Tener esperanza es saber que la esencial del tiempo es promesa. Es decir, que lo intemporal es la esencia del tiempo. O mejor dicho, la esencia de la realidad y de la llenazón del tiempo. Aceptar plenamente en esta tierra una promesa es tener esperanza. Aceptamos plenamente una promesa cuando no dudamos, puesto que no la comparamos con su cumplimiento,, y cuando no la transformamos en ninguna medida en una deuda.
Tomás Segovia,
El tiempo en los brazos. Cuadernos de notas (1950-1983)
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