miércoles, junio 20, 2007

221, House

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Admitámoslo: la segunda temporada de House MD bajó sus expectativas hasta el mínimo Y la tercera, contagiada quizás por el síndrome del melodrama cíclico, ha tenido un cierre bastante penoso, presuntamente emocionante e inesperado.

Sin embargo hay en la tercera detalles que podrían anunciar una season 4 de altura: el holmesianismo ya abiertamente pajero. La inclusión del inspector Tritter está completamente alejada de su excusa argumental y tiene mucho que ver con un sanote homenaje/reciclación apócrifa de Sir Arthur Conan Doyle que acerca House a cuantos queremos.

Dicho así suean tan esperanzador que quizá exagere: para entendernos la compensación (el precio, vaya) que hemos tenido que pagar por el inspector Tritter ha sido quizá duro, y para ejemplo tenemos el capítulo de Juan José Campanella que, intentando romper todos los tópicos habidos y por haber en el misterio, termina siendo algo demasiado parecido a las series de Shonda Rhimes.

Aunque no por ello voy a esquivar lo que me interesa: el personaje de House/Holmes era en su season 1 tan obvio que era imposible no engancharse. La reflexión del médico como moderno detective de una sociedad supra-avanzada es también un concepto atractívismo que entronca con la motivación principal de Sherlock: la demostración del misterio como algo explicable racionalmente. Pero en esta tercera parece que han querido subir el listón hasta cotas nunca imaginadas: Tritter es, para quién no lo haya notad, el inspector Lestrade y lejos de suponer un discurso (más impostado que verdadero) sobre los métodos de House, lo que hace es crearle un pequeño antagonista dentro de sus especialidades. Su desaparición en el capítulo 11 no debería ser definitiva y predigo una movida: en la season 4 encontraremos el reconocimiento a regañadientes de House a Tritter. Y eso es algo que nos interesa más que el doctor contándonos su infancia... que no reviviéndola.

La intertextualidad podría llegar a su zénit si hubiera su Young House MD. La idea no debería ser tan descabellada, si House ha contado que resolvió su primer caso en una base militar. Me temo que la línea que parecen querer seguir una serie tan bipolar como ésta es la del melodrama como sustitutivo de la fórmula.

No obstante en su season 3 se reabre otra vía para curar el agotamiento de la fórmula, demasiado sencilla y propia de Conan Doyle: el high concept en el punto de mira. En muchos sentidos el fracaso del capítulo One Day, One Room es el fracaso de su high concept: todo el capítulo parte de la base de que no hay caso. El problema es que David Shore lo llena otra vez sobre su reflexión divina / humana y el drama de la violación. Sería injusto esquivar lo bien llevado que está el tema de la violación y demás, pero peor sería no ver al episodio como un melodrama insatisfactorio y demasiado pretencioso en su intención de llegar hondo : la historia paralela de Cameron delata una trascendencia muy mal insertada por parte de sus responsables.

Muchísimo mejor es Airbone que reedita y aumenta las posibilidades del Failure to comunication de la temporada anterior: el aeropuerto como infierno dantesco que lo aisla todo. Esta vez es el avión. En el capítulo se anuncian las claves para que la próxima temporada alcance la gloria: situaciones límites e hiperbolizadas y un House retado a sus posibilidades.

A pesar de estas innegables virtudes la sensación final de House es que sólo es un poco mejor que su temporada anterior que tuvo la gentileza de salvaguardar los muebles cerrando a lo grande (con Moriarty) y no puedo evitar preguntarme si en su próxima temporada optarán por la jugada final o se decididirán por sustituir el cansancio por imaginación y vértigo. Pedir ambas es imposible. Y esperar que ocurra una de las dos es quizá ya, viendo la dosis de melodrama estúpido y reencuentros familiares, un exceso de optimismo.

14 comentarios:

Camii dijo...

hola :) ... no sé, vi tu comentario y me di cuenta de que eres dintinto ^^. tal vez podríamos hablar... agrégame al msn =) camm_percheron@hotmail.com

Mycroft dijo...

Estupendo análisis, aunque estoy más interesado en...Anatomía de Grey!
Para mi representa a la perfección el vacío absoluto, la ficción nihilista absolutamente plana, los estereotipos deudores de la publicidad de Benetton, los guiones no escritos sino excretados, y por último y no menos importante la utilización y reciclaje de esos dos recursos tan queridos: "Liarlos a todos con todos" y "Conversaciones sin sentido entre mujeres".
Representa para mi un hito en la degeneración del audiovisual.

