viernes, marzo 06, 2009

La afirmación como grito, la cultura como palmadita en la espalda

El último problema de la era actual, de Internet, de los blogueros, de la democratización, es peor de lo que vió Borges a costa de la democracia (que consideraba "un abuso de la estadística"). Y es un problema fácil de contar.

Cuando Jorge Carrión y Sergi Bellver y yo debatimos una tarde en Mataró, ellos me comentaron divertidos que usaba el término obra maestra con facilidad. Enseguida entendieron mi postura, la ironía de mi conversación: muchas veces lo usaba como provocación inmediata para foguear el debate, y sólo cuando mostraba convicción trataba de argumentarlo con seriedad.

Y doy con el problema del fandom, con asuntos como el de Dragon Ball, no será el último. Me doy cuenta que obra maestra ya es otra expresión casi contaminada. Se usa indiscriminadamente para referirse a toda clase de cosas, pero me pregunto dónde deja eso a, no sé, Death Proof, el Guernica de Picasso, al Ulysses de Joyce, al Land of Midnight Fun de Tex Avery, a la Metrópolis de Rin-Taro por ponerles ejemplos variados. Obras que, sorpresa, proponen romper, resucitar, fracturar y reestructurar su propio lenguaje. Por eso les hacía la pregunta el otro día. Porque se habla de obras maestras, pero no se habla de lo que significa. Y lo que significa bien podría ser lo que ha venido significando (escribiéndose, vaya) desde hace bastantes siglos. Por eso desconfío de las mejorías.

Y con esto vamos a la cultura. Existen formas de concebirla, claro. Mi preferencia es hacerlo como lucha contra la ignorancia. Esto implica, sorpresa, intercambio de ideas, esto son frecuentes sorpresas. La otra cultura, la del fan, es también la cultura de la mediocridad porque no sueña con aprender, ni tan siquiera con discutir. Sueña con imponer su preferencia, por tener algún tipo de colchón legítimo y que eso… signifique algo. Porque hete aquí una ternura que Internet ha convertido en rutinaria: el fan quiere que su lectura sea social (quiere consumir obras maestras, nenes) y el lector debería, lo digo Bloom en mano si hace falta, esencialmente leer para sí mismo. O incluso contra sí mismo.

4 comentarios:

Portnoy dijo...

Ya te dije que la Obra Maestra ES, independientemente de los lectores-espectadores e, incluso, del autor.
¿Si el Ulises no hubiese sido publicado, seguiría siendo una Obra Maestra? Sí, aunque nadie lo supiera.
¿O quizás no?, ¿qué opinas?
Un saludo
(anda que incluir la birria esa de Death Proof como ejemplo... desde luego no es una obra maestra, es... otra cosa)

sesi dijo...

Ya sabes lo que opino: viva la subjetividad (obras maestras inclusive).

Hombre Lobo dijo...

En todo caso habría que marcar los matices (tanto de significado como de entonación) que hay entre "obra maestra" y "Puta Obra Maestra"...

Clipman dijo...

Las "obras maestras" son licencias poéticas y, como tales, no pueden ser aisladas del que emita ese juicio estético.

Por cierto, no he entendido lo de la cultura como lucha contra la ignorancia y que hay una "cultura del fan" que no sueña con aprender... será que estoy en horas bajas.