrió que simplemente con quitar las hormas de los zapatos podía resolver el problema. Ambos mantuvieron frecuente correspondencia desde entonces. Einstein le escribió:
“Su obra y la mía son muy similares, aunque no tengo una idea exacta sobre qué versa su obra”.

Ya en los Estados Unidos, raramente dejó Needleman de ser tema de controversia. Publicó su famoso ensayo No existencia: Cómo hacer si te ataca de pronto. Y también un trabajo clásico sobre filosofía lingüística, Módulos Semánticos de Funciones No-Esenciales, que inspiró una película de gran éxito, Los calmantes de la noche.


Anécdota típica: se le obligó a dimitir de su cargo en Harvard por su afiliación al Partido Comunista. Tenía el convencimiento de que únicamente en un sistema sin desigualdades económicas podía existir verdadera libertad, y citaba como modelo de sociedad el hormiguero. Se pasaba horas observando a las hormigas, y solía murmurar melancólicamente:
-Son realmente armoniosas. Sólo con que las hembras fueran más guapas, lo tendrían todo.
Detalle significativo: cuando Needleman fue convocado por el Comité de Actividades Antinorteamericanas, dio nombres justificando su acción ante los amigos con esta filosofía:
-Las acciones políticas no tienen consecuencias morales, sino que existen más allá del Ser Auténtico.
Por una vez, la comunidad académica quedó impresionada y hasta unas semanas después no decidió la Universidad de Princeton embrear y emplumar a Needlleman. Por cierto, Needleman utilizó ese mismo razonamiento para justificar su concepto del amor libre, pero ninguna de sus dos alumnas se dejó persuadir y la que tenía dieciséis años le denunció por inmoralidad.
Needleman se opuso con energía a las pruebas nucleares y junto con varios estudiantes fue a
Los Álamos, para hacer una sentada en cierto lugar donde iba a producirse una explosión atómica. Conforme transcurrieron los minutos y se hizo obvio que la prueba tendría lugar según lo previsto, se oyó a Needleman murmurar:
-Ah, demonios.
Y salió corriendo. Lo que no publicaron los periódicos es que no había comido en todo el día.


Es fácil recordar al Needleman hombre público. Brillante, entregado, autor de Estilos de Modas. Pero es el Needleman de la vida privada a quien recordaré siempre con afecto, el Sandor Needleman que nunca iba sin su sombrero predilecto. Tanto es así, que fue incinerado con el sombrero puesto. Uno nuevo, me parece. O el Needleman que veía tan entusiasmado las películas de Walt Disney y a quien, pese a las lúcidas explicaciones que sobre la técnica de la animación le hacía Max Planck, no podíamos impedir que pretendiera hablar por teléfono, de persona a persona, con la ratita Minnie.
Cuando Needleman se hospedaba en mi casa, sabiendo que le encantaba una marca particular de atún, poía yo una buena provisión en la cocina. Era demasiado tímido para confesarme sus inclinaciones, pero en cierta ocasión, creyéndose solo, le oí abrir las latas una por una y musitar:
-Os quiero a todos.
Acompañándonos a la Ópera de Milan a mi hija y a mí, Needleman, al asomarse por el parco, se cayó al foso de la orquesta. Demasiado orgulloso para admitir que había sido un error, durante un mes seguido fue a la Ópera todas las noches y repitió la caída. No tardó en sufrir una leve conmoción cerebral. Al hacerle observar que su postura había quedado clara y resultaban innecesarias las caídas, replicó:
-No, unas cuantas veces más todavía. La verdad es que no duele tanto.


Recuerdo a Needleman en sus setenta aniversario. Su mujer le regaló un pijama. Needleman quedó visiblemente disgustado, por cuanto esperaba un Mercedes nuevo. A pesar de ello, en un gesto que caracteriza al hombre, se retiró a su estudio para desfogar la rabieta en privado. Luego se reincorporó sonriente a la fiesta y estrenó el pijama la noche de dos obras cortas de Arabel.

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Perfiles. Ed. Tusquets, 2001. Traducción de José Luis Guarner.

lunes, octubre 23, 2006

DÍAS DE RADIO: CUERPO Y ALMA ALLENIANOS

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Esta semana se estrena la ración anual de Woody Allen.: hete aquí un breve especial hasta llegar a la crítica de Scoop.

Las consideradas películas menores de Woody Allen pueden esconder grandes sorpresas o grandes preludios. 1987 fue, para los críticos y allenófilos en general, un año simpático más con dos películas del realizador y ambas (quizá tachadas así por su condición de mellizas) vistas como intrascendentes. Si bien es cierto que ninguna de las dos podría considerarse una obra maestra, tampoco estaría de mal recordar que al menos una de ellas es una delicia.

Días de radio parte de la felliniana excusa de narrar la infancia, a modo de Amarcord, y contar con una cierta nostalgia el modus vivendi de Nueva York durante la Segunda Guerra Mundial. Allen no abusa tanto de la nostalgia como pudiera parecer: de hecho él es un elegante sátiro del glamour. A ritmo de Benny Goodman, Duke Ellington, Artie Shaw y otros Allen combina varias historias, con una maravillosa estructura evocando la vieja tradición de cuentos del New Yorker que nos llevan hasta Bernard Malamud, por ejemplo.

El acierto estructural (una sucesión de pequeñas historias, gags, que también resumen y rezuman su obra literaria y sus cuentos y artículos) viene acompañado a la interpretación que hace Allen del musical. Como en Manhattan y sobretodo con ésta hasta llegar a la ya explícita Everyone says I love you, Allen da tanta importancia a las canciones que casi convierte el film en un pequeño musical.

El otro aspecto interesante, muy alleniano, es la nostalgia y su irónica interpretación. Lejos de caer en el simple recuerdo, Allen va más allá: dibujando la cotidianeidad de su protagonista y su familia judía contrastándola con las historias de las míticas estrellas de la radio. De los segundos, representantes del glamour de la época, se deduce que son incapaces de ver más allá de sus lujosas fiestas bajo los rascacielos de Manhattan e incapaces de aceptarse a sí mismos con la naturalidad de los primeros.