PerraPolaca dijo...

Estoy muy de acuerdo, Anatomía de Grey es la aproximación sublimada al culebrón de toda la vida. Muy moderniqui, muy elegante, xon muxho pop de diseño, pero culebrón con todas las letras.
Y a pesar de ello, engancha. House ha agotado au modelo.

Anónimo dijo...

"House" en su primera temporada, en efecto, era mucho mejor. Sin embargo, la segunda y la tercera, pese a bajar el listón, he de reconocer que tampoco me han llegado a desagradar. Bajan el listón, sí, pero no aburren, y, de vez en cuando, se sacan de la manga alguna perla. La tercera temporada aún no la he terminado, pero creo que en Fox quedan unos tres capítulos por emitir.
¡Ah! Lo siento, pero "Anatomía...", por mucho que tenga de culebrón, no me engancha.

Un saludo

Mycroft dijo...

Anatomía me interesa como fenómeno y ejemplo de la debacle absoluta del artista audiovisual.
Como serie, deja mucho que desear.

Anónimo dijo...

En Catalunya estamos disfrutando como tocinos con Herois (Heros).

¿Qué opina el autor de este blog de tal serie?

Saludos.

ps.- yo, con el rollo mareante al que nos ha sometido Cuatro con House, ya no sé cuál capítulo pertenece a qué temporada...

Anónimo dijo...

Subal, espero que no la vea doblada. Heroes debe disfrutarse en su VOSE! Pues opino que es una serie extraordinaria, cómplice hasta la náusea (oiga ya verá cuando lleguen al capítulo 20 y ha tenido una infancia tebeística, como cualquier persona de bien), el cameo de Stan Lee...

y el peor season finale de la historia. Pero el peor. El Peor. Capaz de hacerte odiar una serie extraordinaria, irregularcilla pero... extraordinaria. Yo me he reconciliado viendo mis episodios favoritos de nuevo y sé que cuando me haga con ella en dvd o algo, obviaré como buena gente ese episodio 23 tan inexplicablemente melodramático.

Anónimo dijo...

La veo doblada, en efecto. Mi televisior es lo más parecido a una caja con hilos dentro y una bombilla que funciona a manivela. Olvídese del mando a distancia,así que ya se puede imaginar que de VOSE ná de ná.

O sea que el final es una mierda, ¿no?

Casumdena.

¡Gracias, Alvy!

Anónimo dijo...

Oiga si va a www.darkville.k25.net, baja abajo dónde pone etiquetas, busca Heroes, ya verá como la puede ver online y subtitulada. No lo circule por ahí, pero la disfrutará a un ritmo más torrencial y merecido.

A usted, hombre!

Anónimo dijo...

¡Oído jefe!

Moltes gràcies!

Por cierto,se está perdiendo un interesante debate en chez Portnoy. Creo que le interesará su contenido.

Anónimo dijo...

estan ahora todos estos chicos hablando de lo bizarro y no bizarro qeu no se, diga usted;

Enrique Ortiz dijo...

Magnífica reflexión, Alvy; por mi parte sigo preguntándome por qué me gusta House; no lo sé, es contraria a mis gustos, utiliza (casi) siempre la misma estructura, se ve venir, se ve ir... Pero, coñis, me tiene enganchado. Un abrazo, Alvy (¿cómo van esos exámenes?)

Anónimo dijo...

Qué gran análisis de House. A mi me tiene enganchada. La primera temporada fue genial, la segunda un poco peor y esta tercera... bueno, hay algunos capítulos que se podían haber ahorrado. Además este final que no parece final ni nada. ¿Dónde han quedado los finales de la primera y la segunda?
Esperemos que a la cuarta vaya la vencida.
Saludos

Fer dijo...

Alvy, gracias por el análisis. Lo cierto es que yo llevaba unas semanas dudando de House. Es más, confieso que llegó a hastiarme en un capítulo -no recuerdo cuál- y me levanté del sillón para irme a leer.
Me sucede como a Enrique Ortiz: es una serie cuyo protagonista, antaño brillante, ahora repugna; la estructura de los capítulos apenas cambia (no digamos ya del discurso visual) y la hace previsible; engaña y engancha a partes iguales.
Esperemos que la cuarta temporada -que también se ve venir- mejore el panorama.

PD: y me gusta Anatomía de Grey, vaya por dios.