sábado, agosto 08, 2009

Un tipo, mimético, de magia


Susanna Clarke, 'Jonathan Strange y el sr. Norrell'.Trad. Ana María de la Fuente. Ed. Quinteto, 2007. 900 páginas.

Terrible. Largos diálogos interminables, referencias cultas dignas de mejor causa como las que hay a Samuel Johnson (pag. 329) y pasa por una España en la que Goya pinta los desastres de la guerra.

Virginia Woolf ha escrito, en un ensayo sensible, que Jane Austen fue una gran novelista en la medida que su tiempo se lo permitió porque las obras maestras eran más simples (Dice lo mismo de Fielding, justo al inicio de su ensayo ‘La narrativa moderna’). En ‘Jane Austen’, Woolf insinuó que Austen podría haber sido predecesora de James y Proust, pero no escogió ser tan, glups, arriesgada.

Hay grandes aciertos, propios de su variante de Historia Alternativa (poco aprovechada, no obstante), Johannittes (p. 621) por los luditas y todo esto tiene que ver con toda la trama del Rey Cuervo: ahí es cuando la novela brilla y parece genuinamente sutil, construyendo toda una historia al margen que, previsiblemente, será el centro de su clímax.

Sin embargo, tiene todos los defectos que parecen asociados a Neil Gaiman, como escribí abajo. Eloy Fernández Porta ha acertado al tomar como uno de temas de su obra, el problema de las jerarqúias o mejor dicho, las nuevas jerarquías. Una de las excusas que algunos ingenuos usan para creer que las fronteras entre Alta y Baja Cultura son ‘escasas’ son novelitas de este tipo, llenas de ‘recados’ hacia la Alta Cultura y que son una muestra terrible de la peor posmodernidad literaria.

Clarke imita miméticamente el estilo descriptivo de Austen, convierte en histriones a los personajes cómicos soñándose dickensiana y, horror, se permite introducir ‘temas’ fácilmente reconocibles para cualquier estudiante con tendencia al romanticismo: ahí está ese Sr. Norrell, fácil antihéroe byroniano (además mencionado en la página 646 de un modo particularmente irritante y tiene un diálogo ya patético en la p. 743 haciendo referencia a lo 'exquisito' de la acción, queda claro porque Gaiman, otro novelista mediocre también con tendencia a los recados hacia la Alta Cultura, es uno de los máximos partidarios de esta novela). No hay el cuestionamiento de la erudición empleado por Borges, o la vuelta a la tradición fabuladora de Calvino, solo mímesis banal e identificable para ‘demostrar’, aunque pocos méritos literarios.

En definitiva, 900 páginas plúmbeas, con sus mejores momentos en los conjuros y un duelo de magos infinitamente más aburrido que el propuesto por Christopher Priest en The Prestige, también con resonancias genealógicas y míticas, o César Aira con El mago, ocupado de narrar la llegada de los magos a un espacio singular.

PD: Y Javier Esteban aporta un nuevo nombre: Robert Kirk, un reverendo inglés célebre por su obra que rastreaba las Tierras de Duendes, otro ignorado por el establishment a la hora de encumbrar a Clarke.

4 comentarios:

Ubeinn dijo...

Probablemente no le va a gustar este comentario.

Aunque comparto la mayoría de sus ideas sobre la novela (el destacar la trama faérica sobre la mundana, la mímesis buscada por la autora, y muchos otros puntos, no estoy aquí discutiendo la calidad de esas valoraciones), me parece preocupante y de un hubris colosal reafirmarse en el tan cacareado clasismo de la Alta y la Baja Cultura (no lo comparto, y sus réplicas escarniantes sinceramente no me harán cambiar de opinión, aunque como decía ya me las espero), y sobretodo el relegar de un plumazo a la mediocridad más absoluta a Neil Gaiman y Susana Clarke.

No soy especialmente afecto a ninguno de los dos, siempre preferí autores como Harlan Ellison o Michael Moorcock (y si me quiere tachar de mediocre por mis aficiones literarias, adelante, sinceramente me importa un comino) pero una cosa es que a Ud. le parezcan mediocres y otra que lo sean.