Otro elemento típico de su autor es el azar, aquí cosido a través de Mia Farrow, una historia que vuelve a reaperecer en la actualidad y tonos melancólicos en Celebrity, pero que aquí es contada igual sólo que bañada de un inteligentísimo tamiz de (falsa) ingenuidad que no oculta la intención de Allen de mostrar las ironías de la suerte, que carece de toda moral.

domingo, octubre 22, 2006

LOVE AND DEATH: EL (PEN)ÚLTIMO CHISTE DE WOODY ALLEN

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¿Recuerdas a nuestro simpático vecino, Raskolnikov? Mató a dos mujeres.
¡No! Qué historia más desagradable.
Bobok me la contó. Se la explicó uno de los hermanos Karamazov.
Debía estar poseído
Bueno, era un adolescente...
¿Adolescente?
Era un idiota.Actuaba humillado y ofendido.
He oído que era un jugador.
Sabes, podría ser tu doble.
¿De verdad? Menuda novela

(cortesía)

Love and Death (1976) está considerada como el último chiste de Woody Allen antes de que con Annie Hall iniciara sus risas “tragicómicas”. No estoy de acuerdo, no porqué Allen ha regresado a estos chistes del principio aumentándolos hasta sus propios límites (pensar en Small Time Crooks) sino porqué lo que en principio (sólo) es una comedia (de raíz) dostoievskiana con endiablados diálogos y algunas cuñas bergmanianas bien insertadas se revela, como cada película del neoyorquino, parte imprescindible de un mismo microcosmos.

Observen como cuidadosamente Allen se convierte en el mismo momento de Stardust Memories en su mito y referencia, y cada película suya es una suerte de demostración de estilo (tal y como lo entiende Rodrigo Fresán, descubrir que se repite) pero también del artista, en palabras de Vonnegut, que juega a llevarse hasta sus propios límites.

Y sin quererlo ni beberlo esta película no sólo se convierte en una seria candidata de los que la ven a “comedia más divertida jamás vista” (lista interminable, por otra parte) sino también a otra de las mejores asimilaciones que hace Allen de Bergman o Dostoievski y Tolstoi. Al fin y al cabo para los lectores de los autores rusos Allen teje una suerte de sátira de todas sus novelas disfrazadas de aparentes guiños, y para los cinéfilos, que como él, adoran el cine del sueco les demuestra (como en Desmontando a Harry, como en su Comedia sexual de una noche de verano) que es capaz de contarles lo mismo pero haciéndoles reír. Y a muchos de los aburguesados cinéfilos de la época debió joderles, tanto como a los de ahora les jode que haya Woody Allens más gruesos, más provocadores o simplemente evoluciones naturales.

Porqué como en su musical Todos dicen I love you, Allen nos cuenta con chistes sus grandes temas, y además con un tono deliciosamente ligero: es esta una película donde se ríe mucho y se disfruta de un Allen completamente desprejuiciado que ensaya posteriores piruetas y que no deja de regalar a su carácter Boris Grushenko momentos de cómico stand-up (que es de dónde procede el mismo autor). Puede que no deje de ser para muchos su última comedia plena, pero para mí no deja de ser (otra) película dónde Allen juguetea con el público y regala muchos de sus momentos cumbre, frases para el recuerdo y charlas con la muerte que ahorran a muchos ver El séptimo sello (con todo el respeto a Bergman, dicho sea esto).

Plus.: The Echo Maker de Richard Powers / Ulysses for Dummies / Qué mal escriben los condenados / Proyectos (16-20 Octubre) / Hellraiser.

viernes, octubre 20, 2006

UN MICRORRELATO: "EL CONDICIONAL" DE DAVID ROAS

David Roas.
En el versículo 40 del segundo capítulo del Libro de las desvelaciones, San Liviano habla de un extraño ser “mitad hombre, mitad quimera” que miura hacia todas las direcciones a la vez sin decidirse jamás a moverse. Su cara, nos dice el santo, refleja la duda, el miedo, la desesperación. En algunas ocasiones, el condicional intenta echar a andar, pero sus pasos no le llevan muy lejos, puesto que tras alejarse unos metros, se detiene y regresa de nuevo a su punto de partida. Allí otea el horizonte y, tras meditarlo pausadamente, vuelve a moverse, pero en dirección contraria a la que había tomado unos instantes. Pero enseguida se detiente, mira hacia atrás, se mesa los cabellos y vuelve sobre sus pasos.

El condicional no suele vivir muchos años. Cuando muere, los habitantes de la región lo sustituyen rápidamente por otro ejemplar que ellos han criado. Saben que el universo no podría funcionar sin su presencia.

jueves, octubre 19, 2006

DANDO LA CARA (Y NO) : CONTRACRÓNICA POLÍTICA

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Estábamos ocultos, preparando nuestros homework cuando de repente aparece el organizador, un tanto mastodonte, y nos coloca (sin posibilidad de negociación alguna) ahí, en primera línea. Y esta digresión por aparecer en el Periódico como probable militante. Que va: un modesto estudiante, con gafas (y en un momento de despiste habitual, en el centro respaldado por dos colegas menos despistados en apariencia pero igual de anestesiados), que le regaló al señor Montilla aparte de unas risotadas cuando tropezó, un poco de mala vista porqué el móbil empezó a sonar en un momento inoportuno justo cuando él intentaba alcanzar su clímax (risas).

No, no milito en tal ni en cual. Y sino lean mi crónica.

Frase del día: "Militar significar no tener en cuenta a los demás" (Arcadi Espada)

miércoles, octubre 18, 2006

5 REGLAS PARA RESEÑISTAS - JOHN UPDIKE

John Updike
I
Intenta entender que es lo que el autor deseaba hacer y no lo culpes por no lograr lo que nunca intentó.

II
Da citas literales suficientes, al menos un fragmento largo, de la prosa del libro de tal modo que el lector del reseñista pueda formarse su propia impresión, seguir su propio gusto.

III
Más que ofrecer nebulosas precisiones, confirma la descripción del libro con citas del libro, aunque sean de una sola frase.

IV
No te alargues en la descripción de la trama y no cuentes el final (Cómo me asombré y me indigné cuando inocente yo, descubrí que los reseñistas blablabeaban, y con la sublime impericia de los señores feudales borrachos tratando una revuelta de campesinos, sobre las vueltas de tuerca de mi escritura, repleta de suspense y sorpresas. De hecho, e irónicamente, los únicos lectores que se acercan a un libro como lo desea el autor, sin contaminar por un conocimiento previo de la trama, son los detestados reseñistas. Y años después, el bendito loco que elige un volumen al azar en una librería).

V
Si el libro te resulta deficiente, cita un ejemplo del mismo autor o de otro sitio que explique qué es lo bueno. Intenta comprender el fallo. ¿Seguro que es del autor y no del reseñista?

