lunes, agosto 25, 2008

Laberinto ratonil


PixelJam es mi nueva web favorita de videojuegos gratuitos y bellos. Fue Tones el culpable de que mi educación estética recibiera un brochazo de bondad en una tarde nublada pero atroz de verano. RatMaze es un díptico excelente para admirar las posibilidades del pixel. Me entusiasma la relación que se establece en los videojuegos entre originales y secuelas. Es una relación no solamente desprejuiciada sino también a veces plenamente ambiciosa, incluso en sus mejores sentidos.

Ratmaze ofrece a una rata gris en un entorno azul y a ratos deliberadamente sucio y hasta naturalista en busca de comida. El máximo objetivo del juego es lograr los 51 alimentos que ofrece el contador y enseguida el escenario se revela laberíntico y lleno de muchas posibilidades de exploración, demostrando que el esquema que inició Pac-Man abrió una brecha llena de posibilidades narrativas todavía pendientes de explorar en todo su detallismo. Está el objetio, la alimentación, por lo tanto la supervivencia, un rasgo en muchos juegos de PixelJam y que adquiere un sentido plenamente épico en otros juegos como Dino Run.


Ratmaze 2 es todavía más inquietante si cabe. La protagonista es ahora una rata blanca, de laboratorio, con dos ojos visibles. El espacio marrón es más abstracto, se combina con azules o hasta con momentos que encajan con la incómoda sensación de experimento. Hay momentos de laerintos de barras grises y fluorescentes en los que el juego parece situar a nustro protagonista bajo un cierto control. También se incorpora una fauna y unos tomates con el don de dar velocidad a nuestro jugador, colocandose el juego en la heteredoxia de los plataformas. Sin embargo el delicioso hallazgo narrativo de este juego, y a los que amamos Portal ya nos parece (falsamente) familiar, son sus exquisitos agujeros. El juego adquiere en su ya compleja ruta de exploración un fascinante sentido de transporte (en elipsis) que deja momentos tan geniales como el gigantesco billar en el que se puede ganar y escapar como mera anécdota.

2 comentarios:

Salanova dijo...

A mi lo del billar me vuelve loco: Sirve como minijuego dentro del -mini-juego, y además, es gracioso encontrate con una pelota en la otra parte del recorrido. Descubrí los portales en el juego gracias a una de las pelotas.

"Es una relación no solamente desprejuiciada sino también a veces plenamente ambiciosa, incluso en sus mejores sentidos."

Y tan ambiciosa, la segunda parte todo se multiplica. Doblemente divertido, doblemente loco, doble de comida...

Ryu_gon dijo...

Frenético acierto de pomposa nostalgia pixelada. Lo bueno es que aquí los enemigos no son los fantasmas de pac-man, sino uno mísmo y el incesante e imperecedero paso del crono.

Vaya vicio llevo!