-spoilers ahead -
The bitch is back es como me temía, no un capítulo nostálgico, ni siquiera la épica de última hora (la urgencia de la nostalgia, en otras palabras) sino LA. POCHEZ. Si por algo adoro Veronica Mars es por su carácter puramente noir que suele llevar bien su propuesta chandleriana.
Su último capítulo parte de un comeback inesperado (otra vez Verónica está mal vista por su instituto) y de la reaparición de, como manda la tradición, Lilly Kane. Pero no crean que vivimos de retales y de reapariciones: este capítulo es la melancolía en toda regla de una serie de personajes a los que no volveremos a ver más que en tebeo (y eso aún está por ver: en cualquier caso me muero de ganas).
No hay despedidas gloriosas en The bitch is back, de hecho el que sale con más dignidad es Logan, que se despide a tortazos, como debe de ser. Muchos personajes se despiden con la decepción (una de las escenas míticas es el ascensor). Lo más acertado de The bitch is back no es en su trama (que tampoco desmerece: una sociedad secreta de gente rica, es algo que todavía sigue funcionando) sino en ese planazo final que nos deja a Veronica Mars paseando sola por Neptune, tras votar. Al levantarse su padre, Keith, ya no está. Ahora Veronica camina sola, como todos sus fans/seguidores que nos quedamos así: huérfanos y sin ningún otro remedio que el de andar.