A estos cinco puntos concretos debe añadirse un sexto, más vago que tiene que ver con mantener la pureza química entre el producto y el que lo alaba. No hay que aceptar reseñar un libro con el que se está predispuesto en contra o al que la amistad obliga estar a favor. No hay que imaginarse como el guardián de ninguna tradición, ni como abanderado de ningún estilo, ni como guerrero en la batalla ideológica, ni sentirse una oficina de correcciones. Nunca, nunca (John Aldridge, Norman Podhoretz) se debe poner al autor “en su lugar”, ni convertirlo en el peón de una partida contra otros reseñistas. Reseñar el libro, no la reputación. Someterse a cualquier hechizo, poderoso o débil, que el libro tenga. Mejor alabar y compartir que culpar y negar. La comunión entre el reseñista y el público se basa en la asunción de que hay ciertos placeres en la lectura y todos los juicios deben llevar a tal fin.
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Esto es sólo una parte del delicioso número ocho de Hermano Cerdo. Un paseo por el Chicago de Saul Bellow, la única ficción de TS Elliott y un relato en castellano, por fin, del desconocido Leonard Michaels son otros de los placeres que ofrece su último y genial número.


martes, octubre 17, 2006

UN HOMBRE SIN PARANGÓN

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"La vida no es la forma de tratar a un animal."

Kurt Vonnegut again con la edición de Un hombre sin patria nos da una lección, como buen maestro y sabio humanista (presidente de su misma asociación) que es, otra vez, nos repite que es un genio. Varias son las cosas que nos enseña, casi por orden alfabético. Y he aprendido que:
a) Se puede publicar un libro con estética renovadora y un contenido satírico a la altura.
b) que hacer chistes es más difíciles que hacer tragedias. Pero no lo dice él, simplemente lo recuerda.
c) Se puede hacer crítica política, inteligible, inteligente y sin recurrir a los tics que han hecho famosete a Michael Moore, al que en cuestión de escribir essays sobre la situación del país Vonnegut le da una lección en dos chistes.
d) Qué echamos cada día más de menos a Mark Twain , justo ahora que más le necesitamos. Como Mailer en América, Vonnegut sabe que Twain fue uno de los pioneros y uno de los profetas, y eso no es fácil.
e) Que toda obra de arte es producto de la lucha del artista contra sus propias limitaciones
F) Que lo que hace grande a Hamlet es que nunca sabemos cuales son las buenas noticias y cuales son las malas noticias.
I) Que cuando una pareja de hoy discute lo que se tratan de decir es ¡”No eres gente suficiente”!
J) “Que las novelas que obvian la tecnología falsean tan gravemente la vida como lo hacían los victorianos al obviar el sexo”

Y Z) (Y MÁS) “Hemos venido al mundo para hacer el ganso que nadie les convenza de lo contrario”

Un guateque delicioso de 167 páginas que lamentablemente terminan. Imprescindible, sí.

Plus.: Trailer de Hot Fuzz (cortesias) / Beatles Hindúes / Crank = John Tones + Borja Crespo / Pussey / Al habla con Howard Chaykin / Art School Confidential: crítica de Javier Angulo /

domingo, octubre 15, 2006

POSMODERNA PROPAGANDA

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Una maravilla esta pieza.

¡Ah! Si… les pongo en situación:
El partido (o coalición) CiU ha distribuido hoy con todos los diarios el dvd Confidencial Cat un documento de fines propagandísticos, creo que exclusivamente por estos lares, ya que se debe a las elecciones autonómicas catalanas.


Bien, una vez puestos en situación aquí sólo voy a tratar una especie de visión pop del asunto. Los muchachotes de CiU pueden estar contentos: han abierto en la tradición audiovisual (marchita por lo que sé) del propagandismo español una línea posmoderna. Estancado en los eminentes NO-DOS los chicos de CiU van más allá de
este spot de David “ZAZ” Zucker para los republicanos.

De hecho hay que ver esto como un mito de la cultura popular, en el subapartado propagandas: es el primer documental que desprecia con una naturalidad encomiable la estructura de noticiario real del NO-DO y demás o la contundencia de los vídeos de la FAES para pasar a la autoconsciencia. Con banda sonora llena de tics y reminiscencias cinéfilas (Y cinéfagas) para el espectador incluidas.

El narrador, como Harry Lockhart en Kiss Kiss Bang Bang, rebobina la narración (espera un momento) y pasa a uno de los capítulos más certeros: El último tango en Perpinyán (que se refiere a la reunión de Carod y ETA). La elección del título vuelve a ser desternillante.: asociar terrorismo con un censurado film de temática sexual es estar a la altura por parte de una coalición marcademente católica. Y aquí la primera aparición de ETA larga (antes la vemos en el rewind señalado ahí arirba) es magnífica: hay música brumosa y el tipo declarando. Esto es cosa seria. Son los malos. Esa música suena con Zapatero, y su mitín me lleva a recordar a Palpatine. ¿Habrán malévolos psicoanalistas tras esta jugarreta?

Podríamos hablar de propaganda noir: no sólo del film de Black bebe también asume clásicos mafioseriles, El precio del poder se dice. También sorprende su escaso sentido de la coherencia: llamar gran perdedor a Maragall (42 escaños) frente a Artur Mas (46) es de un descaro apabullante pero la película recalca en ello y muestra a Mas comprometido por esas campañas que tanto dinero cuestan.

Juan Varela ya ha avisado que es un noir: el blanco y negro no es casual y al combinar en su narración los tráilers de ahora (traición, poder, perdedores) pero también se acuerda de Hemingway (Querer y no poder se titula uno de los capítulos), de la conspiranoia en su acepción más clásica (Todos los hombres del presidente), o de la perversidad pícara al hacer referencia a aquél film sobre Hitler (Capítulo 11: El Hundimiento) pasando por el thriller (Una sombra en la oscuridad) de carácter metafísico al drama moral cristiano (El agujero de la vergüenza). Ojo al último capítulo: es decepcionante que termine todo este coctel acelerado de sentido del humor inconsciente y desvergonzado con un mesianismo redentor (La esperanza). Falta por ahí un par de referencias que yo hubiese añadido encantado: El arco iris de la suciedad o mejor El halcón cordobés (hubiese sido impresionante).

Adopta también grandes rasgos de Urgencias para hablar del drama humano del Carmelo (CiU estaba allí). Y tras un sonido de violines se introducen varias claves del asunto que pueden desmontar el artefacto a nivel de coherencia y someterlo a una fácil parodia: Jordi Pujol habla de un gobernante con autoridad política y moral. ¡Moral! Los reyes católicos también eran autoridades morales. En todo caso disfruten del grado de delirio de esta suma pop de la propaganda, ha marcado un hito en su cantidad de referencias y perversidades varias. No falta pues la música de violines a la Lista de Schindler para redondearlo todo.
Pueden ver todo el documental por capítulos en You Tube, el apartado de los convergentes.
Mi visión política del asunto.

