sábado, octubre 17, 2009

Niños Muertos


La Huérfana (Orphan, 2009, Jaume Collet-Serra)

Que tras la imagen cándida de los niños se esconden almas cargadas de Mal Puro ya lo sabían Quim Monzó e Ian McEwan, que no solo escribió una novela dedicada a la edad adulta como método (improbable y perverso) de Expiación, sino que también fue el guionista tras El Buen Hijo (1993), dirigida por Joseph Ruben, otro amante de las famílias con asesino dentro tal y como se vio en El Padrastro (1987).

Jaume Collet-Serra ha dirigido La Casa de Cera (2005), excelente slasher modelado tras el artificio y que funcionaba como espectáculo intertextual de grandguignol con una ironía irresistible y ciertas imágenes perdurables. Aquí da muestras de (pretendida) solidez con una primera hora que nos muestra a un matrimonio resquebrajado y al borde del abismo, para el cual enterrar el dolor parece casi imposible. La película no profundiza demasiado y enseguida se convierte en una variante infantil de La mano que mece la cuna, con un suspense interesante hasta llegar al clímax, enésima repetición del psychokiller invencible y que se cierra con un guiño a The Ring 2 (2005), con el personaje de Vera Farmiga diciéndole a la diabólica retoña eso de “No soy tu jodida madre” (la misma frase que usaba la periodista interpretada por Naomi Watts para despedir a la peluda Samara).

La película tiene aciertos propios de Collet-Serra, como ese momento digno de Dario Argento en el que la faceta artística y cándida de la niña protagonista deviene capilla sixtina de la Muerte y la frustración sexual, con el reverso cromático ejerciendo como puente. Pero esto es un momento puntual porque el clímax usa un giro de guión ultraconservador y tranquilizante para que el espectador bienpensante no se asuste ante una niña que sea puro mal y promiscuidad sexual y cae en la inverosimilitud más elemental con el personaje de Peter Sarsgaard cuya miopía ante la actitud de terror y sospecha de su inocente hija pequeña es motivo cuasi cómico.

Como el remake de La última casa a la izquierda (2009), es una película que suaviza sus modelos para la sobremesa familiar y no toma riesgos. Una película similar es Mikey (1992) de Dennis Dimster, que toma el mismo punto de partida (un niño que asesina famílias y continua su tour en adopciones) y no aporta nada al canon de muchachos diabólico, que todavía preside El Otro (1972) de Robert Mulligan y las citadas cintas de Ruben y Hanson, y que, de no ser por su giro final, esta podría haber sido una valiosa aportación.

3 comentarios:

Ryu_gon dijo...

Buena crítica, Alvy! Aunque, como te dije ayer, no comparto eso de que el final sea "ultraconservador". Sin meter spoilers a nadie diré que le quita perversidad a la cinta, pero a mí personalmente ese giro me produjo un escalofrío destacable.

SPOILERS

Además, piensa en el fondo del film: la represión sexual de alguien que es "diferente" como camino hacia la matanza. Presenta una coherencia que, si la niña fuera sólo eso, no tendría mucho sentido dado el lenguaje y actos que lleva a cabo a lo largo de la película.

FIN SPOILERS

Para mí, de lo mejorcito en la materia que ha salido en mucho tiempo.

Saludos!

El Miope Muñoz dijo...

Gracias por el comentario Ryu. Beatriz Martínez, de Miradas de Cine, ha escrito un artículo en el que está de acuerdo contigo: http://www.miradas.net/2009/10/actualidad/la-huerfana.html.

Yo no. Valoro mucho vuestra reacción positiva al film, yo la tengo en la primera hora, pero que el cine de terror pase de momentos inquietantes a ser ‘digerible’ para todos los públicos explica parte de su crisis creativa y también de identidad. De todos modos, prefiero la opción de Niño capaz de encarnar la perversidad (adulta) y candidez, antes que un remedo estético como el que propone la película, en el que uno no termina de entender qué hay que inquietante en no querer dejar de ser una niña y a la vez tener inquietudes sexuales adultas. Es evidente que es una psicopáta, pero todo suena más a remedo y giro de guión para tranquilizar a los que estuvieran escandalizados con la escena de la niña seductora que a hábil construcción psicológica sobre traumas sexuales.
Particularmente, encuentra esta construcción mucho mejor desarrollada y más coherente en películas que si nos sorprenden con su giro, como Vestida para Matar de Brian DePalma o Profondo Rosso de Dario Argento, que al menos acceden a una parte, extraña, de las conductas sexuales, pero no se lo hacen para restar ‘potencia’ a escenas anteriores, sino para añadirles una nueva luz y un nuevo rincón en su descripción de la perversidad. Ahora, que nadie le quite méritos a Collet-Serra que si sigue la senda de su primera película, podría convertirse en un cineasta notable y en un artesano que conoce muy bien todos sus recursos.

Libertariano dijo...

A mí la que me ha gustado es "Infectados" La secuencia con las cristianas es fantástica. Lástima de voz en off final, las imágenes se explicaban por sí mismas.

Es como la anti-Agora: cómo con cuatro dólares montar una adaptación stephenkingeana de La peste de Camus