Sinceramente me parece fuera de lugar y creo que ni Ud. ni nadie, ni ciertamente yo mismo, tiene autoridad para designar a alguien como mediocre, especialmente a alguien con la carrera de Neil Gaiman o Susanna Clarke. Probablemente las considerará distinciones banales de un género menor, pero no todo el mundo gana premios Locus y Hugo. En fin.

Espero que no haya parecido un comentario demasiado encendido. Reciba un cordial saludo, y siga con sus textos, siempre resultan estimulantes.

El Miope Muñoz dijo...

Si, pero es que la mejor ciencia ficción (Mi amado y adorado Harlan Ellison al frente) tiene IDEAS. De hecho, también hay una literatura de ideas. Mi recado a Gaiman es polémico, lo sé, pero Clarke lo único que hace es:

-Copiar el estilo de Dickens y Austen

-Introducir referencias a la Alta Cultura (Romanticismo Inglés, Pintura, etc.) para justificar la profundidad de su novela.

Pero esas referencias...están ahí para decirle a la crítica literaria ¡mirad! ¡Soy literatura! No las soporto, maxime cuando la narración se pierde en los salones de Austen más por mímesis (léase: hacerse la graciosa) que por necesidad. El mundo de Austen era Así. Su época era así. Es culpable de muchas cosas, pero más no había en su paisaje.

Y eso me pone nervioso. Normal que prefiera a Moorcock y Ellison. Es que son muy buenos escritores. Nada pretenciosos, frecuentemente visionarios y con muy buen dominio de todo lo que hacen.

Un saludaco!

El Miope Muñoz dijo...

Para acabar, querido Ubeinn. Cada argumentación tiene puentes más o menos sólidos, en eso coincidimos. Pero si relego a la mediocridad a Clarke es por no atreverse a ser más breve (hablaríamos de una novela colosal si durara 300 páginas), a eliminar todo el melodrama que copia por admiración a otros autores y a centrarse en lo que importa. No he visto en ningún cuento de Ellison esos problemas. Ni en ninguna de las tronchantes historias del metafísico cachondo Moorcock.

Dicho esto, Alta Cultura y Baja Cultura. El debate es complicado. Pero, para dejarlo claro, voy a citar a Harold Bloom, sacado de una entrevista colgada en el blog de Vicente Luis Mora:

" (...)quién puede saber en este mal momento qué sobrevivirá o no. Un mundo donde J. K. Rowling es considerada una gran escritora no es un mundo en que podría prever un gran futuro para la literatura. Pero déjame llegar a mi punto crucial. Es lo que he enseñado y es sobre lo cual insisto siempre. Sólo importan tres cualidades en una obra literaria: poder cognitivo (que incluye la originalidad, por supuesto); belleza (esplendor estético); y sabiduría. Esas son las tres cualidades. Solamente estas tres cualidades sirven para juzgar la literatura. Homero sobrevive por eso. Cervantes es supremo por eso. Shakespeare es supremo por eso. Goethe es supremo por eso. Whitman es supremo por eso. Whitman tiene sabiduría, Whitman tiene originalidad cognitiva y un esplendor estético extraordinario. Y por lo tanto sobrevivió."

http://salonkritik.net/08-09/2009/03/lo_mejor_de_la_cultura_america.php#more

Dicho esto, no soy una especie de dios omnisciente que aprueba las lecturas de los demás. La cultura es un intercambio de ideas. Cada uno sustenta sus lecturas, sus escrituras y sus ideas en lo que le interesa. Puedo decir que disfruto intercambiándolas contigo, Ubeinn.

:D

Un abrazote y a ver si nos vemos para debatirlo donde dios manda, en un bar.

Ubeinn dijo...

Como siempre, me encanta el comentario, y secundo la moción de debatirlo en un bar. Quizás ahora que se acerca el año académico de nuevo. Brrrr.

Un saludo, a combatir el calor.