AB: Asociación de ofendidos: mi futura ONG.

ILUSIONES VARIAS

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The Illusionist es eso que los cinéfilos suelen llamar un film de buena factura y destacables interpretaciones. O lo que es lo mismo: breves instantes cautivadores en su atmósfera (debido sobretodo a la presencia de magos en su trama y de alguna escena realmente sugestiva) pero desinterés generalizado debido a una historia de amor bluff y una trama policíaca que tiene un giro inesperado bastante típico por otra parte. Lo de las destacables interpretaciones viene a ser lo cierto del asunto: los actores brillan encima de sus personajes, con facilidad y mérito.

Peor es The Wicker Man: Neil LaBute suponemos que censurado en el montaje, o realizando un duro enfrentamiento con los que admiraron sus otras cintas que analizaban con mucho tino y acidez las actitudes humanas realiza un remake de los setenta mucho más suave. Ni ápice de aquella perversidad y enfermiza atmósfera. Sólo queda Nicolas Cage y una alarmante sensación de que este no puede ser el mismo LaBute de Amigos y vecinos.

Pero si tienen que ver algo ya cuando se estreno es el testamento cinematográfico de Joaquin Jordà: Más allá del espejo es uno de los documentales más arriesgados que van a ver en este país sobre las personas que no perciben la realidad como nosotros.


Plus.: Black Girl/ White Girl de Joyce Carol Oates / Moral disorder Stories de Margaret Atwood /Sincrónicas de Sitges: Borat + Children of the Men / Palmarés Sitges.

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Ilusión del día. Me cuenta Portnoy que Seix Barral va a publicar no sólo La Contravida sino también El lamento de Portnoy, The Facts y Goodbye Columbus (¡si!). Para ir abriendo boca a tamaño notición en DeBolsillo están editando todo Saul Bellow a precios excepcionales. Y también mi última adquisición: los Cuentos Completos de Flannery O'Connor.

viernes, octubre 13, 2006

GENERACIÓN QUEMADA (IV): COLLECTED STORIES

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¡SE HABLAR! – George Saunders.
De Saunders no debería sorprendernos a estas alturas leer un ejemplar relato satírico. El suyo es el mejor sobre publicidad no me atrevería a asegurarlo sólo porqué fuese el primero en un tema que se reitera una y otra vez a lo largo del libro. Un impecable e implacable divertimento, Saunders debe seguir ahí siempre.


HABRÍA QUE DARLE UN NOMBRE – Matthew Klam.
No voy a ser yo quién dude de la genialidad de este relato y de su crítica y de su fuerza narrativa. Es espléndida la voz escogida y muy rítmcia. Pero no sé, de ahí a hablar de John Updike… me tomo la licencia de la duda distante. Eso sí otro relato que confirma la maestría de la antología. Un acierto indudable.

CISTERNAS – Judy Budnitz.
Entrando de lleno en los relatos que provienen de la Cheever High School of the Great Storytellers (no existe pero no suena tan mal) Judy Budnitz con esa maravillosa sensibilidad femenina (no digan tan pronto Lorrie Moore, digan mejor Ann Beattie) una cuentista espléndida y una de las historias más emocionantes del libro a través del relato de una visita de una hija a sus padres y la reticencia de la madre a ir al médico. Impresionante.

TEST DE COMPRENSIÓN – Myla Goldberg.
Estructuralmente funciona muy bien como parodia de los célebres tests norteamericanos: logra una narración más intelgiente que satírica como apunta. Goldberg apunta alto porqué consigue transmitir unas situaciones francamente buenas, veremos si promete esta nueva narradora judeoamericana. Por esta historia la colocaríamos junto a Judy Budnitz en las alturas.

MULTIPROPIEDAD – Jeffrey Eugenides.
Eugenides es ese hombre que escribió esa novela. Y este cuento les asegura que no defrauda: traslada a Florida la fuerza de los grandes cuentos de Cheever para narrar una conmovedora historia de perdedores que fundan un motel. Una melancólica y genial narración que, de verdad, les emocionara mucho. Eugenides sigues siendo envidiado

ENCARNACIÓN DE UNA GENERACIÓN QUEMADA - David Foster Wallace.
Siguiendo los pasos posmodernos David Foster Wallace es de ellos la cabeza más lista y visible, y la que verdaderamente nos alucina. Sus vanguardistas relatos desprenden grandes dosis de inteligencia. Esta impactante historia resume lo mejor de esta antología y es de lo mejorcito que he leído. Podría ser el mejor relato de la antología…

FAITH O CONSEJOS A UNA JOVEN QUE QUIERE TENER ÉXITO – Amanda Davis.
Al leer que Davis ha fallecido uno lo siente, al terminar el relato uno se lamenta más. Porqué bajo una excusa estructural se esconde una impresionante historia de una niña gorda. Amanda Davis es una de esas grandes narradoras abruptamente interrumpidas por la muerte. Una pieza maestra.

CARTAS DE STEVEN, UN PERRO, A MAGNATES DE LA INDUSTRIA – Dave Eggers.
Hubo un tiempo en que querían ser Hemingway, después quisieron ser Kerouac, y ahora (muchas estrellas del rock después) vuelven a querer ser otro escritor. Leo que los chicos quieren ser Eggers. Por fortuna Eggers, esa estrella emprendedora, es además un ingeniosísimo narrador. A medio camino entre Groucho Marx y su característica pirueta estructural no novedosa pero que mola (lo siento de nuevo Benjamin Kunkel) nos cose una muy conseguida historia. Esta seria la más representativa, que no la mejor.

ODONTOFILIA – Julia Slavin.
Un relato que recuerda mucho a El Pecho de Philip Roth: una kafkiana situación (esta vez a una mujer le empiezan a salir dientes por todo el cuerpo) y la sexualidad como otro de los temas vitales. Al final Slavin en una jugarreta talentuda resulta que nos engaña pero no para frustrarnos, sino para hablarnos del recuerdo y la melancolía.

UNA VERDADERA MUÑECA – A.M. Homes.
Diversión, acidez, y algunas dudas morales. Este relato de Homes es valiente como pocos y narra la peculiar relación que tiene un teen con la muñeca barbie de su hermana. Una gozada.

