jueves, octubre 06, 2011

Jobs (1955-2011)



Esta imagen es toda una era. Una mitología geek. El hippie y zen Jobs contra el materialista y evidente Gates (curiosamente, luego uno se hizo famoso por ser un manager implacable y el otro se redimió con obras de caridad). Pero Steve Jobs (1955-2011) fue un inventor y su historia no es el relato de un triunfo dorado sino del aprendizaje de una serie de fracasos, a cada cual más refinado, mejor. Incluso su biografía contiene una melancolía fascinante: En la que fue su década (la pasada, que redefinió absolutamente en toda su tecnología) estuvo luchando contra ese cáncer de páncreas que inspiró ese discurso memorable, ejemplar.

Jobs inventaba. Esto es, hacía de su trabajo en proyecto en marcha, era un visionario, pero también alguien capaz de lograr la simpleza improbable de hacer obvio algo que nadie había deducido en usos y hábitos. El gran triunfo de Jobs, alguien cuyo instinto de mecenas lega Pixar, tiene su evidencia en su biografía, esa tan anunciada y que lleva tiempo escribiendo Walter Isaacson. Un escritor célebre por su trabajo previo en una que dedicó a Einstein.

2 comentarios:

Mycroft dijo...

¿Redimirse con obras de caridad? En eso estoy con Zizek, la caridad es parte del problema capitalista, refuerza, disculpa la injusticia.
Mucha caridad y poco software libre.
Mucha caridad, poco activismo.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Un mundo sin botones. O con un botón mínimo. Un dios (a su manera) precario, rudimentario, pero forzadamente perezoso. Lo del minimalismo es un piropo en estos tiempos de agotamiento logístico.