SUEÑO – Shelley Jackson.
A partir de aquí entramos en una bvreve fase del libro en la que la calidad disminuye considerablemente y tenemos la molesta sensación de que las estrellas de verdad y los nuevos descubrimientos ya han pasado. Shelley Jackson es otro caso de norteamericana que leyó a Cortázar y descubrió el mundo. Su relato lo mejor que se puede decir es que termina pronto. Bien.

EL PRIMER HOMBRE – Stacey Ritcher.
Intermitencia de talento: hay futuro en Ritcher pero antes debe manejar con más soltura ciertos resortes narrativos que se antojan típicos (en la composición y exposición de lo que ocurre se huele mucho déja vu). Sin embargo es un cuento logradísimo en su conjunto.

EL PROTAGONISTA – Aimee Bender.
Un chico que tiene dedos como llaves y que abren puertas, otra kafkiana situación, para un relato que en general deja indiferente pero tiene un final de esos emocionantes. Es hábil en el terreno emocional para el lector pero no destaca en demasía más que por esos instantes.

LOS CENTROS COMERCIALES INVISIBLES – Ken Kalfus.
Reformulando a Italo Calvino pero con la consabida jugarreta de crítica a ese shangri la norteamericano como es el centro comercial, Kalfus compone una historia graciosa pero no muy afortunada. Pesa sobre él la sombra de Calvino y en cierta manera la evidencia de su relato amparado en una estructura que no parece tan efectiva, y un mensaje que ya no es tan vitriólico.

LA RANA DE LAS NIEVES – Arthur Bradford.
Empieza muy bien, con una sequedad narrativa propia de un relato de Carver (con ese marco de outsiders aislados y anónimos) pero termina muy mal, cayendo en un realismo mágico simbolista que se atraganta. Así como Jackson descubrió a Cortázar, Bradford parece decir hola a GGM de una forma muy tópica para el lector de aquí.

VIDEOAPARTAMENTO – Jonathan Lethem.
Junto con el siguiente forman el verdadero clímax final de la antología: Lethem es un heredero muy sabio de las historias dickianas pero busca ir más allá. Su relato detectivesco en clave de sci-fi es fascinante de principio a fin y es una de las joyitas maestras que tiene el libro (y lo bueno que tienen es que resultan impresionantes).

EL BRAZO MALO – Sam Lipsyte.
Y dios bendiga a Sam Lipsyte.: tras salir de la fantasía lethemiana nos sumergimos en el peculiar viaje de Lipsyte con una brillante construcción de personajes y un epicentro (un brazo lleno de todo tipo de males, desde picadas de mosquito hasta quemaduras) para llegar a uno de esos finales en estado de gracia (y sin necesidades chejovianas forzadas).

CIRCULACIÓN – Rick Moody.
Entramos en el desagradable final que pueden aguar la boutade de Lethem y Lispyte para el buen lector. Una vez Rodrigo Fresán dijo que Rick Moody era John Updike por aquello de que algún día escribió esa gran novela que es La tormenta de hielo (que sigue la ruta Parejas) , no obstante ello no justifica tamaño insulto a la obra de Updike. Moody, cada día lo parece más, es un tipo que tuvo suerte: este es el peor relato con diferencia y la palabra nefasto se queda corta. ¿Cree Moody que es muy ingenioso? Espero que él tenga convicción.

MANUAL PARA PUNTUAR LAS ENFERMEDADES DEL CORAZÓN – Jonathan Safran Foer.
:O Soy Jonathan Safran Foer.
…… Viva Israel ….. (Franklin --- ;P )
Nicole Krauss (K)
:( No vuelvas a escribir tomarnos el pelo Safran :(
:( : Este es el símbolo de un lector cansado de la gente que es muy original y sensible por vocación no por valía. Y de "si quitas los símbolos queda un vacío" .

TEEN NOIR

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Les aviso: Brick puede aborrecerles (o quizá parecerles un pasatiempo más) o puede parecerles deliciosa. Pero la película de Rian Johnson no es perfecta: adolece de las taras de la peor acepción del término indie (ese toque) y a veces queremos más sentido del humor incorporado. Sin embargo eso no sobrecarga la película, al menos para mí. En el fondo propone una jugada noir cómplice similar a la de Kiss Kiss Bang Bang pero lo que en Shane Black era una relectura juguetona, autoirónica y posmoderna aquí es una actualización de ambientación gris con el ojo puesto en el homo teen melancólico post-Donnie Darko.

Yo tengo una teoría (¡si, una teoría!): ninguna adaptación de Cosecha Roja es mala por pura definición. Dashiell Hammet concibió tal obra maestra que su universalidad se ramifica y cualquier adaptación muta en un mínimo y estupendo divertimento. Yojimbo ; Por un puñado de dólares ; Muerte entre las flores ; El último hombre y esta misma Brick son ejemplos de cómo Hammet fue el puto amo al concebir el noir como una atmosfera perfecta para hacer un retrato y una narración que siguen perdurando e inspirando obras, y más que vendrán. Esta teoría conmigo funciona siempre, ustedes verán.

La originalidad más llamativa de la película es trasladar el noir al instituto hasta las últimas consecuencias siguiendo el claro esquema de Hammet, aunque el punto de partida es más chandleriano podría decirse (o más sui generis que específicamente hammetiano): al antihéroe en cuestión ve como su novia desaparece y debe ejercer de detective inmiscuyéndose en toda una espiral de violencia, femmes fatales, y bandas mafiosas.

Ya lo señaló absence y eso es lo que más me ha gustado: que los lugares más turbios sean ahora los institutos me parece un acierto descomunal. La complicidad es aviso vital para el espectador (si hubiese tenido un mal día y poca predisposición posiblemente la hubiese despotricado, no era el caso): pero es imposible resistirse a Gordon-Levitt bordando su papel o a esa impresionante mujerzuela que hace de femme fatales.

Que quizá a muchos no les convenza es un dato y yo ya aviso: pero a mi me ha parecido una graciosísima propuesta.


Les dejo con la novella (pdf) de Johnson que germinó la película.
Y aquí la BSO: un tanto indie (en la peor acepción) pero con varios temas a tener en cuenta (The Tale; Laura's Theme; The Pin's Lair) en los que Nathan Johnson y su Crematic Underground demuestran tener muy buen oído para captar algunas de las virtudes por las que amamos el cool de los años 50.

jueves, octubre 12, 2006

YA HAN FALLADO EL NOBEL

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Bueno, Orhan Pamuk ha ganado el Nobel, y aunque me parece un relativamente correcto ( ei interesante) novelista aunque particularmente no me entusiasma demasiado. Es famoso por mostrar sensibilidad en el genocidio armenio y Turquía, punto de mira de la UE en nuestra vida política, el país del que procede ha determinado mucho esta decisión. Parece no , es obvio. Se nota no porqué Pamuk sea el peor de los candidatos sino porqué es bastante joven para recibirlo y porqué es indudable que la literatura ha dado en los últimos años obras de una importancia mucho mayor, y también es indudable que le echaré una ojeada a otras obras de Pamuk.

Otro año más lo políticamente correcto triunfa sobre la verdadera calidad literaria: poco importa que haya candidatos mejores que Pamuk como Vargas Llosa, o los norteamericanos tan geniales como Philip Roth (el número uno) seguido por gente como Thomas Pynchon, Don DeLillo o Bob Dylan. Ustedes dirán.

Da igual: el emporio yanki (o sea su gobierno) es ahora lo criticado y el nobel de la concordia (o de la literatura) empieza a sumar nombres a sus impresionantes descuidos, desde Josep Pla hasta Jorge Luis Borges (pasando por Vladimir Nabokov o Graham Greene).

Bueno a lo mejor el año que viene premian a un poeta nacionalizado mongol o a un tailandés cuya obra transcurre en Burkina Faso: el Nobel de la literatura es una decepción tras otra y de carácter prestigioso.

GENERACIÓN QUEMADA (III): A FAVOR DE A.M. HOMES

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El síndrome Chéjov (que renueva look visual) es uno de los blogs más certeros de short stories que pueden visitar. Miguel Ángel Muñoz, uno de mis admirados prosistas en esto de las bitácoras, regala en cambio una excelente oportunidad de ver motivos de pretenciosidad en una autora que en dos de sus historias. Las que he leído son, por una parte Una verdadera muñeca incluida en el citado libro de Siruela y por otra Geórgica, y ambas forman parte de su último libro de relatos hasta el momento: Cosas que debes saber.

Les explicaré los motivos por los que me ha parecido excelente. Creo que en su crítica Muñoz cita a dos maravillosos libros (el de Updike lo he conseguido estos días gracias a su citación) que nada tienen que ver con AM Homes a excepción de su norteamericanidad o tema coincidente, y eso es un problema: las comparaciones en este caso políticas no establecen ningún nexo, más aún cuando no hay ninguna tradición estilística similar de Moore con Homes. Sin embargo no creo que Homes pretenda ser una nueva Lorrie Moore o entroncar con la sensibilidad de Updike.

Me parece más cercana a Todd Solodz y quizá siga una tradición de autoras norteamericanas (se puede pensar en Dorothy Parker) En
esta entrevista la autora aclara muy bien su postura:
El objetivo de la literatura seria […] es reflejar la cultura en la que vivimos.”

La autora además admite (en esta entrevista realizada justo cuando preparaba este libro que se publicó en el 2003) que estaba muy interesada leyendo a maestros como John Cheever. Estos dos relatos, son Cheever en clave cafre o actualizada: ahora la poética de Cheever se encuentra en los patéticos cuentos de Homes una evolución muy peculiar. Homes, como Solondz again, trata muchos temas incómodos de una forma incómoda. ¿Qué ocurre cuando en sus cuentos decide dar una impresión de humor sobre temas tabús? Que se la acusa de provocadora, que se la censura y demás. Creo que esa es la idea: no quedarse en la provocación sino trasladar la incomodidad de lo políticamente correcto de los tiempos que vivimos a los lectores.

Así AM Homes no necesita ser Lorrie Moore ni John Updike ni Adam Haslett ni Carson McCullers ni otra más: es preferible que siga con su estilo, y que por supuesto no los va a superar (no creo ni espero yo que sea su objetivo: en todo caso en sus historias no se percibe ninguna intención de llegar a ser una obra maestra), pero ¡ni falta que hace! Si su concepción literaria como Solondz es la de generar preguntas morales, creo que en ambos cuentos lo consigue. Si incorporar un peculiar y ácido sentido del humor es políticamente incorrecto lo suscribo: así es capaz de dar una inesperada humanidad a las situaciones más trágicas. Ello no significa que debamos rechazar otros planteamientos, otras visiones distintas.

La de Homes es una voz muy interesante y que supera más allá la provocación para llegar a sus objetivos: el retrato de una incomodidad latente y de una sociedad en la que todo el mundo oculta algo tras los marcos felices.
Una verdadera muñeca - AM Homes (cuento completo).

Ahora les toca a ustedes elucubrar sobre tan interesante autora: ya lo han visto no deja indiferente a nadie.
Tubo del día (y de la semana, y del mes a este paso).:
Tráiler de Grind House: de qué hablamos cuando hablamos de exploitation.

martes, octubre 10, 2006

GENERACIÓN QUEMADA (II): TRES AUSENCIAS

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No me valen muchas de las coartadas, como la supuesta arbitrariedad que supone que la antología Generación quemada sea editada (y preparada) por Marco Cassini y Martina Testa, popes de la editorial romana mínimum fax. Hay que destacar una cosa: los que están incluidos (casi) todos en general valen la pena y parecen haber captado gran parte de la nueva narrativa. Sin embargo hay tres ausencias sobre las que me gustaría reflexionar y que considero bastante graves. Por lo demás estamos ante un trabajo modélico de selección (aunque tampoco esté Chuck Palahniuk que es el portavoz y más emblemático de estos narradores).

La primera y podría decirse más importante es Lorrie Moore. Es importante porqué es una de las nuevas voces más justamente alabadas de los últimos años: You’re ugly too es una historia sensacional y estos días estoy leyendo algunos cuentos de Autoayuda, por lo que podrían haber usado las modernas e irónicas estructuras de autoayuda teniendo en cuenta el tema del libro (muerte y publicidad). Lorrie Moore nació en 1957 sólo un año antes que George Saunders (que sí se incluye).

La segunda es Ethan Canin (1960), excelente narrador, sino lo han leído aventúrense con El Ladrón de Palacio: regresa a los terrenos más clásicos, desde Cheever hasta Fitzgerald, las suyas son bellas y muy sabias narraciones.

Por último Adam Haslett (1970) del que ya he leído dos historias de su libro Aquí no eres un extraño: impresionantes ambas. Sin duda alguna es excelente leer a un autor que de un tratamiento del dolor tan extraordinario y veraz, tan verosímil.

Entonces desconfío en un momento. ¿Por qué Cassini y Testa han ignorado a estos tres y muy importantes autores? ¿No será porqué en el fondo no siguen esa línea posmoderna y vanguardista que abunda en la antología a excepción de algunos par de relatos (Budnitz, Eugenides entre ellos)? Espero que no. Espero que todo sea especular por especular pero todo parece indicar que se han dejado llevar por la fiebre McSweeney’s y lo digo como un lector que ha disfrutado de la enorme e indudable genialidad que destila Cartas de Steven, un perro, a magnates de la industria. Me refiero a los editores de la antología, no a Eggers ni a su revista, sino a esa tendencia del libro, a ratos, a parecerse mucho a Lo mejor de McSweeney’s con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva.


Plus.: Fantasmas (I y II) / La grandeza de las pequeñas cosas / Sincrónicas de Sitges (X, XI ,XII y XIII) / Heat: la poesía de la violencia.

lunes, octubre 09, 2006

GENERACIÓN QUEMADA (I): EN CONTRA DE JONATHAN SAFRAN FOER

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El último exponente de la joven narrativa norteamericana está en el recopilatorio de cuentos Generación Quemada. Es una incorrección estílistica y temporal bastante reseñable, pero perdonable en la cuenta de que Jeffrey Eugenides fue el maestro de este chico (y amigo, claro) y Joyce Carol Oates también.

Jonathan Safran Foer es en esencia lo peor que le puede pasar a la narrativa norteamericana. Me explico: él no es lo peor (término absolutamente aberrante) sino simplemente es una manifestación de una variante artificiosa de la narrativa (nueva) de los USA que nada tiene que ver ni con la maravillosa sensibilidad de Eugenides ni con los otros (Foster Wallace, Lethem & Co.)

Junto a su chica Nicole Krauss ( La historia del amor va por esos senderos con un joven niño que sueña con ir a Israel.... tampoco lo he podido terminar) Jonathan Safran Foer es en cierta medida un Paul Auster pero en versión juvenil. No es que sea un gran escritor, es peor, es un escritor de calité. Los halagos a sus obras son inexplicables: al menos Auster construyó un par de libros realmente notables, Safran Foer en sus dos tempranos debuts se conforma narrar con pura estética experimental nuevas aventuras. La mezcla de lo visual heredada de Chris Ware no está aprovechada: esto va en contra de Safran Foer y su narrativa artificiosa, insoportable, azucurada, no en contra a la condición de que experimente. Y es que si nos ponemos en ese plan, no, Safran Foer nunca va a ser Dave Eggers.

Ha sido llamado varias cosas (el nuevo Philip Roth) pero lo que más me ha gustado es lo que en su lugar natal le llamen intellectual best seller. Y es una definición ajustada y certera como pocas, no sólo en sentido literal sino que Safran Foer es la opción complaciente a todos aquellos que busquen una voz joven, fresca, poética y con talento. En realidad nimiedad y mediocridad pero al servicio de maravillar al público con una indigesta sucesión de sensibilidad.

Y aviso, vale, no he podido terminar ninguno de sus dos libros (Todo está iluminado ; Tan fuerte, tan cerca) durante estos días. Son dos fiascos enormes, destacando el segundo donde el lector se expone a un salingeriasmo despediado (una parodia obvia involuntaria casi podríamos decir, nada tiene que ver este Oskar con el gran Caulfield) : el niño no como ente sensible sino como objeto odiable debido a su sensibilidad tan ultratópica elevada al máximo.

Manual para puntuar las enfermedades del corazón, el relato incluido en la antología de Siruela, sigue ese camino tan similar: mucha experimentación visual y poética de adorno para en realidad tener una altura moral o emocional muy similar a la de un telefilm sólo que agarrando con cierta gracia en el relato (que se beneficia de su corta duración) de estar levemente hábil.
El hermano de Foer, Franklin, dirige The New Republic una revista sionista (despiadademente sionista, lo que explica muchas cosas de su segunda novela) y nos hacen pensar que no necesariamente la juventud tiene que ser sana y prometedora, en este caso el judeoamericano oblida de una forma alarmante dejar de mirarse al ombligo. Este fenómeno literario (esperemos que limitado) esperemos que no ofusque el evidente talento y no nos dejemos llevar por este inteligente plato precocinado disfrazado de cosa arriesgada y diferente de una forma harto obvia y harto irritante.

domingo, octubre 08, 2006

UNA MIRADA A DICK

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¿Es la última película de Richard Linklater una digna adaptación del fascinante universo de Philip K. Dick (mesías profético y escritor)? Sí. ¿Es superior a esos dos desastres, por distintos motivos, que fueron Paycheck y Minority Report? No les quepa la menor duda.
Richard Linklater traslada su fascinante estética onírica de animación rotoscópica a Philip K. Dick, y es lo mejor ques e puede hacer para adaptar un trabajo así: un look fascinante que no nos deja entrever la realidad o quizá si, una realidad llena de minúsculas irrealidades, tal y como la perciben los personajes de la película.


¿Qué ocurre pues con la extraordinaria y valiente propuesta de Linklater? Que viene lastrada por la obviedad, gran vicio del cine americano de ser un poquito más moralista de lo que toca, un poco más machacón de la cuenta, lo que, sí, cansa mucho. En el impresionante inicio prevalece la esencia de la película: pura paranoia dickiana, descomposición logradísima y nunca llevada hasta estas consecuencias en el cine. Si continúan adaptando bajo esta lsdiana técnica de animación van a conseguir por fin un espejo fiel por distorsionado de la verdadera esencia de Dick. Impresionantes rotos-Rory Cochrane y Robert Downey Jr. (Keanu Reeves se consolida como el héroe de la paranoid movie).

Muy, muy, muy recomendable si se le quita el moralismo impertinente (demasiado imperativo e imperante, si se me permite la redudancia, pero es que el film es así a ratos).

Plus.: Crónicas de Jordi Costa.

sábado, octubre 07, 2006

DOG DAY AFTERNOON: LA LENTE LUMET

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-¿A qué país quieres ir?

-A Wyoming.

-Sal, Wyoming no es un país.

Sidney Lumet inicia en los setenta una particular reinterpretación del neo noir cuando reviste completamente todo el cine no con arquetipos ni tan siquiera con novelas, sino con historias reales y a partir de aquí erige un discurso en el que siempre sitúa a un héroe enfrentado al sistema corrupto al que denuncia con bastante tino. A diferencia de la aventura del vengador contra el sistema entroncada en el sistema protofascista al uso, Lumet se permite muchas reflexiones partiendo del escepticismo y de la realidad: en su cine no caben soflamas ideológicas de baratillo.Otro dato agradecido de Lumet es que conoce muy bien Nueva York y se convierte, sobretodo en los setenta, en un cronista de ésta con su trilogía. Ésta podría completarse con Serpico y El Príncipe de la Ciudad (el fin de una etapa).

Tarde de perros se ha convertido en todo un clásico por la brillante forma en que está rodada: pero sería injusto resaltar la valía de una cinta porque sea un referente indispensable de todo el mainstream posterior sino por su verdaderos méritos, que no son otros que conservar frescura y mucha maestría tras el paso de los años (se da el caso). En su puesta en escena documental ayudan muchísimo las interpretaciones (magnífico Al Pacino, en la fase en que sus personajes tenían matices) y una sabia atmósfera llena de sudores, que nos lleva hasta los calurosos veranos neoyorquinos de los setenta, con sus heat waves y sus pequeños movimientos sociales. La condición de documental no implica una necesaria gravedad en la puesta en escena, sino más bien una fluctuación de humor y drama bastante convincente unida a la vaga forma de thriller bajo la cual Lumet traza la narrativa del grueso de su filmografía a partir de ese momento (olvidemos su espléndido debut).

Los aciertos de la cinta de Lumet son, primero, narrar la cinta completamente bajo el punto de vista de Sonny (Pacino). En realidad no sabemos nada (ni importa) de los demás, solo estamos con Sonny cuando entra a atracar el banco. El motivo (pagarle una operación de cambio de sexo a su novio) no se convierte en un fácil motivo de escándalo de la época, quizá durante su estreno pero vista hoy Lumet no pone la lupa en reivindicar lo gay de Sonny (un personaje dual en cuanto amores: dice amar tanto a su novio como a su esposa) sino en su carácter de pequeña rebelión a través de retazos del personajes, que (otro acierto de Lumet) conoces al tiempo que los demás. En cierto sentido aunque la óptica narrativa sea siempre la de Sonny, Lumet con su estética y espíritu documental pretende darle al público una sensación testimonial (que confirma la maravilla de manipulación que es en todo momento cualquier obra, pese a estéticas). En la escena final, con la traición de los policías y la innecesaria muerte de Sal, asistimos al desencanto del héroe: a él nadie vendrá a abrazarlo como a sus rehenes. Nuevamente Lumet se muestra conciso y no procura esquivar este hecho: le pese a quien le pese, el atracador es detenido y frenado y observa el inevitable choque con la realidad, desleal de nuevo. La ética de Sonny es sencilla: lealtad. Los resultados serán cuanto menos fracasos ante esta exigencia.

En Inside Man Spike Lee homenajea en varias ocasiones la estética e intenciones del film casi a modo de remake creativo. Donde Lee entra de trapo en otros temas de hoy con sus subtramas, no evita sin embargo lanzar obvios guiños (las conversas al pie de la puerta, la entrada del negociador) hasta conscientes versiones (los rehenes en la cámara acorazada; el repartimiento de pizzas). La anología de Lee/Lumet se hace más obvia la comprobar que en ambas el atracador no es más que una suerte de justiciero desbocado. Sin embargo Lee introduce un sustancial cambio respecto a la crónica de Lumet: el cambio es lógico, la de Spike Lee no parte de un hecho verídico y no se compromete demasiado con la verosimilitud.

viernes, octubre 06, 2006

UN AÑO MÁS, SITGES

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¡Ávidos lectores! ¡Hoy empieza el festival de cine fantástico de Sitges! (oh, si)
El pasado año ya fuí a Sitges! Aunque la visita fue más bien de carácter anecdótico (vi sólo una excelente cinta gangsteril, Election, de Johnnie To y la adaptación videojueguera de Final Fantasy con toda la galería de personajes de los videojuegos)


Este año el homenajeado es David Lynch del que además de una retrospectiva bastante orgásmica (Blue Velvet, Eraserhead, Lost Higway, Fire walk with me y Wild at heart) se proyectará Inland Empire. Esta última lamento decir no sé si la podré ver, y me lamento por ello. En el aire quedan Brick de Rian Johnson y el laberinto del fauno de Guillermo del Toro.

¡Promesas electorales! A scanner darkly ; Tideland ; The Wicker Man ; The Illusionist.

¿Contentos? Venga va, no me sean. Ah, querídismo Richard Kelly que estás en los cielos, si hubieses traído la película a Sitges, hubieses tenido el ying y el yang de los festivales de cine.

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Y ahora les consulto a ustedes (al hilo del post de abajo). ¿Cuál es el mejor cuentista norteamericano joven (no necesariamente de la next generation), y el veterano (o ambos) que prefieren (más o menos en activo)?
AB.: Un librero.

WHERE THEY CALLING FROM

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Leo bastante entusiasta la novelita corta / relato largo, La sala número seis, que escribió Chéjov dentro de sus Narraciones (la misma edición de la foto). Es un trabajo maravilloso que pone de relieve la verdadera importancia de un autor que parece a estas alturas ya no una base determinante sino una pequeña biblia de la que va saliendo un pequeño todo que se expande y se contrae en cuanto a los autores posteriores.

También ando leyendo la Generación Quemada. Y ya les hablaré con más detenimiento en breve de cada relato. El libro tiene una apariencia general muy agradable: como cualquier buena antología se devora con bastante entusiasmo, sin que ello signifique que los cuentos sean definitorios (pero hay joyas).

Estos días he podido adquirir varios libritos de cuentos a mi disposición.: El ladrón de palacio de Ethan Canin, La mujer del bombero de Richard Bausch, Sam el gato y otros relatos de Matthew Klam, Lo que queda por vivir de John Updike y Viaje de hinvierno de Charles Baxter. A eso le sumamos las dos "compras estrella": Pájaros de América de Lorrie Moore y Aquí no eres un extraño de Adam Haslett.

Y ahora les consulto a ustedes. Con cojones. ¿Cuál es el mejor cuentista norteamericano joven, y el consolidado (o ambos) que prefieren (vivo, a poder ser)? ¿Hay vida después de Cheever, Carver, y papá Hemingway (y tito Bellow, y tita Paley y la prima O'Connor)?

Plus.: Si se registran (es gratis y rápido) en yousendit descarguen esto. Se trata de papá Carver (¡again!) leyendo Where I'm Calling from. Una delicia. (gracias Mauricio) / How in the name of Anton Pavlovich Chekhov did I get myself into this mess?.
AB.: Imaginen.